lunes 14 de noviembre de 2011
El abismo de la República
Fernando Luis Egaña - ATV
Narcogenerales. Petro-Farc. Contrabando de uranio.
Mafias rusas. Control cubano.
¿En qué abismo ha caído esta República?
Pues en el abismo de una satrapía de secta que
tiene una faz pública en el Estado que aparece
en la Gaceta Oficial, y otra, la que concentra el poder,
que se desenvuelve en el reino de la delincuencia
organizada, nacional y foránea, y que sólo procede
en función del dominio estatal, la depredación de los
recursos y el continuismo político.
Y lo más grave es que una parte sustancial de
los venezolanos no puede o no quiere ver estas
realidades. Entre otras razones, porque la
poderosa maquinaria de propaganda roja atribuye
cualquier denuncia, indicio o evidencia de la naturaleza
y actuación mafiosa del régimen bolivarista a las
campañas desestabilizadoras del imperio y sus lacayos
nacionales, verbigracia todos los que no estén
subordinados a la satrapía.
El narco-escándalo Makled, que casi no dejaba
hueso sano en los pináculos del poder político-militar
de la "revolución", ha sido prácticamente erradicado del
espacio mediático, y la versión oficial tiene el descaro
de presentarlo como un triunfo de la justicia bolivariana
sobre una jugarreta del imperio. No importa, desde
luego, que se trate de un caso emblemático de
la "narconchupancia", para decirlo, incluso, con levedad.
Por otra parte, la existencia de imbricadas relaciones entre
el Estado bolivarista y los grupos narco-terroristas de
Colombia, es un hecho ampliamente conocido, aunque
no lo sean tanto los contenidos y alcances
específicos de algunas de esas imbricaciones.
Ahora mismo, se están revelando pormenores
de un ofrecimiento de financiación petrolera a las Farc
que, en medio de la saturación y descalificación opinática
sobre estos temas, está pasando no inadvertido pero sin
suscitar mayor interés.
Y qué envuelven los estrechos vínculos con la Guardia
Republicana de Irán, verdadero poder por encima de la
presidencia civil de Ahmadinejad o de la jefatura religiosa
de Jamenei. Acaso una de las centrífugas más temibles
en el dominio internacional de lo ilícito. En tenor
parecido a la que maneja el vicepresidente Sechin,
capo del sector militar y petrolero del Estado ruso, y no
por nada la contraparte favorita de los jerarcas bolivaristas.
¿Y el poder de los cubanos en Venezuela? Sin duda que
ilimitado, porque va desde el manejo de la salud del señor
Chávez, hasta el control último de funciones políticas,
policiales, administrativas, petroleras, financieras, diplomáticas
y hasta militares. No hay nada importante en nuestro país que
esté fuera del radar de los hermanos Castro Ruz.
¿Y dónde queda la República venezolana ante semejante e
ilegítimo entramado de poder extranjero? Pues aplastada
por una satrapía que utiliza algunos ropajes
democráticos y todos los recursos nacionales para disimular
su esencia y vocación. Tarea que realiza con gran habilidad
para su propio provecho y para que la República nacional
permanezca en el abismo.
flegana@gmail.com
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