Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 10 de julio de 2015

¿Quién es el hombre, sacerdote jesuita, que hoy ostenta el Papado de la Iglesia Católica bajo el nombre de Francisco?

BIOGRAFÍA
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO

Stemma Papa FrancescoPapa Francesco, Jorge Mario Bergoglio

Nació el jueves 17 de diciembre de 1936, primogénito de Mario José Francisco Bergoglio y Regina María Sívori, ama de casa y muy cercana a él. Su barrio de siempre fue Flores, en una casa sencilla, chorizo y con glorieta, de la calle Membrillar al 500, a dos cuadras de la Plaza de la Misericordia. Y fue por allí donde jugó al fútbol -con pies planos y, con el tiempo, una rodilla maltrecha-, novió y tejió su primera barra de amigos.
En Flores asistió, también, a la escuela N° 8, Coronel Pedro Cerviño, donde su maestra de primer grado fue Estela Quiroga. El Papa la recuerda bien porque hasta que ella murió en 2006, a los 96, mantuvieron una correspondencia regular. Si hasta la invitó de manera especial a su ordenación sacerdotal.

Jugador de básquet, como su padre contador -no ferroviario como circuló en los últimos días-, solía ir a la cancha, al Viejo Gasómetro, junto con sus padres y sus cuatro hermanos: Oscar, Marta, Alberto y María Elena, la única que aún vive. ¿Insultaba? Como máximo, lanzaba un "atorrante" o "vendido" al árbitro. Pero no más. ¿Club? Obvio, San Lorenzo de Almagro. ¿Un jugador? El centrodelantero René Pontoni. Aunque al más reciente "Beto" Acosta lo retiene en una camiseta autografiada.
Jorge Mario Bergoglio Sacerdocio; Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969

