Panamericanos de Caracas de 1983
30 años del gran salto deportivo que la revolución no ha superado
La actuación de la delegación nacional es la mejor del país en la historia de los Juegos Panamericanos, pese a la campaña propagandística realizada por el gobierno en materia deportiva. Las modernas instalaciones construidas para la justa se encuentran en avanzado estado de deterioro. El Universal ofrecerá una amplia entrega desde hoy .
El estadio Olímpico se desbordó de aficionados VICENTE CORREALE/ARCHIVO
ESTEBAN ROJAS | EL UNIVERSAL
miércoles 14 de agosto de 2013
Caracas.- El Viernes Negro había hecho añicos la ilusión de progreso de la Venezuela saudita de la década del 70, pero el deporte dio una alegría en días de bolsillos vacíos y cabezas llenas de preocupaciones. Caracas albergaba en 1983 los IX Juegos Panamericanos y la delegación nacional desafió a la atmósfera de pesimismo que ahogaba al país para recordarle a todos, con 12 medallas de oro, 26 de plata y 35 de bronce, que hasta en las peores circunstancias es posible levantar cabeza.
Tres décadas después, el total de 73 medallas aún es un récord para el deporte venezolano. El evento, realizado entre el 14 y el 29 de agosto, representó un salto hacia delante para atletas y técnicos, pues hasta ese momento Venezuela solamente había podido sumar diez preseas doradas en las ocho ediciones previas de los Panamericanos y en ninguna había podido alcanzar veinte metales.
"Es el evento deportivo de mayor envergadura que se ha hecho en el país. Tuvo un impacto enorme", cuenta el dirigente deportivo Oswaldo 'Papelón' Borges, quien entonces estaba al frente del Instituto Nacional de Deportes. "Cambiaron todos los parámetros. Nuestros entrenadores contaron con acciones para su mejoramiento profesional y tú, teniendo unos entrenadores actualizados con las últimas técnicas de trabajo, tienes atletas que reciben una formación distinta".
Aunque Borges critica la poca continuidad de las políticas deportivas en el país ("eso mata todo lo bueno, pero lo malo siempre queda"), los resultados de los años siguientes hacen que Caracas 1983 marque un punto de quiebre.
Camino a la cita panamericana
Cuando Venezuela fue elegida como sede se produjo un debate sobre la conveniencia de celebrar los juegos. 'Papelón' rememora momentos de dudas.
"Yo tenía una relación muy franca con Luis Herrera Campins. Cuando él gana las elecciones presidenciales, te estoy hablando del año 78, me manda a llamar un día y voy a su oficina en Altamira y me dice: -Papelón, quiero que me respondas esta pregunta explícitamente: ¿tú qué piensas de los Panamericanos?
Yo le digo: -Es una competencia extraordinaria, países más pequeños que nosotros lo han hecho y sería muy triste que nosotros no lo hiciéramos.
-¿Tú estás convencido de que nosotros podemos hacerlos?
-Yo sí. Yo no sé usted.
Eso del 'yo no sé usted' se me salió, prácticamente sin pensarlo. Y el me dijo: -Yo también estoy convencido.
Fue una alegría tremenda para mí, porque yo había competido en tantos Panamericanos y ¡cómo era posible que no fuese a poder ver unos Panamericanos en nuestro país!".
Una vez confirmados los juegos en Caracas y designado Carlos Lovera como presidente del Comité Organizador, Borges enumera los principales problemas encontrados: "un gobierno sin dinero, una oposición terrible a los juegos (críticas a una inversión deportiva que superó 300 millones de dólares en medio de una crisis económica) y la necesidad de terrenos. ¿Dónde? ¿Dónde se construye? Caracas necesitaba nuevas infraestructuras que no tenía y no era la época que estamos viviendo, la del '¡exprópiese!', pero al final tuvimos apoyo".
Hubo retrasos con los avances de las obras, en especial en el caso de la Villa Panamericana. Sin embargo, el acontecimiento, además de los buenos resultados competitivos, dejó infraestructura importante para la capital, con la construcción y remodelación de distintos escenarios deportivos.
Instalaciones como el Brígido Iriarte, el Parque Naciones Unidas, el Parque Miranda o el Gimnasio Vertical del IND, entre otras, todavía son el centro de la actividad atlética caraqueña, pese a su envejecimiento por las deficiencias en su mantenimiento y la ausencia de nuevas edificaciones para el deporte de alto nivel.
El proyecto 007 y los atletas
Si se quería que los Panamericanos fuesen un éxito, las medallas eran cruciales.
