Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

miércoles, 30 de julio de 2014

Ayer, Chile notificó que llamaba a su embajador al considerar que "la escala e intensidad de las operaciones israelíes en Gaza vulneran el principio de proporcionalidad en el uso de la fuerza" y que por lo tanto no respeta "normas fundamentales del derecho internacional humanitario".

Almodóvar, Bardem y Cruz, contra el "Genocidio Palestino" en Gaza

Los firmantes instan al Gobierno de España ya la Unión Europea a condenar "los bombardeos Por tierra, mar y aire contra la palestina civiles población".

VANGUARDIA  martes, 29 de julio del 2014

Madrid, España -. El cineasta Pedro Almodóvar, los actores Javier Bardem y Penélope Cruz o el cantante Ismael Serrano hijo algunos de los representantes de la cultura española que firman Manifiesto de la ONU contra "el Genocidio que no está perpetrando el Ejército de Ocupación Israelí en la franja de Gaza ".
En el "Comunicado de la cultura contra el Genocidio Palestino", al que hoy siguen sumándose Firmas ( http://dpaq.de/XRWs8) denuncian la impasividad de la comunidad internacional donde Israel ejerce Prácticas de "Terrorismo de Estado".
"A los Palestinos sí les derriban casas, sí les niega el agua, la luz, el paso a los hospitales, a las Escuelas, a los huertos ...  La Comunidad Internacional lo permite", critican. "Israel es el país que más incumple las resoluciones de la ONU y que menos respeta los Derechos Humanos."
ASI, ADEMÁS del alto el fuego inmediato, los firmantes instan al Gobierno de España y a la Unión Europea a condenar "los bombardeos por tierra, mar y aire contra Palestina resultando víctimas la población civil" Y PIDEN UNA VIA DE DIÁLOGO entre ambas para lograr una paz "justa y duradera".
El Manifiesto, que  respaldan entre otros los actores Juan Diego Botto, Antonio de la Torre o Eduardo Noriega, los cineastas Montxo Armendáriz o Fernando Colomo y músicos  como Amaral o Amistades Peligrosas, condena "EL USO De La Violencia De TODAS las formas posibles".
Ademas, se pide al Gobierno de Mariano Rajoy que llame a unas consultas al embajador español en Israel "hasta que se detenga la ofensiva contra Palestina  criminal" y que se facilité el trabajo de los informadores internacionales desplazados en la zona.
El "Comunicado de la cultura" en sí se SUMA a la Carta Abierta enviada  el viernes mencionada en porciones por Javier Bardem, en la que el GANADOR DE UN Oscar dijo: "No es país para viejos" y denunciaba la terrible situacion que viven  los Palestinos. "En el  horror que está sucediendo en Gaza NO cabe la equidistancia ni la neutralidad", escribió.
Desde que Israel comenzó la ofensiva en Gaza, hace tres semanas, han perdido la vida UNOS 1.100 Palestinos, en donde la mayoría son guardias civiles, y 56 Israelíes (53 de ellos soldados)

Israel se decepciona por retiro de embajadores de Perú, Chile y El Salvador

Ayer, Chile notificó que llamaba a su embajador al considerar que "la escala e intensidad de las operaciones israelíes en Gaza vulneran el principio de proporcionalidad en el uso de la fuerza" y que por lo tanto no respeta "normas fundamentales del derecho internacional humanitario".

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Una mezquita fue objetivo del bombardeo israelí de la noche del martes (Efe)
EL UNIVERSAL
miércoles 30 de julio de 2014  06:07 AM
Jerusalén.- Israel dio a conocer hoy su "profunda decepción" por la retirada de los embajadores de Perú, Chile y El Salvador a causa de la operación "Margen protector" en Gaza, una decisión que considera un "espaldarazo a la organización terrorista Hamas".

"Israel expresa su profunda decepción por la apresurada decisión de los gobiernos de El Salvador, Perú y Chile de llamar a consulta a su embajadores. Este paso supone un espaldarazo a Hamas, una organización reconocida como terrorista por muchos países del mundo", refiere el Ministerio de Exteriores en un comunicado, señaló Efe.

La decisión de estos países se suma a las de Brasil y Ecuador, que ya lo hicieron la semana pasada y la anterior en protesta por lo que consideraron el uso desproporcionado de la fuerza contra la población civil de Gaza.

Ayer, Chile notificó que llamaba a su embajador al considerar que "la escala e intensidad de las operaciones israelíes en Gaza vulneran el principio de proporcionalidad en el uso de la fuerza" y que por lo tanto no respeta "normas fundamentales del derecho internacional humanitario".

En su comunicado, el Gobierno chileno también condenaba el lanzamiento de cohetes por parte de Hamas contra objetivos civiles en Israel, pero puntualizaba que la "proporcionalidad" es un requisito "indispensable" para justificar la legítima defensa.

Por su parte, el de Perú dijo "lamentar profundamente la interrupción del cese de fuego con nuevas operaciones militares de Israel sobre Gaza, que han ocasionado la pérdida de vidas humanas que se suman a las más de mil víctimas, muchas de ellas civiles, mujeres y niños".

Desde que Israel lanzó el 8 de julio la operación "Margen protector" han muerto en Gaza alrededor de 1.270 palestinos, dos tercios de ellos civiles según el Ministerio de Salud en la franja.

"Israel espera de países que se oponen al terrorismo que se comporten con responsabilidad y que no premien a los terroristas", se agrega en la nota, en la que se recuerda que "cada vez que ha aceptado los planes para consolidar un alto el fuego y restaurar la calma, Hamas ha respondido con el lanzamiento de cohetes".

