Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 10 de julio de 2015

En Asunción (Paraguay), las primeras actividades serán de carácter institucional: visitará el palacio presidencial y se reunirá con autoridades. Después, Francisco bendecirá las placas conmemorativas de la visita de Juan Pablo II al país, en 1988. A su llegada a las 15 -hora local-, Francisco será recibido por el presidente de Paraguay, Horacio Cartes . Más tarde, mantendrán una reunión privada, se harán las presentaciones de la familia del mandatario y el tradicional intercambio de regalos. También pronunciarán sendos discursos.

Texto completo del discurso del Papa a los sacerdotes, religiosos y seminaristas
16.00. Santa Cruz de la Sierra. Encuentro en el Coliseo Don Bosco. Francisco reflexionó sobre las diferentes respuestas frente a los gritos del necesitado: 'pasar, cállate, ánimo, levántate'
Por Redacción
Madrid, 10 de julio de 2015 (ZENIT.org)
El papa Francisco se ha trasladado este jueves por la tarde a la escuela de los salesianos, llamada el Coliseo Don Bosco, donde se ha reunido con los sacerdotes, religiosos y seminaristas de Bolivia.
Durante el encuentro, el encargado de la Vida Religiosa en el país, Mons. Roberto Bordi ha dado la bienvenida al Pontífice, luego ha habido tres testimonios de una religiosa, un sacerdote y un seminarista, para culminar con el discurso del Santo Padre.
A continuación publicamos las palabras del papa Francisco:
"Queridos hermanos y hermanas, buenas tardes:
Me alegra tener este encuentro con ustedes, para compartir la alegría que llena el corazón y la vida entera de los discípulos misioneros de Jesús. Así lo han manifestado las palabras de saludo de Mons. Roberto Bordi, y los testimonios del Padre Miguel, de la hermana Gabriela, y del seminarista Damián. Muchas gracias por compartir la propia experiencia vocacional.
Y en el relato del Evangelio hemos escuchado también la experiencia de otro Bartimeo, que se unió al grupo de los seguidores de Jesús. Fue un discípulo de última hora. Era el último viaje que el Señor hacía de Jericó a Jerusalén, adonde iba a ser entregado. Ciego y mendigo, Bartimeo estaba al borde del camino, más exclusión imposible, marginado, y cuando se enteró del paso de Jesús, comenzó a gritar, se hizo sentir, como esa buena hermanita que con la batería se hacía sentir y decía: '¡Aquí estoy!' Te felicito, tocas bien.
En torno a Jesús iban los apóstoles, los discípulos, las mujeres que lo seguían habitualmente, con quienes recorrió durante su vida los caminos de Palestina para anunciar el Reino de Dios. Y una gran muchedumbre. Si traducimos esto forzando el lenguaje, en torno a Jesús iban los obispos, los curas, las monjas, los seminaristas, los laicos comprometidos, todos los que lo seguían, escuchando a Jesús, y el pueblo fiel de Dios.
Dos realidades aparecen con fuerza, se nos imponen. Por un lado, el grito, el grito de un mendigo, y por otro, las distintas reacciones de los discípulos. Pensemos las distintas reacciones de los obispos, los curas, las monjas, los seminaristas... a los gritos que vamos sintiendo o no sintiendo. Parece como que el evangelista nos quisiera mostrar, cuál es el tipo de eco que encuentra el grito de Bartimeo en la vida de la gente, y en la vida de los seguidores de Jesús. Cómo reaccionan frente al dolor de aquél que está al borde del camino, que nadie le hace caso, no más le dan una limosna, de aquél que está sentado sobre su dolor, que no entra en ese círculo que está siguiendo al Señor.
Son tres las respuestas frente a los gritos del ciego, y hoy también estas tres respuestas tienen actualidad. Podríamos decirlo con las palabras del propio Evangelio: PasarCállateÁnimo, levántate.
1. Pasar, pasar de largo y algunos porque ya no escuchan. Estaban con Jesús, miraban a Jesús, querían oír a Jesús, no escuchaban. Pasar es el eco de la indiferencia, de pasar al lado de los problemas y que éstos no nos toquen. No es mi problema. No los escuchamos, no los reconocemos. Sordera. Es la tentación de naturalizar el dolor, de acostumbrarse a la injusticia, y sí, hay gente así: yo estoy acá con Dios, con mi vida consagrada, elegido por Jesús para el ministerio y sí, es natural que haya enfermos, que haya pobres, que haya gente que sufre, entonces ya es tan natural que no me llama la atención un grito, un pedido de auxilio. Acostumbrarse y nos decimos: es normal, siempre fue así, ‘mientras a mí no me toque’, pero eso entre paréntesis. Es el eco que nace en un corazón blindado, en un corazón cerrado, que ha perdido la capacidad de asombro y por lo tanto, la posibilidad de cambio. ¿Cuántos seguidores de Jesús corremos este peligro de perder nuestra capacidad de asombro, incluso con el Señor? Ese estupor del primer encuentro como que se va degradando, y eso le puede pasar a cualquiera, le pasó al primer Papa: ¿adónde vamos a ir Señor si tú tienes palabras de vida eterna? y después lo traicionan, lo niega, el estupor se le degradó. Es todo un proceso de acostumbramiento. Corazón blindado. Se trata de un corazón, que se ha acostumbrado a pasar sin dejarse tocar; una existencia que, pasando de aquí para allá, no logra enraizarse en la vida de su pueblo, simplemente porque está en esa “elite” que sigue al Señor.
