Psicopatía de base
Llegamos ahora a la patología más importante: la psicopatía. La psicopatía no es tan fácil de reconocer como mucha gente cree. El problema es que el término “psicópata” pasó a ser comúnmente aplicado por el público (debido a la influencia de los medios) a asesinos patentes y obviamente locos de atar. También existe cierta confusión en lo que concierne a la psicopatía con respecto al “desorden antisocial de la personalidad.”
Palabras agradables, ¿no? Suenan tan limpias y clínicas; tan simple como una persona que es “antisocial.” Casi sugiere que es un ermita que nunca molesta a nadie. Pero nada podría estar más alejado de la verdad. Robert Hare, el actual gurú estadounidense de la psicopatía escribe lo siguiente acerca de este problema de terminología:
Tradicionalmente, rasgos afectivos e interpersonales tales como la egocentrismo, la ilusión, el afecto superficial, el poder de manipulación, el egoísmo, la carencia de empatía, la culpa o el remordimiento, han jugado un papel central en la conceptualización y el diagnóstico de la psicopatía (Cleckley; Hare 1993;obras publicadas); Widiger y Corbitt). En 1980 esta tradición se rompió con la publicación del DSM-III. La psicopatía - renombrada como desorden antisocial de la personalidad – pasó a ser definida como violaciones persistentes de normas sociales, incluyendo el hecho de mentir, robar, ausentarse de la escuela, tener una conducta inconsistente en el trabajo y ser detenido por tráfico.
Dentro de las razones que fueron dadas para este cambio dramático alejándose del uso de inferencias clínicas, se dijo que los rasgos de la personalidad son difíciles de medir formalmente, y que es más fácil ponerse de acuerdo sobre los comportamientos que tipifican a un desorden que sobre las razones por las cuales éstos ocurren. El resultado fue una categoría diagnóstica bastante confiable pero de validez dudosa, una categoría a la cual la faltaba congruencia con otras concepciones bien establecidas de la psicopatía. […]
Los problemas con el DSM-III y su revisión en 1987 (DSM-III-R) fueron ampliamente discutidos en los textos de investigación (Widiger y Corbitt). Una buena parte del debate concernía la ausencia de rasgos de la personalidad en el diagnóstico de los DPAS, una omisión que permitió que individuos antisociales con personalidades, actitudes y motivaciones completamente distintas, compartieran el mismo diagnóstico. Al mismo tiempo, aumentaban las pruebas de que los criterios del DPAS, definían a un desorden que era más un artefacto que algo “real” (Livesley y Schroeder). […]
La mayoría de los psicópatas (a excepción de aquellos que de alguna manera han podido abrirse un camino en la vida sin entrar en contacto formal ni prolongado con el sistema de justicia criminal) cumplen con los criterios del DPAS, pero la mayoría de los individuos con DPAS no son psicópatas. […]
Las diferencias entre la psicopatía y el DPAS son subrayados aún más por investigaciones recientes de laboratorio integrando el procesamiento y el uso de información lingüística y emocional. Los psicópatas difieren drásticamente de los no-psicópatas en la ejecución de una variedad de tareas cognitivas y afectivas. Comparados a los individuos normales, por ejemplo, los psicópatas son menos capaces de procesar o emplear los significados semánticos profundos del lenguaje y de apreciar el significado emocional de acontecimientos y experiencias (Larbig y otros; Patrick; Williamson y otros).[…]
Las cosas se vuelven aún más problemáticas cuando consideramos que el texto descriptivo del DPAS DSM-IV (en el que se dice que también es llamado psicopatía) contiene muchas referencias a las características tradicionales de la psicopatía. […]
El fracaso al diferenciar la psicopatía del DPAS puede traer graves consecuencias a los médicos clínicos y a la sociedad. Por ejemplo, una gran parte de las jurisdicciones consideran que la psicopatía es un factor agravante, más que aliviante para determinar la responsabilidad criminal. En algunos estados, es probable que un ofensor declarado culpable de un asesinato en primer grado y diagnosticado como psicópata sea condenado a la pena de muerte basándose en la idea de que los psicópatas son gente de sangre fría, sin remordimientos, intratables y casi siempre capaces de volver a cometer una ofensa. Pero muchos de los asesinos en la fila de la muerte eran, y continúan siendo, tratados por error de psicópatas según los criterios del DSM-II, el DSM-III-R o el DSM-IV para el DPAS (Meloy). No sabemos cuántos de estos habitantes de la fila de la muerte exhiben efectivamente la estructura de la personalidad del psicópata, ni cuántos simplemente cumplen con los criterios del DPAS, un desorden que se aplica a la mayoría de los criminales y que sólo tiene implicaciones tenues en la posibilidad de tratamiento y la probabilidad de una nueva ofensa violenta. Si el diagnóstico de la psicopatía trae consecuencias de pena de muerte – o de cualquier otra disposición grave, tales como una sentencia vaga de una responsabilidad civil – los médicos clínicos que realizan los diagnósticos deberían asegurarse de no estar confundiendo el DPAS con la psicopatía. […]
Una confusión en el diagnóstico de los dos desórdenes tiene el potencial para dañar a pacientes psiquiátricos y a la sociedad también.
