Luis Mariano Rivera, Simón Díaz y Gualberto Ibarreto ...
www.youtube.com/watch?v=Zb8qzYD_Kmg
29/5/2013 - Subido por Francisco Zilander Linares Palomo
Micro documental del Programa "Simón Díaz Cuenta y Canta" Es el único registro audiovisual que reúne a estos .
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29/5/2013 - Subido por Francisco Zilander Linares Palomo
Micro documental del Programa "Simón Díaz Cuenta y Canta" Es el único registro audiovisual que reúne a estos .
Luis Mariano Rivera Font fue un artista venezolano que nació en el Valle de Canchunchú (Estado Sucre) el 19 de agosto de 1906 y falleció el 15 de marzo de 2002).
Biografía
Luis Mariano Rivera Font nació el 19 de agosto de 1906, en un pueblo cercano a Carúpano, Canchunchu Florido, estado Sucre, Venezuela, y falleció el 15 de marzo de 2002 en Carúpano, estado Sucre. Fue un cantante, compositor, poeta y dramaturgo popular venezolano.
Su vida, como la de cualquier campesino de la zona de Paría, estuvo marcada por las carencias y necesidades que caracterizan la pobreza de las zonas rurales de Venezuela. A temprana edad se quedó huérfano, llegó a ser peón de la hacienda de su propio padre y su educación formal fue sólo hasta el tercer grado de primaria. Sin embargo, a pesar de su condición de ser un casi analfabeto, enseñó que las ganas que dicta la perseverancia por ser un hombre digno pueden ser más fuertes de las que uno cree. A los 38 años, motivado por una corrección ortográfica que le hiciera un muchacho (había escrito “depocito de yelo” en vez de “depósito de hielo”) decide ir a una escuela donde aprendió a leer y escribir bien.
Por su parte la vida de músico, poeta y hasta de dramaturgo, pues Luis Mariano escribía obras de teatro, comienza a los 48 años de edad. Él relataba que fue siendo “un viejo” cuando logró “meter un poco de luz” en su pensamiento y fue así como la música y los versos empezaron a dibujar su existencia.
Se le conoció como un músico autodidacta y un hombre de pocas palabras, pero de gran sensibilidad, Rivera solía decir que su primer encuentro con la música fue por pura casualidad. "Fue un diciembre. Mis amigos querían cantar una nueva parranda, pero no tenían idea de por dónde empezar, así que escribí una canción para ellos.
Hasta el continente Asiático supo del arte de Luis Mariano Rivera, pues el no menos famoso Paul Muriat versionó la canción “Juana Francisca” y la convirtió en un éxito de la música instrumental en Japón. Otro motivo de orgullo para el poeta fue la versión de “Canchunchú Florido” que hiciera, magistralmente, La Orquesta Filarmónica de Londres.
No en vano han venido los reconocimientos a su vida artística. La Fundación Pampero, La Universidad de Oriente, Cementos Caribe y la Fundación Tradiciones Caraqueñas han realizado producciones discográficas antológicas para enaltecer las creaciones del “Cantor de Canchunchú”.
Del mismo modo, la vida de este oriental ha inspirado canciones como “A Luis Mariano”, del musicólogo Rafael Salazar y “La Canción de Luis Mariano”, del siempre recordado Alí Primera.
Así mismo, distintos Colegios Universitarios y Universidades de Venezuela le han otorgado la distinción de Profesor Honoris Causa. La UDO, el Instituto Universitario de Tecnología “José Antonio Anzoáteguí”, el Colegio Universitario de Carúpano y nuestra Universidad Central, a través de la Orden José Felix Ribas, han homenajeado merecidamente al poeta.
Luis Mariano también ha sido distinguido con las ordenes: “Francisco de Miranda”, “Andrés Bello” y “Antonio José de Sucre”, todas en su primera clase, que otorga el Ejecutivo Nacional Venezolano.
Composiciones
- Canchunchú Florido
- Cerecita
- El Mango
- Cundeamor
- Carúpano Tierra Mía
- La Guacara
- Mi Comay Juana María
Existen varias canciones que han sido interpretadas por músicos como Morella Muñoz, Jesús Sevillano, Gualberto Ibarreto,Juan Carlos Salazar, Cecilia Todd, Lilia Vera y Simón Díaz, y grupos como Serenata Guayanesa y Un Solo Pueblo.