La Cancillería israelí también surgiere que, en lugar de llamar a consulta a sus embajadores, "habría sido mucho mejor que El Salvador, Chile y Perú se hubiesen sumado a los esfuerzos internacionales para ayudar a Israel a defender a civiles inocentes, y conseguir un alto el fuego duradero que incluya la desmilitarización de Gaza".

Y los judíos, ¿por qué están haciéndoles a otros lo que les hicieron a ellos? Respuestas para ésta y otras preguntas sobre el conflicto palestino-israelí

Algunas son las preguntas de rigor, que se hacen y vuelven a hacer cada vez que hay una algarada que devuelve la atención a esta pequeña zona del mundo. Otras son cuestiones nuevas, derivadas de la evolución del conflicto.
Las preguntas:
Y los judíos, ¿por qué están haciéndoles a otros lo que les hicieron a ellos?
¿De dónde viene el antisemitismo?
¿Israel es el hogar que dios les dio a los judíos?
¿De dónde viene el conflicto árabe/palestino-israelí?
¿Todos los judíos odian a los palestinos?
¿Todos los árabes odian a los judíos?
¿Oponerse a la política del Estado de Israel es antisemitismo?
¿Por qué no detiene la ONU al gobierno  de Israel?
¿Se parece lo que hace Israel al apartheid de Sudáfrica?
¿Se parece lo que hace Israel al nazismo?
¿Por qué Hamas ataca a Israel?
¿Tiene justificación el terrorismo y por qué se dice que Hamas es terrorista mientras que Israel se defiende?
 ***
Y los judíos, ¿por qué están haciéndoles a otros lo que les hicieron a ellos?
Algunos querríamos pensar que la historia enseña, que los pueblos aprenden y que la sensibilidad manda. Pero nuestra psicología rara vez funciona como creemos que debería hacerlo.
La idea básica en esta pregunta es que, después de haber sufrido la terrible persecución de los nazis, los judíos deberían hacer lo posible para evitar que otros pasen por lo mismo. Eso presupone que el dolor hace que las personas sean más buenas.
Todos conocemos casos individuales que demuestran que esto no siempre es así: personas que han sido destruidas por situaciones terribles, y esto se refleja en amargura y odio.
Primero, no debemos generalizar. Los judíos son un pueblo caracterizado por su diversidad de opiniones y falta de unidad. Ellos mismos hacen excelentes chistes sobre ello. Y no es lo mismo hablar de los judíos en Israel que de los judíos de la diáspora, ya que cada comunidad tiene problemas distintos.
Lo que sí existe es una retórica central en la sociedad israelí, que muchos judíos dentro y fuera de Israel reproducen, y que se basa en el victimismo: “siempre hemos sido las víctimas de los demás”, se dicen, repiten y recuerdan hasta el cansancio, “y no permitiremos que esto vuelva a ocurrir”.
Yad Vashem, el Museo del Holocausto en Jerusalén, es un recorrido fascinante por las tragedias del pueblo judío en la primera mitad del siglo XX. Lo visito cada vez que voy. Ahí flota la respuesta a la pregunta: al recorrer las galerías, varios mensajes e inquietudes se van depositando sobre el visitante: “nos masacraron poco a poco, brutalmente, durante años”, “¿por qué no hizo nada el mundo?”, “¿por qué no nos defendimos nosotros?”
La primera es una constatación terrible. La segunda, provoca una rabia demoledora. La tercera, conduce a una mezcla de angustia, confusión y espanto, y se convierte en un problema existencial: intelectuales, políticos y generales judíos han cuestionado en distintos tonos de voz el hecho de que sus ancestros se dejaron llevar como corderos al matadero. ¿Por qué no se rebelaron? ¿No era mejor arrojarse con el pecho desnudo contra las bayonetas que dejarse humillar, arrebatar la humanidad y matar de hambre y sufrimiento en un campo de concentración?
Al final del museo, se reproduce el testimonio de un judío que escapó del gueto de Varsovia y se incorporó a la resistencia polaca. Él explica que lo ocurrido con su gente no volverá a pasar, y que harán todo, todo lo que sea necesario para impedirlo.
Esto se convirtió en el argumento que está detrás de lo que hace el Estado de Israel. Es una retórica del victimismo que justifica todo tipo de abusos y brutalidades.
Cuando las víctimas se encierran en su papel y pierden conexión con la realidad, se creen con derecho a cobrarse las afrentas y a perseguir sus fines sin aceptar los límites que respeta una persona normal. (Ver mi artículo sobre víctimas de hace un par de semanas.)
Ojalá los humanos respondiéramos al dolor de la mejor forma. Ocurre, pero mucho menos de lo que es grato aceptar.

