Vaticano sobre Oriente Medio: 'el silencio cómplice no es una opción'
El observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Mons. Auza, pide una actuación urgente sobre la persecución religiosa
Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org) Staff Reporter | 1758 hits
La preocupación por la falta de progresos en las negociaciones israelí-palestina, el vacío institucional en Líbano, evitar el desastre humanitario en Siria, la amenaza de la supervivencia de las comunidades cristianas en Oriente Medio. Estos son algunos de los temas tratados por monseñor Bernardito Auza, observador permanente vaticano ante las Naciones Unidas, en su intervención este martes en Nueva York sobre la situación de Oriente Medio. Su discurso concluyó con la petición de una intervención urgente. “El silencio cómplice no es una opción”, aseguró. “La Santa Sede está profundamente preocupada por la falta total de progresos en las negociaciones entre Palestina e Israel”, expresó. Asimismo, tal y como publica Radio Vaticana, aseguró la “frustración” por el actual punto muerto. Por eso, el prelado recordó que “Israel tiene preocupaciones reales y legítimas por su seguridad; aún así, esta seguridad no llegará aislándose de sus vecinos” sino “a través de una paz negociada con los palestinos” y la actuación de la “solución de los dos Estados” que “tiene el apoyo de la Santa Sede y de la comunidad internacional en general. La Santa Sede une su voz una vez más a todos los hombres de paz para pedir negociaciones serias y concretas que puedan consentir lanzar de nuevo el proceso de paz”.
Sobre la situación del Líbano, el observador vaticano precisó que “la Santa Sede no cesa de animar a los líderes del Líbano para resolver la situación de estancamiento que impidió la elección del presidente en mayo de 2014, pidiendo que dejen a un lado los pequeños intereses políticos para la preservación del bien más grande, el de un Líbano unido”. A propósito, observó que este vacío institucional hace la nación más vulnerable y frágil frente a la situación general en Oriente Medio. De este modo afirmó que la comunidad internacional debe apoyar al Líbano para que adquiera de nuevo la estabilidad y la normalidad institucional. E igualmente debe ayudar a este país para que asista al enorme número de refugiados presentes en su territorio, lo que ha creado una situación de riesgo de infiltraciones extremistas entre los refugiados.
Otro tema abordado por monseñor Auza fue el caso de Siria. Un conflicto que ha alcanzado “niveles de barbarie asombrosos”. La destrucción indiscriminada --dijo el prelado-- de las infraestructuras de base, como las estructuras hidráulicas, eléctricas, hospitales y escuelas, empeora la situación de los civiles cada día que pasa. Al respecto, advirtió que las minorías étnicas y religiosas están particularmente angustiadas.
Por eso, la Santa Sede “pide a la comunidad internacional prevenir un desastre humanitario enorme que un asedio y una batalla por Alepo seguramente provocaría”. Por ello, el prelado pidió hacer todo lo posible para evitar una nueva grave violación del derecho humanitario internacional y de los derechos humanos fundamentales.
A continuación, monseñor Auza recordó que la desaparición de las minorías étnicas y religiosas de Oriente Medio no solo sería una tragedia religiosa, sino una pérdida de un patrimonio rico que ha contribuido tanto a las sociedades a las que pertenecen. El hecho de que estos grupos "están en riesgo de extinción provoca angustia inexpresable y dolor” dijo.
Relacionado con esto, monseñor Auza recordó que el mes pasado en Ginebra, delante del Consejo de los derechos humanos de las Naciones Unidas, 65 países firmaron una declaración para apoyar los derechos humanos de los cristianos y de otras comunidades, en particular en Oriente Medio. “Tal afirmación reclama la atención sobre el hecho de que la inestabilidad y la guerra en Oriente Medio amenaza seriamente la existencia misma de muchas comunidades religiosas, especialmente la de los cristianos”, aseguró. Por tanto, indicó que es necesario que todos los Estados se unan juntos para “afrontar esta situación alarmante”.