En mi libro, Sin Consciencia (Without Consciente), sugerí que vivimos en una “sociedad de camuflaje,” una sociedad en la cual algunos rasgos de psicopatía – egocentrismo, falta de preocupación por los demás, superficialidad, estilo por encima de la sustancia, el ser “cool,” la manipulación y demás – son cada vez más tolerados y hasta valorados. Con respecto al tema de este artículo, es fácil ver cómo se pueden mezclar fácilmente tanto a los psicópatas como a aquellos que presentan un DPAS con grupos que contienen valores antisociales o criminales. Es más difícil imaginar cómo aquellos con un DPAS podrían esconderse entre segmentos más prosociales de la sociedad. Sin embargo, a los psicópatas no les es muy difícil infiltrarse en esferas de negocios, política, derecho, en el sistema judicial, el gobierno, el sistema académico y otras estructuras sociales (Babiak). Son los psicópatas egocéntricos, de sangre fría y sin remordimientos lo que se mezclan en todos los aspectos de la sociedad y que tienen impactos tan devastadores en la gente que los rodea, que provocan escalofríos a los oficiales de las fuerzas judiciales. [Hare, Robert D. Psicopatía y Desorden Antisocial de la Personalidad: Un caso de confusión de diagnóstico (Psychopathy and Antisocial Personality Disorder: A Case of Diagnostic Confusion), Psychiatric Times, Febrero del 1996: Vol. XIII número 2]
En lo que concierne la psicopatía de base, Lobaczewski nos dice:
Caractericemos a otra anomalía transmitida por herencia cuyo rol en los procesos ponerogénicos en cualquier escala social parece ser excepcionalmente importante. Debemos aclarar que la necesidad de aislar a este fenómeno y de examinarlo en detalle se volvió más evidente para aquellos investigadores que se interesaban en la escala macrosocial de la génesis del mal porque la habían presenciado. Reconozco mi deuda para con Kasimir Dabrowski por haber realizado esto y por haber llamado a esta anomalía “psicopatía de base.”
Hablando en términos de biología, el fenómeno es similar al de la ceguera al color y ocurre con una frecuencia similar (apenas por encima del 5 por ciento) excepto por el hecho de que, contrariamente a la ceguera al color, éste afecta a ambos sexos.
Aquí Lobaczewski sugiere una frecuencia de ocurrencia ligeramente menor para la psicopatía de base.Sin embargo, también menciona al 1,15 por ciento de su población total de 5000 sujetos que no demostraron ninguna patología abiertamente identificable, excepto porque realizaban acciones que causaban daño a otra gente sin ninguna razón que se pudiera explicar. Si tenemos en cuenta lo que el Dr. Hare ha escrito más arriba, acerca de que a los psicópatas no les es muy difícil infiltrarse en las esferas de los negocios, política, en el sistema jurídico, el gobierno, el sistema académico y otras estructuras sociales, debemos hacer la siguiente pregunta:¿es posible que el 1,15 por ciento “hacedores del mal” no identificados de Lobaczewski fuesen este tipo de psicópatas? Tal como él lo señala, podrían muy bien haber sido los criterios los que faltaban y si hubiera utilizado la lista de características de la psicopatía de Hare, este grupo podría muy bien haber sido identificado como psicópatas. El punto que quisiera formular es que la cantidad de individuos psicopáticos que es posible encontrar en cualquier muestra de corte transversal de la sociedad puede ser mucho mayor del que sospechamos. Lobaczewski sugiere que la ocurrencia de la psicopatía es aproximadamente igual a la de la ceguera al color: 0,5 por ciento. Pero si Usted suma la cifra 1,15 que no pudo identificar, el número real en su población puede llegar a estar más cerca del 1,65 por ciento.
Recordemos que la psicóloga egresada de Harvard, Martha Stout sostiene que el 4 por ciento de la “gente normal” (una de cada 25) a menudo presenta un “desorden mental no detectado, cuyo síntoma principal es que la persona no posee consciencia alguna. Él/ella no tiene ninguna capacidad para sentir vergüenza, culpa o remordimiento… Pueden hacer literalmente cualquier cosa sin sentir culpa en lo absoluto.”
Esto encaja sorpresivamente con la descripción de la psicopatía de Hare, aunque estamos tratando obviamente con un espectro entero de manifestaciones, así como lo enfatiza la Dra. Stout, sin mencionar la diferencia entre las patologías que son mecánicas, es decir los daños cerebrales, y las patologías que son hereditarias. Si sumamos la cifra 4 por ciento de gente “normal” no detectada de Stout, al 5 por ciento de Lobaczwezski, y a eso le añadimos el 1,5 por ciento de la gente que ha hecho daño a otros sin ninguna patología evidente, entonces obtenemos la cifra 5,65 por ciento – casi el 6 por ciento de la población. Mis matemáticas pueden fallar, pero me recuerdan lo que Lobaczewski escribió acerca de la influencia del “adoctrinamiento” de sus pares.