¿De dónde viene el antisemitismo?
Al mirar a un país económicamente exitoso, con un ejército fuerte, y creativo en ciencias y artes, como Israel, a uno le cuesta trabajo ver de dónde sale el victimismo. Pero tiene hondas raíces históricas y en su origen, hay un claro culpable.
Imaginen ustedes a un poderoso imperio que teme la rebelión del pueblo y manda a ejecutar a uno de sus líderes. Años después, los herederos del asesinado se asocian a los asesinos y adquieren mucho poder. Pero eso se ve mal y, para arreglarlo, deciden cambiar la historia para limpiar de culpas al imperio. De manera que los asesinos ya no son los asesinos. La culpa está en alguien más… y el que estaba más a la mano es el pueblo.
Los romanos establecían sobre sus territorios dominados dictaduras inapelables. Jamás introdujeron principios democráticos. Cuando decidían matar a un rebelde, no iban por ahí preguntándole a su gente si estaba de acuerdo. Lo ejecutaban y venga, el que sigue.
El cuento del Evangelio de que Poncio Pilatos se lavó las manos es una sinvergüenzada increíble, destinada a:
-disimular la gran traición de la iglesia católica contra su fundador (¿de qué otra forma se describe que tus herederos se asocien con tus asesinos?);
-y limpiarle la cara de sangre al imperio romano.
Iglesia Católica Apostólica y Romana… esa última palabreja debería hacer saltar de coraje a Jesús.
Hicieron otra cosa más, una maniobra extrañísima: los cristianos no eran más que una de las muchas sectas judías, uno de los grupos en competencia dentro del “pueblo elegido”; una vez que se asociaron con el imperio, quedaron en una cierta situación de ventaja, como se puede imaginar, pero… a las demás sectas judías les importó muy poco. Una vez que acusaron a los judíos de matar al hijo de dios, crearon el antisemitismo, la idea de que los judíos son un pueblo maldito… pero al mismo tiempo, siguieron proclamando que eran el pueblo elegido de dios.
O sea, ¿cómo? ¿Malditos o elegidos?
Las religiones son ricas en contradicciones y expertas en manejarlas (a final de cuentas, no son ideologías de la razón y todo se puede atribuir a un misterio divino), así que eso es un problema con el que han vivido y vivirán… aunque otros muchos mueran por ello, después de ser perseguidos y torturados.
El hecho de que un texto supuestamente sagrado (la Biblia) acuse a los judíos de ser asesinos de dios, ha servido para justificar abusos y persecuciones durante 2 mil años: cuando un duque tenía problemas, se gastaba el tesoro en guerras y el pueblo sufría, los judíos estaban ahí para echarles la culpa; cuando a unos reyes les hacía falta dinero para pagar una aventura de exploración, expulsaban a los judíos y les quitaban sus propiedades; cuando a un conde le gustaban las tierras de alguien o quería quedarse con su mujer, lo acusaba de judío disfrazado de cristiano y lo mandaba a la hoguera; cuando un obispo había solventado ¡una vida de derroches endeudándose con un judío, y no quería pagar… Torquemada, ¿para qué te tengo?
Y la gente común, hundida en la ignorancia, recibió de sus líderes religiosos y políticos la idea de que había alguien a quien se le podía echar la culpa de casi cualquier cosa: de enfermedades, de sequías, de hijas díscolas, de hermanos vividores… a los judíos.
El antisemitismo no existía en el mundo árabe, que les daba a los judíos el mismo trato que a cualquier grupo religioso no musulmán. Pero cuando comenzó el conflicto en Palestina, los árabes se encontraron con una ideología lista para servirse, como una sopa instantánea, y el odio a los judíos se extendió con cada guerra y conflicto.
Es irónico que, al acusar falsamente a los judíos del mayor crimen imaginable del ámbito divino (matar a dios), la iglesia católica estaba cometiendo uno de los mayores crímenes imaginables del ámbito terrenal (condenar a todo un pueblo). Sin la mentira del Evangelio, los judíos no hubieran sido perseguidos en Europa y a nadie se le hubiera ocurrido que necesitaban buscar refugio, mucho menos sentándose en la bomba que es Medio Oriente.

¿Israel es el hogar que dios les dio a los judíos?
Cada religión tiene sus privilegiados y no sorprende que sean los mismos que inventaron esa religión, ¿quién más? Pero si no es la tuya, no tienes por qué aceptar sus mitos. Ni los viejos ni los nuevos, como el de que todos los que se dicen judíos descienden de los que originalmente emigraron de Palestina a partir del año 70 de la era común, cuando los romanos tampoco les preguntaron a los judíos si querían ser reprimidos bestialmente.
Para justificarse como “estado judío”, Israel tiene un problema: ¿los judíos son los que siguen la religión judía? ¿Qué se hace entonces con los laicos, los agnósticos y los ateos? La alternativa es que los judíos son una etnia que vivía en Palestina.
No es nada difícil darse cuenta de la mentira: hay que ver lo que sufre la mayoría de los judíos israelíes para soportar el sol de su país. Rubios de ojos claros, son clientes frecuentes de las farmacias donde compran productos para proteger pieles evolutivamente preparadas para latitudes con poca radiación solar. No es el caso de los árabes ni de sus primos, los judíos morenos que son minoría en Israel.
Por supuesto que no faltan estudios útiles al mito oficial israelí, que supuestamente demuestran que las comunidades judías de Europa, África y Medio Oriente descienden de una población ancestral común de Medio Oriente, y que a pesar de las marcadas diferencias físicas y culturales, todos están genéticamente relacionados. Ellos quieren que creamos que la diferenciación que en el resto de las etnias humanas ocurrió a lo largo de 30 mil o 60 mil años, entre los judíos, por causas inexplicables, se produjo en mil o mil quinientos años.
Los autores estos estudios genéticos han sido calificados, de plano,como “mentirosos” por otros colegas suyos, especialmente Eran Elhaik, un prestigiado genetista israelí de la John Hopkins University.
En realidad, sólo pequeños grupos de quienes se asumen judíos descienden de los emigrantes de Palestina. Los más destacados son los sefaradim (los expulsados de la península Ibérica en 1492) y los mizrahim (provenientes del norte de África y otros países de Medio Oriente). La mayoría de los judíos modernos, alrededor del 80%, son ashkenazim, y fueron ellos, en realidad, las víctimas del holocausto. Son los judíos de Europa Central y Oriental, de Rusia, Lituania, Polonia, Alemania y países cercanos, físicamente similares a sus antiguos vecinos europeos: por eso Hitler los hacía marcar con una estrella, porque si no, se confundían con sus supuestos arios puros.
Los ashkenazim, que además son el grupo política y económicamente más privilegiado en Israel (un poderoso ejemplo de ello es la fuerza aérea de Israel, compuesta por ashkenazim, a pesar de las quejas de los sefaradim y mizrahim), no descienden de los habitantes de palestina, sino de los de khazaria, un emirato del sur de Rusia que adoptó el judaísmo como forma de garantizar la unidad del pueblo y protegerse frente a la presión musulmana. Cuando fueron vencidos por un principado ruso, en el año 969, los khazars emigraron hacia el oeste y se dispersaron en los países de los que tuvieron que escapar mil años después.
¿Se trata de una teoría de antisemitas? Claro que no, aunque la llamen así quienes tratan de descalificarla porque desmiente su historia oficial. No es un invento de otros, sino el resultado de investigaciones de académicos judíos (Abraham N. Poliak, Salo Wittamayer BaronArthur Koestler, el mismo Eran Elhaik y otros), pues, más allá de intereses políticos, los ashkenazim son los primeros interesados en descubrir sus propios orígenes.