El primer Papa americano es el jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, de 78 años, arzobispo de Buenos Aires. Es una figura destacada de todo el continente y un pastor sencillo y muy querido en su diócesis, que ha visitado a lo ancho y a lo largo, incluso trasladándose en medios de transporte público, en los quince años de ministerio episcopal.
«Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos», ha dicho más de una vez para explicar la opción de vivir en un apartamento y de prepararse la cena él mismo. A sus sacerdotes siempre les ha recomendado misericordia, valentía apostólica y puertas abiertas a todos. Lo peor que puede suceder en la Iglesia, explicó en algunas circunstancias, «es aquello que De Lubac llama mundanidad espiritual», que significa «ponerse a sí mismo en el centro». Y cuando cita la justicia social, invita en primer lugar a volver a tomar el catecismo, a redescubrir los diez mandamientos y las bienaventuranzas. Su proyecto es sencillo: si se sigue a Cristo, se comprende que «pisotear la dignidad de una persona es pecado grave».
Su biografía oficial es de pocas líneas, al menos hasta el nombramiento como arzobispo de Buenos Aires. Llegó a ser un punto de referencia por sus fuertes tomas de posición durante la dramática crisis económica que devastó el país en 2001.
En la capital argentina nació el 17 de diciembre de 1936, hijo de emigrantes piamonteses: su padre, Mario, era contador, empleado en ferrocarril, mientras que su madre, Regina Sivori, se ocupaba de la casa y de la educación de los cinco hijos.
Se diplomó como técnico químico, y eligió luego el camino del sacerdocio entrando en el seminario diocesano de Villa Devoto. El 11 de marzo de 1958 pasó al noviciado de la Compañía de Jesús. Completó los estudios de humanidades en Chile y en 1963, al regresar a Argentina, se licenció en filosofía en el Colegio San José, de San Miguel. Entre 1964 y 1965 fue profesor de literatura y psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe y en 1966 enseñó las mismas materias en el Colegio del Salvador en Buenos Aires. De 1967 a 1970 estudió teología en el Colegio San José, y obtuvo la licenciatura.
El 13 de diciembre de 1969 recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo Ramón José Castellano. Prosiguió la preparación en la Compañía de 1970 a 1971 en Alcalá de Henares (España), y el 22 de abril de 1973 emitió la profesión perpetua. De nuevo en Argentina, fue maestro de novicios en Villa Barilari en San Miguel, profesor en la facultad de teología, consultor de la provincia de la Compañía de Jesús y también rector del Colegio.
El 31 de julio de 1973 fue elegido provincial de los jesuitas de Argentina, tarea que desempeñó durante seis años. Después reanudó el trabajo en el campo universitario y entre 1980 y 1986 es de nuevo rector del colegio de San José, además de párroco en San Miguel. En marzo de 1986 se traslada a Alemania para ultimar la tesis doctoral; posteriormente los superiores le envían al colegio del Salvador en Buenos Aires y después a la iglesia de la Compañía de la ciudad de Córdoba, como director espiritual y confesor.
Es el cardenal Antonio Quarracino quien le llama como su estrecho colaborador en Buenos Aires. Así, el 20 de mayo de 1992 Juan Pablo ii le nombra obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. El 27 de junio recibe en la catedral la ordenación episcopal de manos del purpurado. Como lema elige Miserando atque eligendo y en el escudo incluye el cristograma ihs, símbolo de la Compañía de Jesús.
Concede su primera entrevista como obispo a un pequeño periódico parroquial, «Estrellita de Belén». Es nombrado enseguida vicario episcopal de la zona de Flores y el 21 de diciembre de 1993 se le encomienda también la tarea de vicario general de la arquidiócesis. Por lo tanto no sorprendió que el 3 de junio de 1997 fuera promovido como arzobispo coadjutor de Buenos Aires. Antes de nueve meses, a la muerte del cardenal Quarracino, le sucede, el 28 de febrero de 1998, como arzobispo, primado de Argentina. El 6 de noviembre sucesivo fue nombrado Ordinario para los fieles de rito oriental residentes en el país y desprovistos de Ordinario del propio rito.
Tres años después, en el Consistorio del 21 de febrero de 2001, Juan Pablo ii le crea cardenal, asignándole el título de san Roberto Bellarmino. En esa ocasión, invita a los fieles a no acudir a Roma para celebrar la púrpura y a destinar a los pobres el importe del viaje. Gran canciller de la Universidad Católica Argentina, es autor de los libros Meditaciones para religiosos (1982), Reflexiones sobre la vida apostólica (1986) y Reflexiones de esperanza (1992).
En octubre de 2001 es nombrado relator general adjunto para la décima asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos, dedicada al ministerio episcopal, encargo recibido en el último momento en sustitución del cardenal Edward Michael Egan, arzobispo de Nueva York, de presencia necesaria en su país a causa de los ataques terroristas del 11 de septiembre. En el Sínodo subraya en particular la «misión profética del obispo», su «ser profeta de justicia», su deber de «predicar incesantemente» la doctrina social de la Iglesia, pero también de «expresar un juicio auténtico en materia de fe y de moral».
Mientras, en América Latina su figura se hace cada vez más popular. A pesar de ello, no pierde la sobriedad de trato y el estilo de vida riguroso, por alguno definido casi «ascético». Con este espíritu en 2002 declina el nombramiento como presidente de la Conferencia episcopal argentina, pero tres años después es elegido y más tarde reconfirmado por otro trienio en 2008. Entre tanto, en abril de 2005, participa en el cónclave en el que es elegido Benedicto xvi.
Como arzobispo de Buenos Aires —diócesis de más de tres millones de habitantes— piensa en un proyecto misionero centrado en la comunión y en la evangelización. Cuatro los objetivos principales: comunidades abiertas y fraternas; protagonismo de un laicado consciente; evangelización dirigida a cada habitante de la ciudad; asistencia a los pobres y a los enfermos. Apunta a reevangelizar Buenos Aires «teniendo en cuenta a quien allí vive, cómo está hecha, su historia». Invita a sacerdotes y laicos a trabajar juntos. En septiembre de 2009 lanza a nivel nacional la campaña de solidaridad por el bicentenario de la independencia del país: doscientas obras de caridad para llevar a cabo hasta 2016. Y, en clave continental, alimenta fuertes esperanzas en la estela del mensaje de la Conferencia de Aparecida de 2007, que define «la Evangelii nuntiandi de América Latina».
Hasta el inicio de la sede vacante era miembro de las Congregaciones para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, para el clero, para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica; del Consejo pontificio para la familia y de la Comisión pontificia para América Latina.


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NOTA:

