Leer Las Manos (1963), releer las vanguardias en Venezuela
Radicado en la ciudad de Mérida, José Antonio Castro (1930) es poeta, narrador y ensayista. En 1981 ganó el Concurso de Cuentos de El Nacional. En su obra destacan los estudios que ha hecho de numerosos narradores venezolanos: Gallegos, Pocaterra, Díaz Rodríguez y Denzil Romero, entre muchos otros
En 1963, aparece pu-blicado bajo los auspicios de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad del Zulia el poemario Las manos de José Antonio Castro.
Se trata de un joven profesor recién llegado de Nueva York en donde hizo un Máster en Artes y que viene a integrar la nómina de docentes de la Escuela de Letras marabina.
Un año antes, bajo el sello de El Techo de la Ballena, Juan Calzadilla publica Dictado por la jauría (1962). Según la crítica literaria, el libro de Calzadilla inaugura (tanto en lo temático como en lo formal) una nueva forma de creación poética. Para Arturo Gutiérrez Plaza, "Juan Calzadilla es el primer autor que hace de la ciudad el espacio privilegiado de su indagatoria poética". Por otra parte, afi rma que "Juan Calzadilla elabora buena parte de su poética alrededor de la fi gura del ciudadano, hace de él un personaje que se posesiona de la voz del hablante lírico, en la misma medida en que la ciudad lo posee".
El conjunto de poemas que constituye el libro Las manos de José Antonio Castro indaga la condición de ciudadano en la naciente ciudad venezolana, particularmente la ciudad de Maracaibo. En su posterior libro, Álbum para delincuentes (1967), Castro propondrá esta misma temática hasta sus últimas consecuencias. La pregunta que me hago es por qué la crítica literaria y los múltiples estudios sobre las vanguardias en Venezuela de los años 60 no han reparado en estos dos libros publicados en Maracaibo.
La poesía venezolana de mitad del siglo XX se nutre de dos tradiciones opuestas y complementarias. De un lado, la tradición que nace con las vanguardias europeas de principio del siglo XX y, por otra parte, la tradición de la poesía norteamericana que recorre el siglo hasta llegar a las décadas de los 40 y 50.
Creo que una de las tradiciones se ha impuesto hegemónicamente en la lectura de la historia de las vanguardias en Venezuela, la que nace a principio del siglo XX con el surrealismo, por lo que la tradición de origen anglo ha sido relegada casi al olvido. En este segundo grupo debemos ubicar la obra de José Antonio Castro. Veamos el poema Hablo de mi ciudad: Yo quiero hablar de esta ciudad en que vivo/ Yo quiero reclamar por el sabor a níquel de su aire./ Yo quiero que mi ciudad se peine como una joven india/ Y el sol sea solo amigo de fi nes de semana/ y que las heces sean incineradas/ en homenajes a nuevos dioses de mi ciudad(...) Y que el chorro negro de petróleo sea pintado de blanco.
En este libro, Castro pasa del verso libre a una estructura más cercana a la prosa, cuando no a la prosa misma.
La retórica poética da lugar a un lenguaje coloquial, más vinculado al diálogo. Un lenguaje directo. La primera mitad del libro alude a temas directos de la ciudad. La segunda parte indaga en las manos y este es el tema que me interesa. Considero que este tema es directo al problema de la ciudad que inauguran tanto Calzadilla como José Antonio Castro. Veamos.
Para Aristóteles, la mano es el instrumento de instrumentos. Con las manos construimos nuevos instrumentos.
Existe una relación entre mano y logos. Así como con las manos construimos el mundo, con el logos le damos sentido a nuestra existencia. Recordemos que logos no solo es razón sino también lenguaje.
Si en la mano está el hombre entero, en el lenguaje se encuentra la experiencia humana fundamental, nos recordará Hans Georg Gadamer.
Pero, ¿qué ocurre cuando las riquezas de una ciudad no son el producto de la fuerzas de las manos? Sobre este tema gravita el libro de Castro.