¿De dónde viene el conflicto árabe/palestino-israelí?
La persecución que sufrían los judíos llevó a Theodor Herzl a inventar una utopía: la de un lugar donde su gente pudiera vivir sin miedo. La llamó sionismo. A diferencia de muchos utópicos, Herzl se propuso hacerla realidad. Sus seguidores discutieron las alternativas, como Uganda y Australia, pero aunque eran laicos, al final se impuso el mito de que dios les asignó Palestina y empezaron a migrar hacia allá. La utopía de Herzl, plasmada en su novela Altneuland (la vieja nueva tierra), imaginaba a judíos y árabes viviendo juntos y en colaboración.
No ocurrió así. En primer lugar, porque a los árabes de Palestina, que habían vivido siglos bajo la dominación turca y de ella habían pasado a la inglesa, sin transición, nadie les preguntó si estarían encantados de recibir a millones de nuevos vecinos. Y segundo, porque muchos de los recién llegados no venían en plan amistoso.
Ésa era una época en la que las potencias trazaban líneas en los mapas sin tomar en consideración nada más que sus intereses y caprichos. Buena parte del caos que es Medio Oriente se lo debemos a los señores Sykes y Picot, un inglés y un francés que en 1916 decidieron repartirse la región. ¿Ven ustedes el lío que es Irak? Fue a ellos a quienes se les ocurrió poner a vivir juntos a kurdos, suníes y chiíes en Irak, donde los chiíes son mayoría y aplastan a los demás, y en Siria, donde los chiíes son minoría y aplastan a los demás… además de partir Siria en cuatro: Francia, cuyos caballeros cruzados mataron a mucha gente en Tierra Santa, quiso pensar que eso sirvió para algo y exigió crear un Estado cristiano artificial, Líbano, con todas las guerras que esto ha causado; los británicos prepararon en Palestina su Estado judío; y además, como tenían unas promesas no cumplidas, segregaron Jordania para regalársela a unos reyes advenedizos que habían sido sus aliados.
Ojalá pudieran convivir, pero no lo han hecho y la gente se sigue matando aquí porque esos dos señores se tomaron unos vinos y partieron mal el queso.
(En representación de sus gobiernos, claro).
En 1947, las potencias ponen a la ONU a partir Palestina. Los árabes eran el 80% de la población pero les dieron la tercera parte del territorio. Y a los judíos, que eran dueños del 7% de la tierra, les asignaron las dos terceras partes. Hoy en día, los israelíes pegan gritos de que fueron los árabes los que, en 1948, echaron los primeros tiros, pero… ¿cómo esperaban que estuvieran contentos con ese otro queso tan abusivamente repartido?
Mapa: pérdida de tierras de los palestinos.
Verde: control palestino; Blanco: control judío (1946) e israelí.
Además, no está claro que los árabes hayan empezado. Grupos terroristas judíos estaban poniéndoles bombas a los ingleses, como para decir ya, váyanse ya, y atacando aldeas árabes, para conseguir lo mismo, espantar a los pobladores y “liberar” tierras para ocuparlas.
En ese año, los judíos ganaron más tierras, lo que agravó la desproporción del reparto: la mayoría árabe se vio limitada a la quinta parte de Palestina… y en 1967, después de otra guerra, quedó bajo ocupación militar. Lee este reportaje que hice para Esquire sobre cómo viven los palestinos en estas condiciones.
A principios de los 90, muchas personas con excelentes intenciones, y otras menos ingenuas, convencieron a los palestinos de que por las buenas podías conseguir lo que no por las malas, y la OLP, una alianza de grupos palestinos con una ideología laica y de izquierdas, reconoció la existencia del Estado de Israel y abrió un proceso de paz con ese país, en donde subsistía un importante bloque político laico y de izquierdas en torno al Partido Laborista. Firmaron un tratado en Oslo, Noruega, en 1993, con el que se abrió un periodo de transición hacia el objetivo de establecer dos estados conviviendo en paz. Mientras se avanzaba hacia ahí, se creó una autoridad palestina para que gobernara sobre las ciudades y que, en pocos años, controlaría los dos territorios palestinos, Cisjordania y Gaza.
En 1995, un muchacho israelí de extrema derecha asesinó al primer ministro de su país, el laborista Yitzhak Rabin, por pactar con los palestinos. Y en una de ésas terribles injusticias históricas, el pueblo israelí, traumado por el magnicidio, no exigió con su voto la continuación del proyecto pacificador de Rabin, sino lo contrario: desde su celda, el muchacho asesino pudo comprobar cómo su atentado cumplía plenamente con su objetivo, pues desde entonces, salvo breves paréntesis, el gobierno ha estado dominado por coaliciones de derecha que han convertido el proceso de paz en un enorme engaño para mantener un estado de cosas que les conviene: hoy en día, los gobernantes israelíes quisieran que esto siguiera así para siempre, pues están haciendo literalmente lo que se les antoja con los palestinos, robando cada día más porciones de territorio, y saben que cualquier acuerdo les obligaría a hacer concesiones.
El proceso de paz se ha convertido en un arma contra los palestinos. Cada vez que protestan o expresan su descontento, los acusan de ponerlo en peligro y de querer la guerra. Pero no hay sanción para Israel cada vez que lo viola.