Podríamos también llamarlo, es la espiritualidad del zapping. Pasa y pasa, pasa y pasa, pero nada queda. Son quienes van atrás de la última novedad, del últimobest seller pero no logran tener contacto, no logran relacionarse, no logran involucrarse incluso con el Señor al que están siguiendo porque la sordera avanza ¿eh? Ustedes me podrán decir: «Pero esa gente estaba siguiendo al Maestro, estaba atento a la palabra del Maestro. Lo estaban escuchando a él». Creo que eso es de lo más desafiante de la espiritualidad cristiana. Como el evangelista Juan nos recuerda, ¿cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve? (1 Jn 4, 20b). Ellos creían que escuchaban al Maestro pero también traducían, y las palabras del Maestro pasaban por el alambique de su corazón blindado. Dividir esta unidad, entre escuchar a Dios y escuchar al hermano, es una de las grandes tentaciones que nos acompañan a lo largo de todo el camino de los que seguimos a Jesús. Y tenemos que ser conscientes de esto. De la misma forma que escuchamos a nuestro Padre es como escuchamos al pueblo fiel de Dios. Si no lo hacemos con los mismos oídos, con la misma capacidad de escuchar, con el mismo corazón, algo se quebró.
Pasar sin escuchar el dolor de nuestra gente, sin enraizarnos en sus vidas, en su tierra, es como escuchar la Palabra de Dios sin dejar que eche raíces en nuestro interior y sea fecunda. Una planta, una historia sin raíces, es una vida seca.
2. Segunda palabra: Cállate. Es la segunda actitud frente al grito de Bartimeo. Cállate, no molestes, no disturbes, que estamos haciendo oración comunitaria, que estamos en una espiritualidad de profunda elevación, no molestes, no disturbes. A diferencia de la actitud anterior, esta escucha, esta reconoce, toma contacto con el grito del otro. Sabe que está y reacciona de una forma muy simple, reprendiendo. Son los obispos, los curas, los monjes, los Papas del dedo así. En Argentina decimos de las maestras del dedo así, 'ésta es como la maestra del tiempo de Irigoyen, que estudiaban la disciplina muy dura'. Y pobre pueblo fiel de Dios, cuántas veces es retado, por el mal humor o por la situación personal de un seguidor o una seguidora de Jesús. Es la actitud de quienes frente al pueblo de Dios, están continuamente reprendiendo, rezongando, mandándolo callar. Dale una caricia, por favor, escúchalo, decíle que Jesús lo quiere: 'Eso no se puede hacer, señora, saque al chico de la iglesia que está llorando y yo estoy predicando'. Como si el llanto de un chico no fuera una sublime predicación.
Es el drama de la conciencia aislada, de aquellos discípulos y discípulas que piensan que la vida de Jesús es solo para los que se creen aptos. En el fondo hay un profundo desprecio al Santo Pueblo Fiel de Dios: 'Este ciego qué tiene que meterse, que se quede ahí'. Parecería lícito que encuentren espacio solamente los «autorizados», una «casta de diferentes» que poco a poco se separa, se diferencia de su pueblo. Han hecho de la identidad una cuestión de superioridad.
Esa identidad, que es pertenencia, se hace superior. Ya no son pastores, sino capataces. '¡Eh! Yo llegué hasta acá, ponéte en tu sitio'. Escuchan pero no oyen, ven pero no miran. Me permito un anécdota que viví hace como... Año 75, en tu diócesis, en tu arquidiócesis. Yo le había hecho una promesa al Señor del Milagro de ir todos los años a Salta en peregrinación para El Milagro si mandaba 40 novicios. Mandó 41. Y bueno, después de una concelebración --porque ahí es como en todo gran santuario, misa tras misa, confesiones y no paras-- yo salía hablando con un cura que habitaba conmigo, había venido conmigo, y se acerca una señora, ya a la salida, con unos santitos, una señora muy sencilla, no sé, sería de Salta o habrá venido de no sé dónde, que a veces tardan días en llegar a la capital para la fiesta de El Milagro. 'Padre, me lo bendice', le dice al cura que me acompañaba. -'Señora, ¿usted estuvo en misa?' -'Sí, padrecito'. Bueno, ahí la bendición de Dios, la presencia de Dios bendice todo, todo, las…' -'Sí, padrecito. Sí, padrecito' -'Y después la bendición final bendice todo'. -'Sí, padrecito. Sí, padrecito'. En ese momento sale otro cura amigo de este, pero que no se habían visto. Entonces: '¡Oh! vos acá'. Se da vuelta y la señora que no sé cómo se llamaba, digamos, la señora ‘sí padrecito’ me mira y me dice: 'Padre, me lo bendice usted'. Los que siempre le ponen barreras al pueblo de Dios, lo separan. Escuchan, pero no oyen. Le echan un sermón. Ven pero no miran. La necesidad de diferenciarse les ha bloqueado el corazón. La necesidad, consiente o inconsciente, de decirse: 'Yo no soy como él, no soy como ellos', los ha apartado no solo del grito de su gente, ni de su llanto, sino especialmente de los motivos de la alegría. Reír con los que ríen, llorar con los que lloran, he ahí, parte del misterio del corazón sacerdotal y del corazón consagrado. A veces hay castas que nosotros con esta actitud vamos haciendo y nos separamos. En Ecuador, me permití decirle a los curas que por favor, también estaban las monjas, que por favor pidieran todos los días la gracia de la memoria, de no olvidarse, de no olvidarse de dónde te sacaron, te sacaron de detrás del rebaño, no te olvides nunca, no te la creo, no niegues tus raíces, no niegues esa cultura que aprendiste de tu gente porque ahora tienes una cultura más sofisticada, más importante. Hay sacerdotes que les da vergüenza hablar su lengua originaria y entonces se olvidan de su quechua, de su aymara, de su guaraní. 'Porque no, no, ahora, hablo en fino'. La gracia de no perder la memoria del pueblo fiel y es una gracia, ¿eh? El Libro del Deuteronomio, cuántas veces Dios le dice a su Pueblo: 'No te olvides, no te olvides, no te olvides'. Y Pablo a su discípulo predilecto, que él mismo consagró obispo, Timoteo, le dice: 'Y acordáte de tu madre y de tu abuela, ¿eh?' O sea...
