Problemas económicos de Venezuela comprometen viabilidad de Petrocaribe
Advierten que incumplir los compromisos con la región tendrá un costo político para el gobierno de Maduro
El Nacional 27 DE JULIO 2014 - 12:01 AM
El ingreso reciente de El Salvador y el interés mostrado por Costa Rica sugieren que Petrocaribe resulta aún atractivo para los países de la región. Sin embargo, los problemas económicos de Venezuela comprometen cada vez más la viabilidad de este mecanismo creado para suministrar crudo y derivados en condiciones preferenciales.
La calificadora de riesgo Moody’s advirtió en abril que los beneficiarios de Petrocaribe son vulnerables ante un posible colapso económico en Venezuela, donde la situación financiera es cada vez más insostenible. “Si ese riesgo se materializa, algunos socios comerciales se verán afectados en diferente medida”, dijo.
El think tank Atlantic Council, en el informe Energía incierta: la apuesta del Caribe con Venezuela, afirma que el apoyo financiero de Caracas está en riesgo por el deterioro económico, y recomendó a los países caribeños desarrollar fuentes energéticas menos costosas para no depender del petróleo venezolano.
“Petrocaribe está como las finanzas de Venezuela: su viabilidad está en entredicho. Ya estamos viendo las primeras señales. Hubo un proyecto de una refinería en Nicaragua que tuvo que ser suspendido y hay acuerdos de financiamiento que han tenido que ser modificados”, señala el internacionalista, Edmundo González Urrutia.
El diplomático Milos Alcalay señala que otro problema que mina la viabilidad del mecanismo es la falta de auditoría. “En algunas islas del Caribe, beneficiarias del convenio, el litro de gasolina es más caro que en Europa. ¿Por qué si reciben el producto subsidiado? Hay que ver que pasa”.
Los números no dan
Los informes financieros de Pdvsa muestran que el suministro de crudo y derivados a los 20 países de América Latina con los que Venezuela tiene acuerdos de cooperación energética –incluidos los miembros de Petrocaribe– se redujo de 463.000 barriles diarios en 2011 a 377.000 en 2013, una caída de 19%.
Las cifras de Petrocaribe son menos transparentes. Los informes revelan una caída de 9%, al bajar de 93.500 a 85.100 barriles diarios. El ministro de Petróleo y Energía, Rafael Ramírez, aseguró que los envíos bajaron de 111.000 a 103.000; pero la memoria y cuenta de ese despacho afirma que subieron hasta 122.000.
Lo que sí está claro es que el financiamiento de proyectos a través del mecanismo de cooperación regional se ha reducido. Los préstamos otorgados por la República a otros países –la mayoría relacionados con Petrocaribe– disminuyeron 68,5%, de acuerdo con el Banco Central de Venezuela.
Las cifras del ente emisor precisan que el financiamiento externo cayó de 5,4 millardos de dólares entre enero y septiembre de 2012 a 1,7 millardos durante el mismo período de 2013, lo que representa el monto más bajo desde 2006, cuando empezó a funcionar el acuerdo con la región caribeña.
Sobre la modificación de las condiciones de pago tampoco hay transparencia. Luego de las reuniones de Petrocaribe celebradas del año pasado, la prensa de algunos países miembros del acuerdo publicó que Venezuela había puesto sobre la mesa propuestas como eliminar el financiamiento a largo plazo y aumentar las tasas de interés.
Hasta ahora, sin embargo, solo Honduras –que renegoció su ingreso tras ser suspendida en 2009 por el golpe de estado contra el presidente Manuel Zelaya– ha admitido que los intereses subieron de 1% a 2% para la porción de la factura petrolera que se paga en 25 años y de 4% a 6% para los recursos entregados para financiar proyectos sociales.
Ramírez negó que se hubieran modificado las condiciones y aseguró que hubo una migración hacia un modelo para crear un fondo que sostenga los pasivos a largo plazo. “Lo que no queremos es que nuestros hermanos de Petrocaribe se endeuden a un nivel que no puedan cumplir sus pagos”, declaró.
Costo político
González Urrutia y Alcalay coinciden en que la reducción del apoyo financiero a través de Petrocaribe tendrá un costo político para el presidente Nicolás Maduro, que –al igual que el fallecido Hugo Chávez– ha usado el acuerdo para ganar apoyo diplomático en la región.
Los especialistas indican que, aunque las naciones caribeñas no han secundado todas las iniciativas venezolanas en el ámbito internacional, sí han sido solidarios cuando existe la posibilidad de que la situación interna del país sea evaluada en foros como la Organización de Estados Americanos.
“Es evidente que la influencia de Petrocaribe como instrumento de política exterior se debilita si su viabilidad está comprometida”, dice González Urrutia. “La posibilidad de que Venezuela incumpla sus compromisos, por el pésimo desempeño de Pdvsa y el alza de las obligaciones con China, minará el prestigio del mecanismo”, señala Alcalay.
Ambos advierten que el problema de fondo de este acuerdo, creado por Chávez en 2005, es que ha sido utilizado más como una herramienta política –para difundir la ideología del gobierno de Chávez– que como una forma de cooperación con otros países, como las iniciativas que Venezuela tuvo en décadas anteriores.
