Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 5 de septiembre de 2014

Histórico y transhistórico , el sufismo se inscribe y describe en la historia.“Se apoya en una tendencia coránica de piedad y tiende a desarrollar los valores espirituales implicados por el dogma, pero no incluidos en su formulación” (Dominique Sourdel).

El sufismo y la tradición islámica

El sufismo hunde sus raíces en el Corán, y no es, como se ha pensado, una importación extraña al Islam, de origen judío, cristiano, zoroástico , hindú, neo-platónico

19/07/2011 - Autor: Jean Chevalier - Fuente: Webislam

Somalia, guerreros sufíes
Somalia, guerreros sufíes


Histórico y transhistórico , el sufismo se inscribe y describe en la historia. Pero no lo contiene ningún periodo, pues designa una actitud espiritual de hombre no limitada por frontera de tiempo o espacio. No se conoce el nacimiento del sufismo, se ignora el nombre de su fundador y el lugar preciso de sus primeras enseñanzas. Bajo su impulso, ritos y formas se iluminan con un sentido insólito y la letra de los textos descubre una enseñanza oculta. “Se apoya en una tendencia coránica de piedad  y tiende a desarrollar los valores espirituales implicados por el dogma, pero no incluidos en su formulación” (Dominique Sourdel).
La palabra viene de Suf , vestidura de lana basta no teñida, el término de al sufí, el que viste suf , parece haber sido acuñado hacia 776. En general se denomina sufí a todo místico musulmán, aunque no pertenezca a una cofradía determinada: “ya no pueden separarse filosofía y sufismo en la alta espiritualidad del Islam, sin que la pertenencia a una tariqah (congregación sufí) deba tenerse en cuenta". La primera cátedra doctrinal de sufismo en la mezquita del Cairo fue en 890, pero antes de acceder a la enseñanza oficial, tuvo sus mártires, e incluso, tras esta consagración universitaria, siguió padeciendo persecuciones, desbordó el marco de las universidades igual que desbordó el de las mezquitas
El  sufismo no se encierra en ninguna fórmula, escapa a cualquier término de análisis, pues es una actitud global que moviliza todo el ser y se aplica a toda la vida, exterior e interior, personal y social. Es un método de introspección integral que saca partido desde el interior de todos los acontecimientos de la vida, venturas y desventuras. Pretende transformar el sujeto en el objeto contemplado, es decir, suprimir la distinción entre ambos por medio de una unión existencial. Y la llama que realiza la fusión es el ardiente deseo de Dios.
El sufismo es, en primer lugar, poner a prueba la fe. La fe descansa en el testimonio, no es un conocimiento directo a través de los sentidos, ni por el razonamiento, ni por la intuición. El sufismo tiende, sin suprimir su velo, a convertirla -la fe- en un conocimiento por la experiencia y, especialmente por la experiencia del amor, del que la fe nos afirma su existencia en Dios. Esta experiencia puede llevar al éxtasis, a la iluminación, a la transfiguración.
Entonces, el objeto de la fe, Dios, permanece oculto en su esencia, pero es, en cierto modo, vivido en una co -presencia en las profundidades del alma. La certidumbre adquirida con tal experiencia elimina de la fe lo que la falta de evidencia podría producir de inquietud, para alcanzar tal intensidad que el sufí se identifica con su Dios y puede gritar: “¡Yo soy la Verdad!”. Semejante experiencia de la fe, para explicarse, ha dado origen a una poesía y una hermenéutica muy refinadas.
El sufismo ofrece también un carácter militante. Tras su participación en la guerra santa, ciertos ascetas se enclaustran en las fronteras, la guerra se hace interior, a la violencia de los combates le sigue la rudeza de las luchas del espíritu.
El apelativo colectivo de sufiya apareció en Alejandría en el 821 para denominar a los puritanos insurrectos que se habían agrupado. El término se aplicó luego a la corporación de místicos de Bagdad y se extendió, posteriormente, a todos los grupos místicos de Irak. Los grandes maestros viajaron mucho para perfeccionar su iniciación, llevar a cabo su misión, con frecuencia se les consideró agitadores. Acusados de herejías, errores, desobediencia y subversión, no podrán escapar a los procesos, las prohibiciones, expulsiones, exilio, órdenes de destruir sus escritos.
