Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 22 de noviembre de 2015

Occidente se ha estremecido ante los recientes acontecimientos de París, que han develado a nuestros ojos la gran bestia de la exclusión y el fanatismo. Ciertamente, lo ocurrido lejos de nuestra frontera muestra la globalización de los fundamentalismos y de la intolerancia religiosa. La era del miedo ha quedado claramente expuesta ante nuestros ojos.

La insuficiencia del mal

Hay que construir una nueva forma civil y democrática en la que todos sean reconocidos

FÉLIX PALAZZI |  EL UNIVERSAL
sábado 21 de noviembre de 2015  12:00 AM
Occidente se ha estremecido ante los recientes acontecimientos de París, que han develado a nuestros ojos la gran bestia de la exclusión y el fanatismo. Ciertamente, lo ocurrido lejos de nuestra frontera muestra la globalización de los fundamentalismos y de la intolerancia religiosa. La era del miedo ha quedado claramente expuesta ante nuestros ojos.

En este contexto pareciera que el mal se está imponiendo sobre el bien dejando de lado lo que todos aspiramos y deseamos como bueno. Incluso, da la impresión que la maldad sea más efectiva y audaz para alcanzar sus objetivos que el mismo bien.

Existen formas del mal. Una de ellas es cuando se hace costumbre, el mal anónimo, el mal que transforma a personas con rostros concretos e historias reales en cifras de un fin de semana o estadísticas de la violencia del mes. El mal que padecemos se alimenta de un individualismo atroz, de un genuino sentido de supervivencia que evita reconocer lo deshumanizado de la realidad en la que vivimos. La ignorancia consciente o por omisión genera la incapacidad de poder reconocerlo y así superarlo al reorientar nuestras decisiones de vida.

En nuestro contexto nacional los fundamentalismos ideológicos y la lógica de la exclusión adquieren otros rostros y manifestaciones. Desde hace años nuestra sociedad, mediante su imaginario social e histórico, dio paso a la instalación de una lógica militar como discurso común de su vida política y civil en la conducción del país. En el imaginario cultural existía la idea de que solo un caudillo militar podía colocar orden en la sociedad y acabar con sus males. Como consecuencia, todo el discurso político predominante comenzó a caracterizarse por una continua referencia a la guerra, al adversario, al enemigo, a las armas, al miedo, etc. Un discurso que hoy, ante la ausencia del líder militar carismático, se desvincula cada vez más de la dura realidad que nos consume como nación. Por otra parte, la sociedad civil se ha visto golpeada continuamente y se ha contaminado de ese mismo discurso. De forma tal que las palabras como "diálogo, reconciliación o paz" son de plano rechazadas como idealistas o demasiado inocentes ante la crueldad de la realidad. En conclusión, nos encontramos carentes de palabras o proyectos con los cuales expresarnos y así encontrarnos como ciudadanos de un mismo país.

La precariedad del mal consiste en que el discurso de la exclusión no tiene futuro, que simplemente depende de la capacidad de poseer los medios de poder que lo impongan. Aunque si bien es cierto que en este proceso las víctimas pueden ser muchas, también lo es que todo poder está limitado por el tiempo y sus recursos. De allí su provisoriedad.

Urge recuperar una narrativa civil y democrática, abandonar la absurda y estéril retórica de la polarización y la exclusión. Es necesaria una narrativa civil y plural en la que todas las instituciones sean tomadas en cuenta conservando cada una su identidad en función del bien común. Hay que construir una nueva forma civil y democrática en la que todos, sin importar partidos u opciones políticas, sean reconocidos y escuchados; en la que sin perder de vista el papel de los políticos que nos representan, la sociedad civil comience a asumir como sujeto activo la tarea de reconstruir espacios de reencuentro, apoyar iniciativas de organización y redimensionar la educación.

El mal será siempre infructífero y efímero, aún en sus aparentes beneficios. Solo desde una profunda convicción del valor de lo civil podemos empezar a construir el piso sólido y permanente del bien común, es decir, el bien de todos.

Doctor en Teología

felixpalazzi@hotmail.com

@felixpalazzi

No hay comentarios: