Andrés Cañizáles: “La salida de Mario Silva no elimina el modelo que él encarna”
El experto en comunicación dice que los medios del Estado siguen sin reflejar la diversidad que coexiste dentro del chavismo y admite que el caso Globovisión refleja una estrategia oficial exitosa
Andrés Cañizáles admite que no tiene una respuesta categórica para el dilema sobre el papel que tuvo Globovisión hasta que se modificó su estructura accionaria. “Como canal de noticias, debe ser no la plataforma de la oposición, sino darle la cobertura periodística a lo que hace la oposición, que es distinto”, reflexiona el experto en comunicación e investigador de la Universidad Católica Andrés Bello.
El ciudadano que vive en la realidad práctica de la Venezuela polarizada del siglo XXI sabe que el problema no es tan sencillo. “Si escuchamos a Diosdado Cabello o al ministro Ernesto Villegas, pareciera que el único canal desequilibrado, parcializado o con un sesgo es Globovisión. Que figuras políticas como Diosdado Cabello y el ministro Ernesto Villegas acusen a Globovisión de ser un partido político, pero que no digan o hagan nada con relación a lo que hace VTV, es una falacia. Es grave que el presidente Nicolás Maduro, en una cadena de televisión, haya pedido a Televen cambios en su línea editorial”.
—La eliminación de una concesión y la neutralización de todas las otras señales de televisión que antes eran más críticas. ¿Una jugada maestra comunicacional del Gobierno, justo tras la desaparición de su líder más fuerte?
—Lo que ha ocurrido ahora nos viene a demostrar la importancia de una estrategia trazada en el tiempo. Tenemos hoy un Gobierno políticamente débil, en entredicho, con un Presidente cuya aceptación ha caído después de que fue electo, un fenómeno prácticamente único. Los costos políticos del cierre de RCTV le enseñaron al Gobierno que tenía que utilizar otro tipo de estrategia. A los dos canales con mayor audiencia actualmente, Venevisión y Televen, se les ha aplicado una reducción de las concesiones, que pasaron de 20 a 5 años, lo que los coloca en una situación de fragilidad. Y al mismo tiempo contra esos medios se han aplicado medidas de presión directas o indirectas. Una suerte de apaciguamiento. Si retrocedemos a 2002, esos canales eran abiertamente opositores. Y luego tenemos el caso Globovisión. No sé si es una jugada maestra, pero sí ha logrado una estrategia exitosa de metamorfosis de lo que sin duda era una piedrita en el zapato. Infiero que es posible una relación cercana de los nuevos dueños con el Gobierno. Nadie compraría un canal con procedimientos administrativos abiertos, algunos de los cuales pueden implicar el cierre del canal o el vencimiento de la concesión en dos años, si no tienes la garantía oficial de que vas a poder seguir en el aire. Salvo Buenas Noches, la programación hasta ahora es la misma. Pero la estrategia oficial fue exitosa. Sacó a Alberto Federico Ravell, Guillermo Zuloaga, Nelson Mezerhane. El Gobierno abrió la puerta para que entraran otros empresarios con los cuales sí está dispuesto a reunirse, que es otro elemento importante.
—¿Ve alguna señal de cambios en los medios oficiales?
—Los medios del Estado no reflejan la diversidad que coexiste en el chavismo. Agarra en los períodos preelectorales quiénes son los entrevistados en VTV. Todos son voceros del PSUV. O altos funcionarios del Gobierno. No está la gente del Partido Comunista, PPT, Tupamaros, Podemos, el partido del “Gordo” Juan Barreto, de Lina Ron. En los medios oficiales, chavismo es igual a PSUV. Hay poco reflejo de lo que ocurre aguas abajo en el chavismo. Aporrea.org es un termómetro para ver qué se discute. Chávez hizo llamados explícitos a VTV para que reflejara mucho más al pueblo chavista. Pero eso no ha ocurrido. Entre otras razones, porque cada vez más las protestas de calle por reivindicaciones sociales las encabeza el chavismo, y VTV no recoge esa insatisfacción. Así como la falta de crítica hacia la oposición en Globovisión en su momento le hizo daño a la misma oposición, porque no hubo careo con los proyectos, esto que está ocurriendo con VTV tampoco le hace bien al Gobierno. Ningún ministro es interpelado periodísticamente. En términos respetuosos, pero interpelado. El tipo sabe que va a VTV y ahí todo el mundo está de acuerdo con él. Organiza una rueda de prensa a la que solamente van los medios del Estado. Le hacen preguntas formuladas en estos términos: “¿Qué opina usted de los señalamientos de la derecha apátrida?”. Eso lo dice un periodista. Supuestamente es una pregunta.
—¿Pero la salida de La Hojilla, sean cuales sean las causas, no es una señal?
—No. La salida de La Hojilla tiene que ver más con las luchas internas del chavismo y no con una decisión que apunte a un cambio en la mentalidad gubernamental sobre lo que debe ocurrir en los medios del Estado. No me cabe la menor duda de que hay factores de poder del chavismo que aprovecharon la grabación de Silva. No porque quisieran un cambio de calidad en la televisión. Sino por un pase de factura contra un personaje. En lugar de pensar en una propuesta distinta, algún tipo de programa periodístico, novedoso para el país, optan por reciclar a Alberto Nolia y Los Papeles de Mandinga. Esa es la clara señal de que no se quiere apostar por el respeto a la audiencia, a la otra parte del país que no comulga con el proyecto del chavismo. No se pone en duda el modelo que encarnaba Silva.
—¿Qué hubiera agregado o mejorado en la Globovisión que existió entre 1994 y 2013?
—Especialmente en el momento cuando contó con recursos suficientes debió haber hecho más periodismo de investigación. Eso pudo haber enriquecido la práctica profesional y hubiese significado una ganancia para la audiencia. Aun siendo crítico con el Gobierno, Globovisión tendría que haber apostado a mantenerse con una actitud de mayor distancia hacia la oposición. No convertirse en un canal en el que automáticamente todo lo que fuese de oposición saldría por allí. Como práctica periodística, no le hizo bien al canal.
Periodismo crítico
14 años en un erial de parcialidad
Que alguien como Andrés Cañizales, que confiesa pasar muchas horas escudriñando los canales privados y públicos, no consiga ejemplos de un periodismo crítico hacia ambas vertientes de la polarización desde 1999 hasta hoy, no parece un buen síntoma. “Hay que pensarlo mucho. En general sí ha habido periodismo crítico, pero parcializado. No recuerdo ningún trabajo periodístico en televisión en los últimos años en Venezuela que haya sido una crítica contra todos los actores de poder, incluidos empresarios y oposición. En los medios del Estado se raya en la propaganda. Se hace un periodismo muy complaciente. No es el deber ser. El periodismo, en general, debería contraponerse al poder. A cualquier poder. A cualquier persona que aspire a estar en el poder. Lo dije desde hace algunos años: a Globovisión le ha hecho falta ejercer un periodismo menos militante. Cuesta encontrar referencias. En algún momento se hizo algo interesante en Blanco y Negro, con Carlos Blanco y Aristóbulo Istúriz en el mismo espacio. Era un contrapunteo respetuoso”.
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