FRANCISCO PAPA
Las riquezas ahogan las promesas de Dios
El papa reflexionó en la misa diaria del sábado sobre la Parábola del Sembrador
Por Redacción
ROMA, 22 de junio de 2013 (Zenit.org) - Las riquezas y los afanes del mundo "ahogan la Palabra de Dios". Es lo que ha afirmado esta mañana el papa Francisco en la misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. El papa señaló que nuestra vida está afirmada sobre tres pilares: elección, alianza y promesa, y aseguró que hay que confiar en el Padre al vivir el presente, sin preocuparse por lo que va a suceder. Según informa radio Vaticana, en la misa concelebrada entre otros, por el obispo de Santa Clara en Cuba, monseñor Arturo González, participó un grupo de empleados de los Museos Vaticanos.
Un solo Señor
"Nadie puede servir a dos señores". El santo padre ha desarrollado su homilía a partir de las palabras de Jesús que, en el evangelio de hoy, se centra en el tema de las riquezas y de las preocupaciones. Jesús, dijo el papa, tiene "una idea clara acerca de esto": son "las riquezas y los afanes del mundo" los que ahogan la Palabra de Dios, son estas las espinas que ahogan la semilla que cayó en la tierra, de las que nos habla la Parábola del Sembrador:
"Las riquezas y los cuidados del mundo –explicó--, ahogan la Palabra de Dios y no la dejan crecer. Y la Palabra muere, porque no es conservada: es ahogada. En este caso, o se sirve a la riqueza o se sirve a las preocupaciones, pero no se sirve a la Palabra de Dios. Y esto también tiene un sentido temporal, porque la Palabra es un poco construida en el tiempo ¿no? No se preocupen por el día siguiente, de lo que harás mañana... También la Parábola del Sembrador es construida en el tiempo: siembra, después viene la lluvia y crece. ¿Qué hace en nosotros, qué hacen las riquezas y que cosa hacen las preocupaciones? Simplemente te quitan el tiempo".
Los tres pilares del hombre
Toda nuestra vida, continuó el papa, está basada en tres pilares: uno en el pasado, uno en el presente y otro en el futuro. El pilar del pasado, explicó, "es el de la elección del Señor". Cada uno de nosotros puede decir, efectivamente, que el Señor "me ha elegido, me ha amado", "me ha dicho 'ven'" y con el Bautismo "me eligió para ir por un camino, el camino cristiano". El futuro, por el contrario, significa "caminar hacia una promesa", el Señor "nos ha hecho una promesa". El presente entonces, "es nuestra respuesta a este Dios tan bueno que me eligió". Y observó también: "Hace promesa, me propone una alianza y yo hago una alianza con Él". Por lo tanto, estos son los tres pilares: "elección, alianza y promesa":
"Los tres pilares de toda la historia de la Salvación. Pero cuando nuestro corazón entra en esto que nos dice Jesús, se reduce el tiempo: reduce el pasado, el futuro, y se funde en el presente. Y a aquello que está unido a las riquezas, no le importa el pasado o el futuro, tiene todo allí. La riqueza es un ídolo. No tiene necesidad de un pasado, de una promesa, de una elección: nada. Lo que me preocupa acerca de lo que puede pasar, corta su relación con el futuro. ‘¿Pero, puede durar esto?’, entonces el futuro se vuelve futurista, que no te orienta a ninguna promesa: permanece confuso, queda solo".
Hacia la promesa futura
Por esta razón, añadió Francisco, Jesús nos dice que, o se sigue el Reino de Dios o sino a las riquezas y a las preocupaciones mundanas. En el Bautismo, continuó, "somos elegidos en el amor" por Él, tenemos un "Padre que nos puso en camino". Y así, "el futuro también es alegre", porque "caminamos hacia una promesa". El Señor "es fiel, Él no defrauda", y por lo tanto estamos llamados a hacer "lo que podemos", sin decepción, “sin olvidar que tenemos un Padre en el pasado que nos ha elegido". Las riquezas y las preocupaciones, advirtió, son las dos cosas que "nos hacen olvidar nuestro pasado", que nos hacen vivir como si no tuviéramos un Padre. Y también nuestro presente "es un presente que no va":
"Olvidar el pasado, no aceptar el presente, desfigurar el futuro: esto es lo que hacen las riquezas y las preocupaciones. El Señor nos dice: '¡Pero, no te preocupes! Busquen el Reino de Dios y su justicia, todo lo demás vendrá'. Pidamos al Señor la gracia de no equivocarnos con las preocupaciones, con la idolatría de la riqueza y siempre tener memoria de que tenemos un Padre que nos ha elegido, recordar que este Padre nos promete algo bueno, que es caminar hacia aquella promesa y tener el valor de tomar el presente como viene. ¡Pidamos esta gracia al Señor!".
