Celebrando la maldad
PEDRO BERNARDO CELIS | EL UNIVERSAL
viernes 1 de agosto de 2014 12:00 AM
Los conflictos armados, latentes por varios años, comenzaron a reavivarse a través de cruentas batallas. Ucrania, Siria, Libia y la Franja de Gaza son algunos de los territorios donde la violencia está tomando cuerpo. Aviones desaparecen, o caen del aire, víctimas de los conflictos armados. Mueren cientos de personas asesinadas, ajenas a estos conflictos. Mueren muchos más, involucrados de una forma u otra en los conflictos, inocentes o no. Venezuela no se salvó este año de la violencia. Guardando las distancias, los venezolanos también sufrimos importantes bajas en protestas legítimas contra un gobierno ilegítimo que le ha dado la espalda al pueblo de Venezuela. Pero más allá de las bajas por la violencia ejercida por grupos militares y paramilitares afectos al oficialismo, también contamos con la violencia de los malandros. El hampa deja en Venezuela más muertos de los que hay en las guerras abiertas de Ucrania, Siria, o la Franja de Gaza. Sea por ansias territoriales como en Gaza o en Ucrania, imposición religiosa como en Siria o en Libia, o por el simple dinero derivado del oro negro, como en Venezuela, el mundo entero celebra la maldad.
Desde el punto de vista del pensamiento sistémico, la guerra no es otra cosa que el escalamiento de un conflicto a niveles violentos. La guerra contra las drogas, la guerra contra el vecino, la guerra contra el oponente político, o la guerra contra otra religión, son tipos de conflicto diferentes que buscan lo mismo: imponerse sobre el otro bando. En estos conflictos, los bandos quedan atrapados en el arquetipo del escalamiento. El deseo de cada bando es obtener una posición relativa más ventajosa con respecto al contrario. Es lo que típicamente sucede en la carrera armamentista. Cada ciclo de la espiral nos lleva a más violencia y a más maldad. Para quienes no estamos directamente involucrados en un conflicto determinado, tratamos de entender los argumentos de lado y lado a fin de tomar partido de forma consciente y colaborar o no con uno o ambos bandos. Al no estar involucrados directamente, tenemos la ilusión de que pensamos con la cabeza y no con el corazón. Además, acusamos a los bandos de pensar con el corazón y no con la cabeza. En realidad, lo único que nos puede ayudar a entender el conflicto y poder apoyar de forma positiva es apegándonos a nuestros valores y defendiendo la democracia y los derechos humanos de todos los involucrados. Lamentablemente, los países no han evolucionado al mismo paso que el resto de la humanidad. Es así que para los países, los valores todavía son secundarios y los intereses dictan la pauta.
El caso de la Franja de Gaza, es relativamente fácil de dilucidar cuando anteponemos los valores a los intereses. Hamas es un grupo terrorista que celebra la maldad y la utiliza como herramienta para imponer su manera de pensar al resto del mundo. Hamas aterroriza al pueblo de Israel, pero también aterroriza al pueblo de Palestina. Utiliza como carne de cañón a quien dice defender, y lo hace abiertamente. Israel entiende que el arquetipo del escalamiento solo puede ser derrotado a través del desarme. Insiste en esto una y otra vez. Sería relativamente sencillo para las Naciones Unidas desarmar la Franja de Gaza y supervisar un esquema de diálogo sobre los pueblos. Detener el escalamiento con el apoyo de terceros. Solo se necesita la voluntad política. Si no se hace es porque sencillamente a los países del mundo no les interesa la paz. No les conviene. Celebran la maldad. Hamas reina sobre los intereses de las naciones.
El caso de Ucrania es más complejo, porque los ucranianos son títeres en el juego de las grandes potencias. Ellos no tienen ni voz ni voto sobre lo que será de su territorio, porque algunos están dispuestos a venderse a la causa extranjera. El conflicto de Ucrania se convirtió en conflicto del mundo cuando un avión de pasajeros fue volado por un misil. Además de las lamentables pérdidas humanas, ajenas al conflicto, el mundo perdió decenas de científicos especializados en buscar una cura para el SIDA. ¿Quien tiene la culpa de lo que hace un mono con hojilla? ¿El mono? ¿O el que le da la hojilla? En este conflicto, el zar del imperio ruso defiende sus intereses personales en detrimento de los derechos humanos de los ucranianos.