Fue relativamente fácil determinar los ambientes y el origen de la gente que sucumbió a este proceso, que luego llamé “transpersonificación”. Provenían de todos los grupos sociales, incluyendo aristócratas y familias fervientemente religiosas, y provocaban una ruptura en la solidaridad estudiantil del orden de aproximadamente un 6%. […]
Mismo en ese momento, no teníamos duda alguna acerca de la naturaleza patológica de este proceso de “transpersonificación”, el cual transcurría de manera similar pero no idénticamente en todos los casos. La duración de los resultados de este fenómeno también variaba. Algunas de estas personas se convirtieron luego en fanáticos. Otros más tarde tomaron ventaja de las distintas circunstancias para retirarse y restablecer los vínculos perdidos con la sociedad normal. Fueron remplazados. El único valor constante de este nuevo sistema social era el mágico número 6%.
Esto es algo interesante, esta cifra. No tengo ninguna explicación para esto porque estamos hablando ciertamente de muchos factores y no de una simple patología. ¿Quizás haya algo más detrás de este problema de lo que cualquiera haya descubierto hasta ahora?
Si continuamos con la visión ponerológica de la psicopatía de Lobaczewski:
La extensión de su intensidad también varía, yendo de un nivel apenas perceptible para un observador experimentado hasta una deficiencia patológica obvia. De un modo similar al de la ceguera al color, esta anomalía también parece representar una falla en la transformación de estímulos, aunque no ocurre a nivel sensorial sino instintivo. Algunos psiquiatras de la vieja escuela llamaban a tales individuos “daltónicos de los sentimientos humanos y de valores socio-morales.”
El cuadro psicológico muestra un déficit claro solamente entre hombres; entre las mujeres por lo general se ve atenuado, como por efecto del segundo alelo normal. Esto sugiere que la anomalía también es heredada vía el cromosoma X pero a través de un gen semi-dominante. No obstante, el autor fue incapaz de confirmar esto excluyendo la herencia de padre a hijo.
Aquí es interesante especular sobre el hecho de que George Bush puede haber heredado su psicopatía de su mamá, Barbara.
Un análisis del modo de vivir experiencias que demostraron estos individuos nos llevó a concluir que un sustrato instintivo también es defectuoso, y que contiene algunos huecos y falta de respuestas naturales sintónicas evidenciadas comúnmente por miembros de la especie Homo sapiens. […]
Nuestro mundo conceptual lógico golpea por lo tanto a tales personas como una convención incomprensible sin justificación alguna en su experiencia psicológica personal. Piensan que las costumbres humanas normales y los principios de decencia son una convención extranjera inventada e impuesta por alguien (“probablemente por curas”) tonto, oneroso, a veces ridículo. Al mismo tiempo, sin embargo, perciben fácilmente las deficiencias y las debilidades de nuestro lenguaje normal de conceptos psicológicos y morales de una manera ciertamente reminisciente de la actitud de un psicólogo contemporáneo – sólo que en una caricatura.
La inteligencia promedio de individuos con la desviación mencionada anteriormente, especialmente si se los mide a través de los tests comúnmente usados, es de alguna manera inferior a la de la gente normal, aunque coloreada en forma similar. Sin embargo, este grupo no contiene ejemplos de la inteligencia más elevada, ni se encuentran talentos técnicos o artesanos entre ellos. Los miembros más dotados de este tipo pueden por lo tanto llegar a tener éxito en aquellas ciencias que no requieren de una visión humanística del mundo ni de habilidades prácticas. Cada vez que intentamos construir exámenes especiales para medir “la sabiduría de la vida” o “la imaginación socio-moral”, aunque las dificultades de la evaluación psicométrica sean tomadas en cuenta, los individuos de este tipo indican un déficit desproporcionado en su Coeficiente Intelectual personal.
A pesar de sus deficiencias en lo que concierne el conocimiento psicológico y moral normal,desarrollan o tienen a su disposición un conocimiento que les es propio, algo que le falta a la gente con una visión lógica del mundo.
Desde la infancia aprenden a reconocerse mutuamente en la multitud, y desarrollan una consciencia de la existencia de otros individuos similares a ellos.
También se vuelven conscientes de que son diferentes del mundo de esa otra gente que los rodea.Nos ven desde una cierta distancia, toman una variedad paraespecífica.
Reacciones humanas naturales – las cuales por lo general no despiertan el interés ya que son consideradas de por sí como evidentes – llaman la atención a los psicópatas como algo extraño y por lo tanto interesante, y hasta cómico. Entonces nos observan, derivando conclusiones, formando su propio mundo de conceptos.
Se convierten en expertos de nuestra debilidad y a veces efectúan experimentos desalmados sobre nosotros… Ni una persona normal ni nuestra visión natural del mundo pueden percibir o evaluar adecuadamente la existencia de este mundo de conceptos diferentes.
Un investigador de estos fenómenos puede recoger un conocimiento pervertido similar a lo largo de largos estudios de las personalidades de tal gente, usándolo con algunas dificultades, como una lengua extranjera. … [El psicópata] nunca será capaz de incorporar la visión del mundo de una persona normal, si bien a menudo intenta hacerlo durante toda la vida. El producto de sus esfuerzos es sólo un papel y una máscara detrás de la cual ocultan su realidad anormal.
