[N]uestros conceptos sociales, psicológicos y morales, así como nuestras formas naturales de reaccionar, no son adecuados para cada situación conla cual nos vemos confrontados en la vida.Generalmente terminamos hiriendo a alguien si comprometemos nuestros conceptos lógicos y arquetipos reactivos en situaciones que parecen ser apropiadas para nuestra imaginación aunque sean, en verdad, esencialmente distintos. Como regla, dichas situaciones distintas… ocurren porque algún factor patológico difícil de entender ha entrado en juego. El valor práctico de nuestra visión lógica del mundo culmina por lo general allí donde la psicopatología comienza.
La familiarización con esta
fragilidad de la naturaleza humana y con la “inocencia” de la persona normal,
forma parte del conocimiento específico en muchos individuos psicopáticos. Los
hipnotizadores [6] de muchas escuelas hacen el
intento de provocar dichas reacciones para-normales en los demás en nombre de
sus objetivos específicos, o al servicio de sus ideologías reinantes. El factor
patológico difícil de entender está localizado dentro del hipnotizador mismo.
Llamamos egoísmo a la actitud, condicionada
subconscientemente como una regla, gracias a la cual le atribuimos un valor
excesivo a nuestro reflejo instintivo, a imágenes y hábitos adquiridos desde
temprana edad y a una visión individual del mundo. … Un egoísta mide a otra
gente según sus propios criterios, tratando como criterios objetivos a sus
conceptos y proceder experimental. Le gustaría forzar a otros a sentir y pensar
casi del mismo modo que él. Las naciones egoístas poseen el objetivo
subconsciente de enseñar o forzar a otras naciones a pensar según sus propias
categorías, lo que los vuelve incapaces de comprender a otra gente y naciones o
de familiarizarse con los valores de sus culturas.
La crianza adecuada de un niño (y la
auto-educación) siempre tiene como propósito el de desegotizar y por lo tanto
abrir la mente. […]
El tipo de egoísmo excesivo que obstaculiza el
desarrollo humano y que lleva a un falso juicio y a la terrorización de los
demás bien merece el título de “Rey de los defectos humanos.” Las dificultades,
las peleas, los problemas serios y las reacciones neuróticas brotan de dicho
egoísta como zetas después de la lluvia. Las naciones egoístas comienza
derrochando dinero y esfuerzo con el propósito de cumplir con objetivos
derivados de su razonamiento erróneo y de sus reacciones por demás emocionales.
Su incapacidad para reconocer los valores de y las disimilitudes con otras
naciones, que derivan de otras tradiciones culturales, conduce a conflictos y a
la guerra. […]
Si analizamos el desarrollo de personalidades
excesivamente egoístas, encontramos ciertas causas no patológicas, tales como
el hecho de haberse criado en un ambiente estrecho y rutinario por demás o por
personas menos inteligentes que el niño. No obstante, la razón principal es la
contaminación, a través de la inducción psicológica o de personas histéricas
quienes han desarrollado esta característica bajo la influencia de diversas
causas patológicas. …
Mucha gente con diversas desviaciones hereditarias
y con defectos adquiridos desarrolla un egoísmo patológico. Para dichas
personas, el forzar a otros en su entorno, a grupos sociales enteros y, si es
posible, a naciones enteras, a sentir y pensar como ellos mismos se convierte
en una necesidad interna, un concepto dominante. Un resultado que una persona
normal no tomaría en serio se convierte en un objetivo de vida para ellos, en
el objeto de esfuerzo, sacrificios, y de una estrategia psicológica ingeniosa.
