COMUNICADO DE LOS ESTUDIANTES VENEZOLANOS:
por Colaboradores el 15 septiembre, 2014
Queremos informarles a papá a mamá, a nuestros amigos y a ustedes que nos adversan que esta lucha que estamos librando sin temor y sin miedo también es para ustedes. ¡No nos vamos a rendir -ni aún con la muerte misma- porque estamos todos dispuestos a dar nuestras vidas!.
Nicolás: sin miedo. Diosdado: no tenemos ni una gota de temor; no les tenemos miedo ni a sus amenazas, ni a sus fusiles, ni a sus armas, ni a sus actitudes irracionales, por una razón muy sencilla: ¡no negociamos nuestros derechos, no negociamos nuestro futuro con nadie! Seguiremos -no rodilla en tierra como dicen ustedes- sino de pie y sin miedo. Nicolás: tus amenazas por los medios nos”resbalan”,son palabras necias.
Recuerda -Nicolás- que con tus palabras tratas de comprar las conciencias y la ignorancia de muchos, pero nosotros ¡no nos vendemos! ni por una beca, ni por un mercado, ni por una vivienda, porque -simplemente- queremos ser productivos y sentirnos útiles a la patria y poder adquirir todas esas cosas con el fruto de nuestro trabajo y esfuerzo, no sentirnos tontos útiles manipulados por un régimen de compras de conciencias baratas.
Oye, Nicolás: Ojalá y este mensaje te llegue, porque es una cadena que va a recorrer el todo el país. Aquí el único que tiene miedo es el gobierno, porque ya no tienen pueblo. Ya recobramos la calle, porque ya ni las armas sirven cuando se trata de la dignidad y el coraje de un pueblo. ¡Gloria al bravo pueblo! ¡Vivan los estudiantes!…
(Nota de agradecimiento) Queremos y les pedimos que, por favor, colaboren enviando esta cadena a todos los contactos; que la envíen incluso al exterior, para que el mundo se entere de nuestros propósitos y de la lucha heroica que hoy estamos librando por todos los estudiantes venezolanos. Necesitamos su apoyo y Venezuela también.
Agonía y unión nacional
LUIS UGALDE | EL UNIVERSAL
domingo 14 de septiembre de 2014 12:00 AM
El Gobierno está atrapado en sus propias redes y es incapaz de tomar algunas medidas inevitables y muy dolorosas, aunque esté convenido del fracaso; así prolonga la agonía entre la vida y la muerte. Trata de disfrazar la grave enfermedad con "hegemonía comunicacional", propaganda mentirosa y más controles. Aplazamiento de decisiones imprescindibles en espera de milagros; quiere remediar los efectos mientras el mismo sigue fomentando las causas que los producen. La causa es el modelo económico, social y político en el que están empeñados.
El 80 % de los venezolanos (gobiernistas y opositores) quieren un cambio y una Venezuela unida para salir de la agonía y entrar en el muy exigente esfuerzo de recuperación de la salud de la República. La fortaleza de Chávez estuvo en el vigor de la denuncia, acompañada de la esperanza de cambio radical. Pero su propuesta de solución fue profundamente errada, destructiva y fracasada en todas las sociedades que la impusieron. Su columna vertebral es la idea de que la empresa privada es en esencia e irremediablemente una realidad inhumana y criminal, basada en el robo de la plusvalía y producto de la sangre del obrero. De ahí que para construir el comunismo de la felicidad la clave sea la eliminación de la empresa privada; cuanto antes, mejor. Para eso el Plan de la Patria. Por supuesto, hay que eliminar también todo pensamiento y educación distintos y autónomos de la ideología oficial estatista-gobiernista-partidista. La prédica chavista demonizó tres elementos básicos de toda economía: la ganancia, la productividad y el profesionalismo. ¡Vicios capitalistas neoliberales! Desde luego, toda sociedad debe discutir cómo y para qué la ganancia, la productividad y el profesionalismo y acordar solidariamente (pacto social) la sociedad justa, digna y libre que quiere compartir para beneficio de todos. La ilusa prédica de que no necesitamos esas virtudes creativas porque tenemos a un Presidente con renta petrolera y buen corazón que nos ama y nos regala, duró unos años. Hoy son evidentes la falta de producto y la corrupción en el reparto; el Presidente no tiene ni el liderazgo, ni la visión para corregir tan fundamentales errores de Chávez y que forman el corazón de la fe de sus seguidores. La ineficiencia y la corrupción consustanciales al régimen han producido el mayor saqueo de toda nuestra historia.
Hace 16 años asistí como observador a un mitin de Chávez en la plaza Glorias Patrias de Mérida. Faltaban tres meses para su triunfo electoral de diciembre de 1998 y escribí un artículo titulado "El Gobierno de Chávez", afirmando que "hay alta pro babilidad de que Chávez gane las elecciones y poca de que pueda hacer un buen go bierno; lo que significa una espe cie de suicidio colectivo". En el ambiente del mitin y en el discurso del candidato, veía mucha emotividad, y lugares comunes de la izquierda fracasada, sin capacidades para manejar el Estado y curar la enferma gestión pública.
