Daniel Ceballos, alcalde de San Cristóbal
"La gobernación del Táchira está tomada por los militares"
¿Cómo puede Vielma garantizar el fin de la represión si esa decisión no le corresponde a él? "Quienes toman las decisiones son el ministro Rodríguez , y los generales del Redi y del Core Uno"
Dice Daniel Ceballos que el Gobierno no está leyendo la verdad de la calle (Cortesía)
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ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
domingo 2 de marzo de 2014 11:11 AM
Acaba de finalizar una Asamblea de Ciudadanos en la Plaza Juan Maldonado y el alcalde Daniel Ceballos se escucha sereno, al otro lado de la línea telefónica, al advertir que la gente decidió continuar la protesta, aun cuando abriendo el compás de los mecanismos de lucha. A sus 30 años se convirtió en alcalde de la ciudad más contestataria del país, luego de una corta pero meteórica carrera política que tuvo uno de sus momentos cumbre en las movilizaciones estudiantiles del año 2007. Ingeniero Agrónomo (primero de su promoción) de la UNET, con estudios de cuarto nivel en Políticas Públicas, le ha tocado conducir la desobediencia de unos levantisco electores cuya determinación y perseverancia han reclamado la atención de todo el país.
-Nicolás Maduro te acusa de ser el instigador de los distubios en el Táchira.
-Creo que el Gobierno no está reconociendo el descontento de los tachirenses. Primero se denunció un golpe conducido por paramilitares con Alvaro Uribe a la cabeza. De esa manera justificaron la ocupación militar y la movilización de tropas hacia el estado, cuando quienes manifestaban no eran paramilitares sino ciudadanos de a pie. La represión consiguiente, por parte de la Guardia Nacional y de los colectivos, con saldo de decenas de heridos y estudiantes detenidos, provocó la reacción de los manifestantes, quienes se organizaron y protegieron colocando barricadas y cerrando el acceso a algunos punto de la ciudad.
-Ese proceso de organización y resistencia, ¿no fuiste tú quien lo dirigió?
-El proceso que se está dando en las calles de San Cristóbal es obra de los ciudadanos organizados, quienes crearon una logística de apoyo mutuo para evitar la represión. Ahora, sí hemos venido trabajando en la canalización de la protesta para evitar que sea violenta, no afecte a otros ciudadanos y surja como producto de decisiones tomadas en asambleas de ciudadanos.
-¿Cómo plantear la protesta no violenta en una ciudad ocupada militarmente?
-Organizando vigilias, celebrando misas en la calle y desarrollando modalidades de protesta creativa que permitan superar la escalada represiva de un Gobierno que falsea la realidad y la emprende contra quien hace oposición o piensa distinto. Si el Gobierno mete preso a un alcalde, a un concejal, a un diputado o a quien sea, no está leyendo la verdad de la calle porque aquí no se trata de una situación motorizada por un líder, sino por cientos de líderes. Claro, el Gobierno toma el camino fácil: "¿quién es el líder de oposición en el Táchira"? Ah, entonces (sin pruebas) vamos por él".
-Y ahora van por ti.
-Nosotros asumimos el señalamiento porque no vamos dejar solo a nuestro pueblo y mucho menos la lucha legítima que está librando. Sobre todo porque en el caso del Táchira se trata de la respuesta popular a una ocupación militar.
-¿Cómo reaccionarían los tachirenses si te apresan?
-Si eso ocurre el Gobierno ratificaría que su discurso y los planteamientos de diálogo y de paz no son sinceros porque continuarían la represión y la persecución. Pero no van a resolver las causas del descontento. Metiendo preso a un alcalde no acallarán el sentimiento de todo un pueblo. Las regiones tienen los mismos problemas: escasez, inseguridad, falta de oportunidades, con el agravante de que en el Táchira el Gobierno ha generado un cantidad de políticas equivocadas que agudizan la crisis a niveles no registrados en otros estados. Entonces, no resolverá el Gobierno absolutamente nada metiendo preso a un alcalde.
-Lo que está planteando ahora es una propuesta de diálogo.
-El Gobierno habla de diálogo pero éste se da en un solo sentido. El Gobierno le habla al país, pero no escucha a los ciudadanos. Es necesario que cierre el pico y abra los oídos para resolver los problemas de un pueblo sometida al abandono total.
-¿Las demandas de carácter regional, que impulsaron originalmente la protesta en el Táchira (allí se iniciaron), no se han conectado con la protesta nacional e impulsaron tu liderazgo más allá de su ámbito natural?