El biógrafo Rafael Salazar escribió en su libro "Luis Mariano Rivera, poeta y cantante de Canchunchú Express":
Pocos poetas y músicos populares han tenido el privilegio de ser reconocido por mucha gente, las instituciones regionales y nacionales
Pocos poetas y músicos populares han tenido el privilegio de ser reconocido por mucha gente, las instituciones regionales y nacionales
Tomado del blog: CaracasCaracas
SÁBADO, 11 DE AGOSTO DE 2007
Caracas despertó la musa de varios compositores
La capital despertó la musa de varios compositores. Pero el maestro dominicano no se conformó únicamente con inspirarse, pues también se enamoró de la ciudad y se convirtió en su gran cantor.
Caracas arriba a sus 440 años de fundada. Tal vez, a quien ahora tenga su primer contacto con ella, le cueste creer que alguna vez esta cuasi caótica urbe llegó a ostentar el calificativo de sucursal del cielo. Y más aún, llegó a servir de musa para escribir varias canciones alusivas a su belleza y bondades. Incluso, de República Dominicana arribaría un 31 de diciembre de hace 70 años, un hombre que le llegaría a jurar eterno amor y que sin rubor le compondría una pieza de singular sentimiento: "Mi Novia es Caracas".
Pues bien, esa capital hoy atiborrada de basura, víctima de una crónica mala gerencia y herida por la apatía de personas que no han aprendido a valorarla, ha merecido un cúmulo de bellas inspiraciones.
En 1958, Johnny Quiroz le compuso un pasodoble titulado "Caracas", pero que el gracejo popular transformó en "Bella Caracas".
"Tierra de Leyenda, de bravos guerreros, primavera india, hija de español", rezaban sus primeros versos, para rematar más adelante con "Caracas, ciudad hermosa, tu eres bella, Caracas, la cuna del Libertador".
Ya en la bucólica capital de los años 20, la mujer caraqueña había sido "floreada" con "Dama Antañona" y en la misma onda de "Bella Caracas" surgió "Caracas, cuna de héroes", popularizada por la recia voz de Rafa Galindo, al tiempo que Víctor Piñero entonaba la guaracha "Noches de Caracas".
La fecunda inspiración de Chelique Sarabia también intervino para depositar su ramillete y hasta Aldemaro Romero se lució en 1967 cuando compuso en los albores de su Onda Nueva, la pieza "Doña Cuatricentenaria".
Sin embargo, aquel músico dominicano llegado en 1937, tendría la magia necesaria para captar como el más avezado de los pintores, todos los detalles que enmarcaban a la Sultana del Ávila. Y también como el más agudo de los periodistas y con el pentagrama como libreta, se dedicó a escribir la crónica de su amada. Sus personajes, su quehacer, su cotidianidad, su flama vital misma. Aquel hombre fue el bien llamado Cantor de Caracas, nada menos que Luis María Frómeta Pereira. El inolvidable "Billo".
CRÓNICA EN SIETE NOTAS
Resulta inconcebible entender la vida caraqueña entre 1940 y 1988, sin consultar las canciones de Billo Frómeta. Apenas a siete años de llegar a la capital, surgió el primer chispazo, el primer halago que le haría a su bella novia. Cuando observó que la picota se llevaba aquellos rincones donde en noches de luna daba serenata en un balcón. El progreso daba paso a El Silencio y también a "Caracas Vieja", donde Billo apuntaba que la nueva construcción se llevaba "un recuerdo de nuestro ayer".
En los años 50 compondría las "Muchachas Caraqueñas", pero no iría a más en su romance con la capital. En 1958, al ver que Juan Vicente Torrealba le cantaba a los llanos, Valencia y a Guayana, le pidió que le compusiera algo a Caracas, a través de "Mensaje a Juan Vicente". Como el viejo maestro no le hizo caso, en 1960 Billo la tomaría en serio y al fundar la tercera versión de su orquesta y con la potente voz del recordado Cheo García, dio vida al "Canto a Caracas". Ignoraba Frómeta que el epílogo de aquella canción: "en vez de una oración sobre mi tumba, el último compás de Alma Llanera", adornaría su lápida en el Cementerio del Este.