Jorge Mario Bergoglio, un hombre con luces y sombras

Univision.com | Mar 15, 2013
Su elección como Papa resultó una sorpresa. Superando a varios cardenales considerados “papables”, Bergoglio es ahora el primer papa latinoamericano. Pero más sorprendente aún es que se trata del primer Jesuita en ocupar el puesto que Jesús encargó al apóstol Pedro.
Sus inclinaciones humildes, su sencillez desde el primer momento que se asomó como Papa en el Balcón de las Bendiciones frente a la plaza de San Pedro, sus supuestos vínculos con la dictadura argentina. De ahora en adelante todo cuanto haga o haya hecho Jorge Mario Bergoglio está expuesto ante la opinión pública mundial, que ha visto el ir y venir de los escándalos de pederastia al interior de la iglesia católica, los rumores de corrupción y el tráfico de influencias conocido tras la fuga de documentos secretos de Benedicto XVI, hecho que se conoce como el escándalo deVatileaks. Esa misma opinión pública que vio también renunciar al papa alemán en un hecho sin precedentes en la historia contemporánea.
Para muchos, lo más importante es saber qué esperar del papado de Francisco, nombre que eligió el cardenal argentino para acompañarlo al ser nombrado Papa, el número 266 de la historia.
“Una cosa es el Bergoglio que uno conoce en el mano a mano. Es un hombre muy sencillo, muy humilde, brillante, inteligente. Es un típico representante de la Compañía de Jesús, un típico jesuita con todo lo que eso implica. Con esa formación casi militar que tienen los jesuitas”, dijo a Univision.com la periodista y escritora Olga Wornat.
“Es eso --continúa la escritora--, un hombre agradable, un hombre sencillo, un hombre que está totalmente alejado de los oropeles del poder de la iglesia, de ese Vaticano que uno ve allá tan lejano con los trajes de los cardenales, con todos los ornamentos del Papa”.
Wornat conoció a Bergoglio a comienzos del año 2000. Ella se encontraba en la investigación para su libro Nuestra santa madre en el que retrata la historia de la iglesia católica argentina, y que causó tal polémica que derivó en la caída del arzobispo tercero en la línea sucesora en Argentina.
La escritora destaca que un punto en particular para entender la forma de ser del pontífice y vaticinar un poco el proceder que tendrá el papa Francisco, es adentrarse en la congregación de la Compañía de Jesús.
Wornat apunta que “los jesuitas han sido una orden que nació justamente para luchar contra la división, ese gran cisma que se provocó en la iglesia católica allá por el año 1500 en las guerras contra Lutero. Ellos eran justamente la guerrilla antilutero y esa formación, esa impronta casi militar que ha tenido la Compañía de Jesús, esa impronta la tiene Jorge Bergoglio”.
Distanciados por Juan Pablo II
“Los jesuitas fueron una congregación bastante castigada dentro de la iglesia católica a pesar de ser los más brillantes de la iglesia católica. Fue llevada prácticamente a la disgregación, a su desaparición durante el mandato del papa Juan Pablo II. Juan Pablo II los veía como marxistas, como guerrilleros, como revolucionarios.
“Les tenía pánico y permanentemente los estaba llamando al orden, retándolos, y los apartó totalmente de cualquier involucramiento en las decisiones del Vaticano, y colocó a su lado a las órdenes más de la derecha, que son el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. Esa fue la etapa que le tocó vivir a Bergoglio como provincial de los jesuitas en Argentina durante los años de Juan Pablo II”, recuerda Wornat.
Tras conocerse la elección de un jesuita como el nuevo líder de la iglesia católica, los jesuitas de inmediato alzaron la voz y mostraron su respaldo al papa Francisco.
“La Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús renueva su fidelidad y se congratula, con toda la iglesia, por la elección de Su Santidad el papa Francisco, como nuevo sucesor de Pedro”, rezó un comunicado de la congregación enviado el mismo día de la elección del Papa.
“Como jesuitas, a la luz de este nombramiento, nos sentimos alentados en nuestra misión: el servicio de la fe, la promoción de la justicia, el diálogo con las culturas y el diálogo interreligioso; misión en la que hemos sido confirmados en distintos momentos por los romanos Pontífices”, se lee en el texto.
Jesuita, con todo lo que eso implica
Un técnico químico, trabajador de un laboratorio, profesor de literatura, de filosofía y teólogo, con una “formación intelectual impresionante”, aficionado de la música clásica, la ópera y el fútbol, Bergoglio tiene también “muy buen contacto con los humildes, justamente por eso, porque es un hombre profundamente sencillo”, relata Olga Wornat.
Siendo “un hombre tremendamente disciplinado, que cumple a rajatabla con los votos de castidad, pobreza y obediencia”, las notas de un Bergoglio que alguna vez tuvo una novia, que ya como arzobispo jamás ocupó los vehículos oficiales para su cargo, ni que se dejó besar el anillo, o que tiene una salud frágil por contar con un solo pulmón, hoy son noticia.
“Cada vez que llegaba la Semana Santa se iba a los lugares, a los hospitales, donde está la gente más humilde, a los orfanatos de niños, a las cárceles, a lavar los pies de los presos y de los ancianos”, recuerda Wornat, que, finalmente apunta, “pero cuidado, es jesuita”.
La periodista argentina recuerda que en su investigación en el Vaticano conoció un célebre dicho: “Nunca un Papa se va a enterar cuántas congregaciones de monjas hay, cuánta plata manejan los salesianos, ni qué piensa un jesuita”. De esa congregación han salido –a juicio de Wornat—los más grandes intelectuales de la historia.
Conservador y ortodoxo, pero no inflexible
Una de las cosas que más llamaron la atención tras pronunciarse el famoso “Habemus Papam” fue la demora del Gobierno de Argentina en dar un pronunciamiento al respecto. Finalmente, la presidenta Cristina Fernández emitió una carta en la que felicitaba al nuevo Sumo Pontífice, pero la demora y sus cuestionamientos se quedaron ahí.
Bergoglio, “conservador y ortodoxo, férreo opositor al aborto, al matrimonio gay --tuvo palabras durísimas cuando en Argentina se sancionaron esas leyes--, es un férreo opositor también a cuando en Argentina se sancionó la ley por la muerte digna”.
“Es un hombre que se ha enfrentado a los presidentes políticos de Argentina, no es un hombre al que le gusten los despachos de los políticos, como a los anteriores cardenales primados, no es un hombre que vaya a andar haciendo lobby en las residencias presidenciales”, puntaliza Wornat.