Otro mito y rol – si bien contiene un grano de verdad – podría ser la mente brillante del psicópata o el genio psicológico; algunos de ellos de verdad creen en esto e intentan insinuar su creencia a los demás. Hablando de la máscara de normalidad psicológica utilizada por tales individuos (y por gente con desviaciones similares en menor grado), deberíamos mencionar el libro La Máscara de la Cordura (The Mask of Sanity); el autor, Hervey Cleckley, convirtió a este fenómeno en el quid de sus reflexiones:
Cabe recordar que su comportamiento típico derrota a lo que parecieran ser sus objetivos propios. ¿No es acaso él mismo quien se miente más profundamente con su normalidad aparente? A pesar de que miente a propósito a los demás y que es bastante consciente de sus mentiras, parece incapaz de distinguir de manera adecuada entre sus propias pseudointenciones, pseudoremordimiento y pseudoamor, y las respuestas genuinas de una persona normal. Su falta monumental de perspicacia indica lo poco que él aprecia la naturaleza de su desorden. Cuando otros no pueden aceptar inmediatamente su “palabra de honor digna de un caballero,” su asombro, creo, es por lo general genuino. No utilizo aquí el término genuino para calificar las intenciones del psicópata sino para calificar su asombro. Su experiencia subjetiva está tan blanqueada de emociones profundas que el sujeto es invencible en su ignorancia acerca de lo que la vida significa para los demás.
Su consciencia de lo opuesto de la hipocresía es tan teórica de manera insustancial que su puede llegar a cuestionar si eso a lo que nosotros nos referimos principalmente al hablar de hipocresía puede atribuírsele a él o no. Dado que no tiene valores mayores, ¿puede decirse que se da cuenta correctamente de la naturaleza y la calidad de las atrocidades que su conducta inflige sobre otros? La madre de un niño pequeño que no tiene ningún recuerdo impresionante de una pena muy grande puede haberle dicho que está mal cortarle la cola al perro. Aún sabiendo que eso está mal puede que proceda con la operación. No necesitamos absolverlo totalmente de su responsabilidad si decimos que se dio menos cuenta de lo que hizo que un adulto quien, teniendo una apreciación completa de la agonía física, utiliza un cuchillo de esa manera. ¿Puede una persona experimentar los niveles más profundos de pena sin poseer un conocimiento considerable de la felicidad? ¿Puede alcanzar una intención malvada en todo sentido sin una verdadera consciencia de lo opuesto al mal? No tengo una respuesta definitiva para esta pregunta. [Clekley]
Todos los investigadores en psicopatía subrayan tres cualidades en lo que concierne fundamentalmente a esta variedad más típica: la ausencia del sentimiento de culpa por acciones antisociales, la incapacidad de amar verdaderamente, y la tendencia a ser charlatanes de una manera que fácilmente desvía de la realidad.
Un paciente neurótico por lo general es taciturno y le cuesta explicar lo que más le duele. […] Estos pacientes son capaces de un amor decente y duradero, si bien les cuesta expresarlo o cumplir sus sueños. La conducta de un psicópata constituye el antípodo de dichos fenómenos y dificultades.
Nuestro primer contacto [con el psicópata] se caracteriza por una corriente locuaz que fluye fácilmente y evita temas verdaderamente importantes con la misma facilidad si éstos le son incómodos al locutor. Su tren de pensamiento también evita aquellos temas que tratan de sentimientos humanos y de valores cuya representación está ausente en la visión psicopática del mundo. […] Desde un punto de vista lógico, el fluir del pensamiento es ostensivamente correcto…
Virtualmente [Los psicópatas] no están familiarizados con las emociones de amor duradero hacia otra persona… Eso constituye un cuento de hadas de “otro” mundo humano. [Para el psicópata] el amor es un fenómeno efímero apuntado hacia la aventura sexual. Sin embargo, el psicópata es capaz de actuar el papel del amante lo suficientemente bien como para que sus parejas lo acepten de buena fe. [Las enseñanzas morales] también los sorprenden como cuentos de hadas, buenos sólo para los niños y para aquellos “otros” diferentes. […]
El mundo de gente normal a quienes hieren les es incomprensible y hostil. […] [Para el psicópata la vida] es la búsqueda de sus atracciones, placer y poder inmediatos. Se encuentran con fracasos a lo largo de su camino, junto con una fuerza y reprobación por parte de la sociedad de aquella otra gente incomprensible.
Se debería enfatizar el hecho de que los psicópatas por lo general son interesantes – ¡y hasta apasionantes! Exudan una energía seductora que deja boquiabiertos a los que lo escuchan. Aunque algo en la persona normal se sorprenda o sienta rechazo por lo que el psicópata está diciendo, son como el ratón hipnotizado por el gato torturador. Aunque tienen la posibilidad de echar a correr, no lo hacen. Muchos psicópatas “se ganan la vida” usando el encanto, el engaño y la manipulación para ganar la confianza de sus víctimas. Se pueden encontrar muchos gerentes así, ayudados en su maldad por el hecho de que la mayoría de la gente espera de una cierta clase de gente que sea confiable dadas sus credenciales sociales o profesionales. Abogados, doctores, maestros, políticos, psiquiatras y psicólogos, a menudo no tienen que ganarse nuestra confianza porque ya la tienen en virtud de su posición. ¡Pero el hecho es que los psicópatas también se encuentran en esferas elevadas!