Hoy el Gobierno prolonga la agonía. El suicido es colectivo en la medida de nuestra complicidad por omisión. Ni el Gobierno se cae solo, ni la economía y la democracia se recuperan solas. Es gravísima la responsabilidad unida de los liderazgos democráticos y de toda la población: propósito de recuperación único, pero variado en iniciativas y organizaciones políticas y sociales. Entre 2014 y 2015 nos jugamos el futuro. Las próximas elecciones parlamentarias son un hito clave para luchar por las condiciones realmente democráticas y con movilizaciones antes y después del triunfo. Pero ello debe ir acompañado de otras mil acciones de resistencia, de denuncia y de combate contra un modelo político y económico suicida, antidemocrático y anticonstitucional. No basta que el 80% esté en desacuerdo con ese modelo, es necesaria una gran unión en la actuación de diversos demócratas, los de la oposición y aquellos del Gobierno que han abierto los ojos desengañados con la miseria. Unidad más allá de bloqueos ideológicos, con más sentido pragmático orientado a producir una sociedad con justicia social, un gobierno honesto y eficiente con movilización de todas las fuerzas creativas.
Nota: Recientemente en el semanario La Verdad, su columnista Colina afirmó que Ugalde aconsejó a Maquilena el nombre de José Vicente Rangel para presidir la transición. El mismo Colina, un mes antes, escribió que Ugalde aconsejó a Copei el nombre de Diosdado Cabello para presidir la misma transición. La verdad es que no he aconsejado nada, ni a Copei ni a Miquilena. Menos semejantes disparates.
fernandamujica@gmail.com
LUIS UGALDE | EL UNIVERSAL
domingo 14 de septiembre de 2014 12:00 AM
El Gobierno está atrapado en sus propias redes y es incapaz de tomar algunas medidas inevitables y muy dolorosas, aunque esté convenido del fracaso; así prolonga la agonía entre la vida y la muerte. Trata de disfrazar la grave enfermedad con "hegemonía comunicacional", propaganda mentirosa y más controles. Aplazamiento de decisiones imprescindibles en espera de milagros; quiere remediar los efectos mientras el mismo sigue fomentando las causas que los producen. La causa es el modelo económico, social y político en el que están empeñados.
El 80 % de los venezolanos (gobiernistas y opositores) quieren un cambio y una Venezuela unida para salir de la agonía y entrar en el muy exigente esfuerzo de recuperación de la salud de la República. La fortaleza de Chávez estuvo en el vigor de la denuncia, acompañada de la esperanza de cambio radical. Pero su propuesta de solución fue profundamente errada, destructiva y fracasada en todas las sociedades que la impusieron. Su columna vertebral es la idea de que la empresa privada es en esencia e irremediablemente una realidad inhumana y criminal, basada en el robo de la plusvalía y producto de la sangre del obrero. De ahí que para construir el comunismo de la felicidad la clave sea la eliminación de la empresa privada; cuanto antes, mejor. Para eso el Plan de la Patria. Por supuesto, hay que eliminar también todo pensamiento y educación distintos y autónomos de la ideología oficial estatista-gobiernista-partidista. La prédica chavista demonizó tres elementos básicos de toda economía: la ganancia, la productividad y el profesionalismo. ¡Vicios capitalistas neoliberales! Desde luego, toda sociedad debe discutir cómo y para qué la ganancia, la productividad y el profesionalismo y acordar solidariamente (pacto social) la sociedad justa, digna y libre que quiere compartir para beneficio de todos. La ilusa prédica de que no necesitamos esas virtudes creativas porque tenemos a un Presidente con renta petrolera y buen corazón que nos ama y nos regala, duró unos años. Hoy son evidentes la falta de producto y la corrupción en el reparto; el Presidente no tiene ni el liderazgo, ni la visión para corregir tan fundamentales errores de Chávez y que forman el corazón de la fe de sus seguidores. La ineficiencia y la corrupción consustanciales al régimen han producido el mayor saqueo de toda nuestra historia.
Hace 16 años asistí como observador a un mitin de Chávez en la plaza Glorias Patrias de Mérida. Faltaban tres meses para su triunfo electoral de diciembre de 1998 y escribí un artículo titulado "El Gobierno de Chávez", afirmando que "hay alta pro babilidad de que Chávez gane las elecciones y poca de que pueda hacer un buen go bierno; lo que significa una espe cie de suicidio colectivo". En el ambiente del mitin y en el discurso del candidato, veía mucha emotividad, y lugares comunes de la izquierda fracasada, sin capacidades para manejar el Estado y curar la enferma gestión pública.