En 1962, Felipe Pirela grabaría "En Caracas", bello bolero que entre sus estrofas registraba: "donde brilla más clara una estrella, donde están las mujeres más bellas, en Caracas".
En 1965, cuando aquella Caracas que Billo conoció en 1937 había cambiado completamente, apareció un reportaje totalmente musicalizado, con el dúo de Cheo García y Memo Morales y titulado "Sueño Caraqueño".
Caracas arriba a sus 440 años de fundada. Tal vez, a quien ahora tenga su primer contacto con ella, le cueste creer que alguna vez esta cuasi caótica urbe llegó a ostentar el calificativo de sucursal del cielo. Y más aún, llegó a servir de musa para escribir varias canciones alusivas a su belleza y bondades. Incluso, de República Dominicana arribaría un 31 de diciembre de hace 70 años, un hombre que le llegaría a jurar eterno amor y que sin rubor le compondría una pieza de singular sentimiento: "Mi Novia es Caracas".
Pues bien, esa capital hoy atiborrada de basura, víctima de una crónica mala gerencia y herida por la apatía de personas que no han aprendido a valorarla, ha merecido un cúmulo de bellas inspiraciones.
En 1958, Johnny Quiroz le compuso un pasodoble titulado "Caracas", pero que el gracejo popular transformó en "Bella Caracas".
"Tierra de Leyenda, de bravos guerreros, primavera india, hija de español", rezaban sus primeros versos, para rematar más adelante con "Caracas, ciudad hermosa, tu eres bella, Caracas, la cuna del Libertador".
Ya en la bucólica capital de los años 20, la mujer caraqueña había sido "floreada" con "Dama Antañona" y en la misma onda de "Bella Caracas" surgió "Caracas, cuna de héroes", popularizada por la recia voz de Rafa Galindo, al tiempo que Víctor Piñero entonaba la guaracha "Noches de Caracas".
La fecunda inspiración de Chelique Sarabia también intervino para depositar su ramillete y hasta Aldemaro Romero se lució en 1967 cuando compuso en los albores de su Onda Nueva, la pieza "Doña Cuatricentenaria".
Sin embargo, aquel músico dominicano llegado en 1937, tendría la magia necesaria para captar como el más avezado de los pintores, todos los detalles que enmarcaban a la Sultana del Ávila. Y también como el más agudo de los periodistas y con el pentagrama como libreta, se dedicó a escribir la crónica de su amada. Sus personajes, su quehacer, su cotidianidad, su flama vital misma. Aquel hombre fue el bien llamado Cantor de Caracas, nada menos que Luis María Frómeta Pereira. El inolvidable "Billo".
CRÓNICA EN SIETE NOTAS
Resulta inconcebible entender la vida caraqueña entre 1940 y 1988, sin consultar las canciones de Billo Frómeta. Apenas a siete años de llegar a la capital, surgió el primer chispazo, el primer halago que le haría a su bella novia. Cuando observó que la picota se llevaba aquellos rincones donde en noches de luna daba serenata en un balcón. El progreso daba paso a El Silencio y también a "Caracas Vieja", donde Billo apuntaba que la nueva construcción se llevaba "un recuerdo de nuestro ayer".
En los años 50 compondría las "Muchachas Caraqueñas", pero no iría a más en su romance con la capital. En 1958, al ver que Juan Vicente Torrealba le cantaba a los llanos, Valencia y a Guayana, le pidió que le compusiera algo a Caracas, a través de "Mensaje a Juan Vicente". Como el viejo maestro no le hizo caso, en 1960 Billo la tomaría en serio y al fundar la tercera versión de su orquesta y con la potente voz del recordado Cheo García, dio vida al "Canto a Caracas". Ignoraba Frómeta que el epílogo de aquella canción: "en vez de una oración sobre mi tumba, el último compás de Alma Llanera", adornaría su lápida en el Cementerio del Este.