Traducido por José Antonio Varela V.
Un solo Señor
"Nadie puede servir a dos señores". El santo padre ha desarrollado su homilía a partir de las palabras de Jesús que, en el evangelio de hoy, se centra en el tema de las riquezas y de las preocupaciones. Jesús, dijo el papa, tiene "una idea clara acerca de esto": son "las riquezas y los afanes del mundo" los que ahogan la Palabra de Dios, son estas las espinas que ahogan la semilla que cayó en la tierra, de las que nos habla la Parábola del Sembrador:
"Las riquezas y los cuidados del mundo –explicó--, ahogan la Palabra de Dios y no la dejan crecer. Y la Palabra muere, porque no es conservada: es ahogada. En este caso, o se sirve a la riqueza o se sirve a las preocupaciones, pero no se sirve a la Palabra de Dios. Y esto también tiene un sentido temporal, porque la Palabra es un poco construida en el tiempo ¿no? No se preocupen por el día siguiente, de lo que harás mañana... También la Parábola del Sembrador es construida en el tiempo: siembra, después viene la lluvia y crece. ¿Qué hace en nosotros, qué hacen las riquezas y que cosa hacen las preocupaciones? Simplemente te quitan el tiempo".
Los tres pilares del hombre
Toda nuestra vida, continuó el papa, está basada en tres pilares: uno en el pasado, uno en el presente y otro en el futuro. El pilar del pasado, explicó, "es el de la elección del Señor". Cada uno de nosotros puede decir, efectivamente, que el Señor "me ha elegido, me ha amado", "me ha dicho 'ven'" y con el Bautismo "me eligió para ir por un camino, el camino cristiano". El futuro, por el contrario, significa "caminar hacia una promesa", el Señor "nos ha hecho una promesa". El presente entonces, "es nuestra respuesta a este Dios tan bueno que me eligió". Y observó también: "Hace promesa, me propone una alianza y yo hago una alianza con Él". Por lo tanto, estos son los tres pilares: "elección, alianza y promesa":
"Los tres pilares de toda la historia de la Salvación. Pero cuando nuestro corazón entra en esto que nos dice Jesús, se reduce el tiempo: reduce el pasado, el futuro, y se funde en el presente. Y a aquello que está unido a las riquezas, no le importa el pasado o el futuro, tiene todo allí. La riqueza es un ídolo. No tiene necesidad de un pasado, de una promesa, de una elección: nada. Lo que me preocupa acerca de lo que puede pasar, corta su relación con el futuro. ‘¿Pero, puede durar esto?’, entonces el futuro se vuelve futurista, que no te orienta a ninguna promesa: permanece confuso, queda solo".
Hacia la promesa futura
Por esta razón, añadió Francisco, Jesús nos dice que, o se sigue el Reino de Dios o sino a las riquezas y a las preocupaciones mundanas. En el Bautismo, continuó, "somos elegidos en el amor" por Él, tenemos un "Padre que nos puso en camino". Y así, "el futuro también es alegre", porque "caminamos hacia una promesa". El Señor "es fiel, Él no defrauda", y por lo tanto estamos llamados a hacer "lo que podemos", sin decepción, “sin olvidar que tenemos un Padre en el pasado que nos ha elegido". Las riquezas y las preocupaciones, advirtió, son las dos cosas que "nos hacen olvidar nuestro pasado", que nos hacen vivir como si no tuviéramos un Padre. Y también nuestro presente "es un presente que no va":
"Olvidar el pasado, no aceptar el presente, desfigurar el futuro: esto es lo que hacen las riquezas y las preocupaciones. El Señor nos dice: '¡Pero, no te preocupes! Busquen el Reino de Dios y su justicia, todo lo demás vendrá'. Pidamos al Señor la gracia de no equivocarnos con las preocupaciones, con la idolatría de la riqueza y siempre tener memoria de que tenemos un Padre que nos ha elegido, recordar que este Padre nos promete algo bueno, que es caminar hacia aquella promesa y tener el valor de tomar el presente como viene. ¡Pidamos esta gracia al Señor!".