Hoy el Gobierno prolonga la agonía. El suicido es colectivo en la medida de nuestra complicidad por omisión. Ni el Gobierno se cae solo, ni la economía y la democracia se recuperan solas. Es gravísima la responsabilidad unida de los liderazgos democráticos y de toda la población: propósito de recuperación único, pero variado en iniciativas y organizaciones políticas y sociales. Entre 2014 y 2015 nos jugamos el futuro. Las próximas elecciones parlamentarias son un hito clave para luchar por las condiciones realmente democráticas y con movilizaciones antes y después del triunfo. Pero ello debe ir acompañado de otras mil acciones de resistencia, de denuncia y de combate contra un modelo político y económico suicida, antidemocrático y anticonstitucional. No basta que el 80% esté en desacuerdo con ese modelo, es necesaria una gran unión en la actuación de diversos demócratas, los de la oposición y aquellos del Gobierno que han abierto los ojos desengañados con la miseria. Unidad más allá de bloqueos ideológicos, con más sentido pragmático orientado a producir una sociedad con justicia social, un gobierno honesto y eficiente con movilización de todas las fuerzas creativas.
Nota: Recientemente en el semanario La Verdad, su columnista Colina afirmó que Ugalde aconsejó a Maquilena el nombre de José Vicente Rangel para presidir la transición. El mismo Colina, un mes antes, escribió que Ugalde aconsejó a Copei el nombre de Diosdado Cabello para presidir la misma transición. La verdad es que no he aconsejado nada, ni a Copei ni a Miquilena. Menos semejantes disparates.
fernandamujica@gmail.com
El 80 % de los venezolanos (gobiernistas y opositores) quieren un cambio y una Venezuela unida para salir de la agonía y entrar en el muy exigente esfuerzo de recuperación de la salud de la República. La fortaleza de Chávez estuvo en el vigor de la denuncia, acompañada de la esperanza de cambio radical. Pero su propuesta de solución fue profundamente errada, destructiva y fracasada en todas las sociedades que la impusieron. Su columna vertebral es la idea de que la empresa privada es en esencia e irremediablemente una realidad inhumana y criminal, basada en el robo de la plusvalía y producto de la sangre del obrero. De ahí que para construir el comunismo de la felicidad la clave sea la eliminación de la empresa privada; cuanto antes, mejor. Para eso el Plan de la Patria. Por supuesto, hay que eliminar también todo pensamiento y educación distintos y autónomos de la ideología oficial estatista-gobiernista-partidista. La prédica chavista demonizó tres elementos básicos de toda economía: la ganancia, la productividad y el profesionalismo. ¡Vicios capitalistas neoliberales! Desde luego, toda sociedad debe discutir cómo y para qué la ganancia, la productividad y el profesionalismo y acordar solidariamente (pacto social) la sociedad justa, digna y libre que quiere compartir para beneficio de todos. La ilusa prédica de que no necesitamos esas virtudes creativas porque tenemos a un Presidente con renta petrolera y buen corazón que nos ama y nos regala, duró unos años. Hoy son evidentes la falta de producto y la corrupción en el reparto; el Presidente no tiene ni el liderazgo, ni la visión para corregir tan fundamentales errores de Chávez y que forman el corazón de la fe de sus seguidores. La ineficiencia y la corrupción consustanciales al régimen han producido el mayor saqueo de toda nuestra historia.
Hace 16 años asistí como observador a un mitin de Chávez en la plaza Glorias Patrias de Mérida. Faltaban tres meses para su triunfo electoral de diciembre de 1998 y escribí un artículo titulado "El Gobierno de Chávez", afirmando que "hay alta pro babilidad de que Chávez gane las elecciones y poca de que pueda hacer un buen go bierno; lo que significa una espe cie de suicidio colectivo". En el ambiente del mitin y en el discurso del candidato, veía mucha emotividad, y lugares comunes de la izquierda fracasada, sin capacidades para manejar el Estado y curar la enferma gestión pública.
Hoy el Gobierno prolonga la agonía. El suicido es colectivo en la medida de nuestra complicidad por omisión. Ni el Gobierno se cae solo, ni la economía y la democracia se recuperan solas. Es gravísima la responsabilidad unida de los liderazgos democráticos y de toda la población: propósito de recuperación único, pero variado en iniciativas y organizaciones políticas y sociales. Entre 2014 y 2015 nos jugamos el futuro. Las próximas elecciones parlamentarias son un hito clave para luchar por las condiciones realmente democráticas y con movilizaciones antes y después del triunfo. Pero ello debe ir acompañado de otras mil acciones de resistencia, de denuncia y de combate contra un modelo político y económico suicida, antidemocrático y anticonstitucional. No basta que el 80% esté en desacuerdo con ese modelo, es necesaria una gran unión en la actuación de diversos demócratas, los de la oposición y aquellos del Gobierno que han abierto los ojos desengañados con la miseria. Unidad más allá de bloqueos ideológicos, con más sentido pragmático orientado a producir una sociedad con justicia social, un gobierno honesto y eficiente con movilización de todas las fuerzas creativas.
Nota: Recientemente en el semanario La Verdad, su columnista Colina afirmó que Ugalde aconsejó a Maquilena el nombre de José Vicente Rangel para presidir la transición. El mismo Colina, un mes antes, escribió que Ugalde aconsejó a Copei el nombre de Diosdado Cabello para presidir la misma transición. La verdad es que no he aconsejado nada, ni a Copei ni a Miquilena. Menos semejantes disparates.
fernandamujica@gmail.com
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