El egoísmo patológico deriva del hecho de reprimir del campo de la consciencia
propia cualquier tipo de asociación autocrítica objetable que se refiera a su
propia naturaleza y normalidad. Preguntas dramáticas como “¿quién es anormal
aquí, yo o este mundo de gente que siente y piensa diferente?” son respondidas
en desaprobación del mundo. Dicho egoísmo siempre está relacionado con una
actitud de disimulo, con una máscara a lo Cleckley o alguna otra cualidad
patológica que está siendo escondida de la consciencia, tanto la propia como la
de los demás. […]
La importancia de la contribución por parte de este
tipo de egoísmo a la génesis del mal casi no necesita ser elaborada. Es
fundamentalmente un recurso social, que vuelve egoísta y trauma a otros, lo que
causa en retorno más dificultades aún. El egoísmo patológico es un componente
constante de una paleta de estados dentro de los cuales alguien que aparenta
ser normal (aunque en verdad no lo es demasiado) es impulsado por sus
motivaciones o batallas por conseguir objetivos que una persona normal
considera irrealistas o poco factibles. La persona promedio pregunta: “¿Qué
podría estar deseando obtener así?” La opinión del entorno, sin embargo,
interpreta tal situación concuerdo con el “sentido común” y es susceptible de
aceptar una versión “más factible” del suceso. Dicha interpretación resulta a
menudo en una tragedia humana. Deberíamos entonces recordar siempre que el
principio de ley de cui prodest36 se vuelve ilusorio en cualquier momento en
que algún factor patológico entra en juego. […]
Los hipnotizadores
Para poder comprender los caminos ponerógenos, y en
especial aquellos que actúan en un contexto social más amplio, observemos los
roles y la personalidad de individuos que llamaremos “hipnotizadores”, quienes
son altamente activos en esta área a pesar de su cantidad insignificante a
nivel estadístico. Por lo general son los portadores de diversos factores
patológicos, de algunas caracteropatías y ciertas anomalías heredadas.
Los hipnotizadores se caracterizan por el egoísmo
patológico. Dicha persona es forzada por ciertas causas internas a hacer una
elección desde temprano entre dos posibilidades: la primera es forzar a otra
gente a pensar y experimentar cosas de una manera similar a la suya; la segunda
es una sensación de que están solos y que son diferentes, una falta de
adaptación a la vida social. A veces la elección es el encanto de una serpiente
o bien el suicidio.
La represión triunfante de la autocrítica o de
conceptos desagradables desde el campo de la consciencia hacen nacer
gradualmente al [pensamiento conversivo, es decir, al paramoralismo.]
Los paramoralismos
La convicción de que los valores morales existen,
pero que algunas reacciones violan las reglas morales es un fenómeno tan común
y antiguo que parece tener un cierto sustrato en el nivel de los dones
instintivos del hombre, y no se trata únicamente de una representación de
siglos de experiencia, cultura, religiones y socialización. Por lo tanto,
cualquier tipo de insinuación añadida dentro de un “eslogan moral” siempre es
subjetiva, incluso hasta cuando los criterios “morales” empleados son sólo una
convención ad hoc. Se puede probar entonces que todo acto es inmoral o moral
por medio del uso de “paramoralismos”, a través de una sugerencia subjetiva y
la gente que sucumbirá a esta manipulación abunda.
Al buscar un ejemplo de un acto malvado cuyo valor
negativo no dejaría lugar a duda en cualquier situación social, los eruditos en
ética mencionan con frecuencia al abuso infantil. No obstante, los psicólogos
se encuentran a menudo haciendo afirmaciones paramorales de tal comportamiento
en su ejercicio.
Lobaczewski dio anteriormente el
ejemplo de la mujer con un daño en el campo prefrontal, quien abusaba
sádicamente de su hijo, pero quien era apoyada en su abuso del niño por sus
hermanos, quienes se encontraban totalmente bajo su influencia y convencidos de
sus “aptitudes morales excepcionalmente elevadas.” Ejemplos de este tipo,
particularmente atroces ocurren a menudo en un contexto religioso en donde los niños
han sido golpeados a muerte para “sacar afuera al diablo.” Esto siempre se hace
para “salvar sus almas,” y éste es un ejemplo de “paramoralismo” utilizado de
una manera conversiva. Seguramente nosotros hemos sido sujetos a este tipo de
uso de “paramoralismos,” pero esa es otra historia.
Las afirmaciones y sugerencias
paramoralísticas acompañan tan seguido a distintos tipos de maldad, que parecen
ser bastante irremplazables. Desafortunadamente, el hecho de inventar criterios
totalmente nuevos según la conveniencia personal se ha convertido en un
fenómeno frecuente en individuos, grupos opresivos o sistemas pato-políticos.
Dichas sugerencias privan a la gente de su razonamiento moral y deforman el
desarrollo de este último en los niños. Se han creado fábricas de
paramoralismos en todo el mundo, y es difícil para un ponerólogo creer que
éstas son manejadas por gente psicológicamente normal.
Las características
conversivas en la génesis de los paramoralismos parece probar que derivan de un
rechazo principalmente subconsciente (y de represión desde el área de la
consciencia) de algo completamente diferente que llamamos la “voz de la
consciencia.” … Como todo fenómeno conversivo, la tendencia a usar
paramoralismos es contagiosa psicológicamente.
Lobaczewski señala que los
“paramoralismos” corren profusamente de tales individuos, de manera tal que
inundan la mente de la persona promedio.
Para el hipnotizador, todo pasa a estar
subordinado a su convicción de que es excepcional, y a veces hasta mesiánico.
De tales individuos puede emerger una ideología que es en parte ciertamente
verdadera, y cuyo valor sostiene ser superior a todas las demás ideologías.
Ellos creen que van a encontrar muchos conversos a su ideología y cuando
descubren que no es el caso, se escandalizan y se enfadan con una “indignación
paramoral.” La actitud de la mayoría de la gente normal para con tales
hipnotizadores es por lo general crítica, de reproche y desequilibrada.
El hipnotizador coloca en un plano moral elevado a
cualquiera que sucumba a su influencia, y bañará a dichas personas de atención,
propiedad y otras ventajas de todo tipo. Los críticos son enfrentados con
ultraje “moral” y el hipnotizador reivindicará que la minoría sumisa es en
realidad una mayoría.
Dicha actividad siempre se caracteriza por la
incapacidad de prever sus resultados finales, algo obvio desde el punto de
vista psicológico, porque su sustrato contiene fenómenos patológicos, y tanto
el hipnotizar como el encantarse a sí mismo hacen que sea imposible percibir la
realidad de una manera lo suficientemente precisa como para prever resultados lógicamente.
En una sociedad sana, las actividades de los
hipnotizadores se encuentran con una crítica lo suficientemente eficaz como
para reprimirlos rápidamente. No obstante, cuando son precedidos por
condiciones que operan destructivamente en el sentido común y el orden social –
tales como la injusticia social, el atraso cultural o gobernantes limitados
intelectualmente que manifiestan rasgos patológicos – las actividades de los
hipnotizadores han llevado a sociedades enteras a una tragedia humana a gran
escala.
Un individuo así busca un medio o una sociedad de
gente receptiva a su influencia, profundizando su debilidad psicológica hasta
que finalmente se convierte en una unión ponerogénica.
Por otro lado, gente que ha mantenido sus
facultadas críticas sanas intactas, trata de contrarrestar las actividades de
los hipnotizadores y sus resultados, basándose en su propio sentido común y en
criterios morales. El la polarización de actitudes sociales resultantes, cada
parte se justifica a sí misma por medio de categorías morales.
La consciencia de que el hipnotizador siempre es un
individuo patológico debería protegernos de los resultados ya conocidos de la
interpretación moralizante de fenómenos patológicos, asegurándonos criterios
objetivos para una acción más efectiva.
[Un coeficiente intelectual alto] por lo general
brinda inmunidad de los hipnotizadores, pero sólo moderadamente. Las verdaderas
diferencias en la formación de las actitudes humanas bajo la influencia de
tales actividades deberían ser atribuidas a otras propiedades de la naturaleza
humana. El factor más decisivo en lo que concierne al hecho de asumir una
actitud crítica es la pura inteligencia básica, que condiciona nuestra
percepción de la realidad psicológica. También podemos observar como las
actividades de un hipnotizador “resquebrajan” a individuos dóciles con una
regularidad sorprendente.