Traducido por José Antonio Varela V.
MIRADA AL MUNDO
Brasil: Obispos se pronuncian sobre las protestas en el país
No hay riesgos para la visita del papa a fines de julio
Por Redacción
LIMA, 22 de junio de 2013 (Zenit.org) - Al final del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal del Brasil (CNBB), los obispos afirmaron en un comunicado que "las manifestaciones de estos días muestran que los brasileños no están durmiendo en el “esplendor de un barco”.
En el texto, presentado este viernes 21 durante una conferencia de prensa por el presidente de la CNBB y arzobispo de Aparecida, cardenal Raymundo Damasceno Assis, y el secretario general, monseñor Leonardo Steiner, OFM, obispo auxiliar de brasilia, los obispos declararon su "solidaridad y apoyo a las manifestaciones, aquellas pacíficas, que han llevado a las calles a personas de todas las edades, especialmente a los jóvenes”.
En otra parte del comunicado, señalan que se trata de “un fenómeno que involucra a los brasileños y los despierta a una nueva conciencia”. Se requiere “atención y discernimiento”, añaden, “ para que se identifiquen los valores y límites, siempre con miras a la construcción de aquella sociedad justa y fraterna que deseamos".
La visita del papa
En otra parte de la conferencia, el cardenal Damasceno se refirió a la inminencia de la próxima visita del papa Francisco al Brasil en julio para la Jornada Mundial de la Juventud.
Según informaciones difundidas ayer, el alto prelado confía "que la Jornada se realice de manera calma y tranquila y que reciba a los jóvenes que vendrán desde todas las partes del Brasil y de otros países, para que se sientan bien acogidos y puedan pasar esos días aquí sin problemas".
Por otro lado, invocó al Estado a que "otorgue garantías de tranquilidad en todos los sentidos, con todos los servicios, (así) como de poder movilizarse por las calles”.
No a la violencia
En relación a los actos de vandalismo, la CNBB evalúa que "nada justifica la violencia, la destrucción de bienes públicos y privados, la falta de respeto y la agresión a las personas e instituciones, como tampoco la restricción a la libertad de movilizarse, de pensar y actuar de manera diferente, algo que debe ser rechazado con vehemencia”.
Fueron tajantes al manifestar que cuando esto ocurre, “se niegan los valores inherentes de las manifestaciones, estableciéndose una corrosiva inconsistencia que lleva al descrédito".
Por último, los obispos manifiestan su deseo de que estas manifestaciones sirvan para “el fortalecimiento de la participación popular en el destino de nuestro país y anuncien nuevos tiempos para todos."
Para leer el comunicado completo (en portugués) aquí
En el texto, presentado este viernes 21 durante una conferencia de prensa por el presidente de la CNBB y arzobispo de Aparecida, cardenal Raymundo Damasceno Assis, y el secretario general, monseñor Leonardo Steiner, OFM, obispo auxiliar de brasilia, los obispos declararon su "solidaridad y apoyo a las manifestaciones, aquellas pacíficas, que han llevado a las calles a personas de todas las edades, especialmente a los jóvenes”.
En otra parte del comunicado, señalan que se trata de “un fenómeno que involucra a los brasileños y los despierta a una nueva conciencia”. Se requiere “atención y discernimiento”, añaden, “ para que se identifiquen los valores y límites, siempre con miras a la construcción de aquella sociedad justa y fraterna que deseamos".
La visita del papa
En otra parte de la conferencia, el cardenal Damasceno se refirió a la inminencia de la próxima visita del papa Francisco al Brasil en julio para la Jornada Mundial de la Juventud.
Según informaciones difundidas ayer, el alto prelado confía "que la Jornada se realice de manera calma y tranquila y que reciba a los jóvenes que vendrán desde todas las partes del Brasil y de otros países, para que se sientan bien acogidos y puedan pasar esos días aquí sin problemas".
