500 años de «El príncipe» de Maquiavelo
TULIO H. DEMICHELI / ABC MADRID
Día 10/12/2013
TULIO H. DEMICHELI / ABC MADRID
Día 10/12/2013
Se cumplieron cinco siglos de la carta en la que Nicolás
Maquiavelo relata que había escrito un tratado que inaugura
el pensamiento político moderno
Nicolás Maquiavelo nació en San Casciano(Florencia) el 3 de mayo de 1469, en el seno de una familia culta de origen nobiliario pero venida a menos. Y creció durante el esplendor de Lorenzo I de Médicis, llamado el Magnífico por haber sido mecenas y protector de artistas y filósofos como Botticelli, Verrocchio, Leonardo, Miguel Ángel, Marsilio Ficino y Picco della Mirandola, imponentes figuras del primer Renacimiento. Tiempos también en los que se dejó sentir la influencia puritana de Girolamo Savoranola, monje de una religiosidad extrema.
Sin embargo, Pedro de Médicis, el Infortunado, perdió la plaza en 1494, año en el que Maquiavelo había ingresado en la milicia, luego en el servicio público y la diplomacia, llegando a ser canciller. Al servicio de aquella república que duraría hasta 1512, viajó por las cortes de Francia y Alemania. Primero sirvió a Caterina de Sforza, de quien aprendió que «es mejor ganar la confianza de la gente que confiar en la fuerza»; y luego, en la corte francesa conoció a Carlos XII, rey en el que no encontraba ninguna de las virtudes que han de adornar a un Príncipe.
Admiración por los Borgia...
Buena parte de su actividad se desarrollará durante el papado de Alejandro VI, padre de César Borgia, duque Valentino, por los que sintió gran admiración, tanta que muchos estudiosos señalan a César como uno de los modelos de «El príncipe», aunque de forma contradictoria. A la muerte del Papa, acude a Roma en 1503 para asistir a la elección de su sucesor, Julio II, gracias al favor deCésar Borgia, con quien había tenido desavenencias. Maquiavelo dirá: «Aquél que piense que los favores harán que los grandes personajes olviden ofensas pasadas se engaña a sí mismo», cosa que efectivamente ocurrió, pues el papa luchará para acabar con el poder del duque. También admirará a Julio II, de quien aprendió que el osado y no el precavido están llamados a gozar de fortuna y a conquistar a las mujeres.
... y por Fernando el Católico
En 1507 viaja a Alemania donde conoce al emperador Maximiliano I de Habsburgo(padre de Felipe el Hermoso y abuelo de Carlos V de Alemania y I de España) para convencerle de que no ampliara sus posesiones a costa de territorios italianos, salvando a Florencia. No halló en él grandes virtudes, pues le consideró hombre de poco carácter y algo pusilánime, y juzgó a los alemanes como gentes de política débil pese a su poderío militar. En cambio, sí admiró a Fernando el Católico, su consuegro, quien había logrado grandes éxitos amparado en la Religión sin practicar los principios de la piedad, la fe, la humanidad y la integridad.
Producción literaria
A Maquiavelo de nada le sirvió haber apoyado a los Médicis, porque cuando recuperaron el poder en Florencia, primero lo despidieron y luego Cosme I mandó apresarlo y torturarlo bajo la acusación de haber conspirado contra su familia. El Papa Leon X, segundo hijo de Lorenzo el Magnífico, medió en su favor y pudo retirarse a San Casciano, donde vivió modestamente y pudo dedicarse a la literatura, escribiendo varios libros, entre los que destacan «Discursos sobre la primera década de Tito Livio» (en el que hace profesión de fe por la República, a su juicio mejor que la aristocracia, la tiranía, la democracia o la monarquía, pues concilia el espíritu del pueblo y el de los grandes que quieren gobernarlo); «El príncipe»(escrito para asesorar a Lorenzo II de Médicis, a quien se lo dedica para congraciarse con él, y en el que contradice su visión republicana por la del principado, es decir, por la dictadura romana); y «Del arte de la guerra».
Murió en 1527 sin alcanzar el gran reconocimiento que le brindará la posteridad, pues su pensamiento y su obra serán fundamentales para configurar la ciencia política moderna, sirviendo de guía a personalidades como Napoleón, quien advirtió en sus textos algo que Maquiavelo nunca dijo, pero que se desprende de ellos: «El fin justifica los medios».
¿Quién fue el modelo?
Se ha debatido mucho quién fue el modelo para «El príncipe». Casi todos los especialistas opinan que fue, sin duda, César Borgia (a la izquierda), aunque Maquiavelo observó las virtudes que él creía precisas para el estadista en Fernando de Aragón, el Rey Católico (a la derecha de estas líneas). A continuación, extraemos algunas de las ideas del «príncipe».
Parecerlo mejor que serlo
«No es, por tanto, necesario a un príncipe poseer todas la cualidades anteriormente mencionadas, pero es muy necesario que parezca tenerlas. E incluso me atreveré a decir que si las tiene y si las observa siempre son perjudiciales, pero si aparenta tenerlas son útiles; por ejemplo: parecer clemente, leal, humano, íntegro, devoto y serlo, pero tener el ánimo predispuesto de tal manera que si es necesario no serlo, puedas y sepas adoptar la cualidad contraria»
Entrar al mal
«Un príncipe, y especialmente un príncipe nuevo, no puede observar todas aquellas cosas por las cuales los hombres son tenidos por buenos pues a menudo se ve obligado, para conservar su Estado, a actuar contra la fe, contra la caridad, contra la humanidad, contra la religión. Por eso necesita tener un ánimo dispuesto a moverse según le exigen los vientos y las variaciones de la forma y, como ya dije anteriormente, a no alejarse del bien, si puede, pero a saber entrar en el mal si se ve obligado. El mal se hace todo junto y el bien se administra de a poco»
El zorro y el león
«Un Príncipe que desee mantener bajo control su territorio y a su pueblo debe contar con un ejército “profesional”. Imitará al zorro (con su diplomacia) y al león (en el campo de batalla y al administrar justicia). Debe preferir ser temido a ser amado»
Maneras de conquista
«Cuando los estados que se conquistan están acostumbrados a vivir en libertad hay tres formas de conservarlos: destruirlos, vivir allí personalmente o dejar que sigan viviendo con sus leyes»
Del fingimiento un arte
«No puede dudar a la hora de eliminar a quien le sea adverso y debilitará a los vecinos más poderosos entablando alianzas con sus enemigos, aunque sean más débiles. Asimismo habrá de divertir y distraer al pueblo, al tiempo que se asegurará de que las mentes más brillantes le sean favorables. El prícipe hará del fingimiento un arte»
El castigo
«Un gobernante eficaz no debe tener piedad. Castigar a uno o dos transgresores para que sirva de ejemplo es más benévolo que ser demasiado compasivo. La fuerza es justa cuando es necesaria».
Coaching muy actual
«La experiencia siempre ha demostrado que jamás suceden bien las cosas cuando dependen de muchos (...) Es más sensato quedarse con la fama de tacaño, que genera mala fama sin odio, que por buscar la reputación de liberal, ganarse fama de ladrón que genera mala fama y odio a la vez; se debe ocultar la liberalidad (...) El elegido con el favor popular debe conservar al pueblo como amigo».
No hay comentarios:
Publicar un comentario