Asociaciones Ponerogénicas
Llamaremos por el nombre de “asociación
ponerogénica” a cualquier grupo de gente que se caracterice por procesos
ponerógenos de una intensidad social por encima de la media, en donde los
portadores de varios factores patológicos cumplen la función de inspiradores,
hipnotizadores y líderes, y en donde se genera una verdadera estructura social
patológica. Asociaciones más pequeñas, menos permanentes serán llamadas
“grupos” o “uniones.” Dicho tipo de asociación provoca el mal que hiere a la
otra gente así como a sus propios miembros.
Podríamos realizar una lista de los diversos
nombres adjudicados a tales organizaciones por la tradición lingüística: gangs,
pandillas criminales, mafias, grupos políticos, clanes, quienes evitan
ingeniosamente el choque con la ley mientras buscan sacar sus propias ventajas.
Tales uniones aspiran con frecuencia al poder político con el propósito de
imponer su legislación oportuna sobre la sociedad, en nombre de una ideología
adecuadamente preparada, derivando ventajas bajo la forma de prosperidad y
satisfacción desproporcionada en sus ansias de poder. […]
Un fenómeno que todos los grupos y asociaciones
ponerogénicos tienen en común es el hecho de que sus miembros pierden (o ya han
perdido) la capacidad de percibir individuos patológicos como tales,
interpretando su conducta de una manera fascinada, heroica o melodramática. Las
opiniones, ideas y juicios de gente portadora de diversos déficits psicológicos
son dotados de una importancia por lo menos igual a la de individuos
sobresalientes dentro de la gente normal. La atrofia de las facultades críticas
naturales con respecto a individuos patológicos se convierte en una apertura
para sus actividades, y al mismo tiempo en un criterio para reconocer a la
asociación en concierto como ponerogénica. Llamemos ponerogénesis a este primer
criterio.
Otro fenómeno que todas las asociaciones
ponerogénicas tienen en común es su concentración estadísticamente más elevada
de individuos con distintas anomalías psicológicas. Su composición cualitativa
es crucialmente importante en la formación de la totalidad del carácter de las
actividades, del desarrollo o de la extinción de la unión. Grupos dominados por
diversos tipos de individuos caracteropáticos desarrollarán actividades
relativamente primitivas, demostrando que es bastante fácil que la sociedad de
gente normal se quiebre. Las cosas son diferentes cuando tales uniones son
inspiradas por individuos psicopáticos. Citemos el ejemplo siguiente que
ilustra los roles de dos anomalías distintas seleccionadas dentro de algunos
acontecimientos estudiados por el autor.
En bandas criminales de jóvenes un papel específico
es jugado por chicos (y a veces chicas) que comportan los resultados
característicos a veces deteriorados por una inflamación de las glándulas
parótidas (las paperas). Como ya ha sido mencionado, esta enfermedad conlleva a
reacciones cerebrales en algunos casos, lo que deja atrás una decoloración
ligera pero permanente de emociones y una leve disminución de las capacidades
mentales generales. Algunas veces se dan resultados similares después de la
difteria. Como consecuencia, tales personas sucumben fácilmente a las
sugerencias de individuos más listos. Cuando son chupados por un grupo asesino
se convierten en ayudantes poco críticos y en ejecutores de las últimas
intenciones, herramientas en manos de líderes aún más peligrosos y a menudo
psicopáticos. Una vez que son detenidos, se rinden a las explicaciones
insinuadas por sus líderes de que la idea de un grupo más elevado (paramoral)
exige que ellos se conviertan en chivos expiatorios, cargando con la mayor
parte de la culpa sobre sus hombros…
Individuos con los rasgos de las post-paperas o la
post-difteria ya descriptos anteriormente constituyen menos del 1,0% de toda la
población, pero su acción alcanza el 25 por ciento de los grupos delincuentes
juveniles. Esto representa una inspisación37 de un orden 30
veces mayor, sin que eso requiera más métodos de análisis estadístico. Cuando
es estudian los contenidos de las uniones ponerogénicas con la habilidad
suficiente, nos encontramos por lo general con una inspisación de otras
anomalías psicológicas que hablan por sí mismas.