3. La tercera palabra: Ánimo, levántate. Y este es el tercer eco. Un eco que no nace directamente del grito de Bartimeo, sino de la reacción de la gente que mira cómo Jesús actuó ante el clamor del ciego mendicante. Es decir, aquellos que no le daban lugar al reclamo de él, no le daban paso o alguno que lo hacía callar. Claro, cuando ve que Jesús reacciona así, cambia. Levántate, te llama.
Es un grito que se transforma en Palabra, en invitación, en cambio, en propuesta de novedad frente a nuestras formas de reaccionar ante el Santo Pueblo Fiel de Dios.
A diferencia de los otros, que pasaban, el Evangelio dice que Jesús se detuvo y preguntó qué pasa, ¿quién toca la batería? Se detiene frente al clamor de una persona. Sale del anonimato de la muchedumbre para identificarlo y de esa forma se compromete con él. Se enraíza en su vida. Y lejos de mandarlo callar, le pregunta: Decíme, ¿qué puedo hacer por vos? No necesita diferenciarse, no necesita separarse, no le echa un sermón, no lo clasifica y le pregunta si está autorizado o no para hablar. Tan solo le pregunta, lo identifica queriendo ser parte de la vida de ese hombre, queriendo asumir su misma suerte. Así le restituye paulatinamente la dignidad que tenía perdida, al borde del camino y ciego. Lo incluye. Y lejos de verlo desde fuera, se anima a identificarse con los problemas y así manifestar la fuerza transformadora de la misericordia. No existe una compasión. Una compasión, no una lástima. No existe una compasión que no se detenga. Si no te detenés, no padecés con, no tenés la divina compasión. No existe una compasión que no escuche. No existe una compasión que no se solidarice con el otro. La compasión no es zapping, no es silenciar el dolor, por el contrario, es la lógica propia del amor, el padecer con. Es la lógica que no se centra en el miedo sino en la libertad que nace de amar y pone el bien del otro por sobre todas las cosas. Es la lógica que nace de no tener miedo de acercarse al dolor de nuestra gente. Aunque muchas veces no sea más que para estar a su lado y hacer de ese momento una oportunidad de oración.
Y esta es la lógica del discipulado, esto es lo que hace el Espíritu Santo con nosotros y en nosotros. De esto somos testigos. Un día Jesús nos vio al borde del camino, sentados sobre nuestros dolores, sobre nuestras miserias, sobre nuestras indiferencias. Cada uno conoce su historia antigua. No acalló nuestros gritos, por el contrario se detuvo, se acercó y nos preguntó qué podía hacer por nosotros. Y gracias a tantos testigos, que nos dijeron: «ánimo, levántate», paulatinamente fuimos tocando ese amor misericordioso, ese amor transformador, que nos permitió ver la luz. No somos testigos de una ideología, no somos testigos de una receta, o de una manera de hacer teología. No somos testigos de eso. Somos testigos del amor sanador y misericordioso de Jesús. Somos testigos de su actuar en la vida de nuestras comunidades.
Y esta es la pedagogía del Maestro, esta es la pedagogía de Dios con su Pueblo. Pasar de la indiferencia del zapping al «ánimo, levántate, el Maestro te llama» (Mc 10,49). No porque seamos especiales, no porque seamos mejores, no porque seamos los funcionarios de Dios, sino tan solo porque somos testigos agradecidos de la misericordia que nos transforma.
Y cuando se vive así, hay gozo y alegría, y podemos adherirnos al testimonio de la hermana, que en su vida hizo suyo el consejo de san Agustín: «Canta y camina». Esa alegría que viene del testigo de la misericordia que transforma. No estamos solos en este camino. Nos ayudamos con el ejemplo y la oración los unos a los otros. Tenemos a nuestro alrededor una nube de testigos (cf. Hb12,1). Recordemos a la beata Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, que dedicó su vida al anuncio del Reino de Dios en la atención a los ancianos, con la «olla del pobre» para quienes no tenían qué comer, abriendo asilos para niños huérfanos, hospitales para heridos de la guerra, e incluso creando un sindicato femenino para la promoción de la mujer. Recordemos también a la venerable Virginia Blanco Tardío, entregada totalmente a la evangelización y al cuidado de las personas pobres y enfermas. Ellas y tantos otros anónimos, del montón, de los que seguimos a Jesús, son estímulo para nuestro camino. ¡Esa nube de testigos! Vayamos adelante con la ayuda de Dios y colaboración de todos. El Señor se vale de nosotros para que su luz llegue a todos los rincones de la tierra. Y adelante, canta y camina. Y, mientras cantan y caminan, por favor, recen por mí, que lo necesito. Gracias". 
Texto distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano
© Copyright - Libreria Editrice Vaticana
Texto completo del discurso del Santo Padre en la cárcel de Palmasola

