Universidades
El Nacional 15 DE JUNIO 2013 - pág.Opinion 9
El asedio no empezó en 2007, que es el año que las universidades recibieron un presupuesto bastante parecido al solicitado, casi 30% menos. El año siguiente y todos los que pasaron hasta llegar a 2013 el Ejecutivo se ha valido de la reconducción para no incrementar los montos que los centros de estudio dedican a la investigación, al mantenimiento y a la extensión.
No importa que en ese tiempo en Venezuela la inflación se haya disparado y que sea casi imposible cubrir las necesidades elementales con cantidades semejantes. Si en 6 meses los precios de las manzanas se han multiplicado por 10, lo mismo que las resmas de papel tamaño carta, imagine cuán poco se podrá adquirir con la minucia que reciben los centros de educación superior que se mantienen autónomos y democráticos.
No es un hostigamiento gratuito, tampoco un capricho, sino la necesidad de torcerle el pescuezo a una institución que se mantiene respondona, aunque le han mojado la pólvora y muchos de los atributos de los que se ufana, como el libre debate y la calidad formativa, son más infundios que historia real. Siendo buena parte de los personeros del régimen productos y subproductos de esas universidades contamos con elementos concretos para medir con precisión la magnitud del fracaso. No tomemos en cuenta a los encapuchados tirapiedras que no lograron graduarse y se hacen llamar doctor en los pasillos de la Cancillería, ni a los graduados que nunca ejercieron la profesión por haberse dedicado a la política, a buscar un cargo gubernamental; enfoquémonos en gente de prestigio y reconocimiento en su gremio, que por conexiones políticas les toca integrar, como de hecho ocurrió, el jurado del Premio Nacional de Periodismo y no encuentran a nadie mejor para premiar que a un difunto, a quien le atribuyen bondades que por tratarse de un finado no vamos a discutir. Sólo digo que, si iban a incentivar talentos idos, debieron empezar por Bolívar, aunque yo prefiero a Páez y no sólo por compartir orígenes.
El poco tino de ese jurado y su alta capacidad de arrastre, de pegar la lengua al piso, se compagina con el tipo de periodismo alcahueta y ramplón que se ejerce en los medios oficiales, el cual valora más al comunicador que asiente que al que pregunta sin miramientos y sin guiones elaborados por los jefes y los comisarios políticos. Así como fueron obviados los profesionales del periodismo que a diario arriesgan el pellejo para informar sobre lo que el Gobierno calla y esconde, a las universidades autónomas les pretenden ahogar el poco aliento crítico que les queda para amoldarlas a las necesidades del socialismo del siglo XXI, y graduar hombres doblados, dispuestos a poner el hombro para que los funcionarios del partido trepen y acumulen grandes fortunas, mientras al pueblo le tiran migajas y alimentos cancerígenos, como los helados aromatizados artificialmente de marca Copelia. Ventas suspendidas, en paro, con la casa que vence las sombras, UU-UCV.
La poesía (del griego ποίησις 'creación' < ποιέω 'crear') es un género literario considerado como una manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa.1 También es encuadrable como una «modalidad textual» (esto es, como un tipo de texto).2 Es frecuente, en la actualidad, utilizar el término «poesía» como sinónimo de «poesía lírica» o de «lírica», aunque, desde un punto de vista histórico y cultural, esta es un subgénero o subtipo de la poesía.
¿CUAL ERA LA BELLEZA Y LA MANIFESTACION ESTETICA QUE SALIA DEL ALMA DE HUGO CHAVEZ?
EN ESPECIAL SU HERMOSO VOCABULARIO CUANDO POR EJEMPLO MALDIJO AL PUEBLO DE ISRAEL A CUYA CULTURA DEBE RESPETAR EL MEDICO PEREZ SO YA QUE ES UN CONVERSO A LA MISMA, LO QUE LE FALTA ES PARTICIPAR TAMBIEN DE UN HOMENAJE A ADOLF HITLER QUE ERA ARTISTA PLASTICO EN LA MISMA MEDIDA QUE HUGO CHAVEZ ES POETA. IMAGINO QUE ME VAN A CONTESTAR QUE SER POETA (vate, en lenguaje literario) es una persona dedicada a la escritura de poesía. Hay quienes consideran que la mejor poesía es, hasta cierto punto, eterna y universal, y que trata de temas comunes a todo ser humano; otros están más absortos en sus cualidades particulares, personales y efímeras o simplemente lingüísticas Y que la poesía tiene sus más profundas raíces en la tradición de la literatura oral...Si compadres pero las raíces que "uno de los nuestros" : HUGO CHAVEZ están ARRAIGADAS en la sombra del colectivo venezolano, y su estética es lo soez, lo degradante, "te voy a dar lo tuyo" (me imagino que es un verso),
la ordinariez, el odio, el resentimiento que es válida porque está también en las raíces de nuestro pueblo, pero no lo eleva a niveles universales elevados sino rastreros, instintivos de su cerebro primario...Ahora como lo que uno vió en los poetas de los 60-70 no era tampoco nada edificante y ellos hoy son los plumarios del chavismo,
HUGO CHAVEZ es el fiel espejo de quienes eran ellos en realidad...Se quitaron las caretas. Pero los que si
no merecen compartir el homenaje con Chávez son los poetas populares, es como mezclar mierda con caviar.