Se deben diferenciar dos tipos básicos entre las
uniones ya mencionadas. Ponerogénicas primarias y ponerogénicas secundarias.
Describamos como primeramente ponerogénica a una unión cuyos miembros anormales
se mantuvieron activos desde el principio, efectuando el rol de catalizadores
de la cristalización apenas ocurrió un proceso para la creación del grupo.
Llamaremos secundariamente ponerogénica a una unión que fue fundada en nombre
de alguna idea con un significado social independiente, por lo general
comprensible dentro de las categorías de la visión lógica del mundo, pero que
luego sucumbió a una cierta degeneración moral. Esto a su turno abrió las
puertas a la infección y a la activación de los factores patológicos por
dentro, y luego a una ponerización del grupo entero, o a menudo de su fracción.
Desde el comienzo mismo, una unión primariamente
ponerogénica es un cuerpo extraño dentro del organismo de la sociedad, ya que
su carácter choca con los valores morales respetados por la mayoría. Las
actividades de tales grupos provocan una oposición y disgusto, y son
consideradas como inmorales; en regla general, entonces, tales grupos no se
propagan mucho, ni se metastatizan en uniones numerosas. Finalmente pierden la
batalla contra la sociedad.
Sin embargo, para que puedan tener una oportunidad
de desarrollarse en una asociación ponerogénica grande, alcanza con que alguna
organización humana, caracterizada por objetivos sociales o políticos y una
ideología con algún tipo de valores creativos, sea aceptada por un grupo más
grande de gente normal, para que sucumba a un proceso de malignidad
ponerogénica. Es posible que la tradición primaria y los valores ideológicos
protejan durante un largo tiempo a una unión que ha sucumbido al proceso de
ponerización del sentido común sano de la sociedad, en especial a sus
componentes menos críticos.
Cuando los procesos ponerogénicos afectan a una
organización humana de ese tipo, la cual emergió y actuó en nombre de
propósitos políticos y sociales cuyas causas estaban condicionadas en la
historia y la situación social, los valores primarios originales del grupo
alimentarán y protegerán a tal unión – a pesar del hecho de que aquellos mismos
valores primaros hayan sucumbido a una degeneración característica, y que su
función práctica haya cambiado completamente de la original – porque se
retienen los nombres y los símbolos. El “sentido común” individual y social se
descubre de ese modo su punto más débil. […]
Dentro de cada unión ponerogénica, se crea una
estructura psicológica que puede ser considerada como la contraparte o
caricatura de una estructura de sociedad u organización social normales.
Individuos con diversas aberraciones psicológicas se complementan en sus
talentos y características. … Con frecuencia, algunas fases tempranas de la
actividad de la unión son dominadas por individuos caracteropáticos, y en
particular paranoides, que juegan a menudo un papel inspiracional o hechizador
en el proceso de ponerización. Llegado a este punto, la unión aún indica una
cierta característica romántica y todavía no se la caracteriza por una conducta
excesivamente brutal. Al poco tiempo, sin embargo, los miembros más normales
son empujados a delegar funciones y luego son excluidos… Individuos con
desviaciones hereditarias se acaparan progresivamente de las posiciones
inspiradoras y de liderazgo. El rol de los psicópatas de base crece
gradualmente…
Al principio un hipnotizador hace simultáneamente
de líder en un grupo ponerogénico. Más tarde aparece otra clase de “talento de
liderazgo,”, un individuo más vital quien por lo general se une más tarde a la
organización, una vez que ya ha sucumbido a la ponerización. Se fuerza al
individuo hipnotizador, por ser más débil, a llevar a término siendo desviado a
las sombras y reconociendo al “genio” del nuevo líder a menos que acepte la
amenaza de una pérdida total. Se distribuyen los roles. El hipnotizador
necesita el apoyo del líder primitivo pero decisivo, quien también necesita a cambio
al hipnotizador para sostener la ideología de la asociación, tan esencial para
mantener la actitud adecuada por parte de aquellos miembros de la base que
revelan una tendencia a la crítica y a la duda de la variedad moral. El
hipnotizador debe envolver nuevamente con la ideología apropiada, deslizando
nuevos contenidos bajo antiguos títulos, para poder de esa manera seguir
cumpliendo con su función de propaganda bajo condiciones constantemente
cambiantes. También debe sostener la mística del líder dentro y fuera de la
asociación. Sin embargo, la entera confianza no puede existir entre los dos, ya
que el líder desprecia secretamente al hipnotizador y a su ideología, mientras
que este último desprecia al líder por ser un individuo tan ordinario. La confrontación
siempre es probable; sin embargo, quienquiera que sea el más débil se convierte
en el perdedor.