Al mismo tiempo, los psicópatas son buenos impostores. No dudan ni por un momento en falsificar ni en utilizar descaradamente credenciales impresionantes para adoptar roles profesionales que les traigan prestigio y poder. Escogen profesiones en las cuales los requisitos son fáciles de falsificar, la jerga es fácil de aprender, y en donde es poco probable que las credenciales sean chequeadas con detenimiento. A los psicópatas les es extremadamente fácil posar como asesores comerciales, ministros, consejeros psicológicos y psicólogos. Y éste es un pensamiento que da miedo.
Los psicópatas se abren el camino estafando a gente para que haga cosas para ellos; obteniendo así dinero de ellos, prestigio, poder, y hasta enviándolos al frente cuando otros intentan exponerlos. Pero es así como reivindican la fama. Eso es lo que hacen. Y lo hacen muy bien. Más aún, el trabajo es muy fácil porque la mayoría de la gente es crédula con una creencia inquebrantable en la bondad inherente de un hombre la cual, me gustaría añadir, ha sido programada por psicópatas en la gente normal.
Volviendo a la obra de Lobaczewski, luego pasa a darnos las pistas más importantes acerca de cómo y porqué una conspiración global puede y de hecho existe en nuestro planeta, si bien seguramente no sea una conspiración en el sentido que normalmente se le da a esa palabra. Uno podría hasta llegar a decir que dichas conspiraciones nacen simplemente como resultado natural de la división imposible de resolver entre la gente normal y la anormal. En cierto sentido, el entender la visión que el psicópata tiene de la “gente normal,” que son “otros” y hasta “extraños,” nos ayuda a darnos cuenta de cómo tales conspiraciones pueden ser tan “secretas” – si bien esa no es la palabra precisa que nos gustaría emplear. Aunque diferentes grupos ponerológicos se opongan entre ellos mismos, seguirán excluyendo a la “gente normal” de sus confidentes. Es sólo la gente “normal” que haya sido inducida dentro de sus redes la que provee los “filtros.” Lobaczewski describe esto de la manera siguiente:
En cualquier sociedad de este mundo, individuos psicopáticos y algunos de los otros pervertidos crean una red ponerogénicamente activa de conspiraciones en común, parcialmente enajenadas de la comunidad de gente normal. Un cierto rol inspirador de la psicopatía de base en esta red también parece ser un fenómeno corriente.
Son conscientes de que son diferentes a medida que obtienen su experiencia de vida y que se familiarizan con las distintas maneras de luchar por sus objetivos. Su mundo está dividido para siempre en “nosotros y ellos” – su mundo con sus propias leyes y costumbres y ese otro mundo extraño lleno de ideas descaradas y de costumbres a la luz de las cuales ellos son condenados moralmente.
Su “sentido del honor” los invita a engañar y a injuriar a ese otro mundo humano y a sus valores. En contradicción con las costumbres de la gente normal, ellos sienten que la falta de cumplimiento de sus promesas y obligaciones es un comportamiento habitual.
También aprenden cómo sus personalidades pueden llegar a tener efectos traumatizantes en las personalidades de esa gente normal, y cómo sacar ventaja de esta raíz del terror con el propósito de alcanzar sus objetivos.
Esta dicotomía es permanente y no desaparece ni siquiera si ellos logran hacer realidad sus sueños de ganar el poder por encima la sociedad de gente normal. Esto demuestra que la separación está condicionada biológicamente.
En ésta gente un sueño emerge como una cierta Utopía juvenil de un mundo “feliz” y de un sistema social que no los rechazaría ni los forzaría a someterse a las leyes y costumbres cuyo significado les es incomprensible. Sueñan con un mundo en el cual su manera simple y radical de experimentar y percibir la realidad [es decir, mintiendo, engañando, destruyendo, usando a otros, etc.] dominaría, en donde se les aseguraría, por supuesto, la seguridad y la prosperidad. Esos “otros” – diferentes pero también más capacitados técnicamente – deberían ser puestos a trabajar para lograr este objetivo. “Nosotros”, después de todo, crearemos un Nuevo gobierno, uno de justicia [para los psicópatas]. Están preparados para luchar y sufrir por el bien de dicho mundo tan valiente, y también por supuesto, para infligir sufrimiento en los demás. Tal visión justifica matar a gente cuyo sufrimiento no los conmueve porque “ellos” no son lo suficientemente conespecíficos.
Y hete aquí: Lobaczewski ha dicho sin reserva que los psicópatas – desde una cierta perspectiva – son un tipo diferente de seres humanos, un tipo que es consciente de su deficiencia desde la infancia. Una esto a su afirmación de que tales individuos reconocen a los de su mismo tipo, y consideran a la gente normal como completamente “otra”, y podemos empezar a comprender porqué y cómo las conspiraciones pueden existir y existen entre los individuos. Se juntan, con visiones similares del mundo, como grasa flotando en un bol de sopa. Cuando alguno de ellos comienza a despotricar, otros como ellos – u otros con daños cerebrales que los hacen susceptibles – “acuden a la llamada,” por así decirlo. Y lo que es más, saben esto y cómo funciona.
