Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 2 de marzo de 2014

En su poco conocida intervención de 1883, al conmemorarse el centenario del nacimiento del Libertador, José Martí anticipa conceptos medulares de su ideario

BOHEMIA - Revista de Análisis General

MARTÍ EN EL CENTENARIO DE BOLÍVAR

Un discurso fundador

En su poco conocida intervención de 1883, al conmemorarse el centenario del nacimiento del Libertador, el Apóstol anticipa conceptos medulares de su ideario

Por JORGE JUAN LOZANO ROS *
(19 de enero de 2010)
José Martí y Simón Bolívar
Martí pintó a Bolívar con trazos rápidos
La casualidad es buena aliada de la investigación. Una mina sin acabamiento es la obra de José Martí, que aún nos brinda insólitas sorpresas.
Como lo fue el proceso de reconstrucción del discurso que pronunciara en Nueva York, en 1883, con motivo del centenario del nacimiento de Simón Bolívar.

En ese año, don Mariano Martí compartió una larga temporada con su hijo. La comunicación con la familia se efectuó a través de varias cartas. El 18 de agosto escribía a su yerno José García Hernández, que se había casado en febrero con su hija Amelia.

La misiva es testimonio de las circunstancias por la que cruzaba el Maestro: “Pepe, cuando le entregué el retrato (de Amelia) y la carta se alegró mucho, que tenía una elegante figura y que te tenía que escribir, y yo le dije que él no era más que del presente y entonces se puso a reír, es verdad que tiene mucho trabajo para ganar 150 dólares al mes, que en este país no los dan en balde”.    
Pintura donde aparece Simón Bolívar, en atuendo militar, sobre un hermoso caballo blanco
“Con Bolívar, se dio al mundo el
hombre americano, expansivo,
pujante, y suntuoso, como
nuestra naturaleza.”
También anunciaba: “Mandé una carta (…) en la que le decía que le mandaba aLeonor el Diario Las Novedades que hablaba de un discurso de Pepe, en el que habló del centenario de Simón Bolívar”.

Durante mucho tiempo los investigadores martianos estaban a la caza de aquel texto. La suerte tocó en 1992 a la doctora Diana Abad al descubrir que el cónsul español envió a Madrid el mismo artículo, publicado el 25 de julio, que don Mariano remitió a La Habana. Con ello se pudo identificar en los Fragmentos del Tomo 22 de las Obras Completas los que correspondían al discurso, ordenados con los números 69, 152, 301, 305, 306 y 317.


El discurso

La celebración centenaria se realizó en el restaurante Delmónico, a pocas cuadras del lugar donde Martí instalaría su oficina de trabajo en Front Street. Fue la noche del 24 de julio de 1883, pródiga para la meditación y el tributo. Se encontraban presentes los cónsules de Venezuela, México, Colombia, Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Argentina, Brasil, Uruguay, Santo Domingo, Haití y España, presididos por Marco Aurelio Soto, presidente de Honduras. Por Cuba José Joaquín Palma, Antonio Zambrana, Néstor Ponce de León y Martí.

El momento inicial del discurso, conocido por exordio, fue elegido por Martí para atraerse la simpatía del auditorio recogiendo impresiones del banquete y los motivos singulares que lo inspiraban.
Dibujo de José Martí, pronunciando un discurso con la bandera cubana como fondo
El Apóstol brindó su explicación de que la
aparición de Bolívar era a su vez el surgimiento
de un nuevo sujeto histórico
Pintó a Bolívar a trazos rápidos: “Su nombre parece espada tajante: —cuando la bajó sobre la tierra, surgió un Congreso, —cuando la alzaba, un pueblo; cuando la blandía, el poema; cuando la envainaba, el arco iris.
—Pues, ¿cómo no han de ser irregulares y revueltas las palabras en los labios, si estos con que hablo son labios de América, y aquel hombre que parece tallado en luces del Sol surgió, como el alma de un cuerpo, del continente americano?”.

La exposición del discurso, también conocida como narración, se caracteriza por la síntesis que el orador hace para que quienes le escuchan logren recibir una exposición de los hechos concretos y a la vez fundamentales. En otros de carácter político, como este, lo narrado tiene un carácter deliberativo.

