ENTREVISTA CÉSAR MIGUEL RONDÓN, LOCUTOR
El réquiem de la televisión
"(La televisión) está muerta porque no se ve, porque no produce, y no produce ni TVes ni nadie" "Más importantes son las ideas y para que estas puedan fluir tiene que haber libertad"
"Yo
quisiera una dirigencia opositora cohesionada, con todas las
diferencias que pudieran tener", aspira el locutor y productor GUSTAVO
BANDRES
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ
| EL UNIVERSAL
domingo 30 de marzo de 2014
"Qué vergüenza da la
televisión venezolana", tuiteó César Miguel Rondón a finales de febrero.
En una entrevista reciente sería más radical: "La televisión venezolana
ha muerto". Hoy lo sostiene.
Figura fundamental de los medios de comunicación en Venezuela, Rondón dice, no obstante, que es optimista. Cree que es vital que el venezolano cambie para que lo haga también el país. Dice que la radio aún no lo ha censurado, aunque siente que camina sobre vidrio molido...
-¿En que basa esa afirmación sobre la televisión?
-Cuando te digo que la televisión está muerta no es que sea la sentencia de un forense; es la evidencia del televidente. Está muerta porque no se ve, porque no produce, y no produce ni TVes ni nadie. Hay excepciones importantes (Luis Chataing), pero una golondrina no hace la primavera, decía el viejo refrán. Yo fui vicepresidente de producción de los dos canales más importantes del país, RCTV y Venevisión, y nosotros hacíamos montones de cosas. En el año 91 cuando estaba en RCTV produjimos todos aquellos unitarios y telenovelas, entrabas a mi oficina y era un hervidero de ideas, desde jovencitos como Alberto Barrera hasta el maestro Salvador Garmendia, directores, de todo, había algo bullendo, y había una competencia sana entre Venevisión y RCTV.
-¿Cree que la crisis es de calidad y cantidad?
-Sí. La televisión está muerta del cuerpo y del alma. Ha sido un proceso muy largo, la han sometido a una agonía muy dura. A la televisión, en primer lugar, la afectó la crisis de los dólares. Desde un primer momento, empezó a bajar considerablemente el número de producciones y además, la televisión se fue haciendo cada vez más complaciente. Entonces no solo mermas la producción sino la calidad de la poca producción que estás haciendo, con lo cual la desgracia viene por partida doble, hasta llegar a los casos más penosos: RCTV fuera del aire, y lo menciono no por lo que representó políticamente, ¡es que TVes nunca fue un sustituto!. De una gran productora de televisión pasamos a algo que ni siquiera puede considerarse una retransmisora de televisión. Esa es una merma, un golpe fortísimo. Es cortarle a un cuerpo sus extremidades. A ello agrégale la decadencia penosa de Venevisión.
-En 2011 ya usted hablaba de miedo en la televisión, aludía al tema político, pero ¿no hay también una crisis de creatividad?
-El miedo político se traduce en una merma de la creatividad; el censor le tiene mucho miedo a las ideas nuevas. Qué prefiero yo si estoy asustado y me he convertido en un "Yes, man", voy a lo seguro, me busco El derecho de nacer, y me dirán, "No inventes, que te conozco". Así fue decayendo la televisión hasta que sin darte cuenta el camino te fue llevando al cementerio y cuando viniste a ver estabas frente a la urna. Como lo has dicho, yo soy un hombre de televisión, y eso significa que le he dado buena parte de mi vida a eso, no a un canal, sino a ese oficio. Esto produce dolor. Vas a Miami, México, Colombia, y te encuentras con tantos venezolanos talentosísimos haciendo televisión en otros lados, cuando todo eso lo pudiéramos estar haciendo aquí, pero no, están afuera, con todo lo que supone el exilio, la añoranza de país, esa sensación de que se nos murió el muchacho.
-Insiste en la imagen de la muerte ¿Cree que hay posibilidad de resurrección? ¿Bastaría con abrir el grifo de los dólares?
-No. Lamentablemente podemos hacer un inventario luctuoso del país. Para citar a Jorge Manrique: "Nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar que es el morir". Todos estos son ríos que van a esa muerte, e igual podemos hablar de la educación, de la industria petrolera, el agro, en fin, de todo. Es el país el que tiene que cambiar. Es importante lo de los dólares, pero más importantes son las ideas y para que esas ideas puedan fluir tiene que haber libertad. No pueden surgir ideas en medio del miedo. Entonces tiene que cambiar el país...