Recordemos que Maracaibo fundó su riqueza en el siglo XIX como puerto agro exportador de su hinterland: zona sur del lago, norte de Santander, y cordillera de los Andes y luego, en el siglo XX, por la extracción de la riqueza del subsuelo, del petróleo. De allí que el ciudadano sea un ser que vive sometido por el peso de una ciudad que no le pertenece. Si volviéramos a leer Las manosde José Antonio Castro, habría que releer la historia de las vanguardias en Venezuela.
Se trata de un joven profesor recién llegado de Nueva York en donde hizo un Máster en Artes y que viene a integrar la nómina de docentes de la Escuela de Letras marabina.
Un año antes, bajo el sello de El Techo de la Ballena, Juan Calzadilla publica Dictado por la jauría (1962). Según la crítica literaria, el libro de Calzadilla inaugura (tanto en lo temático como en lo formal) una nueva forma de creación poética. Para Arturo Gutiérrez Plaza, "Juan Calzadilla es el primer autor que hace de la ciudad el espacio privilegiado de su indagatoria poética". Por otra parte, afi rma que "Juan Calzadilla elabora buena parte de su poética alrededor de la fi gura del ciudadano, hace de él un personaje que se posesiona de la voz del hablante lírico, en la misma medida en que la ciudad lo posee".
El conjunto de poemas que constituye el libro Las manos de José Antonio Castro indaga la condición de ciudadano en la naciente ciudad venezolana, particularmente la ciudad de Maracaibo. En su posterior libro, Álbum para delincuentes (1967), Castro propondrá esta misma temática hasta sus últimas consecuencias. La pregunta que me hago es por qué la crítica literaria y los múltiples estudios sobre las vanguardias en Venezuela de los años 60 no han reparado en estos dos libros publicados en Maracaibo.
La poesía venezolana de mitad del siglo XX se nutre de dos tradiciones opuestas y complementarias. De un lado, la tradición que nace con las vanguardias europeas de principio del siglo XX y, por otra parte, la tradición de la poesía norteamericana que recorre el siglo hasta llegar a las décadas de los 40 y 50.
Creo que una de las tradiciones se ha impuesto hegemónicamente en la lectura de la historia de las vanguardias en Venezuela, la que nace a principio del siglo XX con el surrealismo, por lo que la tradición de origen anglo ha sido relegada casi al olvido. En este segundo grupo debemos ubicar la obra de José Antonio Castro. Veamos el poema Hablo de mi ciudad: Yo quiero hablar de esta ciudad en que vivo/ Yo quiero reclamar por el sabor a níquel de su aire./ Yo quiero que mi ciudad se peine como una joven india/ Y el sol sea solo amigo de fi nes de semana/ y que las heces sean incineradas/ en homenajes a nuevos dioses de mi ciudad(...) Y que el chorro negro de petróleo sea pintado de blanco.
En este libro, Castro pasa del verso libre a una estructura más cercana a la prosa, cuando no a la prosa misma.
La retórica poética da lugar a un lenguaje coloquial, más vinculado al diálogo. Un lenguaje directo. La primera mitad del libro alude a temas directos de la ciudad. La segunda parte indaga en las manos y este es el tema que me interesa. Considero que este tema es directo al problema de la ciudad que inauguran tanto Calzadilla como José Antonio Castro. Veamos.
Para Aristóteles, la mano es el instrumento de instrumentos. Con las manos construimos nuevos instrumentos.
Existe una relación entre mano y logos. Así como con las manos construimos el mundo, con el logos le damos sentido a nuestra existencia. Recordemos que logos no solo es razón sino también lenguaje.
Si en la mano está el hombre entero, en el lenguaje se encuentra la experiencia humana fundamental, nos recordará Hans Georg Gadamer.
Pero, ¿qué ocurre cuando las riquezas de una ciudad no son el producto de la fuerzas de las manos? Sobre este tema gravita el libro de Castro.
Recordemos que Maracaibo fundó su riqueza en el siglo XIX como puerto agro exportador de su hinterland: zona sur del lago, norte de Santander, y cordillera de los Andes y luego, en el siglo XX, por la extracción de la riqueza del subsuelo, del petróleo. De allí que el ciudadano sea un ser que vive sometido por el peso de una ciudad que no le pertenece. Si volviéramos a leer Las manosde José Antonio Castro, habría que releer la historia de las vanguardias en Venezuela.
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