Hablando de redes de trabajo, necesitamos observar con más detenimiento cómo los psicópatas afectan a otros seres humanos a quienes usan para crear las bases para su mandato en una dinámica macro-social. Esto resalta el hecho de que la falta de conocimiento psicológico entre el público en general, sin mencionar la neurosis general de la mayoría de la gente, los hace vulnerables a dichos predadores.
Lobaczewski: subordinando a una persona normal a individuos psicológicamente anormales tiene un efecto deformante en su personalidad: esto engendra trauma y neurosis. Esto se lleva a cabo de una manera que por lo general evade controles conscientes suficientes. [Lobos en ropa de oveja (Wolves in Sheep's Clothing)] Dicha situación priva a la persona de sus derechos naturales a aplicar su propia higiene mental, a desarrollar una personalidad lo suficientemente autónoma, y a utilizar su sentido común. A la luz de la ley natural, esto constituye por lo tanto una especie de ilegalidad la cual puede aparecer en cualquier escala social si bien no se lo menciona en ningún código legal.
El psicólogo George Simon, citado anteriormente, discute sobre aquello a lo que él se refiere al hablar de “personalidades agresivas secretas” las cuales, al leer este libro, resultan ser elementos del espectro de la psicopatía. Escribe:
A las personalidades agresivas nos les gusta que nadie los empuje a hacer lo que no quieren hacer o les impida hacer lo que quieren hacer. “No” no es nunca una respuesta que acepten.
[En algunos casos], si observan algún beneficio en la auto-restricción, pueden internalizar inhibiciones [y volverse agresivos en secreto].
Absteniéndose de cualquier acto patente de hostilidad hacia los demás, logran convencerse a ellos mismos y a otros que no son la gente despiadada que son. Puede ser que observen la letra de una ley y que violen su espíritu fácilmente. Pueden exhibir limitaciones conductuales cuando esto entra dentro de sus mayores intereses, pero resisten a someterse verdaderamente a cualquier autoridad más elevada o a cualquier serie de principios. [Están] esforzándose principalmente por disimular frente a los otros sus verdaderas intenciones y sus agendas agresivas. Es posible que se comporten civilizada y adecuadamente cuando se los escruta de cerca o que son vulnerables. Pero cuando creen que son inmunes a la detención, [harán todo lo que se les antoje.]
Tratar con personalidades agresivas secretas es como un traumatismo cerebral. A menudo, Usted no sabe realmente lo que lo ha golpeado hasta mucho después de que el daño haya sido ocasionado. …
Los agresivos en secreto son por lo general tan expertos en explorar la fragilidad y las inseguridades emocionales de los demás que casi cualquier persona puede ser engañada. …
Los agresivos en secreto explotan situaciones en las cuales son muy conscientes de la vulnerabilidad de su presa. Por lo general son muy selectivos en cuando a la gente con quien se asocian o trabajan. Son especialmente expertos en encontrar y mantener a otros en una posición inferior. Disfrutan estar ubicados en posiciones de poder sobre los demás. Por mi experiencia puedo decir que la manera en que una persona usa el poder es la prueba más confiable de su carácter… [Simon, Op. Cit.]
Ahora, imagine tan sólo que casi una de cada 25 personas mencionadas por Martha Stout: “El vecino sociópata,” es precisamente la que busca y logra posiciones de poder y autoridad en cualquier área de esfuerzo en donde de pueda obtener poder, y comienza a entender lo verdaderamente dañino que esto puede resultar ser para la sociedad entera. Imagínese a maestros de escuela “agresivos en secreto” con poder sobre los niños. Imagine doctores, psicólogos, “ministros de la fe” y políticos en tales cargos.
Al entender esto, comenzamos a tener una idea aún mejor de cómo los psicópatas pueden conspirar y de hecho salirse con la suya: en una sociedad en donde el mal no es estudiado ni entendido, fácilmente “alcanzan la cima” y proceden a condicionar a la gente normal para aceptar su dominio, para aceptar sus mentiras sin cuestionar. Como notamos al principio de esta sección, Lobaczewski dijo:
Largos períodos de preocupación por sí mismo y por “acumular beneficios” par sí mismos, disminuye la capacidad para leer exactamente lo que los rodea y a los demás. […] Es esta característica, esta histerización de la sociedad, lo que permite a conspiradores patológicos, a serpientes encantadoras y a otras personas con desviaciones primitivas actuar como factores esenciales en los procesos de origen del mal en una escala macrosocial.
Vemos exactamente este mismo modelo de desarrollo social en los Estados Unidos en los últimos 50 o 60 años o más. El hecho es que mucha gente que puede haber nacido “normal” se ha convertido en lo que se podría llamar “psicópatas secundarios” o caracterópatas, a causa de la influencia de la psicopatía en la cultura estadounidense en muchas áreas – incluyendo a la ciencia, la medicina, la psicología, el derecho, etc.- ¡En donde son conscientes de lo que están haciéndole a la gente “normal”!
