Antes de pasar adelante: Se está formando una comisión de profesionales venezolanos de alto nivel patriótico para ir a Libia, a rescatar las dos Espadas del Libertador, que tenía en su poder el señor Gadaffi, La comisión desea que el símbolo bolivariano no sea irrespetado.
La desgracia más grande que puede sufrir un país, es que su ejército se deje ganar por el narco poder. Ante esa situación queda irremediablemente perdido; no tienen esos países del desastre, forma para quitarse de encima esa peste de la humanidad, que lo infecta de repente, pues los resortes morales que debieron servirle de valladar, están rotos.
¿Cuál moral tiene un generalote que se encarama un mojón entorchado en cada hombro, con estrellas y soles? y si le da su real gana lo decora con medialunas, y eclipses, pues el mojón además de servir para limitar posesiones, como todo mojón, tiene suficiente capacidad para exhibir lo que el jefe quiera. La estulticia del amojonado, queda patente ante el pueblo, que no ignora que el valor demostrado por tal badulaque, fue y es mantener la geta bien cerrada; y dejar que jueguen la pelota con el país. Que la maldad, se entronice y corrompa en profundidad las capas de la población.
Los ejércitos corruptos, los ejércitos del narco, tienen un solo deber: No es precisamente defender la Patria: El deber que tienen estos vagabundos de siete suelas es defender a un capo que exige obediencia, y les hace creer que es heredero de los manes de la república. El hace y deja hacer. Normalmente padecen de hablantina, de estupidez sonora, que en todos los casos los hace hablar sin descanso. Los tiranos tienen una particularidad común: No se sabe de algún tirano que haya usado papel higiénico, para ese menester tienen con estirar la mano, las constituciones de las repúblicas.
¡Ah pero, detrás del tirano está normalmente la familia y los allegados!!, todos eminentes aprovechadores, allí, la bienandanza de los busaqueros de dólares, que prevalidos de un cabecilla lleno de poder, y sin moral alguna, les permite el saqueo a las arcas del país, que en definitiva es el patrimonio de los más pobres, entonces, la mesnada puede con toda comodidad robar, tanto es así, que penetran los bancos de la república, y negocian a nombre de ella, buscando mayor cuantía.
Los tiranos tienen debilidad por los desfiles, en los desfiles, quedan en evidencia, pues lo primero que hacen es mandar que la tropa desfile desarmada, sin proyectiles; en aquellos momentos son los "reyes de reyes", pero la humanidad sabe, que así como se muestran mayestáticamente, al rato pueden verlos vueltos piltrafa.
A cada tirano le llega su hora, como a los cochinos su sábado. Aunque no se crea, ellos todo el tiempo están oyendo a su conciencia, -como cualquier mortal-, y saben que hacen daño, que les remuerde porque para mantener a un tirano, no son necesarios los votos que representan la voluntad popular, le basta con sacar cuenta de cuantos hombres armados, ideologizados, tiene para torcer la voluntad del pueblo. Normalmente tienen las cárceles llenas de hombres y mujeres que pronto se van pudriendo, desde el poder corrompido ordenan los juicios de manera que no se haga justicia, lo que interesa es la maldad, producir el mayor daño posible, no solo al preso, también a la familia, que muchas veces tiene que recorrer inmensas distancias para asistir con el abogado al preso, y la mayoría de las veces, el juez de acuerdo con los altos mandos, "no tiene audiencia", y vuelta atrás: La familia, el abogado y los testigos; al tirano, solo le interesa que sientan la garra...
Esos juicios los hicieron: Gadaffi, Pinochet, Castro, los tiranos argentinos, Videla, Massera, los cara pintada, el señor Hitler, y su pana Mussolini, el che Perón, Rosas, el narco Noriega, etc., cada vez peores, para que el resto de la población se amedrentara. Por supuesto, un régimen de terror, necesita para mantenerse una gran red de informadores, para ello, y sin ninguna moral, empleaban a los integrantes del grupo familiar para que se delaten entre ellos.
Muchos científicos han estudiado la maquinaria que comienza a moverse al paso del tirano, entre ellos está la valiente estudiosa Anna Arendt.
El tirano tiene que saber, que su vida está entre el supremo lujo y disfrute de todos los bienes que puede adquirir el dinero, y la más horrenda muerte. En Venezuela, el caso del tirano Gómez, ha sido una excepción mundial, que le permitió el destino, que pudiera desencajar su rostro y adquirir una sonrisa diuturna, -la sonrisa de las calaveras- en su lecho, él sintió, más que la misma pérdida de la vida, saberse valetudinario, enfermo sin remedio alguno, y boquear dando lástima, temblando con el frío último, y tener la seguridad que quienes lo acompañan ya no piensan en él, están pensando por donde huir, pues afuera está el pueblo feroz. Opinamos que la principal pérdida que sufre un tirano, es la pérdida de la noción del tiempo, ellos viven en una dimensión que tiene por los cuatro costados los grandes espejos donde se miran permanentemente, el paisaje más lejano que contempla es su figura misma.
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