9.30. Santa Cruz de la Sierra. El Santo Padre visita a los presos de la cárcel y les alienta a, en los momentos de tristeza, mirar el rostro de Jesús crucificado
Por Redacción
Ciudad del Vaticano, 10 de julio de 2015 (ZENIT.org)

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:
No podía dejar Bolivia sin venir a verles, sin dejar de compartir la fe y la esperanza que nace del amor entregado en la cruz. Gracias por recibirme. Sé que se han preparado y rezado por mí. Muchas gracias.
En las palabras de Mons. Jesús Juárez y en el testimonio (por el aire se vuela el solideo y el Papa dice: mientras no se me vuele la cabeza no hay problema) de quienes han intervenido, he podido comprobar cómo el dolor no es capaz de apagar la esperanza en lo más profundo del corazón, y que la vida sigue brotando con fuerza en circunstancias adversas.
¿Quién está ante ustedes? Podrían preguntarse. Me gustaría responderles la pregunta con una certeza de mi vida, con una certeza que me ha marcado para siempre. El que está ante ustedes es un hombre perdonado. Un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados. Y así es como me presento. No tengo mucho más para darles u ofrecerles, pero lo que tengo y lo que amo, sí quiero dárselos, sí quiero compartirlo: es Jesús, Jesucristo, la misericordia del Padre.
Él vino a mostrarnos, a hacer visible el amor que Dios tiene por nosotros. Por vos, por vos, por vos, por vos,  por mí. Un amor activo, real. Un amor que tomó en serio la realidad de los suyos. Un amor que sana, perdona, levanta, cura. Un amor que se acerca y devuelve dignidad. Una dignidad que la podemos perder de muchas maneras y formas. Pero Jesús es un empecinado de esto: dio su vida por esto, por devolvernos la identidad perdida, para revestirnos con toda su fuerza de dignidad.
Me viene a la memoria, una experiencia que nos puede ayudar, Pedro y Pablo, discípulos de Jesús también estuvieron presos. También fueron privados de libertad. En esa circunstancia hubo algo que los sostuvo, algo que nos los dejó caer en la desesperación, en la oscuridad que puede brotar del sin sentido. Fue la oración.  Fue orar. Oración personal y Comunitaria. Ellos rezaron y por ellos rezaban. Dos movimientos, dos acciones que generan entre sí una red que sostiene la vida y la esperanza. Nos sostiene de la desesperanza y nos estimula a seguir caminando. Una red que va sosteniendo la vida, la de ustedes y la de sus familias.
Vos hablabas de tu madre. La oración de las madres, la oración  de las esposas, la oración de los hijos, eso es una red, y la de ustedes, que va llevando adelante la vida.
Porque cuando Jesús entra en la vida, uno no queda detenido en su pasado sino que comienza a mirar el presente de otra manera, con otra esperanza. Uno comienza a mirar con otros ojos su propia persona, su propia realidad. No queda anclado en lo que sucedió, sino que es capaz de llorar y encontrar ahí la fuerza para volver a empezar. Y si en algún momento estamos tristes, estamos mal, bajoneados, les invito a mirar el rostro de Jesús crucificado. En su mirada, todos podemos encontrar espacio. Todos podemos poner junto a Él nuestras heridas, nuestros dolores, así como también nuestros errores, nuestros pecados. Tantas cosas en las que nos podemos haber equivocado. En las llagas de Jesús, encuentran lugar nuestras llagas. Todos estamos llagados de una u otra manera. Llevar nuestras llagas a las llagas de Jesús, ¿para qué? Para ser curadas, lavadas, transformadas, resucitadas. El murió por vos, por mí, para darnos su mano y levantarnos. Charlen, charlen con los curas que vienen, charlen, charlen con los hermanos y hermanas que vienen, charlen, charlen con todo aquel que viene a hablarles de Jesús. Jesús quiere levantarnos siempre.
Esta certeza nos moviliza a trabajar por nuestra dignidad. Reclusión no es lo mismo que exclusión, que quede claro, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad. Son muchos los elementos que juegan en su contra en este lugar –lo sé bien y vos mencionaste con mucha realidad–: el hacinamiento, la lentitud de la justicia, la falta de terapias ocupacionales y de políticas de rehabilitación, la violencia, la carencia de facilidades de estudios universitario, lo cual hace necesaria una rápida y eficaz alianza interinstitucional para encontrar respuestas.
Sin embargo, mientras se lucha por eso no podemos dar todo por perdido. Hay cosas que hoy ya podemos hacer.
Aquí, en este Centro de Rehabilitación, la convivencia depende en parte de ustedes. El sufrimiento y la privación pueden volver nuestro corazón egoísta y dar lugar a enfrentamientos, pero también tenemos la capacidad de convertirlo en ocasión de auténtica fraternidad. Ayúdense entre ustedes. No tengan miedo a ayudarse entre ustedes. El demonio busca la pelea, la rivalidad, la división, los bandos. No le haga el juego. Luchen por salir adelante.
Me gustaría pedirles que lleven mi saludo a sus familias, algunos están aquí. ¡Es tan importante su presencia y su ayuda! Los abuelos, el padre, la madre, los hermanos, la pareja, los hijos. Nos recuerdan que merece la pena vivir y luchar por un mundo mejor.
Por último, una palabra de aliento a todos los que trabajan en este Centro: a sus dirigentes, a los agentes de la Policía penitenciaria, a todo el personal. Cumplen un servicio público fundamental. Tienen una importante tarea en este proceso de reinserción. Tarea de levantar y no rebajar; de dignificar y no humillar; de animar y no afligir. Este proceso que pide dejar una lógica de buenos y malos para pasar a una lógica centrada en ayudar a la persona. Y esta lógica de ayudar a las personas los va a salvar a ustedes de todo tipo de corrupción y mejorará condiciones para todos. Ya que un proceso así vivido nos dignifica, anima y levanta a todos.
Antes de darles la bendición me gustaría que rezáramos un rato en silencio, en silencio desde su corazón. Cada uno como sepa hacerlo...
Por favor, les pido que sigan rezando por mí, porque también yo tengo mis errores y debo hacer penitencia. Muchas gracias. Y que Dios Nuestro Padre, mire en nuestro corazón, Dios Nuestro Padre que nos quiere, nos dé su fuerza, su paciencia, su ternura de Padre, nos bendiga. Y no se olviden de rezar por mí.