¿Todos los judíos odian a los palestinos?
El campo pacifista solía ser grande y respetado hasta el asesinato de Yitzhak Rabin. Pero desde entonces, el proceso de derechización de la sociedad israelí ha provocado un gran corrimiento del espectro político. El famoso Ariel Sharon, el asesino de los campos de refugiados de Sabra y Chatila, era visto como la extrema derecha hace diez años, cuando cayó en coma. El actual primer ministro Netanyahu, sin embargo, ya era en aquel entonces su rival por la derecha, y ahora él mismo tiene problemas porque, a su derecha, hay partidos muy fuertes. De esta forma, en términos relativos, los que en Israel son llamados “centristas” en otros países serían llamados extremistas de derecha. Y la izquierda está muy reducida.
Desde aquel asesinato, predomina una retórica de odio contra los palestinos, de desprecio, y hay una atmósfera en la que las voces disidentes son perseguidas. Es muy difícil pensar distinto en Israel, uno enfrenta acusaciones y ataques constantes de la gente en la calle, de los vecinos, de los parientes.
Pero no, no todos los judíos odian a los palestinos. Muchos los defienden y buscan el entendimiento. El video que puse más arriba fue producido por un grupo de activistas llamado Jewish Voices for Peace (voces judías por la paz).
En el mundo, cada vez se hacen escuchar más voces como la de Norman Finkelstein, un académico judío harto del chantaje victimista de muchas personas que utilizan el sufrimiento como coartada para infligirlo a otros. Es muy fuerte, véanlo aquí:
Y miren éste de abajo, de un joven judío estadounidense, Lucas Koerner (checa su perfil de Facebook aquí), que es golpeado y detenido por la policía israelí por apoyar a los palestinos.
Una anécdota: un día de 2011, fui con cuatro judíos israelíes en un coche a una manifestación palestina en unos montes cerca de Hebrón, en Cisjordania. Al final de ese día, me hallé con el coche, sin las llaves y, oh, sin los judíos. Sin provocación, el ejército había atacado a los palestinos. Y los judíos decidieron colocarse en medio, como obstáculo, para estorbar a los soldados y darles tiempo de escapar a los palestinos. Los golpearon, los arrestaron y aunque los dejaron libre, tuvieron que enfrentar un proceso penal durante años. Sabían qué les iba a pasar, pero se sacrificaron porque también eran conscientes de que a los palestinos podían dispararles o, si los arrestaban, podrían sufrir torturas y un largo encarcelamiento sin juicio.
Este video de aquí abajo es un programa de Al Jazeera sobre Gideon Levy, un excelente periodista (y en Israel, hay que decirlo, se hace un gran periodismo –entre quienes no se someten a la línea oficial, claro; lee este reportaje que hice para Proceso sobre las represalias del ejército contra los reporteros rebeldes) del diario Haaretz. Es largo, 47 minutos, y está en inglés. Lo recomiendo completo porque explica mucho del conflicto, pero si les parece demasiado, váyanse al minuto 44.50 para que vean cómo lo hostiga la gente que lo reconoce en la calle:
Es terrible lo que les está provocando a ambas sociedades la eternización del conflicto. Evidentemente, los palestinos sufren muchísimo más. Pero ser un ocupante, un opresor y un hijo de puta también destruye. Esta nota de The New York Times, sobre cómo decenas de israelíes se reúnen en una colina a mirar los bombardeos sobre Gaza, comiendo palomitas (rosetas de maíz) y rompiendo en vítores con cada explosión (es decir, en el momento en que varias personas han sido asesinadas), deja muchas dudas acerca de los valores de la especie humana.
Este video de 2 minutos está en danés pero una israelí (segundo 0.55) explica en inglés dos cosas: los israelíes no tienen ninguna responsabilidad; y la solución es destruir la ciudad (Gaza), borrarla del suelo. Y con toda calma, como si fuera chiste, admite: “Soy un poquitito fascista”. Debió decir nazi.
¡No nos deprimamos todavía! Uno de los problemas más graves de Israel es que el conflicto le da al ejército el pretexto para lavarles la cabeza a todos los ciudadanos cuando aún son muy jóvenes: hombres y también mujeres tienen que hacer el servicio militar, muy largo, de 3 años, ellos, y de 2 años, ellas. Buena parte de ese tiempo la pasan en actividades de formación –es decir, de adoctrinamiento para que entiendan la historia de su país como la quieren los generales–. Además, a muchos de ellos los obligan a servir en los territorios palestinos y a realizar cosas horribles. Se quedan traumados y se lo tienen que tragar, porque si van por ahí diciendo lo que nadie quiere oír (los crímenes que se cometen en nombre de todos los israelíes), los acusarán de mentirosos y de traidores, e incluso pueden presentarles cargos judiciales. Por eso se formó “Shovrim Shtika” (rompiendo el silencio), una organización de veteranos que promueve que sus compañeros digan qué fue lo que pasó y revelen al mundo lo que hace el ejército israelí. Mira el reportaje que hice para Esquire.
Conozco a muchos judíos israelíes que no son sólo críticos de la ocupación y rechazan los crímenes que se cometen en su nombre, sino que, además, tienen la valentía de expresarlo públicamente. Y eso es difícil cuando, por eso, hasta tus padres pueden considerarte un traidor a la patria.