Finalmente, quiso subrayar que cualquier intervención es tardía para los que ya han perdido la vida o han sido ya expulsados de sus casas y de sus países. “Pero de ahora en adelante cada acción tomada para salvar aunque sea una sola persona de la persecución y cualquier tipo de atrocidad no es solo oportuna sino urgente”, aseguró el prelado en la Naciones Unidas. Así, concluyó observando que “no puede ser nunca una opción la de permanecer mirando en un silencio cómplice” cuando hoy son perseguidos, exiliados, asesinados, quemados, decapitados, solo porque pertenecen a un credo religioso diferente o a una minoría.
(RL) (HSM)
(22 de abril de 2015) © Innovative Media Inc.
Benedicto XVI y autoridades islámicas.
Cardenal Filoni: la relación entre el Islam y el Evangelio es muy compleja
El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos inauguró la Semana de Misionología de Burgos. En unas declaraciones previas, explicó que si un musulmán quiere convertirse en cristiano está arriesgando su propia vida
Por Redacción
Madrid, 07 de julio de 2015 (ZENIT.org)
El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, cardenal Fernando Filoni, inauguró este lunes por la tarde la 68 Semana de Misionología de Burgos (España), dedicada a conmemorar el 50 aniversario del Decreto conciliar "Ad Gentes".
Minutos antes de pronunciar la conferencia inaugural, el purpurado reconoció que la relación entre el Islam y el Evangelio "es muy compleja". "Mientras en el cristianismo hay libertad religiosa, ésta no existe en el Islam", ya que "si un musulmán quiere convertirse en cristiano está arriesgando su propia vida", indicó.
En este sentido, recordó que la evangelización, por ejemplo, está prohibida en Arabia Saudí y hay otros países donde "hay libertad de culto, que no es lo mismo que la libertad religiosa".
El cardenal Filoni dijo también que en la actualidad hay cinco mil millones de personas que todavía no conocen el Evangelio. Por lo tanto, el objetivo es "ayudar a estas iglesias que están naciendo a establecerse como diócesis", enfatizó.
Asimismo el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos señaló que, en estos cincuenta años, las misiones han cambiado, entre otros aspectos, en el color y procedencia de los evangelizadores.
Al hablar de la evangelización, el purpurado explicó que "uno de los frutos es que casi todas las diócesis tienen obispo local y lo mismo sucede con los catequistas". "La misión continúa pero de forma diferente, que es en cooperación, que significa asegurar el crecimiento de una Iglesia local y estar cercana a sus necesidades", subrayó.
El cardenal Filoni fue el encargado de disertar sobre "El decreto Ad Gentes. Una visión teológica del fondo sobre la misión". En su intervención, reiteró que son muchos los hombres y mujeres de este mundo que esperan conocer a Dios y sólo será posible si hay hombres y mujeres concretos que, en nombre de la Iglesia y dentro de la Iglesia, les inviten a conocerlo. Renunciar a esta misión --concluyó el purpurado-- es renunciar a ser Iglesia y, en definitiva, renunciar a la unión de todos los pueblos.
Minutos antes de pronunciar la conferencia inaugural, el purpurado reconoció que la relación entre el Islam y el Evangelio "es muy compleja". "Mientras en el cristianismo hay libertad religiosa, ésta no existe en el Islam", ya que "si un musulmán quiere convertirse en cristiano está arriesgando su propia vida", indicó.
En este sentido, recordó que la evangelización, por ejemplo, está prohibida en Arabia Saudí y hay otros países donde "hay libertad de culto, que no es lo mismo que la libertad religiosa".
El cardenal Filoni dijo también que en la actualidad hay cinco mil millones de personas que todavía no conocen el Evangelio. Por lo tanto, el objetivo es "ayudar a estas iglesias que están naciendo a establecerse como diócesis", enfatizó.
Asimismo el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos señaló que, en estos cincuenta años, las misiones han cambiado, entre otros aspectos, en el color y procedencia de los evangelizadores.