-Ciertamente hay unas características similares que hacen de la lucha de los tachirenses una lucha de todo el país. Esa fuerza ha sido transmitida hacia el resto de los estados en una voluntad compartida de trabajar por la libertad y la democracia. Es importante que el Táchira haya promovido el despertar nacional.
-¿Hasta cuando pueden mantener la protesta si consideramos que están en ese plan desde hace casi un mes?
-En algunos casos la protesta juega en contra de la protesta. Hay gente que está siendo afectada y así, por ejemplo, el transporte público no funciona y muchos comercios tienen cerradas sus puertas. Esa situación se discutió en la Asamblea de Ciudadanos porque la idea es mantener la expresión de descontento hasta alcanzar los objetivos planteados, garantizando sus derechos a los ciudadanos. Así evitamos que la protesta atente contra la protesta.
-Una parte del país que apoya la protesta está imbuido de la idea de que el objetivo es la salida del gobierno. ¿Compartes ese criterio?
-Yo comparto, como todos quienes militamos en la alternativa democrática, la necesidad de un cambio de gobierno y así piensa la mitad del país. La situación del gobierno, ante el cual cientos de miles de ciudadanos expresan su descontento, debe generar salidas. Creo en la Constitución, la defiendo y estoy convencido de la razón que asiste a quienes manifiestan su actitud crítica, pero pacífica, ante un gobierno que no escucha sus reclamos.
-¿Para qué ha servido la protesta?
-Se han logrado muchas cosas y espero que pronto, por la vía constitucional, se abran espacios para que las necesidades, no satisfechas, se atiendan en el marco de un cambio importante para la sociedad.
-Al final, sea cual sea el resultado ¿no se impondrá la necesidad del diálogo, bien sea con el gobierno central o con el gobernador Vielma?
-Hemos estado abiertos al diálogo y nos reunimos un par de veces con el gobernador. Es una necesidad y una obligación constitucional. Sin embargo, la comunicación se tornó complicada por el lenguaje violento y la persecución. Está claro que no es cosa de sentarse frente a una cámara y decir lo que se piensa, sino asumir compromisos y hacerlos realidad. No se puede seguir dialogando entre cuatro paredes o, peor aun, cayendo en monólogos dirigidos a imponer una sola voluntad.
-¿Es sincera la convocatoria Maduro al diálogo?
-Puede ser que el gobierne consiga con eso tranquilizar las cosas y ganar tiempo, pero si ese diálogo insincero, los problemas de fondo seguirán sin resolverse y la conflictividad se agravará. Aquí se necesitan soluciones a temas como la inseguridad, la crisis económica, el desabastecimiento, la censura. Todo un compendio de acciones que hasta ahora no ha emprendido el gobierno y que debe ser el punto central del diálogo.
-¿No crees que el problema de Vielma es que, a pesar de que pueda tener la intención de dialogar, su voluntad está condicionada a la de los militares, quienes tienen el control de las acciones, aun cuando la situación se caracterice por el descontrol?
-La gobernación del Táchira está intervenida por los militares. Cuando vino, el ministro Rodríguez Torres materializó el control. Por eso, aun cuando el gobernador quiera el diálogo, ¿cómo puede garantizar el fin de la represión si esa decisión no la toma él? ¿Cómo puede anunciar la desmilitarización del estado si esa decisión no le corresponde? Los saqueos se han producido porque los cuerpos de seguridad no han resguardado la integridad y bienes de las personas.
-¿De qué saqueos hablas?
-De acciones de vandalismo contra organismos de la misma gobernación y contra partidos políticos como AD, cuya sede fue destruida. Todo en medio de una presencia importante de los cuerpos de seguridad, que se han dedicado a la represión y no a defender los derechos de los ciudadanos, violados, entre otros, por los colectivos. Creemos que el diálogo debe ser público y con participación de la ciudadanía, pero, ¿está el gobernador en capacidad de hacer cumplir los acuerdos logrados? No lo sabemos porque, al parecer, quienes toman las decisiones son el los generales de la Redi y del Core Uno, todo manejado desde Caracas por el Ministro del Interior y de Justicia. En cuanto al descontrol, éste se manifiesta en la rienda suelta que se le dio a la represión.
-Nicolás Maduro te acusa de ser el instigador de los distubios en el Táchira.
