Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 24 de agosto de 2014

Hace 100 años y la humanidad sigue igual, cegada por las guerras y los odios raciales, religiosos e ideológicos...Hablar de la Guerra Fría es hablar de uno de los períodos más populares en la literatura “pop occidental”. Esos años de demencia colectiva global –donde con seriedad calculamos “freír” a todo el planeta– y que transcurrieron groso modoentre 1945 y 1991 –o lo que es lo mismo, entre el final de la Segunda Guerra Mundial y caída del bloque soviético– son cruciales para comprender el desarrollo del actual “mythos” literario en las ramas de la ciencia ficción y la novela de espías.

En agosto de 1914

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Mucho se lee en estos días sobre la naturaleza peculiar y las secuelas de la Gran Guerra, pensada en sus primeros momentos por no pocos optimistas como un conflicto armado que contribuiría al pronto reacomodo de los poderes europeos y la política mundial.
En lo más cercano, puede ser de interés recordar lo que dos venezolanos, distantes en posiciones y lugares, registraron sobre los días de agosto de 1914. Rufino Blanco Fombona, desterrado por el régimen gomecista, escribió sus impresiones en París, mientras Manuel Díaz Rodríguez perfilaba en Caracas, desde la Cancillería, la posición del gobierno.
En el diario de Blanco Fombona se leen numerosas entradas, de las que me permito entresacar estos fragmentos:
1 de agosto: “¡Qué soledad en nuestro barrio! ¡Qué tristura! Todo el mundo avizora catástrofes pavorosas”. 2 de agosto: “… Francia coge el fusil. A los extranjeros nos obligan a inscribirnos en las Alcaldías. La coacción prueba que la libertad desaparece y que, con la guerra, la barbarie comienza”. 4 de agosto: “… Cuantos de pueden alejar de París, se alejan”. 5 de agosto: “Todo el mundo le pregunta a uno cuánto tiempo va a durar la guerra, como si uno –ni nadie– pudiera saberlo”. 12 de agosto: “… Todo es desconcierto. Nadie sabe nada de nada. Los trenes se ocupan en trasiego de tropas. A los alemanes se les esperaba por el oeste; se presentan por el norte, desflorando a Bélgica y avanzando como una inundación. Mientras Francia cambia de frente, los germanos avanzan. Hay que irse de París”.
A partir del 5 de agosto comenzaron a llegar a Caracas las notificaciones de las legaciones europeas sobre el desarrollo de la guerra: muchas declaraciones de guerra y pocas de neutralidad. El 8 de agosto el ministro Díaz Rodríguez hacía expresa la neutralidad de Venezuela, coincidiendo con el resto de los países americanos. Como canciller, tras precisarle que por lo que se sabía a título confidencial “las naciones beligerantes son por una parte Alemania y Austria y por la otra, Rusia, Gran Bretaña, Serbia y Bélgica”, instruyó al ministro de Hacienda sobre los deberes que “de acuerdo con los principios y prácticas del Derecho Internacional está llamada a observar la República”. En los días inmediatos se habrían de precisar las normas para el ejercicio de la neutralidad y, muy rápidamente, vendrían los primeros reclamos ingleses por la violación de esa posición a favor de Alemania. Pocas semanas después del estallido de la guerra vendría el extenso alegato sobre los derechos de los neutrales y la propuesta de una liga entre ellos ante un conflicto que sucedía “en una época de vida internacional intensa, dentro de la cual se hace cada día más íntima, compleja e inextricable la internacionalización de todos los intereses”. Esto, proseguía el documento, “poco a poco va haciendo evolucionar conceptos tan rígidos como el de soberanía” ante “el daño económico universal, consecuencia probable de la actual guerra europea si su duración fuese, como ya hay lugar a temerlo, indefinida”. Por eso, decía el Canciller, con pragmática ambivalencia, que la neutralidad era imparcialidad pero no indiferencia.
Tanto en el “irse de París” del exiliado como en el reconocimiento de la internacionalización del mundo por del diplomático del gomecismo, se anunciaba el final de una época. Giro incomprendido, por al menos tres décadas, en el mundo y en Venezuela.