La estructura de dicha unión sufre una
diversificación y especialización mayores aún. Un abismo se crea entre las
masas más morales y los iniciados de la elite, que son en regla general más
patológicos. Este último subgrupo es más y más dominado por factores
patológicos hereditarios, y el primero por los efectos que siguen a diversas
enfermedades que afectan al cerebro, por individuos psicopáticos menos típicos
y por gente cuyas personalidades deformadas fueron causadas por una privación
previa o por métodos de crianza brutal por parte de individuos patológicos.
Queda cada vez menos lugar para la gente normal en el grupo. Los secretos y las
intenciones de los líderes permanecen escondidos del proletariado de la unión;
los productos del trabajo del hipnotizador deben alcanzar para este segmento.
Un observador que está mirando las actividades de
tal unión desde afuera y que utiliza una visión psicológica natural del mundo
siempre tendrá tendencia a sobrestimar el rol del líder y su función
supuestamente autocrática. Los hipnotizadores y los aparatos de propaganda son
movilizados para mantener esta opinión externa errónea. No obstante, el líder
depende de los intereses de la unión, y en especial de los iniciados de la
elite, mucho más de lo que él sabe que depende. Libra una batalla constante de
maniobras; es un actor con un director. En uniones macrosociales, esta posición
la ocupa por lo general un individuo más representativo no privado de ciertas
facultades críticas; el iniciarlo a esos planes y cálculos criminales sería
contraproducente. En conjunción con parte de la elite, un grupo de individuos
psicopáticos que se esconden detrás del escenario manejan al líder, del mismo
modo que Borman y su camarilla manejaban a Hitler. Si el líder no cumple con el
rol que se le asigna, sabe por lo general que la camarilla que representa a la
elite de la unión está en posición de matarlo, o de lo contrario quitarlo de su
puesto. […]
El Proceso de Ponerización
La observación de los
procesos de ponerización de varias uniones humanas a lo largo de la historia
conduce fácilmente a la conclusión de que el paso inicial es una deformación
moral de los contenidos ideacionales del grupo. […]
Lobczewski habla ampliamente de cómo la
infiltración de personas patológicas dentro de cualquier grupo que puede estar
tomando una dirección positiva tuerce y distorsiona la ideología. Un muy buen
ejemplo es el Comunismo, que es, en realidad, según el Nuevo Testamento, una
ideología cristiana. Sin embargo, una vez que se infiltraron grupos comunistas,
el proceso de Ponerización comenzó, y el comunismo de convirtió simplemente en
un tipo de Corporatocracia Fascista con la corporación como “el estado.”
Fenómenos macro-sociales
Cuando un proceso ponerogénico comprende a toda la
clase gobernante de una sociedad o nación, o cuando se reprime a la oposición
por parte de las sociedades de gente normal - como resultado del carácter
masivo del fenómeno, o a través del uso de medios hipnotizantes y de la
compulsión física – estamos tratando ya con un fenómeno ponerogénico
macro-social.