-¿Y el venezolano no tiene que cambiar?
-Sí, el venezolano tiene que entender que para seguir siendo venezolano ha de buscar en su interior sus mejores valores. De ser un ser absolutamente optimista, el venezolano ha pasado a ser otro muy desesperanzado y lo entiendo, porque ya no nos preguntamos "¿Como está la vaina?" sino "¿Cómo salimos de esta vaina?". Tenemos que volver a encontrarnos, tenemos que volver a entender que la vida tiene momentos de angustia, pero también momentos de paz, de solaz; que todos los momentos han de estar marcados por la esperanza, el optimismo, la buena fe, tenemos que cambiar porque es que ya no somos eso. El país no es una entidad externa sino la sumatoria de todos nosotros. Y este venezolano que tenemos hoy en día está humanamente muy degradado... A pesar de todo, yo soy un optimista crónico.
-¿Ve cerca la resurrección de la televisión?
-Pasa por la resurrección del país y de todos nosotros, que no creo que sea tan lejana tampoco. Creo que la televisión -y todos los medios- va a jugar un rol crucial en la manera de enriquecer y darle aliento y esperanza a la gente, soltar chorros de agua fresca para lavarle ese pesimismo y esa alma tan machucada y tan enlodada que le han dejado al venezolano de hoy. Por supuesto, esa será su hora dorada después de este paso de tinieblas.
-¿La radio se ha convertido en un resquicio de libertad a juzgar por la apertura que tiene usted en el programa?
-Yo tengo total apertura a pesar de que mis editoriales son muy duros. Confieso que todos los días salgo a hacer el programa de radio como si caminase sobre vidrio molido sin ser yo faquir. Pero la radio me apoya, nunca me ha presionado.
-¿Tiene menos anunciantes con la crisis del país?
-El problema de los anunciantes es el problema del país. Tengo varios con los que tenía contratos pero han tenido que rescindir o posponer porque no tienen nada qué anunciar, no tienen productos, o están a la espera de que les aprueben dólares...
-¿Anunciar vidrios blindados al tiempo que habla de inseguridad y secuestros, no le genera conflicto?
-Ese comentario me lo hizo un día Alberto Barrera, pero es el país que tenemos, esa es la verdadera crisis que nos está pasando con los anunciantes.
-¿Preferiría hacer un programa en un país menos convulsionado o acá es más interesante?
-Yo quisiera un programa donde las noticias tuviesen salidas, donde los problemas que uno ve puedan ser solucionados, donde los voceros que yo cito o entrevisto pudiesen hablar con la verdad. Yo quisiera hacer un programa para un país con porvenir y esperanza.
@argomezc
Figura fundamental de los medios de comunicación en Venezuela, Rondón dice, no obstante, que es optimista. Cree que es vital que el venezolano cambie para que lo haga también el país. Dice que la radio aún no lo ha censurado, aunque siente que camina sobre vidrio molido...
-¿En que basa esa afirmación sobre la televisión?
-Cuando te digo que la televisión está muerta no es que sea la sentencia de un forense; es la evidencia del televidente. Está muerta porque no se ve, porque no produce, y no produce ni TVes ni nadie. Hay excepciones importantes (Luis Chataing), pero una golondrina no hace la primavera, decía el viejo refrán. Yo fui vicepresidente de producción de los dos canales más importantes del país, RCTV y Venevisión, y nosotros hacíamos montones de cosas. En el año 91 cuando estaba en RCTV produjimos todos aquellos unitarios y telenovelas, entrabas a mi oficina y era un hervidero de ideas, desde jovencitos como Alberto Barrera hasta el maestro Salvador Garmendia, directores, de todo, había algo bullendo, y había una competencia sana entre Venevisión y RCTV.
-¿Cree que la crisis es de calidad y cantidad?
-Sí. La televisión está muerta del cuerpo y del alma. Ha sido un proceso muy largo, la han sometido a una agonía muy dura. A la televisión, en primer lugar, la afectó la crisis de los dólares. Desde un primer momento, empezó a bajar considerablemente el número de producciones y además, la televisión se fue haciendo cada vez más complaciente. Entonces no solo mermas la producción sino la calidad de la poca producción que estás haciendo, con lo cual la desgracia viene por partida doble, hasta llegar a los casos más penosos: RCTV fuera del aire, y lo menciono no por lo que representó políticamente, ¡es que TVes nunca fue un sustituto!. De una gran productora de televisión pasamos a algo que ni siquiera puede considerarse una retransmisora de televisión. Esa es una merma, un golpe fortísimo. Es cortarle a un cuerpo sus extremidades. A ello agrégale la decadencia penosa de Venevisión.