Venezuela no se salva de los países que anteponen sus intereses a sus valores con honrosas y puntuales excepciones. El escalamiento del conflicto interno venezolano ha sido muy desigual. El régimen chavista mantiene el control del dinero, del poder, de la comunicación y de las armas. La oposición apenas mantiene el poder de la no violencia y de los valores que la respaldan. Nuestras cárceles están llenas de presos políticos. La represión y la censura abundan, pero los países de la región apuntalan la dictadura. Todos celebran la maldad de un régimen que aplasta los derechos humanos de sus ciudadanos.
@ProfPBCelis - pbcelis@usb.ve
Desde el punto de vista del pensamiento sistémico, la guerra no es otra cosa que el escalamiento de un conflicto a niveles violentos. La guerra contra las drogas, la guerra contra el vecino, la guerra contra el oponente político, o la guerra contra otra religión, son tipos de conflicto diferentes que buscan lo mismo: imponerse sobre el otro bando. En estos conflictos, los bandos quedan atrapados en el arquetipo del escalamiento. El deseo de cada bando es obtener una posición relativa más ventajosa con respecto al contrario. Es lo que típicamente sucede en la carrera armamentista. Cada ciclo de la espiral nos lleva a más violencia y a más maldad. Para quienes no estamos directamente involucrados en un conflicto determinado, tratamos de entender los argumentos de lado y lado a fin de tomar partido de forma consciente y colaborar o no con uno o ambos bandos. Al no estar involucrados directamente, tenemos la ilusión de que pensamos con la cabeza y no con el corazón. Además, acusamos a los bandos de pensar con el corazón y no con la cabeza. En realidad, lo único que nos puede ayudar a entender el conflicto y poder apoyar de forma positiva es apegándonos a nuestros valores y defendiendo la democracia y los derechos humanos de todos los involucrados. Lamentablemente, los países no han evolucionado al mismo paso que el resto de la humanidad. Es así que para los países, los valores todavía son secundarios y los intereses dictan la pauta.
El caso de la Franja de Gaza, es relativamente fácil de dilucidar cuando anteponemos los valores a los intereses. Hamas es un grupo terrorista que celebra la maldad y la utiliza como herramienta para imponer su manera de pensar al resto del mundo. Hamas aterroriza al pueblo de Israel, pero también aterroriza al pueblo de Palestina. Utiliza como carne de cañón a quien dice defender, y lo hace abiertamente. Israel entiende que el arquetipo del escalamiento solo puede ser derrotado a través del desarme. Insiste en esto una y otra vez. Sería relativamente sencillo para las Naciones Unidas desarmar la Franja de Gaza y supervisar un esquema de diálogo sobre los pueblos. Detener el escalamiento con el apoyo de terceros. Solo se necesita la voluntad política. Si no se hace es porque sencillamente a los países del mundo no les interesa la paz. No les conviene. Celebran la maldad. Hamas reina sobre los intereses de las naciones.
El caso de Ucrania es más complejo, porque los ucranianos son títeres en el juego de las grandes potencias. Ellos no tienen ni voz ni voto sobre lo que será de su territorio, porque algunos están dispuestos a venderse a la causa extranjera. El conflicto de Ucrania se convirtió en conflicto del mundo cuando un avión de pasajeros fue volado por un misil. Además de las lamentables pérdidas humanas, ajenas al conflicto, el mundo perdió decenas de científicos especializados en buscar una cura para el SIDA. ¿Quien tiene la culpa de lo que hace un mono con hojilla? ¿El mono? ¿O el que le da la hojilla? En este conflicto, el zar del imperio ruso defiende sus intereses personales en detrimento de los derechos humanos de los ucranianos.
Venezuela no se salva de los países que anteponen sus intereses a sus valores con honrosas y puntuales excepciones. El escalamiento del conflicto interno venezolano ha sido muy desigual. El régimen chavista mantiene el control del dinero, del poder, de la comunicación y de las armas. La oposición apenas mantiene el poder de la no violencia y de los valores que la respaldan. Nuestras cárceles están llenas de presos políticos. La represión y la censura abundan, pero los países de la región apuntalan la dictadura. Todos celebran la maldad de un régimen que aplasta los derechos humanos de sus ciudadanos.
@ProfPBCelis - pbcelis@usb.ve
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