¿Todos los musulmanes odian a los judíos?
Los periódicos y las pantallas en los países musulmanes están hoy atiborradas de condenas contra Israel. Sus gobiernos se solazan empleando una retórica agresiva, exigiendo apoyo y respeto a los palestinos… un apoyo y un respeto que esos mismos gobiernos no les dan. Los palestinos son discriminados y, con frecuencia, perseguidos en otros países árabes, como en Líbano, Jordania y, ah… ¡Egipto! Cuando se habla de que la pequeña franja de Gaza está sometida a un estado de sitio militar, se suele denunciar a Israel, pero… Gaza tiene otra frontera, con Egipto, que está igualmente bloqueada.
En el discurso se atacan, sí, pero es una mentira inmensa. La mayoría de los países árabes convive bien con Israel. Egipto le garantiza a Israel una frontera sur segura, y el régimen sirio de Assad solía hacer lo mismo en el noreste, antes de perder el control por su guerra civil. Ahora que Estados Unidos parece estar cerca de llegar a un acuerdo con Irán, se ha formado una coalición para sabotearlo, formada por Israel, la derecha estadounidense, Arabia Saudí, el emirato de Catar y la derecha iraní.
Lo que sí hacen los gobernantes musulmanes es utilizar el conflicto palestino para hacer lo que aprendieron de los cristianos europeos: echarles la culpa a los judíos de lo que se necesite. Si la economía va mal, maniobras de los judíos. Si la juventud se rebela, espías israelíes. Si las muchachas se van de fiesta, es por culpa de las películas judías de Hollywood.
Tanta propaganda cala en la gente. Los abusos israelíes contra los palestinos le dan fundamento a la retórica antisemita, claro, pero lo demás es exageración de las élites musulmanas. Al dictador libio Gadafi le gustaba mandar poner bombas para echarse unos cuantos judíos pero en los días de la revolución, vi en Bengasi graffiti que aseguraba que Gadafi era un judío embozado y que era agente de Israel. En muchos medios árabes, se reproducen las fantasías terroríficas que usaban las buenas abuelas cristianas para espantar a los nietos en siglos pasados, pintando a los judíos como vampiros comeniños. como en este ejemplar de Gulf News, un periódico de Dubái:

Recuerdo a un joven activista egipcio, un chico de unos 21 años que me trataba con mucho cariño, que tardó mucho en aceptar que, si yo viajaba a Israel, no era porque yo fuera espía. A la gente le han metido muchas mentiras en la cabeza, con ellas han crecido.
Pero también he visto a gente de ambos lados despojándose de los engaños y buscando conocerse, encontrándose comos seres humanos. Hace un par de años, cuando Netanyahu amenazaba con atacar Irán, un diseñador gráfico israelí inició una campaña en Facebook que decía “iraníes jamás bombardearemos su país, los amamos”, y de inmediato, recibieron una respuesta desde Irán: “israelíes los amo, no quiero guerra”. Ése fue un espacio, desde entonces, en el que cientos de personas de ambos países se cruzaron mensajes de amistad e incluso planearon encuentros en otras regiones, donde los diferentes se pueden abrazar como iguales.
Y hace falta añadir que, entre los árabes, los menos antisemitas son los palestinos. ¿Parece sarcasmo? No lo es. Lo que los gobernantes de uno y otro lado explotan es que sus gentes no se conocen, los árabes sólo saben de los judíos lo que les dicen sus gobernantes, mientras que los israelíes sólo escuchan de los árabes lo que les cuenta el sistema dominante de políticos y medios de comunicación. Los israelíes tienen terror de ir a los territorios palestinos porque creen que los van a matar.
Pero cuando van, es otra cosa. Una vez, en 2009, atestigüé cómo una pareja judía y cuatro jóvenes palestinos se encontraban por casualidad en la costa del Mar Muerto. Se vieron con un poco de desconfianza pero ganas de conocerse, y después de un rato, estaban buscando juntos la manera de hacer te y compartirlo.
Los activistas palestinos moderados saben que no todos los israelíes están contra ellos porque conocen a muchos que, como los cuatro que detuvieron cerca de Hebrón, se dejan la piel en su esfuerzo por combatir los abusos que se cometen en su nombre. Esta gente entiende la diferencia entre un nacionalista fanático y un judío consciente. Y esos israelíes que se atrevieron a romper el miedo y acercarse a los palestinos, ya tienen también una mejor comprensión de las cosas y saben que las diferencias no tienen que estar ahí para siempre, que el odio no se sustenta en hechos inamovibles, que puede haber solución.