-En 2011 ya usted hablaba de miedo en la televisión, aludía al tema político, pero ¿no hay también una crisis de creatividad?
-El miedo político se traduce en una merma de la creatividad; el censor le tiene mucho miedo a las ideas nuevas. Qué prefiero yo si estoy asustado y me he convertido en un "Yes, man", voy a lo seguro, me busco El derecho de nacer, y me dirán, "No inventes, que te conozco". Así fue decayendo la televisión hasta que sin darte cuenta el camino te fue llevando al cementerio y cuando viniste a ver estabas frente a la urna. Como lo has dicho, yo soy un hombre de televisión, y eso significa que le he dado buena parte de mi vida a eso, no a un canal, sino a ese oficio. Esto produce dolor. Vas a Miami, México, Colombia, y te encuentras con tantos venezolanos talentosísimos haciendo televisión en otros lados, cuando todo eso lo pudiéramos estar haciendo aquí, pero no, están afuera, con todo lo que supone el exilio, la añoranza de país, esa sensación de que se nos murió el muchacho.
-Insiste en la imagen de la muerte ¿Cree que hay posibilidad de resurrección? ¿Bastaría con abrir el grifo de los dólares?
-No. Lamentablemente podemos hacer un inventario luctuoso del país. Para citar a Jorge Manrique: "Nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar que es el morir". Todos estos son ríos que van a esa muerte, e igual podemos hablar de la educación, de la industria petrolera, el agro, en fin, de todo. Es el país el que tiene que cambiar. Es importante lo de los dólares, pero más importantes son las ideas y para que esas ideas puedan fluir tiene que haber libertad. No pueden surgir ideas en medio del miedo. Entonces tiene que cambiar el país...
-¿Y el venezolano no tiene que cambiar?
-Sí, el venezolano tiene que entender que para seguir siendo venezolano ha de buscar en su interior sus mejores valores. De ser un ser absolutamente optimista, el venezolano ha pasado a ser otro muy desesperanzado y lo entiendo, porque ya no nos preguntamos "¿Como está la vaina?" sino "¿Cómo salimos de esta vaina?". Tenemos que volver a encontrarnos, tenemos que volver a entender que la vida tiene momentos de angustia, pero también momentos de paz, de solaz; que todos los momentos han de estar marcados por la esperanza, el optimismo, la buena fe, tenemos que cambiar porque es que ya no somos eso. El país no es una entidad externa sino la sumatoria de todos nosotros. Y este venezolano que tenemos hoy en día está humanamente muy degradado... A pesar de todo, yo soy un optimista crónico.
-¿Ve cerca la resurrección de la televisión?
-Pasa por la resurrección del país y de todos nosotros, que no creo que sea tan lejana tampoco. Creo que la televisión -y todos los medios- va a jugar un rol crucial en la manera de enriquecer y darle aliento y esperanza a la gente, soltar chorros de agua fresca para lavarle ese pesimismo y esa alma tan machucada y tan enlodada que le han dejado al venezolano de hoy. Por supuesto, esa será su hora dorada después de este paso de tinieblas.
-¿La radio se ha convertido en un resquicio de libertad a juzgar por la apertura que tiene usted en el programa?
-Yo tengo total apertura a pesar de que mis editoriales son muy duros. Confieso que todos los días salgo a hacer el programa de radio como si caminase sobre vidrio molido sin ser yo faquir. Pero la radio me apoya, nunca me ha presionado.
-¿Tiene menos anunciantes con la crisis del país?
-El problema de los anunciantes es el problema del país. Tengo varios con los que tenía contratos pero han tenido que rescindir o posponer porque no tienen nada qué anunciar, no tienen productos, o están a la espera de que les aprueben dólares...
-¿Anunciar vidrios blindados al tiempo que habla de inseguridad y secuestros, no le genera conflicto?
-Ese comentario me lo hizo un día Alberto Barrera, pero es el país que tenemos, esa es la verdadera crisis que nos está pasando con los anunciantes.
-¿Preferiría hacer un programa en un país menos convulsionado o acá es más interesante?
-Yo quisiera un programa donde las noticias tuviesen salidas, donde los problemas que uno ve puedan ser solucionados, donde los voceros que yo cito o entrevisto pudiesen hablar con la verdad. Yo quisiera hacer un programa para un país con porvenir y esperanza.
@argomezc
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