¿Quién era el periodista James Foley?

James Foley / AP
James Foley / AP
Foley, de 40 años, fue secuestrado en el norte de Siria en noviembre de 2012 mientras se encontraba en la nación árabe cubriendo como reportero el levantamiento contra el gobierno de Bashar al Assad

El gobierno de Estados Unidos confirmó este miércoles la autenticidad del video difundido por el grupo yihadista Estado Islámico (EI, antes conocido como ISIS) en el que el periodista estadounidense James Foley es decapitado a manos de un militante de la organización.
Foley, de 40 años, fue secuestrado en el norte de Siria en noviembre de 2012 mientras se encontraba en la nación árabe cubriendo como reportero el levantamiento contra el gobierno de Bashar al Assad para varios medios extranjeros.
En el video de unos cinco minutos de duración dado a conocer el martes y cuyo título es "Un mensaje para Estados Unidos", se puede ver a Foley con un traje naranja, arrodillado y con las manos en la espalda junto a un militante enmascarado vestido de negro.
Este último, hablando con acento británico, dice que la muerte del periodista es el resultado directo de los bombardeos de Estados Unidos contra blancos de EI en Irak.
"Obama autoriza operaciones militares contra el Estado Islámico situando a EE.UU. sobre un terreno movedizo que lleva a un nuevo frente de guerra contra los musulmanes", asegura el presunto militante.
A continuación la cámara enfoca a quien es identificado como James Foley, quien hace un llamado "a mis amigos, mi familia y mis seres queridos a levantarse contra mis verdaderos asesinos: el gobierno de EE.UU."
Luego se ve cómo el hombre es decapitado por el militante encapuchado.
Al final del video aparece una imagen supuestamente del periodista estadounidense Steven Sotloff, quien fue secuestrado en Siria a mediados de 2013, y se asegura que la vida del reportero "depende de la próxima decisión de Obama".
El presidente Barack Obama hizo una breve declaración este miércoles desde Martha's Vineyard, donde se encuentra de vacaciones, en la que expresó enfáticamente su rechazo por lo sucedido con Foley, diciendo que tiene "el corazón roto" y que está en contacto con su familia.
Secuestrado en 2012
La confirmación de la muerte del periodista fue un duro golpe para sus familiares y amigos, quienes pocas semanas después de su desaparición en noviembre de 2012 habían iniciado una campaña para pedir su liberación.
Según explicaban en la página FreeJamesFoley.org  Foley, cuya familia reside en Rochester, New Hampshire, es el mayor de cinco hermanos y llevaba cinco años informando desde Medio Oriente.
En el momento de su secuestro, el periodista estaba trabajando como reportero independiente para el medio informativo con sede en BostonGlobalPost y para la agencia de noticias francesa Agence France-Presse(AFP).
Según varios testimonios, Foley fue capturado el 22 de noviembre de 2012 cerca de la ciudad de Taftanaz, en el norte de Siria, por varios individuos armados que poco después liberaron al conductor de su vehículo y a su intérprete.
Hasta hace unos meses se pensaba que Foley estaba siendo retenido por fuerzas afines al gobierno de Bashar al Asad. No está claro ni cómo llegó el periodista a manos de EI ni desde hace cuánto tiempo estaba en su poder.
En los días posteriores a su desaparición, su familia había pedido mantener la discreción sobre su secuestro, con la esperanza de que ello facilitara su liberación. Pasado mes y medio del secuestro, decidieron hacer pública la información del mismo.
"Queremos que Jim vuelva a casa sano y salvo o por lo menos necesitamos hablar con él para saber que está bien", declaró en ese momento John Foley, padre del reportero.
"Jim es un periodista objetivo y pedimos que sea liberado indemne. A las personas que lo retienen les pedimos por favor que nos contacten para poder actuar conjuntamente por su liberación", agregó Foley, según informó la agencia AFP.
"Amable, amistoso y valiente"
En 2011 James Foley había trabajado como corresponsal en Afganistán para el periódico dependiente del Departamento de Defensa de EE.UU. Stars and Stripes.
Además, ese mismo año pasó seis semanas detenido en Libia por fuerzas del régimen de Muamar Gadafi junto a otros periodistas. En ese momento estaba trabajando en la nación africana para el GlobalPost.
Foley compartió sus días de cautividad en Libia junto a la periodista estadounidense Clare Morgana Gillis, quien en 2013 escribió una emotiva carta abierta en la que pedía la liberación del reportero, al que describía como alguien que "ve la bondad en casi todo y en casi todo el mundo" y como "un gran motivador".
En la misiva Gillis explicaba cómo Foley había organizado campañas para recaudar fondos para los familiares de uno de sus compañeros de profesión de origen sudafricano que había muerto en la misma emboscada en Libia en la que él había sido capturado y para comprar una ambulancia para un hospital de la ciudad siria de Aleppo en el que había pasado varias semanas documentando el arduo trabajo de los médicos del centro que debían salvar vidas con muy pocos medios.
La periodista aseguraba en la carta que la cautividad es "el estado más violentamente opuesto" a la naturaleza de Foley, del que decía era "amable, amistoso, valiente" y alguien que cae bien a todo el mundo "por su buen humor" y su cercanía.
Este martes el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), con base en Nueva York, aseguró que hay unos 20 periodistas desaparecidos en Siria.
Según la agencia de noticias AP, en su informe anual el CPJ explica que esos reporteros están en manos de grupos extremistas que amenazan con matarlos o de grupos criminales que buscan un rescate.
El CPJ señala que muchos medios no informan del secuestro de sus periodistas con la esperanza de que la falta de publicidad de esos casos ayude a que sean liberados.

