Ponerología, o el "estudio del mal", del griego poneros (el mal), es el nombre dado por el psiquiatra polaco Andrzej Łobaczewski a un estudio interdisciplinario de las causas de períodos de injusticia social.
Esta disciplina hace uso de datos de la psicología, la psicopatología, la sociología, la filosofía y la historia para explicar tales fenómenos como la guerra de agresión, la limpieza étnica, el genocidio y los estados policiales. La teoría e investigación original fueron realizadas por psicólogos y psiquiatras que trabajaban en Polonia, Checoslovaquia y Hungría durante los años antes de la institución delcomunismo como Kazimierz Dąbrowski y Stefan Blachowski.3
Łobaczewski adoptó el término de la rama de teología que trata del estudio del mal, derivado de la palabra griega poneros. Según Łobaczewski, todas las sociedades oscilan entre "épocas felices" o épocas de prosperidad, durante las cuales el conocimiento psicológico avanzado de la influencia de la psicopatología en las esferas de poder es suprimido, y "épocas infelices". Durante las épocas infelices, la inteligencia y sociedad en su conjunto pueden recuperar este conocimiento especializado para instaurar el orden social hacia una línea de sanidad mental. Hay que hacer notar que épocas felices no implica tiempos moralmente avanzados, pues Łobaczewski deja claro que esta felicidad o prosperidad puede suponer la opresión de un grupo localizado.
Łobaczewski define muchas caractepatías específicas, que en la psicología occidental se refiere a los trastornos de la personalidad, según pavimentan el camino hacia el gobierno final de "psicópatas esenciales" en una patocracia completa. Esto tiene lugar supuestamente cuando la sociedad está insuficientemente protegida contra la minoría que supone tal patología anormal, que está siempre presente en medio (Łobaczewski afirma que la etiología o causa es casi por completo bio-genética). Cree que se infiltran en una institución o estado, pervierten la moral y los valores en su opuesto y circula una lengua codificada similar a la del doblepensar de Orwell en lo establecido, usando pseudológica y pseudomoral en lugar de lógica y moral genuinas.
Hay varias fases de patocracia identificables descritas por Łobaczewski. En última instancia, cada patocracia es un destino porque la raíz de la moral social saludable, según Łobaczewski, está contenida en la infraestructura instintiva congénita en la inmensa mayoría de la población. Mientras algunos en la población normal son más susceptibles a la influencia patocrática, y se convierten en sus lacayos, la mayoría resiste instintivamente.
Lapatocracia es una enfermedad de grandes movimientos sociales seguidos por sociedades enteras, así como naciones e imperios. Durante el transcurso de la historia de la humanidad, ha afectado a movimientos sociales, políticos y religiosos, al igual que a las ideologías que la acompañan… Y los ha convertido en caricaturas de ellos mismos… Esto ocurrió como resultado de… la participación de agentes patológicos en un proceso patodinámico similar. Esto explica porqué todas las patocracias del mundo son, o han sido, tan similares en sus propiedades esenciales.
… Identificar estos fenómenos a lo largo de la historia y calificarlos adecuadamente según su verdadera naturaleza y contenidos – y no según la ideología en cuestión, la cual sucumbió al proceso de caricaturización – es un trabajo de historiadores. […]
Las acciones de [la patocracia] afectan a la sociedad entera, comenzando por los líderes e infiltrándose en cada pueblo, negocio e institución. La estructura social patológica cubre gradualmente todo el país, creando una “nueva clase” dentro de la nación. Esta clase privilegiada [de patócratas] se siente permanentemente amenazada por los “otros”, es decir, por la mayoría de la gente. [Andrew M. Lobaczewski, Ponerología Política. Una ciencia de La Naturaleza del Mal ajustada a Propósitos Políticos (Political Ponerology. A Cience of the Nature of Evil adjusted forPolitical Purposes) ]
La palabra “psicópata” evoca generalmente imágenes del apenas moderado – si bien es sorprendentemente urbano – Dr. Hannibal Lecter de la película “El Silencio de los Corderos”. Admito que esta fue la imagen que se me venía a la mente cada vez que escuchaba esta palabra. Pero estaba equivocada, y tuve que aprender esta lección de una manera bastante dolorosa a través de mi experiencia directa. Los detalles exactos están escritos en una crónica en otro lugar; lo importante es que esta experiencia fue probablemente uno de los episodios más dolorosos e instructivos de mi vida, y que me permitió superar un bloqueo en mi conciencia del mundo que me rodea y de los que habitan en él.
En lo que se refiere a los bloqueos en la conciencia, es menester dejar en claro que he pasado 30 años estudiando psicología, historia, cultura, religión, mitos y lo que se llama paranormal. También he trabajado con la hipnoterapia durante muchos años – lo que me aportó un muy buen conocimientomecánico de cómo la mente/el cerebro de los seres humanos opera a niveles muy profundos. Pero así y todo, todavía estaba operando con ciertas creencias firmemente arraigadas en su lugar, que fueron destruidas por mi investigación sobre la psicopatía. Me di cuenta de que había una cierta serie de ideas que mantenía sobre los seres humanos, que eran sacrosantas. Una vez hasta escribí acerca de esto de la siguiente manera:
… mi trabajo me ha demostrado que la gran mayoría de la gente desea hacer el bien, experimentar cosas buenas, tener buenos pensamientos, y tomar decisiones con buenos resultados. ¡Y tratan con todas sus fuerzas de que así sea! Con la mayoría de la gente sintiendo este deseo interno, ¿por qué diablos es que eso no sucede?