Bergoglio, las sombras

Y en los medios –y en pleno apogeo de las redes sociales--, hay quienes no han echado las campanas al vuelo con la elección de Jorge Bergoglio como Papa. El principal argumento: sus supuestos nexos con la dictadura argentina.
“Bergoglio obviamente fue marcado por la dictadura argentina, por esos años tan oscuros. Hay sacerdotes jesuitas que lo señalan a él, lo acusan de haber entregado a sacerdotes de su congregación. Hablé justamente con los dos sacerdotes que habían sido secuestrados, torturados, que estuvieron en un campo de concentración, sacerdotes jesuitas que trabajaban con Bergoglio y que posteriormente acusaban a Bergoglio”, recuerda la autora de Nuestra santa madre.
“Lamentablemente Orlando Yorio murió en el año 2001 de un infarto porque quedó muy afectada su salud por las torturas que había recibido y él me dijo siempre que Bergoglio lo había perseguido muchísimo. En cambio, Francisco Jalics, que es el otro sacerdote, se exilió en Alemania. También hablé con él y él no quiso remover la historia porque me dijo que él ya se había reconciliado con Bergoglio, que ya habían hablado a profundidad de todo lo que había sucedido en esos años y que él había dado vuelta a la página”.
Para Wornat, “sería muy irresponsable de mi parte decir que Bergoglio fue cómplice de la dictadura. Cuando yo hablé con él y le comenté todos estos temas, yo lo manifesté con él y le pregunté que qué pensaba, que qué me decía. Tardó un poco en contestarme, pero finalmente me dijo que esas eran cosas que a él le provocaban un profundo dolor, que él había sufrido mucho con eso, y que eso no era verdad.
“¿Quién tiene la razón? No lo sé. Él me aceptó que se había reunido en dos oportunidades con el dictador, el almirante Massera (Emilio Eduardo) y se había reunido en dos oportunidades con el dictador Jorge Videla. Pero dijo que fue para pedir por los sacerdotes que estaban secuestrados, Yorio y Jalics, y que tras los encuentros se logró la liberación. Sin embargo, Yorio me dijo todo lo opuesto”.
Para la autora, esta es “una historia compleja, difícil”, en la que no le es posible determinar quién dice la verdad. No obstante, Wornat sí apunta que, "cuando fue requerido por la justicia, nadie pudo asegurar que Bergoglio estuviera detrás de la tortura contra ninguno de los acusadores, lo que sí pasó con otros clérigos”.
¿Qué esperar de su papado?
Después de un muy carismático Juan Pablo II, salpicado por escándalos de pederastia en la iglesia católica, y después de un Benedicto XVI con mucho menos carisma y que abrió grandes preguntas con su renuncia, las expectativas puestas en el papa Francisco son grandes.
“Durante su papado yo no creo que se discutan temas como el celibato, el aborto, el papel de la mujer en la iglesia o el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ojo, tampoco es parte de Opus Dei, no es inflexible ni de ultraderecha”, señala Olga Wornat.
“Este Papa no va a ser el Papa de las grandes reformas que la iglesia está esperando. No sé si será el papa que llame a un Concilio Vaticano Tercero, o a lo mejor sí. Él es parecido en muchos aspectos a Juan Pablo II. Tenía muy buena relación con Ratzinger, con quien compartía sobretodo la tolerancia cero a la pederastia, y tuvo sus dificultades y sus cuestionamientos a Juan Pablo II, justamente por el manto de protección que el Papa Wojtyla le dio fundamentalmente a Marcial Maciel, quien se amparó en la protección de Juan Pablo II por los temas de las terribles denuncias de pedofilia que tenía.
“Yo sé que Bergoglio está perfectamente enterado de toda la corrupción que hay en el Vaticano, de la corrupción y el lavado de dinero del banco del Vaticano. A él no lo vas a ver involucrado en corruptelas. Él está totalmente alejado de esto".
Y aunque el papa Francisco, a juicio de la periodista, “no será el papa de los revolucionarios, dentro de los jesuitas, también hay divergencias y posturas diferenciadas. Vamos a ver cuánto pesan esas posturas”, concluyó.
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