Al hablar de la evangelización, el purpurado explicó que "uno de los frutos es que casi todas las diócesis tienen obispo local y lo mismo sucede con los catequistas". "La misión continúa pero de forma diferente, que es en cooperación, que significa asegurar el crecimiento de una Iglesia local y estar cercana a sus necesidades", subrayó.
El cardenal Filoni fue el encargado de disertar sobre "El decreto Ad Gentes. Una visión teológica del fondo sobre la misión". En su intervención, reiteró que son muchos los hombres y mujeres de este mundo que esperan conocer a Dios y sólo será posible si hay hombres y mujeres concretos que, en nombre de la Iglesia y dentro de la Iglesia, les inviten a conocerlo. Renunciar a esta misión --concluyó el purpurado-- es renunciar a ser Iglesia y, en definitiva, renunciar a la unión de todos los pueblos.
Hace diez años, el atentado del 7-J en Londres dejó 56 muertos
El papa Bendicto XVI rezó por las víctimas de estos «bárbaros actos contra la humanidad».
Por Redacción
Roma, 07 de julio de 2015 (ZENIT.org)
Cuatro bombas explotaron en Londres el jueves 7 de julio de 2005, dejando 56 muertos (entre ellos los cuatro terroristas sospechosos), 700 heridos, de los cuales 22 en estado grave y otros 330 fueron hospitalizados.
El papa Benedicto XVI al recibir poco después la noticia de los atentados en Londres,se recogió en oración en su capilla privada y envió un mensaje de cercanía a las víctimas de estos «bárbaros actos contra la humanidad».
«Profundamente apenado por las noticias de los ataques terroristas en el centro de Londres, el Santo Padre ofrece fervientes oraciones por las víctimas y por quienes lloran por ellas», afirma el telegrama enviado al cardenal Cormac Murphy O’Connor, arzobispo de Westminster.
Las explosiones que iniciaron a las 8,50 de la mañana en el metro de Londres y paralizaron el sistema de transporte público en plena hora de punta. Una cuarta explosión se registró a las 9:47 de la mañana en la Plaza Tavistock
Las explosiones se sucedieron cada 50 segundos y fueron: la primera en la subsuperficie Circle Line; segunda en el tren de la sub-superficie Circle Line número 216 en la estación Edgware Road y la tercera en el tren número 311 de la línea de nivel profundo Picadilly Line que se dirigía hacia el sur, entre King's Cross St Pancras y Russell Square.
Fueron los actos de terrorismo más sangrientos en el Reino Unido desde la muerte de 270 personas en el atentado de Lockerbie (Escocia) en 1988, y los más graves en Londres desde la Segunda Guerra Mundial.
El 21 de julio de 2005, se registró una segunda serie de cuatro explosiones en el metro de Londres y en un autobús. Debido al mal funcionamiento sólo los detonadores de las bombas explotaron y no se produjeron víctimas mortales.
La controversia del papa Benedicto XVI con el islam comenzó el 12 de septiembre de 2006 cuando el líder de la Iglesia Católica, S.S. el Papa Benedicto XVI dio una conferencia titulada «Fe, razón y la universidad: memorias y reflexiones» en la Universidad de Ratisbona (Alemania), en donde fuera profesor deteología.
El papa Benedicto XVI al recibir poco después la noticia de los atentados en Londres,se recogió en oración en su capilla privada y envió un mensaje de cercanía a las víctimas de estos «bárbaros actos contra la humanidad».
«Profundamente apenado por las noticias de los ataques terroristas en el centro de Londres, el Santo Padre ofrece fervientes oraciones por las víctimas y por quienes lloran por ellas», afirma el telegrama enviado al cardenal Cormac Murphy O’Connor, arzobispo de Westminster.
Las explosiones que iniciaron a las 8,50 de la mañana en el metro de Londres y paralizaron el sistema de transporte público en plena hora de punta. Una cuarta explosión se registró a las 9:47 de la mañana en la Plaza Tavistock
Las explosiones se sucedieron cada 50 segundos y fueron: la primera en la subsuperficie Circle Line;
Fueron los actos de terrorismo más sangrientos en el Reino Unido desde la muerte de 270 personas en el atentado de Lockerbie (Escocia) en 1988, y los más graves en Londres desde la Segunda Guerra Mundial.