Francisco visita en la clínica al cardenal Terrazas

El purpurado boliviano es amigo personal del Papa, que se ha alojado estos días en su casa en Santa Cruz de la Sierra
Por Iván de Vargas
Madrid, 10 de julio de 2015 (ZENIT.org)
El papa Francisco visitó este jueves por la noche al cardenal boliviano Julio Terrazas en una clínica de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, donde se encuentra internado por una dolencia que le impidió participar en todos los actos oficiales del Santo Padre.
El Pontífice acudió al centro médico después de asistir con el presidente Evo Morales a la clausura del II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares. El purpurado boliviano está internado desde hace dos semanas para tratarse de una deshidratación y una infección intestinal.
El papa Francisco se ha hospedado estos días en la casa del arzobispo emérito de Santa Cruz de la Sierra, con quien mantiene una amistad personal forjada en el tiempo, principalmente durante las reuniones del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM ), donde trabajaron en diversas comisiones.
El Santo Padre terminará hoy su estancia en Bolivia con una visita a la cárcel de Palmasola y un encuentro con los obispos de la nación, antes de partir pasado el mediodía hacia Paraguay.
El Papa entrega a la Patrona de Bolivia las dos condecoraciones que le fueron conferidas

El Papa entrega a la Patrona de Bolivia las dos condecoraciones que le fueron conferidas

Al término de la Santa Misa en la capilla de la residencia privada del cardenal Terrazas, el Santo Padre ofreció a la Virgen de Copacabana ambas distinciones y recitó una oración por el pueblo boliviano  
    Por Redacción
    Ciudad del Vaticano, 10 de julio de 2015 (ZENIT.org)
    El papa Francisco celebró este viernes por la mañana la Santa Misa en la capilla de la residencia privada del arzobispo emérito de Santa Cruz de la Sierra, el cardenal Julio Terrazas. Al final de la Eucaristía, el Pontífice entregó a la Virgen de Copacabana, patrona de Bolivia, las dos condecoraciones que le fueron conferidas el miércoles por el presidente Evo Morales durante su visita de cortesía al Palacio Presidencial en La Paz, informó hoy la Sala de Prensa de la Santa Sede en un comunicado.
    “El Santo Padre profundamente agradecido por las distinciones que el Señor Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia le otorgó, y en reconocimiento a la nobleza y la piedad del pueblo boliviano, las ha dejado a la Virgen de Copacabana para que al mirarlas cuide con mucha ternura maternal a este querido pueblo y que lo custodia con Él”, señala la nota vaticana.
    Por su parte, Francisco dijo que “el Señor Presidente de la Nación en un gesto de calidez ha tenido la delicadeza de ofrecerme dos condecoraciones en nombre del pueblo boliviano”. “Agradezco el cariño del pueblo boliviano y agradezco esta fineza, esta delicadeza del Señor Presidente y quisiera dejar estas dos condecoraciones a la Patrona de Bolivia, a la Madre de esta noble Nación para que Ella se acuerde siempre de su pueblo y también desde Bolivia, desde su Santuario, donde quisiera que estuvieran, se acuerde del Sucesor de Pedro y de toda la Iglesia, y desde Bolivia la cuide”, añadió.
    Al término de la celebración eucarística, el Papa recitó la siguiente oración:
    “Madre del Salvador y Madre nuestra tu, Reina de Bolivia, desde la altura de tu Santuario en Copacabana atiendes a las súplicas y a las necesidades de tus hijos, especialmente de los más pobres y abandonados, y los proteges.
    Recibe como obsequio del corazón de Bolivia y de mi afecto filial los símbolos del cariño y de la cercanía que – en nombre del Pueblo boliviano – me ha entregado con afecto cordial y generoso el señor presidente Evo Morales Ayma, en ocasión de este Viaje Apostólico, que he confiado a tu solicita intercesión.
    Te ruego que estos reconocimientos, que dejo aquí en Bolivia a tus pies, y que recuerdan la nobleza del vuelo del Condor en los cielos de los Andes y el conmemorado sacrificio del Padre Luis Espinal, S.I. sean emblemas del amor perenne y de la perseverante gratitud del Pueblo boliviano a tu solicita y fuerte ternura.
    En este momento pongo en tu corazón mis oraciones por todas las peticiones de tus hijos, que he recibido en estos días, tantas Madre: te suplico que les escuches; concede a ellos tu aliento y tu protección, y manifiesta a toda Bolivia tu ternura de mujer y Madre de Dios, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén”.