¿Oponerse a la política del Estado de Israel es antisemitismo?
El chantaje es la herramienta preferida del victimismo. Es utilizada con convicción, sin vergüenza, porque las víctimas que se han encerrado en su discurso se creen con derecho a todo.
El Estado de Israel no representa a los judíos del mundo, pero el discurso victimista quiere asustar a los judíos del mundo con el fantasma de que tarde o temprano serán perseguidos, tendrán que ir a refugiarse en Israel y, para ese momento, será mejor que hayan hecho todo por defenderlo hasta en sus acciones más bajas.
En realidad, si el Estado de Israel fue concebido como una forma de darles seguridad a los judíos en este mundo, es un fracaso porque ha conseguido lo contrario: el odio que provocan sus acciones se traduce en actos de violencia antisemita.
Muchos judíos, dentro y fuera de Israel, están hartos. Algunos se marchan de Israel a un sitio donde puedan vivir tranquilos, lo que significa que los israelíes conscientes son cada vez menos en Israel. En otros países, grupos de judíos se organizan para oponerse activamente a las políticas del Estado de Israel.
Si para los no judíos el chantaje opera llamándonos antisemitas, a los judíos los insultan con el adjetivo self-hating Jew o “judío que se odia a sí mismo”. Como aquí abajo:

¿Por qué no detiene la ONU al gobierno  de Israel?
A la ONU le suelen achacar las culpas de otros. Los responsables están en su Consejo de Seguridad, el órgano de decisión más importante en el que cinco potencias con muy poco sentido de responsabilidad global y mucha voluntad de proteger intereses nimios, tienen derecho a veto. En este caso específico, todo el mundo puede querer exigirle a Israel que deje de matar civiles en Gaza, pero si Estados Unidos no acepta, no hay nada que se pueda hacer.
¿Se parece lo que hace Israel al apartheid de Sudáfrica?
Cada vez más, pero hay diferencias clave.
Los blancos del régimen racista de Sudáfrica no querían vivir junto a los negros, pero los necesitaban como mano de obra barata. Se les ocurrió convertirlos en extranjeros dentro de su propio país: crearon mini-estados nominalmente independientes (en realidad, controlados totalmente por Sudáfrica), les quitaron a los negros la nacionalidad sudafricana y les dieron la de esos mini-países, llamados bantustanes (bantustán: por la etnia bantú, mayoritaria entre los negros de Sudáfrica, y por el vocablo persa “stan”, como Afganistán o Uzbekistán, que significa “lugar de”). De esa forma, los trataban como a inmigrantes sin derechos.
Dada la invasión de territorio que han sufrido, no se ve manera de que los palestinos puedan construir un Estado soberano de verdad. Si acaso, un bantustán, o tres: Gaza, Hebrón (la mitad sur de Cisjordania) y Ramala (la mitad norte). La diferencia es que más que bantustanes, serian enormes prisiones, pues la economía israelí se ha reformado para funcionar sin palestinos (la mano de obra barata la proveen inmigrantes y judíos de origen etiope), de manera que no habría necesidad de dejarlos salir de ahí (como tampoco los dejan salir ahora). Además, Israel no tiene intenciones de permitir que los palestinos construyan mini-estados de ningún tipo.
El principio, sin embargo, es el mismo: “apartheid” significa separación, y el muro de nueve metros de alto construido para encerrar a los palestinos tiene ese objetivo. Es puro y duro racismo, discriminación y abuso.

¿Se parece lo que hace Israel al nazismo?
Hay una gran distancia entre lo que ha hecho Israel hasta ahora y lo que los nazis hicieron. Enorme. Nadie ha construido hornos para palestinos. Millones de palestinos viven bajo la bota militar israelí, pero esa bota no les ha roto el cuello como lo hicieron los nazis en media Europa.
Ahora: Israel tampoco puede hacer lo que los nazis hicieron. No tiene la fuerza y, sobre todo, no tiene la independencia: Hitler no tenía que tomar en consideración absolutamente a nadie más que sus aliados internos. Israel depende de una compleja red de apoyos internacionales, de comunidades judías en el extranjero y de otros países, que no aceptarían algo así.
Si Israel pudiera hacer lo que los nazis, ¿lo haría? Caemos plenamente en el terreno de la especulación. Asumamos que no. Pero el no poder hacerlo es una fuente de frustración de muchos derechistas israelíes. Desde fuera, vemos a Netanyahu como a un matón, pero dentro de su gabinete, varios de sus ministros lo ven como a un líder inseguro incapaz de tomar decisiones radicales. Las batallas entre sus socios de gobierno son épicas y Netanyahu –aunque sorprenda— contiene a los más ultras.
¿Qué querrían hacer esos ultras? Algunos han propuestao la deportación inmediata a Gaza de todos los palestinos de Cisjordania que los incomodan. A diferencia de los bantustanes, cuyos habitantes tenían documentos de identidad para salir a Sudáfrica, Gaza es la cárcel más grande del mundo y ahí quisieran encerrar a los latosos. Hay otros, sin embargo, que no comulgan con la idea y quieren mucho más: ocupar (robar) toda la tierra que sea posible, bloquear a los palestinos dentro de sus ciudades y hacerles la vida imposible para que se vayan yendo a otros países.
Muchos quisieran matar a todos los palestinos. No faltan los nazis de verdad. Forman parte del mismo gobierno de Netanyahu y provocan espanto porque, si la tendencia continúa y lo que hoy es derecha mañana es centro, su discurso de odio podrá ir ganando espacios e influencia.
Lo que piensan muchos de sus compañeros, lo dijo una parlamentaria del partido Casa Judía, uno de los socios de Netanyahu. Como la diputada chilena Camila Vallejo, Ayelet Shaked ha llamado la atención por ser una joven política con un rostro hermoso.
AYELET_SHAKED
Pero en cuanto a lo que tienen dentro, en cabeza y corazón, no podría haber mayor distancia. El 7 de julio, Shaked puso en Facebook la siguiente cita:
“Detrás de cada terrorista hay docenas de hombres y mujeres, sin los cuales él no podría involucrarse en el terrorismo. Todos ellos son combatientes enemigos y su sangre se derramará sobre sus cabezas. Esto incluye a las madres de los mártires, que los envían al infierno con flores y besos. Ellas deberían seguir a sus hijos (al infierno), nada sería más justo. Deberían desaparecer, como también las casas físicas en las que criaron a las víboras. Si no, más víboras serán criadas allí”.
Una semana antes, Shaked escribió: “Esto no es una guerra contra el terror, ni una guerra contra extremistas, ni siquiera una guerra contra la Autoridad Palestina. La realidad es que es una guerra entre dos pueblos. ¿Quién es el enemigo? El pueblo palestino. ¿Por qué? Pregúntenles, ellos empezaron”.
Con dolorosa claridad, la respuesta vino de otra israelí, Mira Bar Hillel, cuya tía Klara y sus tres hijos pequeños fueron asesinados por los alemanes. Los nazis, escribió Hillel, “decidieron que los judíos –todos los judíos— eran el enemigo y tenían que ser eliminados, incluidas las mujeres y las pequeñas víboras que estaban criando. ‘¿Por qué? Pregúntenles, ellos empezaron’, como hubieran dicho los nazis”.
“Sé lo que es haber sido las víctimas indefensas”, dice Hillel más adelante, “viviendo y muriendo bajo las botas del opresor racista, y sé que los israelíes de hoy ya no son las víctimas sino los perpetradores de la crisis actual”.

