-¿En qué se ha enfocado el gobierno del presidente Nicolás Maduro?
-En fortalecerse, porque él comenzó un gobierno sumamente débil, políticamente hablando. Todos los esfuerzos que él hace son para tratar de fortalecerse como Presidente porque es muy importante ver si el chavismo sin Chávez es posible. Él comenzó con mal pie porque ganó muy mal las elecciones del 14 de abril. Entonces yo pienso que más que hacer cambios, los cambios son a nivel de la retórica para mantener la expectativa de que se está continuando el legado del presidente Chávez, pero el principal esfuerzo del gobierno es el de fortalecerse para poder estabilizarse.
-¿Usted cree que ese sacudón del que habla el primer mandatario traerá cambios de fondo o serán unos paños calientes?
-Bueno, depende de qué cambios hablamos; él continúa en la senda autoritaria de Chávez, él la ha fortalecido, él la ha profundizado, el gobierno del presidente Maduro es muy autoritario e incluso más militarista que el del propio presidente Chávez. El sacudón, para mí, no es más que seguir en esa línea, yo no veo qué cambio pueda representar   eso, es más de lo mismo.
-El Presidente habla de la urgencia de cambiar, de organizar el aparato burocrático del país, ¿por qué?
-Yo no creo que se haga mayor cosa porque la principal preocupación de Maduro es fortalecerse y tratar de ganar las parlamentarias del 2015, entonces uno tiene que estar hoy día mucho más claro de que su retórica va por un lado y las estrategias políticas van por otro, que lo principal para él es estabilizarse y le ha costado mucho. Tenemos un país con una crisis económica terrible, con unos indicadores sociales atroces y un descontento popular que se ve no solamente en las calles sino en las encuestas. Todo lo que él ofrece es tratando de remontar esas dificultades para tratar de ganar las elecciones de año que viene. Para mí, eso es lo principal, cambios no habrá antes de eso.
Imagínate que las decisiones económicas no se han podido hacer, porque los costos políticos de todas son muy fuertes, entonces simplemente corren la arruga, eso sí, hablan maravillas de todo lo que están haciendo pero no están haciendo realmente nada nuevo.
-¿Qué lectura política tiene para usted la puesta a la orden de los cargos de ministros y altos funcionarios?
-Yo creo que Maduro trabaja mucho a nivel de pantalla, maneja una propaganda muy poderosa, hay una estrategia comunicacional de mostrarse haciendo cambios. Esta cosa del sacudón, en realidad es más fanfarria que nada, el principal esfuerzo que está haciendo el gobierno es por estabilizarse y tratar de controlar una situación de ingobernabilidad que es bastante elevada. Es un gobierno inestable que tiene problemas de inflación, acaparamiento, inseguridad, colapso de instituciones del Estado, problemas de electricidad, de agua, carreteras deterioradas. En realidad hay una retórica que concibe un mundo virtual y verdaderos esfuerzos por mantenerse en el poder para tratar de llegar a las elecciones del 2015, que es la meta principal de todos los actores políticos. Ahí es donde Maduro va a demostrar si es el jefe del chavismo.
-¿Cómo se percibe el chavismo actualmente? Tomando en cuenta las diferencias evidenciadas en su seno.
-Hay un descontento, paradójicamente dentro de este descontento yo veo que Maduro se está consolidando como líder del chavismo, es reconocido por las bases. Todos han venido haciendo comparsa con él y los que no,  han logrado purgarlos como los casos de Héctor Navarro y Vanessa Davies. La disidencia intelectual está presente pero no tiene ninguna fuerza.
-¿Esas disidencias pueden trascender en el proceso?
-Yo no creo que tengan importancia porque el chavismo es un actor político que se mueve de elección en elección, y que voten por maduro no depende mucho de esa disidencia, ni por el descontento hacia la falta de debate. La purga que se vio en el congreso del PSUV hacia altos funcionarios del gobierno que no le rinden pleitesía incondicional a Maduro fue clara, quedaron simplemente fuera de la tolda.
-¿Incide la oposición en el fortalecimiento del gobierno?
-A la oposición creo que le toca tratar de canalizar el descontento que hay en la calle. El hecho de que exista el fortalecimiento del liderazgo de Maduro no significa que el chavismo no haya mermado, y lo muestran las encuestan. Hoy en día hay menos gente que se identifica con el chavismo, prefieren identificarse como independientes. Ha habido una merma del chavismo dentro de sus filas.
La oposición debe canalizar ese descontento de la gente para con el gobierno, a través de un liderazgo alternativo; eso es muy complicado de hacer en un país como Venezuela donde la propaganda gubernamental es bestial y donde el ingreso fiscal petrolero se reparte a la clientela de la revolución. Es todo un desafío.  Ojalá todos esos sectores diversos de la oposición lograran entender la magnitud del problema que tenemos. La única vía para resolver esto es por la vía electoral el año que viene, y para eso hay que empezar a trabajar ya.
-¿La oposición debe replantearse en sus estrategias?
-El gran desafío es poder articular un descontento que está en la calle y que algunos actores lo han interpretado y tratado de acompañar con la plataforma política de los partidos que conforman la Mesa de la Unidad Democrática. Hay una cantidad de movimientos sociales y grupos diversos que desconfían de los partidos y actúan por su cuenta, en una política de calle, como hemos visto últimamente, unos hacen asambleas de ciudadanos y se ha visto el movimiento estudiantil. Eso está muy bien, la autonomía de ellos debe mantenerse, pero finalmente si va a haber un cambio político son los políticos los que tienen que liderar esa salida, que tiene que ser constitucional y electoral.
Tiene que haber la forma de articular ese descontento de lo social con lo político para ir juntos a una contienda electoral. Hay organizaciones sociales que desconfían de las organizaciones políticas y viceversa. Entonces esto no lo va resolver la política de calle ni tampoco los partidos solamente.
-¿A qué se refiere con las estrategias emocionales, que según usted aplica el gobierno?
-La política, para que sea democrática, tiene que apelar al razonamiento, a la palabra, al debate, pero lo que se hace es apelar a los sentimientos de la gente a través de símbolos, de deificar a una persona de carne y hueso como ocurre con Chávez, del cual dicen que prácticamente es un Dios y que todos somos hijos de él. Utilizar el plan de la patria como si fuera una biblia y recordarle a la gente que lo que tiene que tener es lealtad, amor y obediencia es apelar a los sentimientos más irracionales del ser humano, es como convertir la política en una religión.
-¿Cómo se aplica más racionalidad?
-Se debe acudir a los espacios de debate como la Asamblea Nacional, allí no se debate nada importante desde hace dos años, se levanta la mano para aprobar créditos adicionales o repudiar acciones que suceden dentro del mundo del imperialismo, pero si quisiéramos una política democrática y moderna habría que adquirir muchos espacios de discusión para llegar a acuerdos y compromisos.
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