Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 1 de noviembre de 2011

SACRALIZAR LA VIDA POR CARLOS FRAGA (V) a proposito del portal 11:11

Sacralizar la vida (V)

Y para cerrar esta serie de artículos dedicados a la reflexión del

arte perdido de sacralizar la vida, llegamos al séptimo de los

Sacramentos, la Unción de los Enfermos o Extremaunción.

La acción de preparar al bien morir de quienes sienten su final.

Quizás debido a nuestro a nuestro cultural terror a la muerte; nos

suene este sacramento tétrico, pavoso, o lúgubre, por aquello del

final y el misterio que la muerte lleva consigo. Sin embargo, este

sacramento constituye el registro humano y permanente a aquello

que se agota, que se acaba, que cumple su tempo sagrado y que

le toca, inevitablemente, transformarse.

Esos momentos en que sentimos que las formas no dan más, y con

el corazón hecho trizas decidimos el cambio, el fin de algo, esto, es

marcado por esa unción que determina que, no importa lo que suceda,

nunca más será igual, nunca lo viviremos de la misma manera.

Seguramente quien sabe honrar los inicios, enaltece y vive con

grandeza y agradecimiento los finales. Quienes no nos detenemos

en el camino, somos incapaces de reconocer en qué etapa estamos y

de qué se trata el transformarnos.

¿Acaso no tienen gran similitud el bautismo con la extremaunción, no se

le entrega al objeto del proceso una unción que lo prepara, lo inicia hacia

un proceso nuevo? La culebra se muerde la cola de nuevo.

Quien toma consciencia de este sacramento es porque ha tocado, aunque

sea sutilmente, el resto de ellos, y se ha permitido ver lo inevitable, aquello

que es inherente a lo vivo: la transformación.

Decían los griegos, padres inevitables de nuestra cultura que para bajar al

Hades, era necesario hacerlo solo, desnudo y con la cabeza gacha, de lo

contrario, el proceso no se llevaría a cabo, y se referían a lo único que puede

ocurrir en ese infierno humano, el transformarnos.

Cuando llega ese momento de lo inevitable, quizás necesitamos de quien nos

de la unción, aquí la soberbia es una necedad, y esa humildad desvalida,

pide ayuda divina y humana, para que alguien nos termine de preparar para

ese proceso desconocido, pero inevitable.

Cabe destacar que la Tanatología, ciencia que estudia el morir como hecho

transformador, nos regala la oportunidad de darle al morir, un color humano y

un tono sensible, entendiéndolo, en definitiva, como ese acto que nos conecta

con lo intangible, con lo que nadie realmente conoce porque, por lo menos

conscientemente, nadie se devuelve.

Una vida rica y sensible, se detiene en los procesos, se ubica en los

caminos, y con rendición honra los finales.

Hasta la próxima sonrisa.
Carlos Fraga


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