Por otro lado, invocó al Estado a que "otorgue garantías de tranquilidad en todos los sentidos, con todos los servicios, (así) como de poder movilizarse por las calles”.
No a la violencia
En relación a los actos de vandalismo, la CNBB evalúa que "nada justifica la violencia, la destrucción de bienes públicos y privados, la falta de respeto y la agresión a las personas e instituciones, como tampoco la restricción a la libertad de movilizarse, de pensar y actuar de manera diferente, algo que debe ser rechazado con vehemencia”.
Fueron tajantes al manifestar que cuando esto ocurre, “se niegan los valores inherentes de las manifestaciones, estableciéndose una corrosiva inconsistencia que lleva al descrédito".
Por último, los obispos manifiestan su deseo de que estas manifestaciones sirvan para “el fortalecimiento de la participación popular en el destino de nuestro país y anuncien nuevos tiempos para todos."
Para leer el comunicado completo (en portugués) aquí
Perú: Iglesia católica alerta sobre cientos de desplazados en el país
Pronunciamiento por el Día Mundial del Refugiado
Por Redacción
LIMA, 22 de junio de 2013 (Zenit.org) - Con motivo del Día Mundial del Refugiado, celebrado este 20 de junio, la Conferencia Episcopal Peruana se pronunció a través de un mensaje firmado por monseñor Salvador Piñeiro, arzobispo de Ayacucho y presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, y por monseñor Daniel Turley Murphy, OSA, obispo de Chulucanas y encargado de la Pastoral de Movilidad Humana.
En el mensaje recuerdan que “la Iglesia ofrece su amor y su asistencia a todos los desplazados forzosos y refugiados, sin distinción de religión o procedencia social, respetando en cada uno la inalienable dignidad de la persona humana, creada a imagen de Dios (Gen. 1,27)".
Ante la situación de miles de familias, los obispos peruanos recuerdan a la ciudadanía que "en cada refugiado y su familia se tiene la representación de la Sagrada Familia en su huida a Egipto”.
Mayor atención pública
En otra parte del mensaje, difundido por la oficina de prensa del episcopado peruano, "animan a los diversos Estados y en especial al nuestro, a elaborar políticas públicas que garanticen plenamente los derechos de las personas en movilidad, sobretodo de los refugiados".
Según cifras recogidas por el ente eclesial, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informó que existen alrededor de 42,5 millones de personas desplazadas forzosamente en el mundo.
En el Perú, de acuerdo a la Pastoral de Movilidad Humana y la Comisión Católica Peruana de Migración, agencia implementadora del ACNUR, el número de refugiados reconocidos por el Estado peruano asciende en el momento actual a 1,137 personas de diferentes nacionalidades, destacando los cubanos, colombianos, palestinos, sirios Bengalíes, esrilanqueses, y de países africanos, quienes llegan al Perú en busca de protección.
Para leer el mensaje completo aquí
En el mensaje recuerdan que “la Iglesia ofrece su amor y su asistencia a todos los desplazados forzosos y refugiados, sin distinción de religión o procedencia social, respetando en cada uno la inalienable dignidad de la persona humana, creada a imagen de Dios (Gen. 1,27)".
Ante la situación de miles de familias, los obispos peruanos recuerdan a la ciudadanía que "en cada refugiado y su familia se tiene la representación de la Sagrada Familia en su huida a Egipto”.
Mayor atención pública
En otra parte del mensaje, difundido por la oficina de prensa del episcopado peruano, "animan a los diversos Estados y en especial al nuestro, a elaborar políticas públicas que garanticen plenamente los derechos de las personas en movilidad, sobretodo de los refugiados".
Según cifras recogidas por el ente eclesial, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) informó que existen alrededor de 42,5 millones de personas desplazadas forzosamente en el mundo.
En el Perú, de acuerdo a la Pastoral de Movilidad Humana y la Comisión Católica Peruana de Migración, agencia implementadora del ACNUR, el número de refugiados reconocidos por el Estado peruano asciende en el momento actual a 1,137 personas de diferentes nacionalidades, destacando los cubanos, colombianos, palestinos, sirios Bengalíes, esrilanqueses, y de países africanos, quienes llegan al Perú en busca de protección.
Para leer el mensaje completo aquí
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