Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

jueves, 9 de julio de 2015

Con la llegada de Francisco a Bolivia, ha comenzado la segunda etapa del viaje por América Latina. Tras aterrizar en la tarde del miércoles en el aeropuerto de El Alto, realizó un recorrido de 13 kilómetros en papamóvil hasta llegar a La Paz. El Santo Padre llevaba un poncho blanco para protegerse del frío, debido a los más de 4 mil metros de altura e los que se encuentra la ciudad. Pero el frío impidió a los fieles que salieran a las calles para saludar con entusiasmo al Pontífice.

Nacer Mostajo nacido en Beni fue el piloto que transportó al papa Francisco desde Ecuador a suelo boliviano

Evo Morales al recibir al Papa Francisco: "Bienvenido a 

una tierra a la que se le ha mutilado su acceso al mar"

El avión con el Pontífice aterrizó a las 17.15 local, en el aeropuerto de El Alto, colindante a la ciudad de La Paz.

El Papa Francisco llegó el miércoles a Bolivia, procedente de Quito, en la segunda escala de su gira por  Sudamérica, y permanecerá en el país hasta el viernes, cuando partirá hacia  Paraguay.  
El avión con el Papa aterrizó hacia las 17.15 local, en el  aeropuerto de El Alto, colindante a la ciudad de La Paz.
En el discurso que Evo Morales realizó para recibir al Pontífice señaló: "Bienvenido a una parte de la patria grande, a la que se ha mutilado su derecho al acceso al mar mediante una invasión". "Usted ha llegado a una tierra de paz que busca justicia", agregó. 
Francisco, en su alocución, dijo estar "alegre" por haber llegado a una nación "que se dice a sí misma pacifista, y que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz". 
"Me alegro de estar en este país de singular belleza, bendecido por Dios en sus diversas zonas: el altiplano, los valles, las tierras amazónicas, los desiertos, los incomparables lagos. El preámbulo de su Constitución lo ha acuñado de modo poético", continúo el Papa.
"Bolivia está dando pasos importantes para incluir a amplios sectores en la  vida económica, social y política del país", agregó.
Texto completo del discurso del Papa en el aeropuerto internacional El Alto
17.15. La Paz. En el aeropuerto de El Alto, la ceremonia de bienvenida. Francisco pone la visita a Bolivia bajo el amparo de la Santísima Virgen de Copacabana
Por Redacción
Madrid, 09 de julio de 2015 (ZENIT.org)
El papa Francisco llegó al aeropuerto internacional El Alto, en La Paz, alrededor de las 17:15 horas del miércoles. Durante la ceremonia de bienvenida, el Pontífice pronunció su primer discurso de la visita a Bolivia acompañado por el presidente Evo Morales.
A continuación publicamos las palabras del Santo Padre:
"Señor Presidente,
Distinguidas Autoridades,
Hermanos en el Episcopado,
Queridos hermanas y hermanos, buenas tardes:
Al iniciar esta visita pastoral, quiero dirigir mi saludo a todos los hombres y mujeres de Bolivia con los mejores deseos de paz y prosperidad. Agradezco al Señor Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia la cálida acogida y fraternal acogida que me ha dispensado y sus amables palabras de bienvenida. Doy las gracias también a los señores Ministros y Autoridades del Estado, de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, que han tenido la bondad de venir a recibirme. A mis hermanos en el Episcopado, a los sacerdotes, religiosos y religiosas, y fieles cristianos, a toda la Iglesia que peregrina en Bolivia, quiero expresarle mis sentimientos de fraterna comunión en el Señor. Llevo en el corazón especialmente a los hijos de esta tierra que por múltiples razones no están aquí y han tenido que buscar «otra tierra» que los cobije; otro lugar donde esta madre los haga fecundos y posibilite la vida.
Me alegro de estar en esta país de singular belleza, bendecido por Dios en sus diversas zonas: el altiplano, los valles, las tierras amazónicas, los desiertos, los incomparables lagos; el preámbulo de su Constitución lo ha acuñado de modo poético: «En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores», y esto me recuerda que «el mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza» (Laudato si’ 12). Pero sobre todo, es una tierra bendecida en sus gentes, con su variada realidad cultural y étnica, que constituye una gran riqueza y un llamado permanente al respeto mutuo, al diálogo: pueblos originarios milenarios y pueblos originarios contemporáneos; cuánta alegría nos da saber que el castellano traído a estas tierras hoy convive con 36 idiomas originarios, amalgamándose –como lo hacen en las flores nacionales de kantuta y patujú el rojo y el amarillo– para dar belleza y unidad en lo diverso. En esta tierra y en este pueblo, arraigó con fuerza el anuncio del Evangelio, que a lo largo de los años ha ido iluminando la convivencia, contribuyendo al desarrollo del pueblo y fomentando la cultura.
Como huésped y peregrino, vengo para confirmar la fe de los creyentes en Cristo resucitado, para que cuantos creemos en Él, mientras peregrinamos en esta vida, seamos testigos de su amor, fermento de un mundo mejor, y colaboremos en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
Bolivia está dando pasos importantes para incluir a amplios sectores en la vida económica, social y política del País; cuenta con una Constitución que reconoce los derechos de los individuos, de las minorías, del medio ambiente, y con unas instituciones sensibles a estas realidades. Todo esto requiere un espíritu de colaboración ciudadana, de diálogo y participación de los individuos y los actores sociales en las cuestiones que interesan a todos. El progreso integral de un pueblo incluye el crecimiento en valores de las personas y la convergencia en ideales comunes que consigan aunar voluntades, sin excluir ni rechazar a nadie. Si el crecimiento es solo material, siempre se corre el riesgo de volver a crear nuevas diferencias, de que la abundancia de unos se construya sobre la escasez de otros. Por eso, además de la transparencia institucional, la cohesión social requiere un esfuerzo en la educación de los ciudadanos.
En estos días me gustaría alentar la vocación de los discípulos de Cristo a comunicar la alegría del Evangelio, a ser sal de la tierra y luz del mundo. La voz de los Pastores, que tiene que ser profética, habla a la sociedad en nombre de la Iglesia madre, porque la Iglesia es madre, y la habla desde la opción preferencial y evangélica por los últimos, por los descartados, por los excluidos. Esa es la opción preferencial de la Iglesia. La caridad fraterna, expresión viva del mandamiento nuevo de Jesús, se expresa en programas, obras e instituciones que buscan la promoción integral de la persona, así como el cuidado y la protección de los más vulnerables. No se puede creer en Dios Padre sin ver un hermano en cada persona y no se puede seguir a Jesús sin entregar la vida por los que Él murió en la cruz.
En una época en la que tantas veces se tiende a olvidar o tergiversar los valores fundamentales, la familia merece una especial atención por parte de los responsables del bien común porque es la célula básica de la sociedad, que aporta lazos sólidos de unión sobre los que se basa la convivencia humana y, con la generación y educación de sus hijos, asegura el futuro y la renovación de la sociedad.
La Iglesia también siente una preocupación especial por los jóvenes que, comprometidos con su fe y con grandes ideales, son una promesa de futuro, «vigías que anuncian la luz del alba y la nueva primavera del Evangelio», decía Juan Pablo II. Cuidar a los niños, hacer que la juventud se comprometa en nobles ideales, es garantía de futuro para una sociedad. Y la Iglesia quiere una sociedad que encuentra su reaseguro cuando valora, admira y custodia también a sus mayores, que son los que nos traen la sabiduría de los pueblos. Custodiar a los que hoy son descartados por tantos intereses que ponen al centro de la vida económica al dios dinero. Y son descartados los niños y los jóvenes, que son el futuro de un país, y los ancianos, que son la memoria del pueblo. Por eso hay que cuidarlos, hay que protegerlos, son nuestro futuro. La Iglesia hace opción por ir generando con este cuidado una «cultura memoriosa» que le garantiza a los ancianos no solo la calidad de vida en sus últimos años sino la calidez, como bien lo expresa la constitución de ustedes.
Señor Presidente, queridas hermanas y hermanos, gracias por estar aquí. Estos días nos permitirán tener diversos momentos de encuentro, diálogo y celebración de la fe. Lo hago alegre y contento de estar en esta Patria que se dice a sí misma pacifista, patria de paz, y que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz.
Pongo esta visita bajo el amparo de la Santísima Virgen de Copacabana, Reina de Bolivia, y a Ella pido que proteja a todos sus hijos. Muchas gracias y que el Señor los bendiga. Jallalla Bolivia".
Texto distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano
© Copyright - Libreria Editrice Vaticana
Visita de Cortesía del Papa al Palacio de Gobierno de Bolivia



