El Papa escribe a la Conferencia sobre el SIDA celebrada en Canadá
Pide que los progresos en la lucha contra el SIDA sean acompañados por el compromiso de promover el desarrollo integral de cada persona
Por Redacción
Ciudad del Vaticano, 24 de julio de 2015 (ZENIT.org)
“En la lucha contra el sida es necesario estar unidos si se quiere vencer”. Lo aseguró el santo padre Francisco en su mensaje enviado a la octava Conferencia sobre el SIDA organizada por la International AIDS Society que se ha celebrado en Vancouver, Canadá, del 19 al 22 de julio.
“Unidos se vence”. Este es el sentido del mensaje del papa Francisco en el que expresa su aliento y “estima” por los que están comprometidos en salvar vidas humanas, en particular a través de la terapia antirretroviral altamente activa y el uso de "tratamiento como prevención".
Tales esfuerzos “son un testimonio de la posibilidad de un resultado positivo cuando todos los sectores de la sociedad se unen para un fin común”, aseguró el Pontífice en el mensaje. De este modo, indicó que reza para que “todos los progresos de la farmacología, en la terapia y en la investigación, puedan ser acompañados por un firme compromiso para promover el desarrollo integral de cada persona como un hijo amado por Dios”.
El mensaje del Santo Padre, firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, ha sido enviado al doctor Julio Montaner, co-presidente de la Conferencia y director del Centro para el SIDA del hospital de San Paolo en Vancouver.
Tal y como informa Radio Vaticano, se trata de un instituto de inspiración católica, fundado por las Hermanas de la Providencia, que se ha dado a conocer por su atención a los afectados por el SIDA, situándose a la vanguardia de la investigación científica y consiguiendo demostrar que el diagnóstico precoz y el tratamiento de las personas afectadas por VIH no solo salva vidas humanas, sino que además es eficaz en el 96 por ciento al prevenir la ulterior difusión de la enfermedad.
El tema principal de la Conferencia de este año ha sido precisamente “el tratamiento como prevención”. Expertos internacionales han afirmado que ahora hay pruebas científicas indiscutibles sobre el hecho de que el SIDA podría dejar de ser una emergencia sanitaria antes del 2030, si al menos el 90 por ciento de todas las personas que viven con el VIH pudieran tener un diagnóstico correcto e iniciar la terapia antirretroviral.Para el Papa “el futuro de la Iglesia está en Asia"
Francisco se lo confió al cardenal Tagle, arzobispo de Manila, en una reciente conversación
Por Redacción
Ciudad del Vaticano, 24 de julio de 2015 (ZENIT.org)
El cardenal Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila, ha hecho referencia una conversación que tuvo con el papa Francisco en la que el pontífice afirmó: “El futuro de la Iglesia está en Asia”. El purpurado Filipino reveló estas palabras del Papa durante una conferencia organizada por el Pontificio Ateneo de Filosofía, Teología y Derecho Canónico de Bangalore, India, tal y como informa la agencia AsiaNews.
En su discurso, el cardenal declaró que se había encontrado recientemente con el Santo Padre para discutir sobre su nombramiento como presidente de Caritas Internationalis y de la Federación Bíblica Católica. Tagle pidió ser relevado de las funciones pero el Papa lo rechazó diciendo que quería un asiático porque “el futuro de la Iglesia está en Asia”.
“No es una cuestión de honor. ¿Es un desafío, una profecía o una gran llamada? No lo sabemos. Pero es seguramente un tema de gran responsabilidad, una gran misión” dijo el cardenal.
La Iglesia en Asia, añadió, “se toma en serio nuestra misión y está buscando métodos que nos permitan dar una contribución a la Iglesia mundial, en término de reflexión, búsqueda y praxis”.
El cardenal Tagle declaró que la Iglesia se está concentrando sobre continentes como África, Asia y Oceanía, en “lugares de gran sufrimiento y dolor, convertidos en el centro de gravedad de la vida y de la reflexión de la Iglesia”.
El cardenal Braz de Aviz a los religiosos asiáticos: poner a Cristo en el centro
El prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica participa en Tailandia en el Simposio “La vida consagrada al servicio de la nueva evangelización”
Por Redacción
Ciudad del Vaticano, 24 de julio de 2015 (ZENIT.org)
Poner a Cristo en el centro y ponerse al servicio de su pueblo en las periferias del mundo. De este modo, los consagrados y consagradas en Asia pueden servir a la misión evangelizadora de la Iglesia del continente. Esta ha sido la invitación del cardenal Joao Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, al dirigirse a los participantes del Simposio “La vida consagrada al servicio de la nueva evangelización”, que se está celebrando en Pattaya, Tailandia.
El encuentro, que comenzó el 20 de julio, ha sido organizado por la Federación de las Conferencias Episcopales Asiáticas “para recoger los frutos de dos momentos fuertes de la vida de la Iglesia”. Por un lado el Sínodo general de los obispos sobre el tema de la nueva evangelización, celebrado en octubre de 2012, y por otro el Año de la Vida Consagrada.
Participan unos noventa entre obispos, sacerdotes y religiosos que en estos días han discutido sobre los desafíos de la nueva evangelización en Asia: desde la globalización hasta la pobreza, la ecología, la libertad religiosa y las estrategias para valorar ‘el rol profético de la Iglesia’ en las relaciones con el Estado, las sociedades y las otras Iglesias y religiones del continente.
Al abrir el encuentro, el cardenal Braz de Aviz, exhortó a los religiosos y religiosas de Asia, a un compromiso renovado para la evangelización. “No podemos evangelizar con las armas o la política”, señala la nota de la agencia Ucan. “Debemos vivir amando a las personas que servimos con esa pasión que nos viene al poner a Cristo, y no el dinero y el poder, en el centro de nuestras vidas”, indicó.
Asimismo, el prefecto recordó: “No somos mejores que otros en la Iglesia, y el radicalismo evangélico no es una exclusiva de la vida consagrada, sino que pertenece a todos, porque no existen cristianos de clase A y cristianos de clase B”.
Y esto tiene que ver también con las relaciones entre los mismos religiosos que deben vivir “como hermanos y hermanas y no como superiores y subalternos”.
Finalmente, observó que “los hombres por sí solos no representan toda la humanidad y lo mismo vale para las mujeres. Se necesita a los dos porque todos hemos sido creados a imagen del amor de Dios”. De este modo, recordó el deseo del papa Francisco de una presencia más incisiva de las mujeres en la Iglesia.
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