Lobaczewski: Ya hemos discutido acerca de la naturaleza de algunas personalidades patológicas – caracteropatías – que pueden crearse a raíz del contacto de un individuo o una persona con una gran deformación de la personalidad. La psicopatía de base tiene efectos excepcionalmente intensos de esta manera. Algo misterioso roe dentro de la personalidad de un individuo a la merced del psicópata, y lucha como un demonio. Sus emociones se congelan, se reprime su sentido de la realidad psicológica. Esto conduce a la falta de criterios de pensamiento y a una sensación de impotencia que culmina en reacciones depresivas, las cuales pueden ser tan graves que a veces los psiquiatras cometen errores en el diagnóstico y las clasifican como psicosis de un tipo maníaco-depresivo. Mucha gente también se revela mucho antes y comienza a intentar buscar alguna salida para liberarse de tal influencia.
Al psicópata le parece fácilmente que una estructura social dominada por gente normal y por su mundo conceptual es un “sistema de fuerza y opresión”. Si sucede que la verdadera justicia existe en realidad en esta sociedad dada, sentimientos patológicos de injusticia y declaraciones subjetivas pueden resonar entre aquellos que verdaderamente han sido tratados injustamente. Doctrinas revolucionarias pueden entonces encontrar la aprobación dentro de ambos grupos, si bien sus motivaciones serán en realidad bastante diferentes.
La presencia de bacterias patógenas en nuestro ambiente es un fenómeno corriente; no obstante, no es el único factor decisivo para que un individuo o una sociedad se enfermen. En forma similar, los factores psicopatológicos solos no deciden la difusión del mal. […] 34
Otras Psicopatías
También podemos incluir dentro de las categorías de la psicopatía a una serie de algún modo indeterminada de anomalías con sustrato hereditario…
También nos encontramos con individuos difíciles con una tendencia a comportarse de una manera hiriente para los demás, en quienes los análisis no indican ningún daño existente en el tejido cerebral y en quienes no se encuentra ningún indicio de un contexto anormal durante la crianza. El hecho de que dichos casos se repiten dentro de las familias podría sugerir un sustrato hereditario. […]
Dicha gente intenta también enmascarar su mundo de experiencia distinto y actuar el papel de gente normal en varios grados… Esta gente participa en la génesis del mal de maneras muy distintas, ya sea formando parte de él públicamente o en menor grado, una vez que han logrado adaptarse a la forma de vida adecuada. Estas psicopatías y fenómenos relacionados pueden, hablando cuantitativamente, ser estimadas sumariamente a dos o tres veces más que el número de casos de psicopatía de base,es decir, a menos del dos por ciento de la población.
Aquí me gustaría comentar el hecho de que, si especulamos sobre el hecho de que el verdadero número de psicópatas se encuentra alrededor del 6 por ciento – o hasta del 4 por ciento como afirma Stout – esta otra “gente” de quien está hablando Lobaczewski sería de una frecuencia del 12 al 18 por ciento de la población. Esto significaría que el número total de psicópatas más los “casi psicópatas” sería del 16 al 24 por ciento de la población total. Si embargo, es obvio que el despliegue estadístico puede ser diferente en distintos países y en épocas diferentes. Observaremos este resultado más adelante.
Lobaczewski: A este tipo de persona se le hace más fácil ajustarse a la vida social. En especial los casos menores se adaptan a las exigencias de la sociedad de la gente normal, aprovechándose de su entender de las artes y tradiciones similares. Su creatividad literaria por lo general es perturbadora si se la concibe sólo dentro de categorías de ideas; insinúan a sus lectores que su mundo conceptual y sus experiencias son evidentes de por sí, también contiene de hecho deformidades características.
El tipo más frecuentemente indicado y conocido es el del psicópata asténico que aparece en cualquier intensidad que se pueda concebir, desde una deficiencia patológica casi imperceptible hasta una obvia. Esta gente, asténica e hipersensible, no indica el mismo déficit evidente en el sentimiento moral y la capacidad de sentir una situación psicológica tal y como aparece en la psicopatía de base. Ellos son de algún modo idealistas y tienen tendencia a sentir unas puntadas superficiales de consciencia como resultado de su comportamiento defectuoso. En promedio, también son menos inteligentes que la gente normal, y su mente evita la coherencia y la exactitud en el razonamiento. Su visión psicológica del mundo está claramente falsificada, por lo que nunca se les puede tener confianza en sus opciones acerca de la gente. Una especie de máscara envuelve al mundo de sus aspiraciones personales, el cual está en desacuerdo con las oficiales y exigidas por la situación. Su comportamiento para con la gente que no se da cuenta de sus fallos es urbano, y hasta amistoso. No obstante, la misma gente manifiesta una hostilidad preventiva y una agresión en contra de las personas con talento para la psicología o con un conocimiento adecuado en esta área.
Son relativamente menos vitales a nivel sexual, y por lo tanto susceptibles de aceptar el celibato; Es por eso que algunos monjes católicos y curas representan por lo general mayores o menores casos de esta anomalía. Constituyen el factor principal que inspiró la actitud tradicional antipsicológica del pensamiento de la Iglesia.