-Creo que el Gobierno no está reconociendo el descontento de los tachirenses. Primero se denunció un golpe conducido por paramilitares con Alvaro Uribe a la cabeza. De esa manera justificaron la ocupación militar y la movilización de tropas hacia el estado, cuando quienes manifestaban no eran paramilitares sino ciudadanos de a pie. La represión consiguiente, por parte de la Guardia Nacional y de los colectivos, con saldo de decenas de heridos y estudiantes detenidos, provocó la reacción de los manifestantes, quienes se organizaron y protegieron colocando barricadas y cerrando el acceso a algunos punto de la ciudad.
-Ese proceso de organización y resistencia, ¿no fuiste tú quien lo dirigió?
-El proceso que se está dando en las calles de San Cristóbal es obra de los ciudadanos organizados, quienes crearon una logística de apoyo mutuo para evitar la represión. Ahora, sí hemos venido trabajando en la canalización de la protesta para evitar que sea violenta, no afecte a otros ciudadanos y surja como producto de decisiones tomadas en asambleas de ciudadanos.
-¿Cómo plantear la protesta no violenta en una ciudad ocupada militarmente?
-Organizando vigilias, celebrando misas en la calle y desarrollando modalidades de protesta creativa que permitan superar la escalada represiva de un Gobierno que falsea la realidad y la emprende contra quien hace oposición o piensa distinto. Si el Gobierno mete preso a un alcalde, a un concejal, a un diputado o a quien sea, no está leyendo la verdad de la calle porque aquí no se trata de una situación motorizada por un líder, sino por cientos de líderes. Claro, el Gobierno toma el camino fácil: "¿quién es el líder de oposición en el Táchira"? Ah, entonces (sin pruebas) vamos por él".
-Y ahora van por ti.
-Nosotros asumimos el señalamiento porque no vamos dejar solo a nuestro pueblo y mucho menos la lucha legítima que está librando. Sobre todo porque en el caso del Táchira se trata de la respuesta popular a una ocupación militar.
-¿Cómo reaccionarían los tachirenses si te apresan?
-Si eso ocurre el Gobierno ratificaría que su discurso y los planteamientos de diálogo y de paz no son sinceros porque continuarían la represión y la persecución. Pero no van a resolver las causas del descontento. Metiendo preso a un alcalde no acallarán el sentimiento de todo un pueblo. Las regiones tienen los mismos problemas: escasez, inseguridad, falta de oportunidades, con el agravante de que en el Táchira el Gobierno ha generado un cantidad de políticas equivocadas que agudizan la crisis a niveles no registrados en otros estados. Entonces, no resolverá el Gobierno absolutamente nada metiendo preso a un alcalde.
-Lo que está planteando ahora es una propuesta de diálogo.
-El Gobierno habla de diálogo pero éste se da en un solo sentido. El Gobierno le habla al país, pero no escucha a los ciudadanos. Es necesario que cierre el pico y abra los oídos para resolver los problemas de un pueblo sometida al abandono total.
-¿Las demandas de carácter regional, que impulsaron originalmente la protesta en el Táchira (allí se iniciaron), no se han conectado con la protesta nacional e impulsaron tu liderazgo más allá de su ámbito natural?
-Ciertamente hay unas características similares que hacen de la lucha de los tachirenses una lucha de todo el país. Esa fuerza ha sido transmitida hacia el resto de los estados en una voluntad compartida de trabajar por la libertad y la democracia. Es importante que el Táchira haya promovido el despertar nacional.
-¿Hasta cuando pueden mantener la protesta si consideramos que están en ese plan desde hace casi un mes?
-En algunos casos la protesta juega en contra de la protesta. Hay gente que está siendo afectada y así, por ejemplo, el transporte público no funciona y muchos comercios tienen cerradas sus puertas. Esa situación se discutió en la Asamblea de Ciudadanos porque la idea es mantener la expresión de descontento hasta alcanzar los objetivos planteados, garantizando sus derechos a los ciudadanos. Así evitamos que la protesta atente contra la protesta.
-Una parte del país que apoya la protesta está imbuido de la idea de que el objetivo es la salida del gobierno. ¿Compartes ese criterio?
-Yo comparto, como todos quienes militamos en la alternativa democrática, la necesidad de un cambio de gobierno y así piensa la mitad del país. La situación del gobierno, ante el cual cientos de miles de ciudadanos expresan su descontento, debe generar salidas. Creo en la Constitución, la defiendo y estoy convencido de la razón que asiste a quienes manifiestan su actitud crítica, pero pacífica, ante un gobierno que no escucha sus reclamos.