Estallido del lenguaje
El sufismo hizo estallar el lenguaje corriente. La experiencia que pretenden expresar, tas haberla realizado, supera la capacidad de expresión de las palabras en su significado literal. Es preciso dar a las palabras una nueva capacidad, dimensión y consonancia desconocidas, un sentido que no estuviera encerrado en el signo como una flecha en el carcaj. El sufismo enriqueció el árabe no sólo con nuevos sentidos para las mismas palabras, sino también con nuevas palabras que la lengua clásica admitió a duras penas. El vocabulario debió evolucionar, forzosamente, con la aparición de ideas y experiencias nuevas. Préstamos de otras lenguas, creación de vocablos o signos, adición de sentidos insólitos.
El sufismo fue en el Islam un extraordinario fermento de vida interior. No es sorprendente que las lenguas en que se expresó primero -el árabe, el persa, el turco- hayan notado sus efectos. Su cuerpo doctrinal recibió de distintas lenguas, sobre un fondo árabe, los medios de elaborarse, y pudo pasar a innumerables dialectos africanos y asiáticos y a lenguas extranjeras, como el chino.
Una experiencia inefable siempre escapará a las estructuras del lenguaje. Para comunicar cierta idea lo que es en profundidad, debe, en cierto modo, recrearse en un registro que escapa a las leyes comunes del lenguaje y que no puede ser sino el de la poesía o de la música. Todos los místicos han recurrido a la poesía, a su música, a sus símbolos, a su libertad, a ese prodigioso esfuerzo de espontaneidad –sin paradoja- que consiste en romper, con palabras, la jaula de las palabras para dejar pasar algo inefable. El deseo secreto del hombre, que se sacia en la ascención mística, hace estallar todos los marcos.
El sufismo ha llegado a nosotros por una tadición que se ha ido comunicando de generación en generación, principalmente de forma secreta, bajo el sello de la ley del arcano, y a consecuencia de una lenta iniciación bajo la influencia de un maestro (pir) o de una comunidad (tariqah).
La otra fuente de conocimiento más precisa y más rica, consiste en una enrome masa de escritos. Henry Corbin ha descubierto y explorado un nuevo campo, el de  “lo immaginal”. Es un campo de conciencia, que los sufíes cultivaron con atención. Intentar descubrirlo, es  dilatar la conciencia hasta un nivel de existencia al que pocos hombres han logrado elevarse. En las biografías de los místicos se mezclan elementos legendarios y hechos históricos. Ellos mismos recurren a anécdotas  simbólicas para expresar una intención divina.
El imán invisible
El imán oculto, todavía esperado, es el centro de la filosofía mística del islam. Se identifica con un personaje misterioso, el Madhi, cuya concepción es esenciál al shiísmo. Un ser predestinado, superior a los profetas, tiene que aparecen un día para asegurar en la tierra el reino de Dios. Puesto que todos los descendientes directos del Profeta por la rama de Alí eran exterminados, los alitas inventaron una especie de clandestinidad reservada a un imán de su sangre que se manifestaría algún día. Pero se produjo una escición entre los shiítas a partir del séptimo descendiente del yerno del Profeta. El sexto tuvo dos hijos: Ismail y Musa.
Unos sólo quisieron reconocer a Ismail como imán; se les llamó los ismailitas o septimánicos , pues sólo admitían al séptimo imán. Los otros, al morir Ismail antes que su padre, reconocieron en Musa al heredero del imanato. Pero uno de los descendientes de Musa, el duodécimo del linaje de Alí, Mohammad , desapareció misteriosamente en plena juventud. Sus partidarios detuvieron en su nombre la sucesión de los imanes y afirmaron que Mohammad reaparecería algún día como Madhi . Se les llamó doudecimánicos. El imán esperado está oculto, es Mohammad, descendiente de Musa, de Alí y de Fàtima. Vive en estado de ausencia, pero se manifestará en toda su gloria cuando el tiempo llegue. Esta es la fe de la mayoría de los shiítas, a excepción de los ismailitas, que aguardan el regreso de Ismail como futuro Madhi.