"Se planteó que las becas Gran Mariscal de Ayacucho, que no contemplaban nada para el deporte, lo hicieran. 48 horas después, eso fue una realidad. Se aprobó el proyecto 007, como James Bond en las películas, y pudimos enviar atletas al exterior", relata Papelón. "Mandamos a los Estados Unidos a los nadadores, a Alberto Mestre, Jean François, Giovanni Frigo y muchos otros, a Rafael Vidal, que no podemos dejar de mencionarlo, porque todos fueron grandes, pero Vidal fue grandioso. Mandamos afuera a los esgrimistas, no solamente como atletas, sino para que se convirtieran en maestros de esgrima, porque para ese momento solamente teníamos a Silvio Fernández. Enviamos a gente de tiro deportivo a Italia, a Argentina... Nosotros no descartamos a ningún país que fuese útil para el desarrollo de nuestros atletas".
A la vez, indica Borges, se fomentó la realización de certámenes internacionales en casa.
"Hablamos con las federaciones y les dijimos: -Vamos a organizar eventos internacionales. Pidan. El evento que sea: Suramericano, Latinoamericano, Caribeño.
Eso hicieron y nos decían: -Tenemos el latinoamericano.
-¿De qué deporte?
-De boxeo.
-Vamos a hacerlo en Cumaná, en Sucre, porque ahí están los mejores boxeadores y es una ciudad querendona del boxeo.
-De pesas.
-Falcón.
-De atletismo.
-Lara.
Así en cada caso. Teníamos un proyecto que se llamaba 1.500 esperanzas panamericanas, ni más ni menos, no podían ser ni 1.501 ni 1.499. Eran 1.500. Si salía un atleta porque no estaba rindiendo, entraba otro que de la misma categoría, pero seguían siendo 1.500 deportistas, no seguir sumando porque este era amigo mío o porque mi hijo es mejor".
El ciclo olímpico
Los éxitos panamericanos no llegaron de repente. Borges prefiere analizar lo sucedido como parte del ciclo entero hacia los Juegos Olímpicos de 1984.
"La primera competencia del ciclo olímpico, ¿cuál es? Los Juegos Bolivarianos. Dijimos: 'Señores, los Bolivarianos han dado hasta el momento equis número de medallas y nosotros tenemos que superar eso'. ¿Cómo? 'De esta forma, de esta forma y de esta forma'. El resultado: superamos en los Bolivarianos del 81 en Barquisimeto por más de 80 y tantas medallas los Bolivarianos anteriores (298 preseas, 140 de oro, 91 de plata y 67 de bronce, frente a las 201 del 77, 79 de oro, 71 de plata y 51 de bronce). ¿Y luego? Centroamericanos en Cuba. Superamos por 40 y pico de medallas la actuación anterior (112, 19 de oro, 39 de plata y 54 de bronce en el 82, frente a 57, 5 de oro, 23 de plata y 29 de bronce, en el 78). Y así llegaron los Panamericanos", expresa el ex presidente del IND.
"Terminamos nuestro mandato en febrero del año 84, pero la gente que llegó no tenía la mentalidad de trabajar para el deporte. Menos mal que Fernando Romero, en el Comité Olímpico Venezolano, se puso al frente para no perder lo hecho. Llegaron los Juegos Olímpicos en Los Angeles en el 84 y ganamos tres medallas con Rafael Vidal, Marcelino Bolívar y Omar Catarí".
Tres décadas después, el total de 73 medallas aún es un récord para el deporte venezolano. El evento, realizado entre el 14 y el 29 de agosto, representó un salto hacia delante para atletas y técnicos, pues hasta ese momento Venezuela solamente había podido sumar diez preseas doradas en las ocho ediciones previas de los Panamericanos y en ninguna había podido alcanzar veinte metales.
"Es el evento deportivo de mayor envergadura que se ha hecho en el país. Tuvo un impacto enorme", cuenta el dirigente deportivo Oswaldo 'Papelón' Borges, quien entonces estaba al frente del Instituto Nacional de Deportes. "Cambiaron todos los parámetros. Nuestros entrenadores contaron con acciones para su mejoramiento profesional y tú, teniendo unos entrenadores actualizados con las últimas técnicas de trabajo, tienes atletas que reciben una formación distinta".
Aunque Borges critica la poca continuidad de las políticas deportivas en el país ("eso mata todo lo bueno, pero lo malo siempre queda"), los resultados de los años siguientes hacen que Caracas 1983 marque un punto de quiebre.
Camino a la cita panamericana
Cuando Venezuela fue elegida como sede se produjo un debate sobre la conveniencia de celebrar los juegos. 'Papelón' rememora momentos de dudas.
"Yo tenía una relación muy franca con Luis Herrera Campins. Cuando él gana las elecciones presidenciales, te estoy hablando del año 78, me manda a llamar un día y voy a su oficina en Altamira y me dice: -Papelón, quiero que me respondas esta pregunta explícitamente: ¿tú qué piensas de los Panamericanos?
Yo le digo: -Es una competencia extraordinaria, países más pequeños que nosotros lo han hecho y sería muy triste que nosotros no lo hiciéramos.
-¿Tú estás convencido de que nosotros podemos hacerlos?
-Yo sí. Yo no sé usted.