Los casos más graves son aún más brutalmente antipsicológicos y despectivos de la gente normal; tienden a ser activos en los procesos de la génesis del mal en una mayor escala. A sus sueños no les falta un cierto idealismo similar a las ideas de la gente normal. Les gustaría reformar el mundo a su antojo pero son incapaces de prever implicaciones y resultados de mayor alcance. Saborizadas con desviación, sus visiones pueden llegar a influenciar a rebeldes inocentes que realmente han sufrido una injusticia. La injusticia social existente puede llegar a parecer una justificación para una visión del mundo radicalizada y para la asimilación de tales visiones.
El siguiente es un ejemplo, dado por Lobaczewski, del modelo de pensamiento de una persona quien parece ser un caso típico y grave de la psicopatía asténica:
“Si tuviera que recomenzar mi vida desde el principio, haría exactamente lo mismo: es una necesidad orgánica, no los dictados del deber. Hay una cosa que me hace seguir y que me incita a estar tranquilo hasta cuando las cosas son tan tristes. Esto es un destino inevitable para la gente. Las condiciones van a cambiar y el mal va a dejar de reinar, y el hombre va a ser hermano del hombre, no un lobo como es el caso hoy. Mi paciencia no deriva de mi imaginación, sino más bien de mi visión clara de la causa que hace nacer al mal.”
Estas palabras fueron escritas en la cárcel, el 15 de Diciembre del 1913 por Felix Dzierzhynski, (1877-1926), a quien se conoce más como la cabeza de la “Cheka” soviética, o policía soviética de seguridad, la precursora del KGB [5] . Esparciendo miedo en una época de caos, la Cheka fue el instrumento perfecto para la consolidación despiadada de poder de Stalin y para la exterminación de la oposición. Dzierzhynski hizo que Robespierre fuera visto como un cobarde debilucho, siendo realmente responsable del asesinato de millones de personas.
Si alguna vez llegara el momento en el que las “condiciones cambiarán” y que el “mal no gobernará más,” eso ocurriría porque el proceso el en estudio de los fenómenos patológicos y su rol ponerogénico habrán hecho que las sociedades puedan aceptar tranquilamente la existencia de estos fenómenos y entenderlos como categorías de la naturaleza. La visión de una estructura social nueva y justa se podrá luego hacer realidad dentro de la estructura y bajo el control de la gente normal. Una vez reconciliados con el hecho de que los psicópatas son diferentes y que tienen una capacidad limitada para ajustarse socialmente, podríamos crear un sistema de protección permanente contra ellos dentro del marco de la razón y del lenguaje adecuado.
Aquí nos gustaría hacer notar que la gente psicológicamente normal constituye la gran mayoría estadística de los tipos de seres humanos, y que por lo tanto, tal como Lobaczewski lo señala, según la ley de la naturaleza, deberían ser los que marcan el paso; la ley moral está derivada de su naturaleza. El poder debería estar en manos de gente normal.
Para seguir con nuestro propósito, deberíamos también llamar la atención acerca de los tipos de psicopatía con características anormales: éstos fueron aislados desde hace ya mucho tiempo por Brzezicki y aceptados por E. Kretschmer como principalmente característicos de Europa del Este.
Los esquirtoides son individuos vitales, egoístas y poco sensibles que hacen buenos soldados gracias a su resistencia general y psicológica. En tiempos de paz, sin embargo, son incapaces de entender los asuntos más sutiles de la vida o de educar en forma prudente a la generación más joven. Son felices en ambientes primitivos; un ambiente cómodo los vuelve histéricos fácilmente. Prueban serconservadores rígidos en todas las áreas y alentar a gobiernos de mano dura.
Kretschmer opinaba que esta anomalía era un fenómeno biodinámico causado por la cruza de dos grupos étnicos muy separados, lo que es frecuente en esa área de Europa. Si esto llegara a ser el caso, Norteamérica estaría llena de esquirtoides. Esta anomalía debería ser tomada en consideración si deseamos comprender la historia de Rusia, así como en un menor grado la de Polonia. […]
Estas caracterizaciones recién mencionadas son ejemplos selectos de factores patológicos que participan en procesos ponerogénicos. […] De todos modos, el estado actual del conocimiento en esta área todavía es insuficiente como para producir soluciones prácticas para muchos problemas humanos, y en particular para aquellos presentes en la escala individual y familiar. […]
Algunos profesionales sobresalientes en psicopatología, convencidos de que el hecho de desarrollar una visión calma y suficiente de la realidad humana es imposible sin hallazgos psicopatológicos, tienen por ende lamentablemente razón, una conclusión difícil de aceptar para gente que cree haber alcanzado una visión madura del mundo sin tales estudios onerosos. Los defensores de la visión lógica del mundo tienen de su lado a la tradición, las bellas artes y hasta la filosofía. No se dan cuenta de que en estos tiempos, su manera de comprender preguntas acerca de la vida torna la batalla contra el mal aún más problemática. […]
Al intentar realizar una observación más minuciosa de estos procesos psicológicos y de algunos fenómenos que conducen al hombre o a una nación a herir a otro/a, seleccionemos fenómenos tan característicos como sea posible. Un vez más deberemos convencernos de que la participación de varios factores patológicos en estos procesos constituye la regla, y no la excepción. […]
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