Decapitación moviliza a occidente contra islamistas

John y Diane padres de James Foley reclaman justicia para su hijo | Foto AP
John y Diane padres de James Foley reclaman justicia para su hijo | Foto AP
Alemania, Italia y Albania se sumaron a Francia en la iniciativa de suministrar armas a Bagdad y combatir a los milicianos radicales 

El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, condenó enérgicamente el asesinato del periodista estadounidense James Foley, y pidió que los responsables sean llevados ante la justicia.
“El asesinato del reportero es un crimen abominable que demuestra que sigue adelante la campaña de terror del Estado Islámico contra el pueblo de Irak y de Siria”, dijo el funcionario en un comunicado.
La Casa Blanca confirmó la autenticidad de un vídeo que muestra la decapitación del periodista, secuestrado en Siria en noviembre de 2012. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se mostró consternado, pero aclaró: "Vamos a seguir haciendo lo que debemos hacer".
"Una cosa en la que todo el mundo está de acuerdo es que un grupo como el Ejército Islámico no tiene cabida en el siglo XXI", agregó Obama.
En el vídeo, Foley se despide de su familia y acusa al gobierno de Estados Unidos de ser el culpable de su ejecución por su reciente intervención en Irak, antes de ser decapitado por un encapuchado con acento inglés.
En las imágenes, además de Foley de 40 años de edad, hay otro periodista estadounidense secuestrado, Steven Joel Sotloff, y cuya vida depende de la decisión de Obama, según dice en la grabación.
En Londres, el secretario del Exterior, Philip Hammond, dijo que el hombre que aparece decapitando a Foley parece ser británico, un aspecto que pone de relieve el empleo creciente de combatientes occidentales para obtener reclutas y aterrorizar a sus enemigos.
El ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius, instó a todos los países de Medio Oriente, incluido Irán, y a las potencias mundiales a aliarse para frenar la ofensiva de la organización yihadista. El presidente François Hollande convocó una conferencia internacional sobre la situación en Irak.
Alemania, Italia y Albania se sumaron a Francia en la iniciativa de suministrar armas a Irak para ayudar a las fuerzas a combatir el avance del Estado Islámico.