-¿Para qué ha servido la protesta?
-Se han logrado muchas cosas y espero que pronto, por la vía constitucional, se abran espacios para que las necesidades, no satisfechas, se atiendan en el marco de un cambio importante para la sociedad.
-Al final, sea cual sea el resultado ¿no se impondrá la necesidad del diálogo, bien sea con el gobierno central o con el gobernador Vielma?
-Hemos estado abiertos al diálogo y nos reunimos un par de veces con el gobernador. Es una necesidad y una obligación constitucional. Sin embargo, la comunicación se tornó complicada por el lenguaje violento y la persecución. Está claro que no es cosa de sentarse frente a una cámara y decir lo que se piensa, sino asumir compromisos y hacerlos realidad. No se puede seguir dialogando entre cuatro paredes o, peor aun, cayendo en monólogos dirigidos a imponer una sola voluntad.
-¿Es sincera la convocatoria Maduro al diálogo?
-Puede ser que el gobierne consiga con eso tranquilizar las cosas y ganar tiempo, pero si ese diálogo insincero, los problemas de fondo seguirán sin resolverse y la conflictividad se agravará. Aquí se necesitan soluciones a temas como la inseguridad, la crisis económica, el desabastecimiento, la censura. Todo un compendio de acciones que hasta ahora no ha emprendido el gobierno y que debe ser el punto central del diálogo.
-¿No crees que el problema de Vielma es que, a pesar de que pueda tener la intención de dialogar, su voluntad está condicionada a la de los militares, quienes tienen el control de las acciones, aun cuando la situación se caracterice por el descontrol?
-La gobernación del Táchira está intervenida por los militares. Cuando vino, el ministro Rodríguez Torres materializó el control. Por eso, aun cuando el gobernador quiera el diálogo, ¿cómo puede garantizar el fin de la represión si esa decisión no la toma él? ¿Cómo puede anunciar la desmilitarización del estado si esa decisión no le corresponde? Los saqueos se han producido porque los cuerpos de seguridad no han resguardado la integridad y bienes de las personas.
-¿De qué saqueos hablas?
-De acciones de vandalismo contra organismos de la misma gobernación y contra partidos políticos como AD, cuya sede fue destruida. Todo en medio de una presencia importante de los cuerpos de seguridad, que se han dedicado a la represión y no a defender los derechos de los ciudadanos, violados, entre otros, por los colectivos. Creemos que el diálogo debe ser público y con participación de la ciudadanía, pero, ¿está el gobernador en capacidad de hacer cumplir los acuerdos logrados? No lo sabemos porque, al parecer, quienes toman las decisiones son el los generales de la Redi y del Core Uno, todo manejado desde Caracas por el Ministro del Interior y de Justicia. En cuanto al descontrol, éste se manifiesta en la rienda suelta que se le dio a la represión.
La resistencia gocha se pertrecha hasta con catapultas
Detrás de la barricada realizan desde misas hasta partidos de fútbol.
Tomaron un viejo tanque de exhibición en una plaza y lo colocaron en una de las calles (J.Poliszuk)
JOSEPH POLISZUK | ENVIADO ESPECIAL/EL UNIVERSAL
domingo 2 de marzo de 2014
San Cristóbal.- En las vías de San Cristóbal clavaron hasta cabillas sobre el asfalto. Por si la Guardia Nacional aun quiere disolver sus trincheras con tanques, la ingeniería de estas protestas ha desplegado una red de barricadas en las que además de los ya célebres alambres de púas, hay cadenas atravesadas en las calles y unos pedazos de cabillas de menos de 10 centímetros, que impiden el paso de vehículos por avenidas como la Ferrero Tamayo.
Como si se tratara de una catapulta, en estos días hay jóvenes que improvisan hasta chinas gigantes: dos agarran los extremos de una liga y el tercero la estira para lanzar piedras a los soldados que los enfrentan al otro lado de la barricada. Lo del estado Táchira no es cualquier "guarimba" y como en la guerra, el martes hubo hasta un intercambio de prisioneros en la avenida Los Agustinos de San Cristóbal.
En el toma y dame de las piedras de los estudiantes y los gases lacrimógenos de la Guardia Nacional, los jóvenes de la zona lograron arrestar a un soldado desprevenido. Aunque la respuesta de los militares fue un despliegue de perdigones, el comandante del batallón al final tuvo que entregar a dos detenidos a cambio del compañero y el arma que portaba.