    El Papa a los presos de Palmasola: reclusión no es lo mismo que exclusión

    9.30 El Santo Padre visitó la carcel más conflictiva de Bolivia situada en Santa Cruz de la Sierra. Alentó a los reclusos a luchar por salir adelante, a no tener miedo de ayudarse entre ellos y les pidió que no le hagan el juego al demonio
    Por Rocío Lancho García
    Ciudad del Vaticano, 10 de julio de 2015 (ZENIT.org)
    "La convivencia depende en parte de ustedes. El sufrimiento y la privación pueden volver nuestro corazón egoísta y dar lugar a enfrentamientos, pero también tenemos la capacidad de convertirlo en ocasión de auténtica fraternidad. Ayúdense entre ustedes. No tengan miedo a ayudarse entre ustedes. El demonio busca la pelea, la rivalidad, la división, los bandos. No le haga el juego. Luchen por salir adelante". Con estas palabras alentó el Santo Padre a los reclusos de lacárcel Palmasola que visitó este viernes en Santa Cruz de la Sierra. A esta “mini-ciudad” llegó el Pontífice a las 9.30 de la mañana de su último día en Bolivia, ya que esta tarde pone rumbo a Paraguay. Allí fue acogido por el director de la cárcel, por el capellán y por el obispo responsable de pastoral penitenciaria, monseñor Jesús Juárez Párraga, SDB, arzobispo de Sucre. Unos niños entregaron unas flores al Papa que él a su vez depositó ante una imagen de la Virgen de Copacabana.
    Después de hacer un breve recorrido en un pequeño papamóvil, se dirigió al campo deportivo, donde le esperaban los presos, con globos amarillos y blancos, que levantaban con alegría mientras cantaban. Caminando hacia el escenario, el Pontífice pudo dar la mano a algunos de los presos y bendecir a algunos niños que sus madres cargaban en brazos. No tenía prisa, Francisco se detenía y miraba a los ojos de los privados de libertad.
    Antes de dar su discurso, el Pontífice escuchó los testimonios de tres presos, un hombre, una mujer y un joven. Los tres denunciaron los abusos que se viven en este lugar, recordaron que “también somos parte de la sociedad” y que “tenemos derechos”. Incluso la mujer habló de “constantes violaciones a nuestros derechos fundamentales” de “sordera de los administradores de justicia de nuestro país” que convierten “la justicia boliviana en terrorismo jurídico direccionada a personas de escusos recursos económicos”. El joven quiso señalar que cuando llegó a Palmasola le resultó extraño ver tanta gente durmiendo “como animales sobre el piso” pero que con el tiempo “ya me parece normal”.  
    Tras los emotivos testimonios, Francisco tomó la palabra e interrogó a los presentes ¿Quién está ante ustedes? “El que está ante ustedes es un hombre perdonado. Un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados”. Y así es como se presentó. Reconociendo no tener mucho más para darles, les ofreció lo que tiene y lo que ama: Jesucristo, la misericordia del Padre.
    “Un amor que sana, perdona, levanta, cura. Un amor que se acerca y devuelve la dignidad. Una dignidad que la podemos perder de muchas maneras y formas”, aseguró. Y añadió que Jesús dio su vida por “devolvernos la identidad perdida”.
    El Pontífice recordó que Pedro y Pablo también estuvieron presos. Y lo que los sostuvo en esa circunstancia fue la oración, personal y comunitaria. “Ellos rezaron y por ellos rezaban”, indicó.  
    Del mismo modo, el Papa recordó a los presos que cuando Jesús entra en la vida, “uno no queda detenido en su pasado sino que comienza a mirar el presente de otra manera, con otra esperanza”, “es capaz de llorar y encontrar ahí la fuerza para volver a empezar”. A propósito les invitó a mirar el rostro de Jesús crucificado cuando estén “tristes, mal, bajoneados”. Y recordando que Jesús “murió por vos, por mí, para darnos su mano y levantarnos”, les exhortó a charlar con los curas y las personas que vienen a la cárcel a visitarles.                     
    Por otro lado, subrayó que “reclusión no es lo mismo que exclusión, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad”. El Papa insistió en que “no podemos dar todo por perdido. Hay cosas que hoy ya podemos hacer”.
    También quiso dedicar un saludo a sus familias, cuya “presencia y ayuda” es “tan importante”. La familia, aseguró el Santo Padre, “nos recuerdan que merece la pena vivir y luchar por un mundo mejor”.
    Para finalizar, Francisco dedicó unas palabras a los que trabajan en este centro. Afirmó que “cumplen un servicio público fundamental”, que “tienen una importante tarea en este proceso de reinserción”. Y especificó: tarea de levantar y no rebajar; de dignificar y no humillar; de animar y no afligir. Y esteo proceso pide “dejar una lógica de buenos y malos para pasar a una lógica centrada en ayudar a la persona”.
    Por su parte, monseñor Jesús Juárez destacó en su discurso de bienvenida al Papa que “es un escándalo en Bolivia la retardación de justicia que hace que el 84 por ciento de las personas privadas de libertad no cuenten con una sentencia ejecutoriada y que el hacinamiento supere el 300, entre otros hechos que niegan la dignidad humana y colocan en cuestionamiento los fines de la justicia y el régimen penitenciario”.  Pero añadió que, lejos de condenar y buscar culpables, “deseamos unir nuestros corazones y esfuerzos con las autoridades públicas y las instituciones de la sociedad civil, para buscar juntos las soluciones coyunturales y estructurales de los problemas de la justicia en general y la justicia penal en particular, orientados por la justicia restaurativa y nuestra utopía de una sociedad sin cárceles”.
    Finalmente, el Santo Padre recibió los regalos elaborados a mano por los reclusos: una hamaca con los colores de la bandera vaticana, un retrato y dos tallados en madera.

