Sin leche y sin pan... así no se puede
TOMÁS SOCÍAS | EL UNIVERSAL
sábado 12 de julio de 2014 12:00 AM
Los últimos reportes del gremio de los panaderos y el de los lácteos dan cuenta de una terrible situación que está afectando a un importante sector de la economía del país. La industria del pan y de la leche no tiene cómo seguir operando, con los precios rezagados, sin divisas y sin materias primas para trabajar.
De allí que la situación difícil de las panaderías, para citar un ejemplo, donde ya es común ver el aviso: "No hay pan, porque no hay harina".
"La producción de pan no se ha podido estabilizar en lo que va de 2014, debido a la escasez de harina de trigo y otros ingredientes, entre ellos la manteca, que se requiere para elaborar este producto alimenticio".
La anterior es una cita extraída de un periódico del estado Carabobo, donde las panaderías prácticamente han bajado sus santamarías, precisamente porque gran parte de ellas no tiene para vender el principal producto.
Pero lo que se ve en Carabobo se repite en todo el país, al punto de que varias panaderías que son negocios familiares, se han visto obligadas a cerrar temporalmente, mientras les despachan los insumos.
En otros casos, se sabe de negocios que han pedido a sus compañeros que los auxilien para mantener arriba las santamarías. En gran parte de estos negocios han reducido el personal o simplemente se han ido de "vacaciones", como ocurre en varios expendios de este tipo en el este de Caracas.
Se sabe que en el gremio se está administrando lo poco que le despachan y esto ha llevado a que no se observe variedad en los estantes y neveras.
Para poder estabilizar la producción necesitan tener inventarios que les permitan trabajar más holgados, pero en estos momentos ninguno puede decir que cuenta con mercancía suficiente, y para llegar a un nivel estable, todavía falta tiempo.
Hemos sabido que tanto los industriales del pan como el Gobierno han sostenido encuentros positivos, donde se han dicho las verdades acerca de la necesidad del sector, y donde se ha planteado la necesidad de realizar un esfuerzo conjunto entre los molinos y el Ejecutivo.
Es así como se llegó a un acuerdo con el Ministerio de Alimentación, para crear un plan que permita abastecer en corto tiempo a las más de ocho mil panaderías que hay en el territorio nacional.
Otro de los planteamientos fue hacer cambios en la Ley del Trabajo, porque tal como está redactado el instrumento no estimula la producción.
Entre tanto, desde la Asociación Nacional de Productores de Leche (Asoprole), alertan que la producción de leche pasteurizada tiene ya una escasez de 70%. Las empresas del sector pagan entre Bs 20 y Bs 22 por el litro de leche cruda y el precio regulado de la leche pasteurizada es de Bs 6,60.
No solamente ha aumentado el costo de la materia prima, sino que se han incrementado los costos de los envases, mano de obra y fletes. La consecuencia de esto es que un litro de leche pasteurizada no puede estar en menos de Bs 30, si somos justos.
La situación que hemos descrito, más allá de las cifras y los porcentajes que ya son bastante alarmantes, tiene un efecto muy negativo en la población. Comprar leche y pan es una odisea que ahora deben vivir los venezolanos. Comprar la sabrosa canilla caliente y el litro de leche para llevar a casa y desayunar, era un placer y un hábito que nos satisfacía. Ahora, ni eso. Así no se puede.
tsocias@cantv.net
De allí que la situación difícil de las panaderías, para citar un ejemplo, donde ya es común ver el aviso: "No hay pan, porque no hay harina".
"La producción de pan no se ha podido estabilizar en lo que va de 2014, debido a la escasez de harina de trigo y otros ingredientes, entre ellos la manteca, que se requiere para elaborar este producto alimenticio".
La anterior es una cita extraída de un periódico del estado Carabobo, donde las panaderías prácticamente han bajado sus santamarías, precisamente porque gran parte de ellas no tiene para vender el principal producto.
Pero lo que se ve en Carabobo se repite en todo el país, al punto de que varias panaderías que son negocios familiares, se han visto obligadas a cerrar temporalmente, mientras les despachan los insumos.
En otros casos, se sabe de negocios que han pedido a sus compañeros que los auxilien para mantener arriba las santamarías. En gran parte de estos negocios han reducido el personal o simplemente se han ido de "vacaciones", como ocurre en varios expendios de este tipo en el este de Caracas.
Se sabe que en el gremio se está administrando lo poco que le despachan y esto ha llevado a que no se observe variedad en los estantes y neveras.
Para poder estabilizar la producción necesitan tener inventarios que les permitan trabajar más holgados, pero en estos momentos ninguno puede decir que cuenta con mercancía suficiente, y para llegar a un nivel estable, todavía falta tiempo.
Hemos sabido que tanto los industriales del pan como el Gobierno han sostenido encuentros positivos, donde se han dicho las verdades acerca de la necesidad del sector, y donde se ha planteado la necesidad de realizar un esfuerzo conjunto entre los molinos y el Ejecutivo.
Es así como se llegó a un acuerdo con el Ministerio de Alimentación, para crear un plan que permita abastecer en corto tiempo a las más de ocho mil panaderías que hay en el territorio nacional.
Otro de los planteamientos fue hacer cambios en la Ley del Trabajo, porque tal como está redactado el instrumento no estimula la producción.
Entre tanto, desde la Asociación Nacional de Productores de Leche (Asoprole), alertan que la producción de leche pasteurizada tiene ya una escasez de 70%. Las empresas del sector pagan entre Bs 20 y Bs 22 por el litro de leche cruda y el precio regulado de la leche pasteurizada es de Bs 6,60.