Yihadistas contactaron a la familia de James Foley antes de matarlo

Los padres de James Foley, Diane y John, durante un evento en honor a su hijo, en 2013 / Foto Cortesía Getty
Los padres de James Foley, Diane y John, durante un evento en honor a su hijo, en 2013 / Foto Cortesía Getty
Un correo electrónico decía que lo iban a asesinar en represalia por los ataques aéreos de EE UU contra el grupo Estado Islámico 

Fuentes de seguridad confirmaron a la BBC que la familia de James Foley recibió un correo electrónico en inglés, aparentemente enviado por sus captores, una semana antes de que fuera decapitado.
El correo electrónico decía que lo iban a matar en represalia por los ataques aéreos de Estados Unidos contra el grupo Estado Islámico.
El corresponsal de seguridad de la BBC también confirmó que tres yihadistas británicos son los encargados de vigilar a los rehenes no sirios que retiene Estado Islámico.
“Beatles” yihadistas
Según el diario británico The Guardian, un exrehén que estuvo capturado en Raqqa, Siria, dijo que los llamaban conjuntamente Los Beatles.
Supuestamente, los vigilantes están apodados John, Paul y Ringo.
El Buró Federal de Investigaciones de EE UU, FBI, encabeza la búsqueda del yihadista enmascarado que aparece en el video decapitando a James Foley.
Los expertos informan que la policía y los servicios de seguridad están utilizando programas de reconocimiento de voz y otras tecnologías, así como pistas humanas, en un intento por tratar de identificar al extremista.
El primer ministro británico, David Cameron, expresó que es muy probable que el enmascarado sea británico. Los lingüistas sugieren que viene de Londres.
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Ex cantante de rap sería el asesino de James Foley

Una foto del presunto asesino como combatiente en Siria
Una foto del presunto asesino como combatiente en Siria
Abdel-Majed Abdel Bary, de 24 años, dejó su casa en Londres para unirse a los yihadistas en Siria, según el Estado Islámico
El diario británico The Sunday Times aseguró este lunes que los servicios de inteligencia británicos identificaron al integrante del Estado Islámico que decapitó al periodista estadounidense James Foley.

El terrorista encapuchado que apareció en el video asesinando a Foley sería Abdel-Majed Abdel Bary, un ex rapero londinense de 24 años. Se desconoce el paradero actual de Bary, pero las informaciones de los servicios de inteligencia británicos -el MI5 y MI6- lo ubican en Siria, luchando en las filas del Estado Islámico.

Hace meses, Bary publicó imágenes repugnantes posando con una cabeza en su mano. Se cree que la espantosa imagen que difundió fue tomada en Raqqa, un bastión del Estado Islámico ubicado en Siria. La foto llevaba la leyenda: "Pasando el rato con mi vecino o lo que queda de él". Su cuenta de Twitter, @ItsLJinny, fue desactivada.

Según el diario británico, Bary vivió hasta el año pasado en su casa familiar de Londres. El medio agregó que es conocido en Siria como "John el Yihadista".

Un experto le dijo a The Sunday Times que los patrones de voz y habla de Bary sonaban idénticos a los del hombre que habla en el video de la muerte de Foley con un inglés londinense.

El padre de Bary, un refugiado egipcio de quien se cree que fue cercano a Osama Bin Laden, fue extraditado en 2012 desde el Reino Unido a Estados Unidos por cargos de terrorismo, acusado de participar en atentados con bomba contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998.

Guerra Fría en papel: Entre espías y bombas

“Hablar de bestsellers durante la Guerra Fría es, obligatoriamente, hablar de Jack Ryan y James Bond” / Imagen: “Desde Rusia con amor”, (Terence Young, 1963)
“Hablar de bestsellers durante la Guerra Fría es, obligatoriamente, hablar de Jack Ryan y James Bond” / Imagen: “Desde Rusia con amor”, (Terence Young, 1963)
 Durante los largos años de la Guerra Fría, la literatura se convirtió en una herramienta para teorizar –para elucubrar– sobre un conflicto que nunca llegó a “ser”. Una forma de escuchar –a través de la seguridad que brindan las páginas de los libros– el eco de los cañonazos que –gracias a la intervención providencial de un Dios benévolo– jamás se dispararon. En ese universo de “si hubieran” nacen las historias de guerras orbitales entre satélites rusos y americanos, las persecuciones entre espías y contra espías y sobre todo…los temidos holocaustos nucleares

