Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

sábado, 5 de julio de 2014

DISCURSO MEMORABLE, CASI PROFETICO, DE JORGE OLAVARRIA el 5 de Julio de 1999 ante el extinto Congreso Nacional

Discurso Profético de Jorge Olavarría - Julio 5 ... - YouTube


  1. www.youtube.com/watch?v=8sdXpmYWZL8

    18/6/2007 - Subido por orvex
    Discurso Profético de Jorge Olavarría - Julio 5, 1999 (2/6) ...derechos establecidos en los artículos 333 y 350 de la Constitución Nacional). ... Discurso Profético COMPLETO de Jorge Olabarria el 5 de Julio de ... Medico que predijo la muerte de Hugo Chavez meses antes by Criticality 623,417 views; 6:43



DISCURSO MEMORABLE, CASI PROFETICO, DE JORGE OLAVARRIA

UN MEMORABLE ALERTA QUE SUCUMBIÓ ENTRE
EL DESAIRE Y EL DESGAIRE

Manuel Rodríguez Mena

Sirvan estas palabras para presentar la publicación de nuevo, once años después, del memorable discurso --memorable de verdad verdad, como lección permanente-- del compatriota y conciudadano Jorge Olavarría en el Congreso Nacional, el 5 de julio de 1999, cuando Hugo Chávez apenas tenía cinco meses en el poder, suficientes para que él y sus secuaces ya hubieran mostrado indicios de la naturaleza autoritaria prototalitaria que ya se intuía en su objetivo político fundamental y la intención subversiva destructora del sistema democrático representativo que se percibía en su estrategia principal, tal como Olavarría lo dijo en su discurso:

Pero estas no son las amenazas de un reformador de lo que se niega tercamente a ser reformado. Son los anuncios de un destructor.

El discurso de Jorge Olavarría pretendió ser, con pleno derecho y cabal legitimidad, un alerta temprano sobre la amenaza despótica de esa cosa horrenda que los venezolanos hemos venido llamando "chavismo", y que en buen romance no deberíamos llamar sino "castrochavismo", porque es eso lo que es.

La publicación del discurso de Olavarría en vísperas del 5 de julio de este año tiene varias significaciones, pero aquí menciono sólo algunas de ellas.

La primera, la de rememorar la perspicacia intuitiva y el gesto de valentía cívica y personal de Jorge Olavarría.

La perspicacia de haber sabido prever, sobre la base de los vicios y defectos, delitos y crímenes cometidos en apenas cinco meses de abusos de poder, la amenaza cierta de llegar a un régimen tiránico despótico de hegemonía absoluta y total sobre la sociedad venezolana. Y reclamar el compromiso y la acción concreta de todos aquellos venezolanos que en ese entonces eran o decían ser dirigentes partidistas, líderes sociales y analistas profesionales, a que se incorporaran a un movimiento colectivo para enfrentar el proyecto totalitario. Así lo dijo:

Mañana nadie podrá declararse eximido de responsabilidad, si hoy cada quien no asume la responsabilidad que le corresponde. Sin egoísmos. Sin cobardías.

Para las revoluciones que están revolucionando al mundo de hoy, la retórica heroica de las revoluciones de ayer, de poco vale. Esa retórica heroica no nos hace más ricos, ni más sabios, ni mejores ciudadanos. No nos consuela de lo que somos, con el recuerdo de lo que fuimos. Lo que ellos hicieron ayer, no nos exime de lo que nosotros, aquí y ahora, debemos hacer hoy.

La valentía que vale en el mundo del siglo XXI, no es la valentía del asaltante temerario. Es la valentía del saber, la valentía del trabajo, la valentía del dominio de una tecnología que ha cambiado al mundo en los últimos años, más que todos los cambios del milenio que concluye y que va a cambiar la dinámica política de las sociedades humanas a extremos que la imaginación no alcanza a imaginar.

Esa debe ser la valentía de los venezolanos que tienen que ser valientes en el siglo XXI.

Para ellos, los venezolanos que hoy y ahora tenemos alguna responsabilidad, debemos tener, hoy y ahora, el valor y la decisión que se necesitan para enfrentarse a la orgía de insensatez demencial que nos empuja hacia atrás. Que nos lleva a desandar caminos andados. Que nos induce a repetir errores cometidos.

Si los venezolanos nos dejamos alucinar por un demagogo dotado del talento de despertar odios y atizar atavismos de violencias, con un discurso embriagador de denuncia de corruptelas presentes y heroicidades pasadas, el año entrante Venezuela no entrará en el siglo XXI. Se quedará rezagada en lo peor del siglo XX. O retornará a lo peor del siglo XIX.

Valentía de verdad verdad, porque habló contra el poder desorbitado frente a frente del poder en su cúspide, desde su modesta condición de simple ciudadano, como él mismo lo dijo:

He dejado hablar al venezolano angustiado que tengo dentro. Porque no somos pocos los venezolanos que estamos angustiados por las tempestades que van a provocar los vientos de odio, de ilegalidad y de violencia sin razón ni sentido, que hoy se están sembrando. Es a esos venezolanos angustiados a los cuales les he hablado.

Quiero pedirle a todos los compatriotas cívica y moralmente decentes de nuestro país (la inmensa mayoría de no chavistas y antichavistas) que escucharon el discurso por televisión, que mientras vayan leyendo de nuevo el discurso, mantengan en la mente la imagen del simple ciudadano sin poder real ni institucional, de pie física y moralmente, desafiando la ira del tirano en inicios sentado en la silla del poder supremo. Es la imagen ejemplar más contundente que los venezolanos hayamos tenido desde febrero de 1999.

La segunda, el ingrato recuerdo de los días, semanas, meses y años posteriores al discurso. La convocatoria heroica sucumbió entre el desaire y el desgaire de los destinatarios. Los venezolanos vimos y aún vemos todavía, que buena parte de los dirigentes partidistas y líderes sociales se negaron y todavía se niegan a cambiar el estilo tradicional, individualista, burocrático y predominantemente mediático, tanto en discurso como en acción, de hacer oposición o disidencia. Así mismo, con pocas excepciones, los analistas profesionales y voceros de opinión en los medios de comunicación han mantenido el discurso crítico convencional exclusivamente científico-técnico-formal, todavía hoy, once años después, sin la penetrante rudeza de Olavarría.

La tercera significación se ubica en el presente y permitirá una provechosa comparación entre los dos momentos sociopolíticos: 5 de julio de 1999 y 5 de julio de 2010. Por los vientos que están soplando, no es una insensatez pensar que será el propio sanedrín castrochavista el que se encargará de escoger al orador de orden. Poco importa que nada sepa de Historia. Lo importante es que sea la mejor de las marionetas para que diga todo lo que el poder castrochavista desea que se diga, con la coartada de la celebración patriótica. Es también importante que sea además el más incondicional de los reptiles, dispuesto a volcar sobre los venezolanos su descarga de adulación, alabanzas y lisonjas al lider de la pandilla. No se olvide que estamos en año electoral.

Esto hace importante difundir el discurso de Olavarría lo antes posible, y mantenerlo en el sitio web hasta el día 5 del próximo mes de julio. La comparación entre los dos discursos nos dará una buena noción de la degradación general que se le ha impuesto a la sociedad venezolana.
 

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