Eso del 'yo no sé usted' se me salió, prácticamente sin pensarlo. Y el me dijo: -Yo también estoy convencido.
Fue una alegría tremenda para mí, porque yo había competido en tantos Panamericanos y ¡cómo era posible que no fuese a poder ver unos Panamericanos en nuestro país!".
Una vez confirmados los juegos en Caracas y designado Carlos Lovera como presidente del Comité Organizador, Borges enumera los principales problemas encontrados: "un gobierno sin dinero, una oposición terrible a los juegos (críticas a una inversión deportiva que superó 300 millones de dólares en medio de una crisis económica) y la necesidad de terrenos. ¿Dónde? ¿Dónde se construye? Caracas necesitaba nuevas infraestructuras que no tenía y no era la época que estamos viviendo, la del '¡exprópiese!', pero al final tuvimos apoyo".
Hubo retrasos con los avances de las obras, en especial en el caso de la Villa Panamericana. Sin embargo, el acontecimiento, además de los buenos resultados competitivos, dejó infraestructura importante para la capital, con la construcción y remodelación de distintos escenarios deportivos.
Instalaciones como el Brígido Iriarte, el Parque Naciones Unidas, el Parque Miranda o el Gimnasio Vertical del IND, entre otras, todavía son el centro de la actividad atlética caraqueña, pese a su envejecimiento por las deficiencias en su mantenimiento y la ausencia de nuevas edificaciones para el deporte de alto nivel.
El proyecto 007 y los atletas
Si se quería que los Panamericanos fuesen un éxito, las medallas eran cruciales.
"Se planteó que las becas Gran Mariscal de Ayacucho, que no contemplaban nada para el deporte, lo hicieran. 48 horas después, eso fue una realidad. Se aprobó el proyecto 007, como James Bond en las películas, y pudimos enviar atletas al exterior", relata Papelón. "Mandamos a los Estados Unidos a los nadadores, a Alberto Mestre, Jean François, Giovanni Frigo y muchos otros, a Rafael Vidal, que no podemos dejar de mencionarlo, porque todos fueron grandes, pero Vidal fue grandioso. Mandamos afuera a los esgrimistas, no solamente como atletas, sino para que se convirtieran en maestros de esgrima, porque para ese momento solamente teníamos a Silvio Fernández. Enviamos a gente de tiro deportivo a Italia, a Argentina... Nosotros no descartamos a ningún país que fuese útil para el desarrollo de nuestros atletas".
A la vez, indica Borges, se fomentó la realización de certámenes internacionales en casa.
"Hablamos con las federaciones y les dijimos: -Vamos a organizar eventos internacionales. Pidan. El evento que sea: Suramericano, Latinoamericano, Caribeño.
Eso hicieron y nos decían: -Tenemos el latinoamericano.
-¿De qué deporte?
-De boxeo.
-Vamos a hacerlo en Cumaná, en Sucre, porque ahí están los mejores boxeadores y es una ciudad querendona del boxeo.
-De pesas.
-Falcón.
-De atletismo.
-Lara.
Así en cada caso. Teníamos un proyecto que se llamaba 1.500 esperanzas panamericanas, ni más ni menos, no podían ser ni 1.501 ni 1.499. Eran 1.500. Si salía un atleta porque no estaba rindiendo, entraba otro que de la misma categoría, pero seguían siendo 1.500 deportistas, no seguir sumando porque este era amigo mío o porque mi hijo es mejor".
El ciclo olímpico
Los éxitos panamericanos no llegaron de repente. Borges prefiere analizar lo sucedido como parte del ciclo entero hacia los Juegos Olímpicos de 1984.
"La primera competencia del ciclo olímpico, ¿cuál es? Los Juegos Bolivarianos. Dijimos: 'Señores, los Bolivarianos han dado hasta el momento equis número de medallas y nosotros tenemos que superar eso'. ¿Cómo? 'De esta forma, de esta forma y de esta forma'. El resultado: superamos en los Bolivarianos del 81 en Barquisimeto por más de 80 y tantas medallas los Bolivarianos anteriores (298 preseas, 140 de oro, 91 de plata y 67 de bronce, frente a las 201 del 77, 79 de oro, 71 de plata y 51 de bronce). ¿Y luego? Centroamericanos en Cuba. Superamos por 40 y pico de medallas la actuación anterior (112, 19 de oro, 39 de plata y 54 de bronce en el 82, frente a 57, 5 de oro, 23 de plata y 29 de bronce, en el 78). Y así llegaron los Panamericanos", expresa el ex presidente del IND.
"Terminamos nuestro mandato en febrero del año 84, pero la gente que llegó no tenía la mentalidad de trabajar para el deporte. Menos mal que Fernando Romero, en el Comité Olímpico Venezolano, se puso al frente para no perder lo hecho. Llegaron los Juegos Olímpicos en Los Angeles en el 84 y ganamos tres medallas con Rafael Vidal, Marcelino Bolívar y Omar Catarí".
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