Fotografía cedida por la Agencia Boliviana de Información de el papa Francisco hoy, miércoles 
8 de julio de 2015, junto al presidente boliviano Evo Morales, quienes intercambiaron varios 
regalos en el Palacio de Gobierno de La Paz (Bolivia), entre ellos una cruz formada con una hoz y 
un martillo y el "Libro del Mar" entregados por el mandatario. (EFE)

19,20 - La Paz. El presidente Evo Morales le regala una polémica cruz. El Papa una imagen de Nuestra Señora 
Por Redacción
Ciudad del Vaticano, 09 de julio de 2015 (ZENIT.org)
Con la llegada de Francisco a Bolivia, ha comenzado la segunda etapa del viaje por América Latina. Tras aterrizar en la tarde del miércoles en el aeropuerto de El Alto, realizó un recorrido de 13 kilómetros en papamóvil hasta llegar a La Paz. El Santo Padre llevaba un poncho blanco para protegerse del frío, debido a los más de 4 mil metros de altura e los que se encuentra la ciudad. Pero el frío impidió a los fieles que salieran a las calles para saludar con entusiasmo al Pontífice.
El primer encuentro en La Paz fue en el Palacio del Gobierno, para la tradicional visita de cortesía al presidente de la Nación.
Allí llegó a las 19,20 horas locales, con retraso con respecto al programa oficial, el cual se había acumulado ya desde la salida de Ecuador. Fue recibido por el presidente Evo Morales y tras la presentación del gabinete del gobierno y de la delegación papal, se reunieron en privado.
A continuación tuvo lugar el también tradicional intercambio de regalos. Francisco entregó a Morales un cuadro mosaico de la Virgen “Salus Populi Romani”, célebre icono que desde el año 1611 ocupa la capilla Paulina de la Papal Basílica de Santa María la Mayor. Imagen ante la cual el Santo Padre reza siempre antes y después de cada viaje internacional que realiza.
 Por su parte el presidente le regaló un crucifico con una hoz y un collar, también con un Cristo y la hoz, el que el Santo Padre recibió con gentileza y que se quitó apenas terminado el encuentro y antes de salir.
Finalmente, el mandatario boliviano presentó a sus familiares y sus colaboradores. Evo Morales es el primer presidente indígena en gobernar esta nación. Fue elegido presidente en el año 2006 y reelegido en 2009 y 2014.  
El mandatario boliviano se reunió con Francisco en el Vaticano el pasado 28 de octubre de 2014, en ocasión del I Encuentro Mundial de los Movimientos Populares organizado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz. El II Encuentro tendrá precisamente lugar en Santa Cruz, este jueves, y contará con la presencia del Pontífice. 

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