El 21 de julio de 2005, se registró una segunda serie de cuatro explosiones en el metro de Londres y en un autobús. Debido al mal funcionamiento sólo los detonadores de las bombas explotaron y no se produjeron víctimas mortales.
La controversia del papa Benedicto XVI con el islam comenzó el 12 de septiembre de 2006 cuando el líder de la Iglesia Católica, S.S. el Papa Benedicto XVI dio una conferencia titulada «Fe, razón y la universidad: memorias y reflexiones» en la Universidad de Ratisbona (Alemania), en donde fuera profesor deteología.
Muchos dirigentes y agrupaciones en el mundo islámico expresaron su protesta1 en contra de lo que consideraron un insulto y una desfiguración del islam, especialmente cuando Benedicto XVI usó la siguiente cita del emperador bizantino Manuel II Paleólogo:
La cita («duras palabras», según Benedicto) procede de un diálogo de 1391 entre el erudito emperador bizantino Manuel II Paleólogo y un persa culto acerca del tema religión, razón y la guerra santa.
El discurso de Benedicto XVI
El discurso acerca de la relación fe y razón —tema recurrente de la teología cristiana— hizo referencia a antiguos textoshebreos y griegos y del pensamiento de la teología protestante al ateísmo contemporáneo, pero se focalizó especialmente en el cristianismo en lo que Benedicto llamó la tendencia a «excluir la cuestión de Dios» de la razón. El islam tiene su parte en el discurso: Benedicto XVI citó una fuerte crítica al islam a la cual califica de «sorprendente» y «sorprendentemente brusca» (traducido del alemán «in erstaunlich schroffer, uns überraschend schroffer Form»).
En el diálogo citado por Benedicto XVI entre el emperador bizantino Manuel II Paleólogo y un persa culto en el invierno de1391 y la observación hecha por Theodore Khoury (el estudioso de cuya edición de los diálogos de Manuel II Paleólogo eran citados por Benedicto XVI), se argumenta la diferencia entre la visión cristiana, como era expresada por Manuel II, de que «el no actuar responsablemente va en contra de la naturaleza de Dios» y la visión del islam como es explicada por Khoury de que Dios trasciende conceptos tales como la racionalidad y su voluntad, como establece Ibn Hazm, no va en contra de ningún principio, incluido el de la racionalidad. El papa concluye al respecto: «La afirmación decisiva en esta argumentación contra la conversión mediante la violencia es: no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios».3
Como parte de su explicación de esta diferencia de visiones entre ambas religiones, Benedicto XVI se refiere a aspectos específicos del islam que Manuel II considera irracionales tales como la práctica de la conversión forzada. Especialmente Benedicto XVI —quien deja por sentado que eran las palabras de Manuel II y no las suyas—, dice: «Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba». Benedicto comparaba la antigua enseñanza islámica según la cual «no hay forzamiento en religión» con una enseñanza más reciente que permite «difundir la fe por medio de la violencia». Este último pensamiento es irracional, puesto que la conversión religiosa debe pasar por el camino de la razón. El principal punto aquí del papa Benedicto XVI fue que, en términos generales, en el cristianismo, Dios es entendido como un ser que actúa de acuerdo a la razón, mientras que en el islam, la absoluta trascendencia de Dios significa que éste «no está supeditado ni siquiera a su propia palabra» y en consecuencia, puede actuar incluso en vías distintas a la razón (como la misma autocontradicción). Al final de su discurso, Benedicto XVI dijo: «En el diálogo de las culturas invitamos a nuestros interlocutores a encontrar este gran “logos”, esta amplitud de la razón. Es la gran tarea de la universidad redescubrirlo constantemente».3
Palabras clave
A continuación, los tres parágrafos que se refieren al islam en el discurso de Benedicto XVI (Universidad de Ratisbona, 12 de septiembre de 2006):