Hablar de la Guerra Fría es hablar de uno de los períodos más populares en la literatura “pop occidental”. Esos años de demencia colectiva global –donde con seriedad calculamos “freír” a todo el planeta– y que transcurrieron groso modoentre 1945 y 1991 –o lo que es lo mismo, entre el final de la Segunda Guerra Mundial y caída del bloque soviético– son cruciales para comprender el desarrollo del actual “mythos” literario en las ramas de la ciencia ficción y la novela de espías.
Sin la Guerra Fría probablemente no habrían alcanzado la fama ni Tom Clancy ni Ian Fleming. Jack Ryan sería un simple funcionario burócrata de Estados Unidos. Los bunkers subterráneos seguirían siendo desangelados almacenes de alimentos. Y no hubiésemos visto jamás a Sean Connery  interpretar al amargo desertor “submarino” en La caza del Octubre Rojo, ni asesinar con la rigurosa elegancia de untuxedo en James Bond.
Sin la Guerra Fría –y todo lo que representó como fenómeno social– casi puede dar usted por descontado, querido lector, que una buena parte de las películas de acción, thrillers militares o de espionaje –que tanto amamos entre cotufas y refrescos– nunca hubiesen existido. ¿Por qué? Porque este conflicto que nunca estalló fue, precisamente debido a su potencial inconcluso –amén de un poder superior que decidió preservar la vida sobre la Tierra– el marco perfecto para que desde las páginas y la tinta, las mentes depravadas y creativas de maestros del suspense y el thriller militar, construyeran realidades paralelas llenas de aterradoras posibilidades. La Guerra Fría es la levadura de las más entretenidas –y taquilleras– pesadillas.
Y no hay panaderos mejores para estos terrores nocturnos que Tom Clancy e Ian Fleming. Hablar de bestsellers durante la Guerra Fría es, obligatoriamente, hablar de Jack Ryan y James Bond. Dos hombres ficticios encarnados por gigantes del cine de la talla de Harrison Ford, Alec Baldwin o Ben Affleck en el caso de Ryan, y Sean Connery, Pierce Brosnan, Daniel Craig o Roger Moore –por nombrar solo algunos– en el caso del emblemático 007.
Clancy y Fleming como creadores de Ryan y Bond se transformaron, sin temor a equivocarnos, en los padres de la conspiración nuclear, los principales propagadores de misterios del Pentágono y el Kremlin, y los creadores más prolíficos dentro del género literario del espionaje.
Novelas como Desde Rusia con amorA la caza del Octubre Rojo,Clear and Present DangerLa suma de todos los miedosDr. No yRed Storm Rising, se convirtieron en marcas indelebles en la literatura “pop” occidental. Construyendo una muy bien definida y particular visión desde el bloque euro americano, sobre sus contrapartes rusos y chinos. Una Guerra Fría “oficial” en la literatura que definió, por más de cuarenta años, como veíamos –y aún hoy en día vemos– a los rusos, a los chinos–y en general– a los comunistas. 
Si no te agarra el chingo…
Dos son los temas que parecen prevalentes en la visión sobre la Guerra Fría que nos ofrece el mundo de los bestsellers occidentales: hecatombe nuclear y espionaje internacional. Sálgase usted de estos temas y se alejará de la visión universalmente aceptada sobre ese mundo polarizado por las políticas del détente.
Por ejemplo, en La caza del Octubre Rojo –que fue llevada magistralmente al cine por la dupla Baldwin/Connery– Tom Clancy plantea un argumento que podría considerarse arquetípico de la literatura de ficción occidental basada en la Guerra Fría. Un hombre honesto, pero del bando comunista, está cansado de las injusticias evidentes del sistema soviético. Obligado por las circunstancias este hombre –el estoico capitán lituano Marko Ramius– decide desertar, llevándose consigo un submarino nuclear desarrollado en secreto por los rusos. Un arma nueva que prometía poner fin a la Guerra Fría –al convertirse en un Apocalipsis portátil capaz de aniquilar al planeta entero- y decide entregarse a los americanos con una doble finalidad: primero escapar a la tiranía soviética y, en segundo lugar, mantener el balance de poder y evitar la tan temida “destrucción mutua asegurada”.  