El premio nacional
EL NACIONAL 9 DE JUNIO 2013 -
Hugo Chávez ganó el Premio Nacional de Periodismo. Así titularon en primera página el pasado jueves 6 de junio los diarios oficialistas que, ya sean privados o de instituciones públicas, son cada vez más numerosos y para atraer lectores a la fuerza circulan gratuitamente o con precios insignificantes que no pagan siquiera el costo el papel. Claro, son medios subsidiados con el dinero de todos para funcionar como aparatos proselitistas del proyecto político de unos pocos.
Para los millones de ciudadanos que no participamos del culto que el recién bautizado “Comandante eterno” gane ese premio es una decisión difícil de digerir. Puede uno sentirse tentado a creer que se trata de un acto de cinismo mayor, un ataque descomunal de sectarismo fanático o ponerse sociológico y comprensivo e interpretarlo como una alucinación cuasirreligiosa o, en el mejor caso, como un acto de fe revelada de parte del jurado que lo decidió.
Porque otorgarle el premio a alguien que no ejerció el periodismo, no estuvo asociado a la investigación o la docencia de la comunicación, ni fue empresario o directivo de algún medio, no importa que el personaje esté vivo o haya muerto y siga vivo, es de por sí un disparate, un acto de arbitrariedad mayor y una manera de degradar aún más un reconocimiento que ya es visto por la inmensa mayoría del gremio como el Premio Nacional de Periodismo Oficialista.
Pero, además, entregárselo –aunque haya sido decidido como galardón “extraordinario”– a un gobernante que confrontó abiertamente el ejercicio del periodismo libre; que insultó públicamente y descalificó sin piedad a periodistas venezolanos y extranjeros cuando le hacían preguntas incómodas; que validó con su silencio los centenares de ataques intimidatorios y agresiones físicas contra profesionales del área, rigurosamente registrados en los informes anuales de ONG como Provea, Espacio Público, Reporteros sin Fronteras o el IPYS, y dramáticamente relatados en libros como Periodistas en la mira de Petruvska Simme; un hombre que violó de manera sistemática y flagrante la libertad de comunicación de los ciudadanos comunes a través del uso caprichoso, arbitrario y ventajista de las cadenas radioeléctricas, hecho descrito con rigurosidad en el libro La presidencia mediática del periodista Andrés Cañizález; que con el pretexto del fin de la concesión ordenó el cierre de un canal televisivo privado y vivió sus últimos años amenazando con hacer lo mismo con los que sobrevivieron si “no se portaban bien”; que auspició y celebró el ejercicio pervertido, sesgado y degradante del oficio a través del apoyo incondicional a Mario Silva y su programa La Hojilla; entregarle el Premio Nacional de Periodismo a una persona con este prontuario es por lo menos cometer una gran injusticia y una burla –un desplante provocador– a los miles de profesionales del periodismo y ciudadanos comunes víctimas de estos desafueros.
Es cierto que la historia de Venezuela ha estado plagada de gestos alucinados, cursis o patéticos, siempre asociados al culto mítico, la alabanza o la adulancia a hombres y mujeres de poder. Desde las damas del siglo XIX que hacían retratos con los cabellos cortados a próceres de la Independencia, reseñados con fina ironía por Roldan Esteva Grillet en su libro Desnudos no por favor; pasando por los legendarios discursos del padre Borges alabando las cualidades intelectuales del tirano Juan Vicente Gómez, o los generales que acompañaban los desplantes de Blanca Ibáñez, la amante del presidente de entonces, ataviada de uniforme militar dirigiendo operaciones de socorro.
Uno esperaba que en el siglo XXI entráramos en otro ciclo de la cultura política que le dijera adiós a tanto atavismo. Pero no fue así. Hay que prepararse. Ya vendrán por allí el Premio Nacional de Cultura, por sus aportes a la música popular. O el de Ciencia, por su capacidad para divulgar desde Aló, Presidente los adelantos tecnológicos de los tractores iraníes. Ya vendrán.
Para los millones de ciudadanos que no participamos del culto que el recién bautizado “Comandante eterno” gane ese premio es una decisión difícil de digerir. Puede uno sentirse tentado a creer que se trata de un acto de cinismo mayor, un ataque descomunal de sectarismo fanático o ponerse sociológico y comprensivo e interpretarlo como una alucinación cuasirreligiosa o, en el mejor caso, como un acto de fe revelada de parte del jurado que lo decidió.
Porque otorgarle el premio a alguien que no ejerció el periodismo, no estuvo asociado a la investigación o la docencia de la comunicación, ni fue empresario o directivo de algún medio, no importa que el personaje esté vivo o haya muerto y siga vivo, es de por sí un disparate, un acto de arbitrariedad mayor y una manera de degradar aún más un reconocimiento que ya es visto por la inmensa mayoría del gremio como el Premio Nacional de Periodismo Oficialista.