¿Por qué Hamas ataca a Israel?
En los conflictos que se alargan, los extremistas tienden a desplazar a los moderados. Como ocurre entre los israelíes, los laicos y los izquierdistas que apostaron por el proceso de paz –un proceso de paz que a final de cuentas no ha sido más que un engaño— han perdido influencia frente a dos grupos: el partido Fatah, cuyos líderes son pragmáticos con acusada tendencia a la corrupción, y la derecha religiosa de los islamistas de Hamas y otras milicias. Desde 2007, Fatah y Hamas estaban enfrentados literalmente a muerte. Fatah mandaba en Cisjordania, tenía el apoyo de Washington y dialogaba con Israel, y Hamas estaba atrincherada en Gaza. Obviamente, el beneficiario de esto era Israel, pues divide y vencerás, a pesar de que, de vez en cuando, Hamas alteraba la vida en Israel arrojando cohetes desde Gaza, provocando algunas víctimas, mientras Israel arrasaba Gaza con bombardeos desde aviones y barcos, provocando cientos de muertes.
Pero este año, las dos facciones lograron reconciliarse y formar un gobierno de unidad que hace a los palestinos más fuertes.
No le gustó a Netanyahu, quien los acusó de echar por tierra el proceso de paz (como si les sirviera de algo) y anunció que haría todo lo posible por castigar a Hamas.
No sólo se molestaron los israelíes: también grupos palestinos con un historial de sabotaje contra los acuerdos de paz de sus propios líderes. Uno de éstos, el clan Qawasmeh, secuestró a tres chicos israelíes con el objetivo de intercambiarlos por prisioneros, pero cuando ellos lograron dar aviso a la policía, los mató. El gobierno israelí supo de inmediato quién había sido y que los muchachos ya estaban muertos, pero deliberadamente mantuvo a la opinión pública esperanzada con que los iban a encontrar vivos y además acusó directamente a Hamas. Durante semanas, aprovechó para atacar a Hamas, detener a decenas de sus miembros y matar a algunos, hasta que hallaron los cadáveres y los israelíes estallaron de furia, golpearon palestinos y mataron sádicamente a un adolescente, quemándolo vivo. Conté la historia en este reportaje en Proceso.
Hamas se defendió lanzando cohetes, Israel contestó con bombardeos, y empezó el conteo de daños. Una parte de los medios internacionales se enfocó en llevar a sus audiencias el sufrimiento de los israelíes. La mayoría, sin embargo, mostró también el horror que era Gaza. Por cada cincuentena de palestinos muertos, un israelí tenía que ser atendido por un ataque de ansiedad.

¿Tiene justificación el terrorismo y por qué se dice que Hamas es terrorista e Israel se defiende?
No hay justificación para el terrorismo. Tomar las vidas de inocentes es un acto de cobardía y de injusticia brutal.
Ahora, no sólo Hamas es terrorista. La política del Estado de Israel es mantener a los palestinos sumidos en el terror para que no se rebelen. Hamas está tratando de atacar zonas civiles, sin éxito, mientras que Israel arrasa con zonas civiles completas. Según la ONU, al menos el 75% de las víctimas son civiles, incluidos ancianos de una casa para mayores, discapacitados de un albergue, niños, mujeres, familias completas y jóvenes que se hallaban en un café de la playa para ver el Mundial.
Eso es terrorismo de la peor clase: el que cometen los países. Son crímenes de guerra.
Pero cuando se trata de Israel (y de Egipto, últimamente), muchos de los líderes mundiales que se declaran campeones de los derechos humanos salen a defender esos crímenes. Se hacen cómplices.
guernika
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¡Ya sé que está larguísimo el texto! Si llegaron hasta aquí, qué dedicación, la verdad. Imagínense redactarlo. Y la verdad es que falta mucho… para cada pregunta habría que escribir un libro. Y hay más cuestiones, más y más, son muchísimos años de enfrentamientos y complejidades. Por ahí puse enlaces a reportajes previos, espero que ayuden.
En Twitter, sigan a mi compañero @mikelayestaran para una cobertura minuciosa desde #Gaza, en castellano. Tuits al detalle.
Gracias por acompañarme hasta aquí.


*Nota de editor: una versión previa de este artículo mencionaba erróneamente a Shimon Peres como el primer ministro laborista asesinado en 1995. Peres es el actual presidente del Estado de Israel. El nombre del líder asesinado es Yitzhak Rabin y la corrección ya ha sido hecha. Ofrecemos una disculpa.

1 comentario:

jose686.blpgspot.com dijo...

Israel es la gran ramera.....jose686.blogspot.com