Recordé todo esto recientemente cuando leí la parte, publicada por el profesor Theodore Khoury (Münster), del diálogo que el docto emperador bizantino Manuel II Paleólogo, tal vez en los cuarteles de invierno del año 1391 en Ankara, mantuvo con un persa culto sobre el cristianismo y el islam, y sobre la verdad de ambos. Probablemente fue el mismo emperador quien anotó ese diálogo durante el asedio de Constantinopla entre 1394 y 1402. Así se explica que sus razonamientos se recojan con mucho más detalle que las respuestas de su interlocutor persa. El diálogo abarca todo el ámbito de las estructuras de la fe contenidas en la Biblia y en el Corán, y se detiene sobre todo en la imagen de Dios y del hombre, pero también, cada vez más y necesariamente, en la relación entre las «tres Leyes», como se decía, o «tres órdenes de vida»: Antiguo Testamento, Nuevo Testamento y Corán. No quiero hablar ahora de ello en este discurso; sólo quisiera aludir a un aspecto —más bien marginal en la estructura de todo el diálogo— que, en el contexto del tema «fe y razón», me ha fascinado y que servirá como punto de partida para mis reflexiones sobre esta materia.En el séptimo coloquio (διάλεξις, controversia), editado por el profesor Khoury, el emperador toca el tema de la yihad, la guerra santa. Seguramente el emperador sabía que en la sura 2, 256 está escrito: «Ninguna constricción en las cosas de fe». Según dice una parte de los expertos, es probablemente una de las suras del período inicial, en el que Mahoma mismo aún no tenía poder y estaba amenazado. Pero, naturalmente, el emperador conocía también las disposiciones, desarrolladas sucesivamente y fijadas en el Corán, acerca de la guerra santa. Sin detenerse en detalles, como la diferencia de trato entre los que poseen el «Libro» y los «incrédulos», con una brusquedad que nos sorprende, brusquedad que para nosotros resulta inaceptable, se dirige a su interlocutor llanamente con la pregunta central sobre la relación entre religión y violencia en general, diciendo: «Muéstrame también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malas e inhumanas, como su disposición de difundir por medio de la espada la fe que predicaba». El emperador, después de pronunciarse de un modo tan duro, explica luego minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo insensato. La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma. «Dios no se complace con la sangre —dice—; no actuar según la razón (συν λόγω) es contrario a la naturaleza de Dios. La fe es fruto del alma, no del cuerpo. Por tanto, quien quiere llevar a otra persona a la fe necesita la capacidad de hablar bien y de razonar correctamente, y no recurrir a la violencia ni a las amenazas... Para convencer a un alma racional no hay que recurrir al propio brazo ni a instrumentos contundentes ni a ningún otro medio con el que se pueda amenazar de muerte a una persona».En esta argumentación contra la conversión mediante la violencia, la afirmación decisiva es: no actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios. El editor, Theodore Khoury, comenta: para el emperador, como bizantino educado en la filosofía griega, esta afirmación es evidente. En cambio, para la doctrina musulmana, Dios es absolutamente trascendente. Su voluntad no está vinculada a ninguna de nuestras categorías, ni siquiera a la de la racionabilidad. En este contexto, Khoury cita una obra del conocido islamista francés R. Arnaldez, quien observa que Ibn Hazm llega a decir que Dios no estaría vinculado ni siquiera por su propia palabra y que nada le obligaría a revelarnos la verdad. Si él quisiera, el hombre debería practicar incluso la idolatría. Benedicto XVI
Relevancia actual
Se pueden mencionar actualmente algunos casos de conversiones forzadas al islam. Por ejemplo, Steve Centanni(reportero de la FOX secuestrado a principios de 2006 con su camarógrafo) testimonió: «Fuimos forzados a convertirnos al islam amenazados con armas. Y no se confundan: tengo el mayor respeto por el islam y aprendí muchas cosas buenas del mismo, pero fue algo que tuvimos que hacer porque ellos tenían armas y no sabíamos qué diablos estaba pasando».12
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