María Sánchez lo vio y por eso denuncia que los perdigones y las lacrimógenas de la Guardia Nacional no han discriminado ni a ella ni el resto de sus vecinos. Ni siquiera a las casas con niños. "Hacía tiempo que los muchachos querían agarrar un guardia y empelotarlo para que sintiese la humillación que nosotros sentimos", cuenta.
"Así somos los gochos", agrega otro a su lado. Y en efecto en el Táchira están decididos. No en vano para cruzar San Cristóbal hace falta un relevo de carros y motos. Si bien es cierto que no toda la ciudad está trancada, ha habido días en los que hasta el paso a Colombia se ha visto restringido por las propias barricadas.
El epicentro de la protesta se encuentra en avenidas como la Carabobo y Ferrero Tamayo, pero en zonas populares como los barrios 23 de enero y Marco Tulio también ha habido jornadas con barricadas que protestan contra el Gobierno. Aunque las tanquetas de la Guardia Nacional derriban día y noche las "guarimbas", los vecinos las reciclan al día siguiente. Los más osados incluso decidieron guardar las alcantarillas en sus propias casas.
En la avenida Ferrero Tamayo se ha visto gente echando sus trastos viejos sobre las barricadas y en Los Pirineos 2 hay hasta un Renault 18 volcado en mitad de una calle. "Estamos conscientes de que esto tiene que terminar pero no solo las barricadas sino también el Gobierno", dice Jesús Contreras detrás de una capucha que improvisó con una bandera nacional. "Si estamos violentando la vía, a nosotros nos han violentado nuestros derechos durante 15 años".
Entre petardos y ave marías
Lo que en Twitter y en las paredes de San Cristóbal llaman la #resisteciagocha es una protesta en la que detrás de las guarimbas, hay desde misas hasta canchas de fútbol que improvisan para los niños. Los vecinos de la avenida Ferrero Tamayo rezaron el sábado sobre una calle en la que estaba escrito el artículo 350 de la Constitución nacional, que establece la desobediencia civil. Entre un Ave María y un petardo, el Táchira ya lleva 26 días de protestas.
Todo empezó el 4 de febrero con una manifestación que denunciaba la agresión de una estudiante de la Universidad de Los Andes; luego vino la detención de tres de los manifestantes y más tarde la avenida Carabobo mostró la primera de una red de barricadas en la que todos se hacen llamar Pericles y se avisan con mensajes de texto y ruido de cacerolas al momento de que llega la Guardia Nacional.
"Estamos aquí en familia, con hijos y vecinos contra la pobreza, la inseguridad y los tres tipos de cambio que tenemos en Venezuela", dice un tal Pericles cerca del sector San Judas Tadeo. Pero hay muchos otros tipos de Pericles: en la urbanización Las Acacias son las mujeres las que el viernes levantaban la barricada, mientras que en la avenida España -muy cerca de donde murió Jimmy Vargas cuando escapaba de las refriegas en Camino Real- son jóvenes que tiran piedras y bombas molotov a los tanques de la Guardia Nacional que se acercan a sus "guarimbas".
El jueves, poco antes de las 6:00 de la tarde, incluso se les vio quemando la moto y la ropa de un joven que en su teléfono celular guardaba fotos uniformado con traje de la Guardia Nacional. La escena mostraba a alguien corriendo con bóxers rojos, que los manifestantes justificaron luego de que minutos antes lo vieran retratándolos con el mismo celular que lo delató. "Es un infiltrado", aseguraban.
Como esa, detrás de cada barricada hay una anécdota y a pesar de los excesos, Omar Martínez las reivindica desde la primera que los estudiantes instalaron en la avenida Carabobo. "Aquí no hay líderes, esto es una protesta social que al mismo gobierno se le fue de las manos", dice.
El concejal de San Cristóbal y dirigente estudiantil de la Universidad Nacional Experimental del Táchira, José Vicente García, añade -en la misma onda- que todo nació de la propia gente. "Todos me preguntan y esa es la gran incertidumbre que existe: ¿qué vamos a hacer? ¿Hacia dónde vamos?", cuenta. "Tenemos que seguir enardeciendo la calle; nosotros estamos planteando unas exigencias y si no son cumplidas, desde aquí vamos a plantear una movilización hasta Caracas que lleve y arrastre al resto de los estados del país".
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