González Urrutía recuerda que la cooperación con el Caribe no empezó en 1999, sino que tiene antecedentes como el Acuerdo de San José. Este convenio –destaca Alcalay– era más apropiado por su carácter multilateral (incluía a otro proveedor: México). Agrega que Colombia y Brasil podrían sumarse a iniciativas como estas
El ingreso reciente de El Salvador y el interés mostrado por Costa Rica sugieren que Petrocaribe resulta aún atractivo para los países de la región. Sin embargo, los problemas económicos de Venezuela comprometen cada vez más la viabilidad de este mecanismo creado para suministrar crudo y derivados en condiciones preferenciales.
La calificadora de riesgo Moody’s advirtió en abril que los beneficiarios de Petrocaribe son vulnerables ante un posible colapso económico en Venezuela, donde la situación financiera es cada vez más insostenible. “Si ese riesgo se materializa, algunos socios comerciales se verán afectados en diferente medida”, dijo.
El think tank Atlantic Council, en el informe Energía incierta: la apuesta del Caribe con Venezuela, afirma que el apoyo financiero de Caracas está en riesgo por el deterioro económico, y recomendó a los países caribeños desarrollar fuentes energéticas menos costosas para no depender del petróleo venezolano.
“Petrocaribe está como las finanzas de Venezuela: su viabilidad está en entredicho. Ya estamos viendo las primeras señales. Hubo un proyecto de una refinería en Nicaragua que tuvo que ser suspendido y hay acuerdos de financiamiento que han tenido que ser modificados”, señala el internacionalista, Edmundo González Urrutia.
El diplomático Milos Alcalay señala que otro problema que mina la viabilidad del mecanismo es la falta de auditoría. “En algunas islas del Caribe, beneficiarias del convenio, el litro de gasolina es más caro que en Europa. ¿Por qué si reciben el producto subsidiado? Hay que ver que pasa”.
Los números no dan
Los informes financieros de Pdvsa muestran que el suministro de crudo y derivados a los 20 países de América Latina con los que Venezuela tiene acuerdos de cooperación energética –incluidos los miembros de Petrocaribe– se redujo de 463.000 barriles diarios en 2011 a 377.000 en 2013, una caída de 19%.
Las cifras de Petrocaribe son menos transparentes. Los informes revelan una caída de 9%, al bajar de 93.500 a 85.100 barriles diarios. El ministro de Petróleo y Energía, Rafael Ramírez, aseguró que los envíos bajaron de 111.000 a 103.000; pero la memoria y cuenta de ese despacho afirma que subieron hasta 122.000.
Lo que sí está claro es que el financiamiento de proyectos a través del mecanismo de cooperación regional se ha reducido. Los préstamos otorgados por la República a otros países –la mayoría relacionados con Petrocaribe– disminuyeron 68,5%, de acuerdo con el Banco Central de Venezuela.
Las cifras del ente emisor precisan que el financiamiento externo cayó de 5,4 millardos de dólares entre enero y septiembre de 2012 a 1,7 millardos durante el mismo período de 2013, lo que representa el monto más bajo desde 2006, cuando empezó a funcionar el acuerdo con la región caribeña.
Sobre la modificación de las condiciones de pago tampoco hay transparencia. Luego de las reuniones de Petrocaribe celebradas del año pasado, la prensa de algunos países miembros del acuerdo publicó que Venezuela había puesto sobre la mesa propuestas como eliminar el financiamiento a largo plazo y aumentar las tasas de interés.
Hasta ahora, sin embargo, solo Honduras –que renegoció su ingreso tras ser suspendida en 2009 por el golpe de estado contra el presidente Manuel Zelaya– ha admitido que los intereses subieron de 1% a 2% para la porción de la factura petrolera que se paga en 25 años y de 4% a 6% para los recursos entregados para financiar proyectos sociales.
Ramírez negó que se hubieran modificado las condiciones y aseguró que hubo una migración hacia un modelo para crear un fondo que sostenga los pasivos a largo plazo. “Lo que no queremos es que nuestros hermanos de Petrocaribe se endeuden a un nivel que no puedan cumplir sus pagos”, declaró.
Costo político
González Urrutia y Alcalay coinciden en que la reducción del apoyo financiero a través de Petrocaribe tendrá un costo político para el presidente Nicolás Maduro, que –al igual que el fallecido Hugo Chávez– ha usado el acuerdo para ganar apoyo diplomático en la región.
Los especialistas indican que, aunque las naciones caribeñas no han secundado todas las iniciativas venezolanas en el ámbito internacional, sí han sido solidarios cuando existe la posibilidad de que la situación interna del país sea evaluada en foros como la Organización de Estados Americanos.
“Es evidente que la influencia de Petrocaribe como instrumento de política exterior se debilita si su viabilidad está comprometida”, dice González Urrutia. “La posibilidad de que Venezuela incumpla sus compromisos, por el pésimo desempeño de Pdvsa y el alza de las obligaciones con China, minará el prestigio del mecanismo”, señala Alcalay.
Ambos advierten que el problema de fondo de este acuerdo, creado por Chávez en 2005, es que ha sido utilizado más como una herramienta política –para difundir la ideología del gobierno de Chávez– que como una forma de cooperación con otros países, como las iniciativas que Venezuela tuvo en décadas anteriores.
González Urrutía recuerda que la cooperación con el Caribe no empezó en 1999, sino que tiene antecedentes como el Acuerdo de San José. Este convenio –destaca Alcalay– era más apropiado por su carácter multilateral (incluía a otro proveedor: México). Agrega que Colombia y Brasil podrían sumarse a iniciativas como estas
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