Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

sábado, 26 de diciembre de 2015

Versión oficial en español de la alocución navideña del papa Francisco "Urbi et Orbi", a la ciudad y el mundo, tomado de la página de internet de la Santa Sede.

Así fue la bendición papal "Urbi et Orbi" desde San Pedro

"Donde nace Dios, florece la misericordia. Este es el don más precioso que Dios nos da, particularmente en este año jubilar, en el que estamos llamados a descubrir la ternura que nuestro Padre celestial tiene con cada uno de nosotros. Que el Señor conceda... la experiencia de su amor misericordioso que sana las heridas y vence el mal", dijo el Papa..

Noel in Vatican Dec. 2015


El santo padre Francisco presidió este 24, la misa de Noche Buena en la basílica de San Pedro celebrada con gran solemnidad.  En su homilía destacó que con la llegada del Niño Jesús la tristeza es arrojada fuera, porque la Virgen nos ofrece a su hijo como comienzo de vida nueva; que este Niño nos enseña lo que es verdaderamente importante en nuestra vida
El Papa también ha recordado que Jesús nace en la pobreza del mundo, porque no hay un puesto en la posada para Él y su familia y que en una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante. 

A continuación el texto completo: 
En esta noche brilla una «luz grande» (Is 9,1); sobre nosotros resplandece la luz del nacimiento de Jesús. Qué actuales y ciertas son las palabras del profeta Isaías, que acabamos de escuchar: «Acreciste la alegría, aumentaste el gozo» (Is 9,2). Nuestro corazón estaba ya lleno de alegría mientras esperaba este momento; ahora, ese sentimiento se ha incrementado hasta rebosar, porque la promesa se ha cumplido, por fin se ha realizado. El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de esta noche viene verdaderamente de Dios. No hay lugar para la duda; dejémosla a los escépticos que, interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad. No hay sitio para la indiferencia, que se apodera del corazón de quien no sabe querer, porque tiene miedo de perder algo. La tristeza es arrojada fuera, porque el Niño Jesús es el verdadero consolador del corazón.
Hoy ha nacido el Hijo de Dios: todo cambia. El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados. La Virgen nos ofrece a su Hijo como principio de vida nueva. La luz verdadera viene a iluminar nuestra existencia, recluida con frecuencia bajo la sombra del pecado. Hoy descubrimos nuevamente quiénes somos. En esta noche se nos muestra claro el camino a seguir para alcanzar la meta. Ahora tiene que cesar el miedo y el temor, porque la luz nos señala el camino hacia Belén. No podemos quedarnos inermes. No es justo que estemos parados. Tenemos que ir y ver a nuestro Salvador recostado en el pesebre. Este es el motivo del gozo y la alegría: este Niño «ha nacido para nosotros», «se nos ha dado», como anuncia Isaías (cf. 9,5). Al pueblo que desde hace dos mil años recorre todos los caminos del mundo, para que todos los hombres compartan esta alegría, se le confía la misión de dar a conocer al «Príncipe de la paz» y ser entre las naciones su instrumento eficaz.
Cuando oigamos hablar del nacimiento de Cristo, guardemos silencio y dejemos que ese Niño nos hable; grabemos en nuestro corazón sus palabras sin apartar la mirada de su rostro. Si lo tomamos en brazos y dejamos que nos abrace, nos dará la paz del corazón que no conoce ocaso. Este Niño nos enseña lo que es verdaderamente importante en nuestra vida. Nace en la pobreza del mundo, porque no hay un puesto en la posada para Él y su familia. Encuentra cobijo y amparo en un establo y viene recostado en un pesebre de animales. Y, sin embargo, de esta nada brota la luz de la gloria de Dios. Desde aquí, comienza para los hombres de corazón sencillo el camino de la verdadera liberación y del rescate perpetuo. De este Niño, que lleva grabados en su rostro los rasgos de la bondad, de la misericordia y del amor de Dios Padre, brota para todos nosotros sus discípulos, como enseña el apóstol Pablo, el compromiso de «renunciar a la impiedad» y a las riquezas del mundo, para vivir una vida «sobria, justa y piadosa» (Tt 2,12).
En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante. En un mundo, a menudo duro con el pecador e indulgente con el pecado, es necesario cultivar un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios. Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración.
Que, al igual que el de los pastores de Belén, nuestros ojos se llenen de asombro y maravilla al contemplar en el Niño Jesús al Hijo de Dios. Y que, ante Él, brote de nuestros corazones la invocación: «Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación» (Sal85,8). 

Llamado a la misericordia signa el mensaje navideño del papa Francisco

El Papa pidió en su plegaria que los procesos de paz auspiciados por Naciones Unidas para Siria y Libia pongan fin con rapidez al sufrimiento de sus pueblos, y elogió la generosidad de los países que han acogido a sus refugiados.

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El papa Francisco llega al balcón del Palacio Apostólico para dar la bendición "Urbi et Orbi" (AP)
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EL UNIVERSAL
viernes 25 de diciembre de 2015  08:18 AM
Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco ofreció este viernes una indulgencia a los católicos de todo el mundo en el día de Navidad, y expresó su esperanza de que difundan el mensaje de misericordia de la Iglesia en un mundo desgarrado por el mal, la guerra y la pobreza.

Desde el balcón central de la basílica de San Pedro del Vaticano, el pontífice dijo confiar en que la indulgencia inste a los fieles en este año, que declaró como Año Santo de la Misericordia, a adoptar "en la propia vida la misericordia de Dios, que Jesucristo nos ha dado, para ser misericordiosos con nuestros hermanos. Así haremos crecer la paz", dijo, según la traducción oficial al español difundida por el Vaticano
, señaló AP.

El Papa pidió en su plegaria que los procesos de paz auspiciados por Naciones Unidas para Siria y Libia pongan fin con rapidez al sufrimiento de sus pueblos, y elogió la generosidad de los países que han acogido a sus refugiados.

Francisco hizo una llamada a la paz en una plaza de San Pedro protegida por una fuerte seguridad en la soleada mañana del viernes, como ocurre desde los atentados del 13 de noviembre en París.

Francisco se refirió a los "atroces actos de terrorismo" que golpearon la capital francesa este año, así como a los conflictos en África, Oriente Medio y Ucrania.

"Sólo la misericordia de Dios puede liberar a la humanidad de tantas formas de mal, a veces monstruosas, que el egoísmo genera en ella", afirmó el papa argentino Jorge Mario Bergoglio. 

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