Este argumento podríamos llamarlo el primer modelo de novela sobre la Guerra Fría: las historias sobre una posible hecatombe nuclear.  Entre ellas se cuenta Dr. No y La suma de todos los miedos. Con variaciones de estilo, este formato –que no se limita a Fleming y Clancy pues ha sido emulado hasta la saciedad por centenares de escritores– plantea una realidad matemática muy cierta: existe en el mundo suficiente poder nuclear para vaporizar el planeta.
¿Qué tanto, querido lector? Pues –esto es vida real– cada misil Trident II D5 carga doce cabezas nucleares sustancialmente más poderosas que las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Y cada submarino clase Ohio carga veinticuatro misiles Trident con doce bombas nucleares cada uno. Estados Unidos –únicamente Estados Unidos– tiene dieciocho submarinos de estos surcando –mientras usted lee estas líneas– los siete mares. Para hacerle la cuenta corta…. Un sólo submarino clase Ohio es capaz de acabar con la vida sobre la Tierra. Y los rusos tienen más submarinos de este tipo –su equivalente ruso es la clase Thypoon– que los norteamericanos y todos sus aliados. Hay muchísimas más bombas que posibles blancos. Así de absurda fue la carrera nuclear.
El segundo modelo de novela arquetípico de la Guerra Fría es, sin duda, la novela de espías. Aquí el maestro es Ian Fleming y su flemático James Bond. El concepto de que un hombre es capaz de hacer la diferencia, de causar un destino apocalíptico o de evitarlo, es vital para poder comprender esta raza de novelas. En todas estas obras el individuo demuestra que la información es poder, un concepto que fue crucial en la vida real pues, en efecto, fue un conflicto que se libró con batallas de datos, más que con pólvora y plomo. Y Fleming ejemplifica esto en las arriesgadas apuestas que Bond realiza. Los mejores ejemplos son Desde Rusia con amor  y Moonraker donde los conocimientos que Bond recaba, a lo largo de sus peripecias, son al final el instrumento que le da la victoria, probando que la información es más letal que la fuerza bruta.  Especial mención merecen en este apartado Triple y El valle de los leones, ambas de Ken Follet y ambas cruce triple entre la novela noir, la de espías y el romance, siempre ambientadas en el contexto del Telón de Acero. 
Una raza aparte
Fuera de los caminos del establishment, hay algunas obras que han alcanzado el listón de bestsellers por senderos que no logran encajar ni en la novela de espías, ni en la literatura nuclear apocalíptica. Entre estas joyas destacan The Zap Gun de Philip K. Dick y la enrevesadaEl séptimo secreto de Irving Wallace. La primera narra un futuro donde las élites rusas y americanas se han puesto de acuerdo para mentir en conjunto al mundo y mantener una ficticia Guerra Mundial. La misma es alimentada por caricaturista que dibujan armas y tanques futurísticos. Sin embargo el engaño queda expuesto cuando una raza alienígena ataca a la Tierra temiendo la inexistente súper tecnología bélica que los dibujantes hacían pasar por cierta.
La segunda, El séptimo secreto, es quizás el paraíso de todo conspirador profesional. La novela plantea el resurgimiento del nazismo, latente y escondido entre las filas del politburó ruso, gracias al ficticio suicidio de Adolf Hitler.
En cualquiera de los casos, adentrarse en el universo de la Guerra Fría de papel, es una aventura de la que saldrá –siempre que termine la novela– completamente airoso, y quién sabe, quizás hasta descubra algún poderoso secreto. Alguna pista que le ilumine y le ayude a comprender como, milagrosamente, entre rusos y gringos no exterminaron la vida sobre la Tierra, luego de amenazarse mutuamente a lo largo de cuarenta largos y tensos años.

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