No solamente ha aumentado el costo de la materia prima, sino que se han incrementado los costos de los envases, mano de obra y fletes. La consecuencia de esto es que un litro de leche pasteurizada no puede estar en menos de Bs 30, si somos justos.
La situación que hemos descrito, más allá de las cifras y los porcentajes que ya son bastante alarmantes, tiene un efecto muy negativo en la población. Comprar leche y pan es una odisea que ahora deben vivir los venezolanos. Comprar la sabrosa canilla caliente y el litro de leche para llevar a casa y desayunar, era un placer y un hábito que nos satisfacía. Ahora, ni eso. Así no se puede.
tsocias@cantv.net
No es malo ser corrupto
Los maletines viajan en aviones oficiales y las comisiones les pasan por las narices
FRANCISCO OLIVARES | EL UNIVERSAL
sábado 12 de julio de 2014 12:00 AM
Que se pague un sobreprecio de 16 millones de dólares por la importación de maíz y arroz desde Argentina a Venezuela son esos eventos sin importancia que para los dirigentes del PSUV, la Fiscalía y el Gobierno venezolano no existen o se hacen los locos.
La información con datos precisos del "guiso" que expone el diario argentino El Clarín, señala nada más y nada menos que al ministro argentino Julio De Vido, experto en escándalos financieros, especialmente con el gobierno venezolano y la empresa que hace el negocio es propiedad de los hermanos Vignati, muy cercanos a la familia Kirchner.
La destrucción de la producción agrícola en Venezuela y de la industria de alimentos a través de las expropiaciones, ha tenido diversas aristas. Una de ellas ha sido el tener que importar 75% de los alimentos que se consume en el país y gran parte de ello pagado con sobreprecios que están a la vista.
Pero no sólo el negocio ha sido el sobreprecio, sino la licencia para importar lo que sea, por empresas de maletín o creadas para la ocasión, hasta el punto de que miles de toneladas han quedado abandonadas, pudriéndose en los puertos venezolanos, sin que nadie los reclame o investigue a los responsables de esos sucesos.
Ello es así porque el negocio no está en la venta del producto importado sino en el sobreprecio pagado por el Estado venezolano a las empresas de maletín que exportan desde Argentina y los países aliados, en negociaciones directas, sin licitación y sin transparencia.
Esas mercancías son pagadas en dólares preferenciales y el sobreprecio va directo a cuentas bancarias en los paraísos fiscales.
Por eso causa gracia ver a parlamentarios del PSUV, convertidos en poderosos, hablando de que "serán enérgicos contra la corrupción". Con gran habilidad dibujan una expresión de dirigentes honestos, para finalmente escapar con sus escoltas y camionetas blindadas, para refugiarse en los guetos en donde se pactan decisiones y se tapan escándalos. Igualmente traduce cierta ironía la Fiscal cuando dice que "hará seguimiento a fortunas súbitas" y castigarán a "testaferros de funcionarios públicos" cuando los maletines viajan en aviones oficiales y las comisiones les pasan por las narices.
Pero igualmente también causan gracia los "marxistas trasnochados" según expresión del "líder", quienes desde refugios como Aporrea, o club de los excluidos, auguran la revolución de la clase obrera y de la igualdad, mientras sus dirigentes se apropian de los bienes del país en nombre de una presunta alianza con el pueblo y la Fuerza Armada Bolivariana. Claro, también con el gran capital.
twitter: folivares10
La información con datos precisos del "guiso" que expone el diario argentino El Clarín, señala nada más y nada menos que al ministro argentino Julio De Vido, experto en escándalos financieros, especialmente con el gobierno venezolano y la empresa que hace el negocio es propiedad de los hermanos Vignati, muy cercanos a la familia Kirchner.
La destrucción de la producción agrícola en Venezuela y de la industria de alimentos a través de las expropiaciones, ha tenido diversas aristas. Una de ellas ha sido el tener que importar 75% de los alimentos que se consume en el país y gran parte de ello pagado con sobreprecios que están a la vista.
Pero no sólo el negocio ha sido el sobreprecio, sino la licencia para importar lo que sea, por empresas de maletín o creadas para la ocasión, hasta el punto de que miles de toneladas han quedado abandonadas, pudriéndose en los puertos venezolanos, sin que nadie los reclame o investigue a los responsables de esos sucesos.
Ello es así porque el negocio no está en la venta del producto importado sino en el sobreprecio pagado por el Estado venezolano a las empresas de maletín que exportan desde Argentina y los países aliados, en negociaciones directas, sin licitación y sin transparencia.
Esas mercancías son pagadas en dólares preferenciales y el sobreprecio va directo a cuentas bancarias en los paraísos fiscales.
Por eso causa gracia ver a parlamentarios del PSUV, convertidos en poderosos, hablando de que "serán enérgicos contra la corrupción". Con gran habilidad dibujan una expresión de dirigentes honestos, para finalmente escapar con sus escoltas y camionetas blindadas, para refugiarse en los guetos en donde se pactan decisiones y se tapan escándalos. Igualmente traduce cierta ironía la Fiscal cuando dice que "hará seguimiento a fortunas súbitas" y castigarán a "testaferros de funcionarios públicos" cuando los maletines viajan en aviones oficiales y las comisiones les pasan por las narices.
Pero igualmente también causan gracia los "marxistas trasnochados" según expresión del "líder", quienes desde refugios como Aporrea, o club de los excluidos, auguran la revolución de la clase obrera y de la igualdad, mientras sus dirigentes se apropian de los bienes del país en nombre de una presunta alianza con el pueblo y la Fuerza Armada Bolivariana. Claro, también con el gran capital.
twitter: folivares10
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