Escuchemos a Martí: “No encono, no ira estrecha, no odio vulgar e infructuoso, pusieron sobre la espalda de Bolívar aquel manto de llamas con que para siempre le ven ya los hombres: las guerras mismas, que son crimen divino más que humano, puesto que el que nos dio la vida, no nos dio la manera de evitarlas; las guerras mismas, cuando sea preciso y oportuno hacerlas, han de hacerse de modo que luego de romper los victoriosos aceros, puedan sentarse a comer el mismo pan, los enemigos, enjugándose uno a otro sus lágrimas de hermanos”.
Con el rostro de Martí al centro, la carátula de Nuestra América, de la colección Textos martianos breves
Anticipa lo que, en el ensayo
Nuestra América, de 1891, fue e
l concepto de “hombre natural”
Con la argumentación del discurso el orador expone sus propios puntos de vista sobre un hecho determinado evidenciado en la exposición. El Apóstolbrindó en esta parte su explicación de que la aparición de Bolívar era a su vez el surgimiento de un nuevo sujeto histórico. Anticipa lo que, en el ensayo Nuestra América de 1891, fue el concepto de “hombre natural”, hablando de la compenetración de los sujetos con las condiciones dominantes de la realidad natural, social y espiritual en que viven: “Celebremos, Señores, el advenimiento al mundo del hombre americano. El centenario, pues, que celebramos hoy, es el centenario del nacimiento a la vida de una familia, de un continente libre, es el centenario del advenimiento a los libres de la tierra, del hombre americano. Y quienes olviden la práctica ennoblecedora de este magno deber de vivir por sí y para los otros, sin permitir que glorias huecas, o reminiscencias pintorescas los distraigan, traidores serán a Bolívar, al sol propio, a esta expansiva, rebosante naturaleza americana”.

Y añade: “Con Bolívar, se dio al mundo el hombre americano, expansivo, pujante, y suntuoso, como nuestra naturaleza”.

El alma nueva de América
Vista del edificio donde radica actualmente el restaurante Delmónico, en Nueva York
Edificio donde radica el
restaurante Delmónico, en la
actualidad. En este mismo lugar
Martí pronunció su discurso
fundador bolivariano en 1883
El cierre del discurso, también conocido por peroración, fue elegido por Martí con un brindis donde sintetizó sus ideas presentándolas con la mayor intensidad posible:

“Brindo, porque nada se oponga al cumplimiento de las heroicas profecías de aquel que tuvo a América por madre, por esposa a la libertad, y por hijos, pueblos; porque como mar suntuoso que invade sin esfuerzo ni catástrofes la tierra preparada a recibirlo, se desborde impetuoso y sin obstáculos el espíritu resplandeciente americano; porque en cuanto espacio alumbre el sol de América, y el de toda la tierra, no se acueste ningún hombre sin honor, y si se acuesta, porque no se levante; ni ningún pueblo se apriete a las sienes su corona de adormideras y de adelfas. —Brindo por cuanto puede asegurar el desenvolvimiento majestuoso del alma nueva de América y por la enérgica condenación de cuanto puede restringirlo, o desfigurarlo, o detenerlo, o traerlo a épocas pasadas.

“(…) Brindemos por el abrazo de todos los hombres en la caridad y en la justicia; brindemos por todos los pueblos libres, y por todos los pueblos tristes de la tierra.”

De aquel año de 1883 ya se conocían dos textos martianos sobre el Libertador, publicados en La América, de Nueva York, en junio y agosto respectivamente. El primero elogiaba la estatua de Bolívar que el joven Rafael de la Cova había concebido para el convento de San Francisco convertido en la Universidad de Caracas. El segundo describía el festejo del centenario bolivariano en el restaurante Delmónico. Alegrémonos de tener hoy entre ambos, reconstruido con deleite de artista, el discurso fundador que nos refrenda que una patria puede nacer de un hombre “en julio como en enero”.
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* Asesor de la Oficina del Programa Martiano. Profesor de la Universidad de La Habana.

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