    Francisco se despide de Bolivia y pone rumbo a Paraguay

    Tras tres intensos días en La Paz y Santa Cruz de la Sierra, inicia la visita al tercer país de su gira por América Latina que finaliza este domingo
    Por Redacción
    Ciudad del Vaticano, 10 de julio de 2015 (ZENIT.org)
    El papa Francisco se ha despedido del pueblo Boliviano en el Aeropuerto Internacional de Viru Viru y ha tomado el avión con destino Asunción este viernes a las 13.20, en el avión Alitalia A330. Está prevista su llegada a la capital paraguaya a las 15.00. Durante el viaje, sobrevolará su nación, Argentina.
    Su último encuentro en Bolivia fue con los obispos de la nación, 37 incluidos los eméritos, en la iglesia parroquial La Santa Cruz. Después del saludo del presidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia, monseñor Óscar Omar Aparicio Céspedes, arzobispo de Cochabamba, el Pontífice se reunió con ellos de forma privada. Desde allí se trasladó directamente al aeropuerto para la ceremonia de despedida. Después de saludar por última vez al presidente Evo Morales, se escucharon los himnos y se saludaron las delegaciones.
    El Santo Padre llegó a Bolivia este miércoles, aterrizó en el aeropuerto de El Alto y estuvo en La Paz apenas cuatro horas. En su discurso en el aeropuerto, Francisco subrayó que “Bolivia está dando pasos importantes para incluir a amplios sectores en la vida económica, social y política del País; cuenta con una Constitución que reconoce los derechos de los individuos, de las minorías, del medio ambiente, y con unas instituciones sensibles a estas realidades”.  Y precisó que “todo esto requiere un espíritu de colaboración ciudadana, de diálogo y participación de los individuos y los actores sociales en las cuestiones que interesan a todos”. Desde allí se dirigió al Palacio de Gobierno para la visita de cortesía al presidente, y de camino se detuvo a orar en el lugar donde el padre Espinal, jesuita, fue asesinado. “Predicó el evangelio, y este evangelio molestó, por ello fue eliminado”, indicó el Papa. Tras el encuentro en el Palacio de Gobierno, donde tuvo lugar el intercambio de regalos y Francisco recibió de manos del presidente Morales la cruz hecha sobre un martillo y una hoz que ha despertado polémicas, el Santo Padre se dirigió a la catedral para el encuentro con las autoridades civiles.
    En este encuentro, el Pontífice denunció que “si la política se deja dominar por la especulación financiera o la economía se rige únicamente por el paradigma tecnocrático y utilitarista de la máxima producción, no podrán ni siquiera comprender, y menos aún resolver, los grandes problemas que afectan a la humanidad”. Esta misma tarde el Papa voló a Santa Cruz de la Sierra.
    El jueves, Francisco celebró la misa de apertura del V Congreso Eucarístico Nacional en la plaza del Cristo Redentor. Durante su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre la memoria de los pueblos, que pasa de generación en generación, una memoria en camino. Y afirmó que Jesús se toma “muy en serio la vida de los suyos” y que “nunca se saltea la dignidad de nadie, por más apariencia de no tener nada para aportar o compartir”.
    También se reunió, en un alegre encuentro, con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas, a quienes pidió no caer en la actitud de quienes hacen 'zapping' ante el dolor de su gente y no logran involucrarse en sus vidas. El último encuentro de la jornada fue uno de los más significativos, en el que pronunció un discurso “escrito completamente por él”, tal y como aseguró el padre Federico Lombardi, director de la la Oficina de Prensa de la Santa Sede. En el II Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, el Pontífice pidió perdón  “no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”. Además se lamentó de un sistema que ya no se aguanta y pidió tierra, techo y trabajo para todos los hombres.
    Finalmente, la mañana del viernes la dedicó a los presos de la cárcel de Palmasola, donde en una emotiva reunión escuchó la voz de los privados de libertad que claman el respeto de sus derechos y Francisco les animó a luchar para seguir adelante, a no tener miedo de ayudarse entre ellos y les pidió que no le hagan el juego al demonio.
      

    Bolivia y Paraguay: programa del Santo Padre el 10 de julio

    Este viernes Franciso se despide de Bolivia y llega a Paraguay, el último país de su gira por América Latina
    Por Redacción
    Ciudad del Vaticano, 10 de julio de 2015 (ZENIT.org)
    BOLIVIA
    7.30: Santa Misa en privado en la capilla de la residencia en Santa Cruz de la Siera (13.30 hora central europea)
    9.30: Visita al Centro de Reeducación Santa Cruz-Palmasola. Discurso del Papa  (15.30 hora central europea)
    11.00: Encuentro con los obispos de Bolivia en la iglesia parroquial La Santa Cruz (17.00 hora central europea)
    12.45: Ceremonia de despedida de Bolivia en el aeropuerto Internacional de Viru Viru (18.45 hora central europea)
    PARAGUAY
    15.00: Ceremonia de bienvenida en Paraguay en el aeropuerto Internacional de Asunción (21.00 hora central europea)
    18.00: Visita de Cortesía al presidnte de la República de Paraguay (00.00 hora central europea)
    18.45: Encuentro con las autoridades en el Palacio Presidencial. Discurso del Papa (00.45 hora central europea)

     El Papa Francisco llega a Paraguay


      Estará hasta el domingo y cerrará ahí su gira latinoamericana
    ASUNCIÓN, PARAGUAY (10/JUL/2015).- El Papa Francisco llegó a Asunción, capital de Paraguay, donde estará hasta el domingo y cerrará una gira latinoamericana que antes le ha llevado a Ecuador y a Bolivia.

    El avión de la compañía Alitalia en el que viajaba el Papa, procedente de Bolivia, aterrizó a las 14:48 hora local (13:48 Tiempo del centro de México)  en el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi.