En 1962, Felipe Pirela grabaría "En Caracas", bello bolero que entre sus estrofas registraba: "donde brilla más clara una estrella, donde están las mujeres más bellas, en Caracas".
En 1965, cuando aquella Caracas que Billo conoció en 1937 había cambiado completamente, apareció un reportaje totalmente musicalizado, con el dúo de Cheo García y Memo Morales y titulado "Sueño Caraqueño".
poco a poco se me ha ido mi ciudad,
la han llenado de bonitos rascacielos
y sus lindos techos rojos ya no están".
Luego de esta introducción, entra la crónica en siete notas:
Jaime Vivas y el Trianón se fueron ya,
ni La India, ni La Francia y la Atarraya,
Perecito en Palo Grande, ya no está.
Ya no quedan ni el Roof Garden ni la Suiza,
el frontón de jai alai no existe ya,
las muchachas ya no van por La Planicie
y a Los Chorros casi casi nadie va".
A partir de allí, el libro de crónicas escritas y musicalizadas por Billo, iría en aumento "Caracas Siempre Caracas" ("y siempre serás bonita, aunque tengas cuatro siglos") en 1966; "Epa Isidoro" (homenaje póstumo al último cochero que quedaba en la capital) ; "El Mielero" (1967), "Mi Novia es Caracas" (1967), "Caminito Avileño" (1972), "El Amolador" (1974) y "El Metro" (1974), guaracha ésta que resultó nueve años adelantada al tiempo.
En el camino, en 1977, Rincón Morales grabaría la exitosa gaita "Caracas". Ya entrados los años 80, Ilan Chester aparecería con su "Cerro Ávila" y la misma Billo’s Caracas Boys, en la voz de Énder Carruyo, diría que "Caracas quiere una Gaita". Un Sólo Pueblo, agregaría "Caracas, Caracas", enmarcado en su peculiar estilo.
En 1988, consciente de la proximidad de su aliento final, Billo Frómeta compone su última canción, para variar alusiva a la capital: "Caracas pórtate bien". Su última estrofa es elocuente:
En el camino, en 1977, Rincón Morales grabaría la exitosa gaita "Caracas". Ya entrados los años 80, Ilan Chester aparecería con su "Cerro Ávila" y la misma Billo’s Caracas Boys, en la voz de Énder Carruyo, diría que "Caracas quiere una Gaita". Un Sólo Pueblo, agregaría "Caracas, Caracas", enmarcado en su peculiar estilo.
En 1988, consciente de la proximidad de su aliento final, Billo Frómeta compone su última canción, para variar alusiva a la capital: "Caracas pórtate bien". Su última estrofa es elocuente:
no te olvides de tu amigo,
que te pide por favor, pórtate bien"....
Aún estamos a tiempo de hacerle caso al hombre que más ha amado a Caracas.
Hoy que de nuevo te vistes
Un grato recuerdo me queda de ti
Hoy que te vas alejando
Con honda tristeza te canto yo a ti
Caracas vieja, la de rejas discretas
Caracas vieja, la de dulces canciones
Contigo llevas mis más tiernos recuerdos
Noches de lunas, serenatas y un balcón
Caracas vieja, que te vas con los años
En cada reja que dejamos de ver
Se va un idilio, se va un romance
Se va un recuerdo de nuestro ayer
ENTÉRESE
En 1967, Billo Frómeta cumplía 30 años de haber llegado a su amada Caracas. Y puede decirse que por aquellos días y en ocasión del cuatricentenario de su adorada, el compromiso generado por aquel amor se selló. El maestro desempolvó su casi olvidada orquesta de cuerdas y grabó el larga duración titulado "Canto a Caracas". Doce años antes, Frómeta - con la misma banda de cuerdas había llevado al acetato la fantasía "Un cubano en Caracas", complicado arreglo que superpone al Manisero antillano con nuestra Alma Llanera.
Quiso el destino que el 26 de abril de 1988, fuese esa la última canción que dirigiese el maestro.
Quiso el destino que el 26 de abril de 1988, fuese esa la última canción que dirigiese el maestro.
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