Pero, además, entregárselo –aunque haya sido decidido como galardón “extraordinario”– a un gobernante que confrontó abiertamente el ejercicio del periodismo libre; que insultó públicamente y descalificó sin piedad a periodistas venezolanos y extranjeros cuando le hacían preguntas incómodas; que validó con su silencio los centenares de ataques intimidatorios y agresiones físicas contra profesionales del área, rigurosamente registrados en los informes anuales de ONG como Provea, Espacio Público, Reporteros sin Fronteras o el IPYS, y dramáticamente relatados en libros como Periodistas en la mira de Petruvska Simme; un hombre que violó de manera sistemática y flagrante la libertad de comunicación de los ciudadanos comunes a través del uso caprichoso, arbitrario y ventajista de las cadenas radioeléctricas, hecho descrito con rigurosidad en el libro La presidencia mediática del periodista Andrés Cañizález; que con el pretexto del fin de la concesión ordenó el cierre de un canal televisivo privado y vivió sus últimos años amenazando con hacer lo mismo con los que sobrevivieron si “no se portaban bien”; que auspició y celebró el ejercicio pervertido, sesgado y degradante del oficio a través del apoyo incondicional a Mario Silva y su programa La Hojilla; entregarle el Premio Nacional de Periodismo a una persona con este prontuario es por lo menos cometer una gran injusticia y una burla –un desplante provocador– a los miles de profesionales del periodismo y ciudadanos comunes víctimas de estos desafueros.
Es cierto que la historia de Venezuela ha estado plagada de gestos alucinados, cursis o patéticos, siempre asociados al culto mítico, la alabanza o la adulancia a hombres y mujeres de poder. Desde las damas del siglo XIX que hacían retratos con los cabellos cortados a próceres de la Independencia, reseñados con fina ironía por Roldan Esteva Grillet en su libro Desnudos no por favor; pasando por los legendarios discursos del padre Borges alabando las cualidades intelectuales del tirano Juan Vicente Gómez, o los generales que acompañaban los desplantes de Blanca Ibáñez, la amante del presidente de entonces, ataviada de uniforme militar dirigiendo operaciones de socorro.
Uno esperaba que en el siglo XXI entráramos en otro ciclo de la cultura política que le dijera adiós a tanto atavismo. Pero no fue así. Hay que prepararse. Ya vendrán por allí el Premio Nacional de Cultura, por sus aportes a la música popular. O el de Ciencia, por su capacidad para divulgar desde Aló, Presidente los adelantos tecnológicos de los tractores iraníes. Ya vendrán.
La poesía (del griego ποίησις 'creación' < ποιέω 'crear') es un género literario considerado como una manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa.1 También es encuadrable como una «modalidad textual» (esto es, como un tipo de texto).2 Es frecuente, en la actualidad, utilizar el término «poesía» como sinónimo de «poesía lírica» o de «lírica», aunque, desde un punto de vista histórico y cultural, esta es un subgénero o subtipo de la poesía.
¿CUAL ERA LA BELLEZA Y LA MANIFESTACION ESTETICA QUE SALIA DEL ALMA DE HUGO CHAVEZ?
EN ESPECIAL SU HERMOSO VOCABULARIO CUANDO POR EJEMPLO MALDIJO AL PUEBLO DE ISRAEL A CUYA CULTURA DEBE RESPETAR EL MEDICO PEREZ SO YA QUE ES UN CONVERSO A LA MISMA, LO QUE LE FALTA ES PARTICIPAR TAMBIEN DE UN HOMENAJE A ADOLF HITLER QUE ERA ARTISTA PLASTICO EN LA MISMA MEDIDA QUE HUGO CHAVEZ ES POETA. IMAGINO QUE ME VAN A CONTESTAR QUE SER POETA (vate, en lenguaje literario) es una persona dedicada a la escritura de poesía. Hay quienes consideran que la mejor poesía es, hasta cierto punto, eterna y universal, y que trata de temas comunes a todo ser humano; otros están más absortos en sus cualidades particulares, personales y efímeras o simplemente lingüísticas Y que la poesía tiene sus más profundas raíces en la tradición de la literatura oral...Si compadres pero las raíces que "uno de los nuestros" : HUGO CHAVEZ están ARRAIGADAS en la sombra del colectivo venezolano, y su estética es lo soez, lo degradante, "te voy a dar lo tuyo" (me imagino que es un verso),
la ordinariez, el odio, el resentimiento que es válida porque está también en las raíces de nuestro pueblo, pero no lo eleva a niveles universales elevados sino rastreros, instintivos de su cerebro primario...Ahora como lo que uno vió en los poetas de los 60-70 no era tampoco nada edificante y ellos hoy son los plumarios del chavismo,
HUGO CHAVEZ es el fiel espejo de quienes eran ellos en realidad...Se quitaron las caretas. Pero los que si
no merecen compartir el homenaje con Chávez son los poetas populares, es como mezclar mierda con caviar.
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