En ese momento, sin embargo, la tragedia de una
sociedad, a menudo aparentada con la del sufrimiento del propio investigador,
está abriendo delante de él un volumen completo de conocimiento ponerológico,
en donde puede leer todo acerca de las leyes que gobiernan a esos procesos si
tan sólo él es capaz de familiarizarse a tiempo con su lenguaje naturalístico y
su gramática diferente. Estudios sobre la génesis del mal, basados en el hecho
de observar a pequeños grupos de gente, pueden indicarnos los detalles de estas
leyes. […]
Debo aceptar la denominación “patocracia” para un
sistema de gobierno creado de ese modo, dentro del cual una pequeña minoría
ideológica toma el control de una sociedad de gente normal. El nombre
seleccionado entonces subraya por encima de todo la cualidad básica del
fenómeno psicopatológico macro-social, lo cual lo diferencia de los tantos
sistemas sociales posibles dominados por una estructura, costumbres y leyes de
gente normal… Pienso que este nombre es compatible con las exigencias de la
semántica, ya que ningún término conciso puede caracterizar adecuadamente a tal
fenómeno complejo.
Implicaciones Políticas de
la Patocracia
El logro de dominación absoluta del patócrata en el
gobierno de un país no sería permanente, dado que grandes sectores de la
sociedad se volverían desafectos de dicho gobierno y encontrarían algún modo de
derrocarlo.
La patocracia en la cima de la organización
gubernamental tampoco constituye el marco entero del “fenómeno maduro.” Un sistema de
gobierno así no tiene adónde ir más que hacia abajo.
Cualquier posición de liderazgo – hasta la del
alcalde de un pueblo y los gerentes de una cooperativa comunitaria, sin
mencionar a los directores de unidades policiales, ni a personal policial de
servicios especiales, ni a activistas en el partido patocrático – debe ser
ocupada por individuos cuyo sentimiento de unión con tal régimen está
condicionado por deformaciones psicológicas correspondientes, que de costumbre
se heredan. No obstante, dichas personas se vuelven más valiosas porque
constituyen un pequeño porcentaje de la población. No se puede tener en cuenta
su nivel intelectual ni sus aptitudes profesionales, ya que gente que
represente capacidades superiores y que además cumpla con el requisito de las
deformaciones psicológicas- es aún más difícil de encontrar. Luego de que un
sistema así ha durado ya varios años, un cien por ciento de todos los casos de
psicopatía de base se ven involucrados en una actividad patocrática; se los
considera como leales, si bien de un modo u otro, algunos de entre ellos
estaban antes envueltos en el otro lado.
Bajo tales condiciones, ningún área de la vida
social puede desarrollarse normalmente, ya sea a nivel económico, cultural,
científico, tecnológico, administrativo, etc.
La patocracia lo paraliza
todo progresivamente
La gente razonable debe desarrollar un nivel de
paciencia más allá del alcance de cualquiera que viva en un sistema normal de
hombres, sólo para poder explicar qué hacer y cómo hacerlo a alguien
psicológicamente anormal, torpe y mediocre. Esta pedagogía especial requiere de
un buen tiempo y esfuerzo, pero de lo contrario no sería posible mantener
condiciones de vida tolerables y logros necesarios en el área económica ni en
la vida intelectual de una sociedad. Sin embargo, la patocracia se inmiscuye
progresivamente en cada lugar y lo entorpece todo.
Aquellas personas que en un comienzo encontraban
atractiva a la ideología original, pasan a darse cuenta eventualmente de que en
verdad están tratando con otra cosa.
Este desencanto que experimentan tales adherentes
ideológicos de antes es amargo al extremo.
Los intentos de la minoría patológica por retener
el poder estarán por lo tanto siempre amenazados por la sociedad de gente
normal cuya crítica continúa creciendo. Por un lado, se debe emplear
absolutamente cualquiera de los métodos de terror y de las políticas de
exterminación en contra de los individuos conocidos por sus sentimientos
patrióticos y su entrenamiento militar; por el otro, también se emplean actividades
específicas de “adoctrinamiento” tales como las que hemos presentado.