Los cármatas predicaban la igualdad de las razas, el sincretismo religioso, el comunismo de bienes. Fue el origen de los fatimíes. Los adversarios de los sufíes se las ingeniaron para confundir a algunos de ellos con los cármatas.
Muchos pensadores musulmanes nacieron en Persia, pero con frecuencia pertenecen a familias de militares y administradores árabes. Algunas diferencias separan a los pensadores árabes de los iraníes, pero convertirlas en oposición radical que afirme que los semitas no son aptos para la ciencia y la mística en beneficio de los iraníes –arios- no resiste examen riguroso. La división entre sunnitas y shiítas, por cruel que haya sido para los sufíes, no les impidió proseguir, en una u otra obediencia, entregando a menudo por encima de ellas, su propia vida.
Al oeste del Islam también hay desgarramientos, los almorávides pasan a España, pero su dominación fue efímera. Las querellas dinásticas favorecieron la caída de la dominación en España que había conocido un largo periodo de brillantez, una civilización sensual y gozosa con sabios, poetas y místicos que marcaban la búsqueda del placer, la riqueza y los poderes con un aura de munificencia y espiritualidad. Las cortes musulmanas de Toledo, Badajoz, Valencia, Denia, Almería, Granada y Sevilla. El siglo XIII es la época de la reconquista, durante los siglos de ocupación, la civilización islámica literaria, arquitectónica, administrativa dejó profundas huellas en la península. También dejó la obra de Ibn Arabi, nacido en Murcia, sobre los sufíes de Andalucía.
Corán
El sufismo hunde sus raíces en el Corán, y no es, como se ha pensado, una importación extraña al Islam, de origen judío, cristiano, zoroástico , hindú, neo-platónico.
Algunos autores han emitido la hipóteis de una “unidad de origen iniciático de todos los misticismos del Asia Menor”, el misticismo es inherente a la naturaleza humana y su punto de partida es un deseo natural de infinito y absoluto, con un capital de símbolos para expresarlo, que se toman de los lenguajes de las artes y de los oficios. A pesar de que tiene mucho de común con cualquier otro misticismo, el sufismo en sus orìgenes tuvo una forma específicamente musulmana. En las largas sesiones de dhirk , en común o en solitario, los sufíes recitaban los versículos revelados, algunos de ellos con predilección, estose convertía en un soporte para la meditación, con mucha cadencia, lo que podría ser el origen del sama, u oratiorio , concierto espiritual o danza, lo que debía encaminar hacia el éxtasis.
Los suras místicos
El primer Sura, la apertura, sirve para introducir todos los actos de culto: la plegaria, prosternaciones, consagraciones de los matrimonios, meditación y contemplación. Su recitado resume todo el libro. Es la base de la ascensióne espiritual, los místicos veían en cada uno de sus versículos uno de los siete dones de Dios: la creación, la misericordia, el juicio, el socorro, la vía, los favores, los castigos.
También en el Coran hay alegorías que nutrirán la silencios meditación de los sufíes.
El Sura de la Luz. “Dios es la luz de los cielos y la tierra...” (XXIV, 35-38). “Aquel cuyo corazón ha sido abierto por Dios...” (Corán, XVIII, 65-82)
El Sura de la Caverna, Moisés dialogando con su desconocido inicador.
Los siete durmientes de Efeso (XVIII, 9-17): ¿piensas acaso que la gente de la caverna y de ar Ragim son una maravilla entre nuestros signos?, de difícil exégesis.
El Paraíso: “Aquellos poseerán los jardines del Edén” (Corán XVIII, 31)
La piedad: “Dios no da importancia a la carne ni a la sangre. Lo que importa es vuestra piedad” (Corán XXII, 37). Este versículo es invocado por los que defienden la religión del corazón sobre la observancia de los ritos, justifica el movimiento de interiorización del culto que caracterizará a los místicos.

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