    Francisco tiene en Paraguay una agenda que incluye entrevistas con las autoridades religiosas y políticas, con representantes de la sociedad civil y misas multitudinarias como las que presidirá el sábado en el santuario de Caacupé, a unos 55 kilómetros de Asunción.

    Papa Francisco en Paraguay

    Esperado por el presidente Horacio Cartes, Francisco descendió del avión bajo un aguacero sin protegerse por un paraguas hasta que estrechó las manos de las autoridades paraguayas.

    Un coro de niños cantó los himnos nacionales de Paraguay, entonado en guaraní, lengua oficial en este país además del castellano, y del Vaticano.

    Paraguay, base principal de las misiones jesuitas en Sudamérica y donde un obispo se convirtió en Presidente en 2008, recibió el viernes al papa Francisco bajo la lluvia pero en un clima de euforia y fiesta con tradiciones guaraníes.
    "Papa Francisco bienvenido al Paraguay", entonaron con guitarras y arpas un grupo de 51 reclusas de una hacinada cárcel de mujeres de Asunción, donde el pontífice se detuvo cuatro minutos tras su arribo al país en un acto ajeno a la agenda oficial.

    Sin paraguas, el papa Francisco descendió hacia las 15H00 locales (19H00 GMT) del avión que lo trajo desde la ciudad boliviana de Santa Cruz hasta Asunción, en la última escala de una gira sudamericana que lo llevó a Ecuador y Bolivia, y terminará el domingo con una misa campal a la que se prevé asistirán unos tres millones de fieles, entre ellos cientos de miles de brasileños y argentinos como él. (Lea también: Papa dice que reclusión no debe ser exclusión, en una cárcel boliviana)
    El pontífice arribó al aeropuerto Silvio Pettirossi, aledaño a Asunción, y antes de subir al papamóvil para trasladarse hasta la capital, un coro de 200 niños de escuelas públicas entonó canciones típicas para luego dar pie a una ceremonia laica con bailarines sobre la pista.
    Enérgico y risueño, el papa recibió con afecto los abrazos espontáneos de niñas y hasta bailarines que aprovecharon su cercanía para tocarlo, al igual que niños minusválidos. El papa de 78 años lucía descansado tras realizar su sexto vuelo desde el domingo pasado cuando salió de Roma, en lo que es su noveno viaje al exterior y el segundo a América Latina, después de visitar Brasil en 2014.
    Al menos 60.000 jóvenes formaron un cordón humano de más de 10 km tomados de la mano a lo largo de la vía que recorrió Francisco hasta la Nunciatura, donde se alojará, para luego dirigirse al Palacio de López, sede de la presidencia, donde se espera que ofrezca un discurso protocolar.
    Esta es la segunda visita a Paraguay de un papa, luego que en 1988 el polaco Juan Pablo II visitara este país de casi siete millones de habitantes, un año antes que cayera la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).
    Entre los actos más esperados del papa argentino destaca la misa que efectuará este sábado en la Basílica de la Virgen de Caacupé, 50 km al este de Asunción, patrona de los paraguayos y de la cual es devoto desde sus tiempos de arzobispo en Buenos Aires, donde realizó trabajos en barrios pobres con inmigrantes paraguayos.
    En tierra de misiones
    En este país donde 90% de la población es de confesión católica, los jesuitas que inspiraron a Jorge Bergoglio fundaron en los siglos XVII y XVIII fuertes bases de un utópico modo de vida comunitario para evangelizar durante 150 años a los indígenas guaraníes. (Lea también: Papa Francisco pide 'perdón' por pecados de Iglesia en Conquista)
    Las misiones jesuíticas guaraníes fundaron 30 pueblos ubicados en territorios que pertenecen actualmente a Paraguay, Argentina, Uruguay, Brasil, y Bolivia, donde levantaron aldeas capaces de formar una unidad económica independiente y una organización militar para frenar la expansión de Portugal desde Brasil.
    Fernando Lugo, un exobispo católico, se convirtió en presidente de Paraguay en agosto de 2008 y abandonó el poder el 22 de junio de 2012 cuando fue destituido a través de un controvertido juicio político.
    Argentina en la mira
    En su vuelo de Santa Cruz a Asunción, el Sumo Pontífice envió un saludo a la presidenta argentina, Cristina Kirchner, y a su país natal. "Al sobrevolar la amada patria argentina para dar comienzo a mi visita pastoral a Paraguay, me alegra enviar un cordial saludo a vuestra excelencia, expresando mi cercanía y afecto a esta querida nación", dice el telegrama que lleva la firma de Francisco.
    El saludo es parte de la diplomacia vaticana y también lo hizo cuando sobrevoló los espacios aéreos de Venezuela y Colombia rumbo a Ecuador, primera escala de esta gira.
    Con los pobres, presos y enfermos
    Su última actividad pública en Bolivia fue una visita a la cárcel de Palmasola, la más hacinada y peligrosa del país, ubicada en una especie de ciudadela en Santa Cruz de la Sierra, en la que defendió la reinserción de los presos en la sociedad.
    Antes de acudir a la cárcel, el Vaticano informó que el papa visitó a la Virgen patrona de Bolivia, a la que le donó las condecoraciones que recibió de manos del presidente Evo Morales.
    No se especificó nada sobre el polémico Cristo crucificado sobre la hoz y el martillo, que también recibió de regalo de parte del presidente boliviano.
    Francisco lanzó el jueves un histórico pedido de perdón a nombre de la Iglesia, por los crímenes cometidos contra indígenas durante la conquista de América, en una jornada marcada por su apoyo a reivindicaciones sociales, que lo llevaron a ser llamado "papa revolucionario".
    AFP


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