Fui ingenua, lo admito. Hay muchas cosas que no sabía y que he aprendido desde que escribí esas palabras. Pero hasta en aquél tiempo era conciente de cómo nuestra propia mente puede ser usada para engañarnos.
Ahora veamos, ¿qué creencias mantenía que me convirtieron en víctima de un psicópata? La primera y más obvia es que creía sinceramente que muy por dentro, todas las personas son básicamente “buenas” y que “quieren hacer el bien, experimentar cosas buenas, tener buenos pensamientos, y tomar decisiones con buenos resultados. Y que tratan con todas sus fuerzas de que así sea…”
Sucede que esto no es cierto, tal y como yo – y todos los involucrados en nuestro grupo de trabajo – aprendimos para nuestra propia congoja, como dicen algunos. Pero también aprendimos para nuestra edificación. Para poder llegar a una cierta comprensión del tipo exacto de personas que podían hacer lo que me habían hecho (y a otros seres cercanos a mí), y porqué se sentían motivados – y hasta impulsados - a comportarse de esta manera, comenzamos a investigar la literatura sobre la psicología, para encontrar pistas, porque necesitábamos entenderlo para nuestra propia tranquilidad.
Si existe una teoría psicológica que pueda explicar un comportamiento vicioso y dañino, el poseer esta información es de mucha ayuda para la víctima de tales actos, para que no tenga que pasarse todo el tiempo sintiéndose herida o enojada. Y desde luego, si hay una teoría psicológica que ayude a la persona a encontrar qué tipo de palabras o actos pueden crear un puente en el abismo entre la gente, curar malos entendidos, este también es un objetivo que merece la pena. Es desde tal perspectiva que comenzamos nuestro arduo trabajo sobre los temas del narcisismo, lo que nos llevó al estudio de la psicopatía.
Por supuesto, no empezamos con tal “diagnóstico” o etiqueta sobre lo que estábamos presenciando. Comenzamos por observaciones, y buscamos en la literatura pistas, perfiles, cualquier cosa que pudiese ayudarnos a entender el mundo interior del ser humano – en realidad, de un grupo de seres humanos – que parecían completamente depravados y que no se asemejaban en nada a todo aquello con lo cual nos habíamos encontrado antes.
Imagine - si puede - no tener una conciencia, ninguna en absoluto, ningún sentimiento de culpa o de remordimiento, sin importar lo que haga, ningún sentido de preocupación por el bienestar de gente ajena, amigos, o hasta miembros de su familia, que pueda limitarlo. Imagine no vivir ninguna lucha contra la vergüenza, ni siquiera una en toda su vida, sin importar qué clase de acción egoísta, perezosa, dañina o inmoral usted haya realizado.
Y finja que el concepto de responsabilidad le es desconocido, excepto como una carga que otros parecen aceptar sin discutir, como tontos crédulos.
Ahora agregue a esta fantasía extraña la capacidad de esconderle a la gente que su psicología es radicalmente diferente a la suya. Puesto que todos asumen simplemente que la conciencia es universal entre seres humanos, ocultar el hecho de que usted no tiene conciencia no necesita casi ningún esfuerzo de su parte.
No es frenado de ninguno de sus deseos por culpabilidad o vergüenza, y otros nunca lo enfrentan por su sangre fría. El agua congelada en sus venas les es tan extraña, tan totalmente fuera de su experiencia personal, que raramente llegan a conjeturar siquiera sobre su condición.
En otras palabras, usted está totalmente libre de restricciones internas, y su libertad desenfrenada para hacer lo que le apetezca, sin remordimientos de conciencia es, favorablemente para usted, invisible al resto del mundo.
Usted puede hacer cualquier cosa, y aun así su extraña ventaja sobre la mayoría de la gente, que está en linea con sus conciencias, seguirá muy probablemente sin ser descubierta.
¿Como vivirá usted su vida?
¿Qué hará con su ventaja enorme y secreta, y con la incapacidad correspondiente de la gente (conciencia)?
La respuesta dependerá en gran parte de tan sólo lo que sus deseos terminen siendo, porque no toda la gente es igual. Incluso los extremadamente inescrupulosos no son todos iguales. Alguna gente – así tengan o no una conciencia - honran la tranquilidad de la inercia, mientras que otras se llenan de sueños y de ambiciones salvajes. Algunos seres humanos son brillantes y talentosos, algunos son poco despiertos, y la mayoría, con o sin conciencia, se encuentran en algún lugar en medio. Hay gente violenta y no violenta, individuos a quienes los motiva el ansia de la sangre y otros que no tienen tal apetito. [... ]
Siempre y cuando no lo paren por la fuerza, usted puede hacer todo lo que quiera.
Si nace en el momento correcto, con un cierto acceso a alguna riqueza familiar, y poseyendo un talento especial para avivar el odio de la gente y el sentido de la pérdida, se las puede arreglar para matar a una gran cantidad de gente que ni lo sospeche siquiera. Con bastante dinero, usted puede lograr esto a distancia, y descansar con confianza observando todo con satisfacción. [... ]
Loco y espantoso - y verdadero, en aproximadamente un 4 por ciento de la población...
La tasa predominante de los desórdenes alimenticios anoréxicos se estima en un 3.43 por ciento, y se los juzga como casi epidémicos, pero esta cifra es una fracción más baja que la tasa de personalidad antisocial. Los desórdenes prominentes clasificados como esquizofrenia ocurren en solamente un 1 por ciento de [la población] – apenas un cuarto del índice de la personalidad antisocial - y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dicen que el índice del cáncer de colon en los Estados Unidos, considerado como "alarmantemente alto," es aproximadamente de 40 por cada 100.000 – cien veces más bajo que el índice de la personalidad antisocial.
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