Individuos carentes del sentimiento natural de estar ligados a la sociedad se
vuelven irremplazables en cualquiera de estas actividades. Una vez más, el
primer plano debe ser ocupado por casos de psicopatía de base, seguidos de
aquellos con anomalías similares, y finalmente de gente alienada de la sociedad
en cuestión como resultado de diferencias raciales o nacionales.
El fenómeno de la patocracia madura durante este
período: se construye un sistema de adoctrinamiento extensivo y activo, con una
ideología adecuadamente restaurada que constituye el vehículo del caballo de
Troya para el proceso de patologización del pensamiento de individuos y de la
sociedad. El propósito nunca se admite: forzar mentes humanas para incorporar
métodos experimentales patológicos y modelos de pensamiento, y consecuentemente
aceptar dicho mandato. […]
Durante el shock inicial, el sentimiento de
vínculos sociales se va debilitando; sin embargo, luego de que ha sido
sobrevivido, la mayoría aplastante de la gente manifiesta su propio fenómeno de
inmunización psicológica. Simultáneamente, la sociedad comienza a reunir
conocimiento práctico sobre esta nueva realidad y sus propiedades psicológicas.
Poco a poco la sociedad aprende a percibir los puntos débiles de tal sistema y
utiliza las posibilidades de un orden más conveniente en sus vidas. Comienzan a
aconsejarse mutuamente sobre estos temas, regenerando de ese modo lentamente
los sentimientos de vínculos sociales y la confianza recíproca. Un nuevo
fenómeno ocurre: la separación entre los patócratas y la sociedad de gente
normal. Los últimos corren con ventaja en lo que se refiere al talento, las
habilidades profesionales, y el sentido común sano. Por consecuente, tienen
algunas cartas en sus manos. Finalmente la patocracia se da cuenta de que debe
encontrar algún tipo de “modo de vivir” o de relacionarse con la mayoría de la
sociedad: “Después de todo, alguien tiene que trabajar para nosotros.”
Existen otras necesidades y presiones,
especialmente desde afuera. La cara patológica debe de alguna manera ser
escondida del mundo, ya que su reconocimiento por parte de la opinión mundial
sería una catástrofe. … Primeramente para los intereses de la nueva elite y sus
planes de expansión, un estado patatocrático debe mantener relaciones
comerciales con los países del hombre normal. Dicho estado tiene como propósito
alcanzar un reconocimiento internacional en tanto que cierto tipo de estructura
política; le teme al reconocimiento en términos de diagnóstico clínico.
Todo esto hace que los patócratas tiendan a limitar
sus medidas de terror, sometiendo métodos de propaganda y adoctrinamiento a una
cierta cosmetología, y para conceder a la sociedad que posea un cierto margen
de actividad autónoma, en especial en lo que concierne a la vida cultural.
Los patócratas más liberales no se opondrían a
otorgar a tal sociedad un mínimo de prosperidad económica para reducir el nivel
de irritación, pero su propia corrupción e incapacidad para administrar la
economía les impide hacerlo.
Esta gran enfermedad social continúa su rumbo a
través de una nueva fase: los métodos de actividad se vuelven más suaves, y hay
coexistencia con países cuya estructura es la del hombre normal. Cualquiera que
estudie este fenómeno… se acuerda más del estado de disimulación de un paciente
que intenta ponerse en el rol de una persona normal, escondiendo la realidad
patológica a pesar de que continúa estando enfermo y siendo anormal. Usemos
pues el término “fase de disimulación de la patocracia” para describir el
estado de la situación dentro del cual un sistema patocrático aún más capaz
toma el rol de un sistema sociopolítico normal. En este estado de cosas, la
gente se vuelve resistente y se adapta a la situación dentro del país que se ve
afectado por este fenómeno; desde afuera, sin embargo, esta fase está marcada
por una actividad ponerogénica notable. El material patológico de este sistema
se infiltra bastante fácilmente dentro de otras sociedades, sobre todo si son
más primitivas, y todas las avenidas de la expansión patocrática se ven
facilitadas gracias a la disminución de la crítica con sentido común por parte
de las naciones que constituyen el territorio de expansionismo.
Mientras tanto, en el país patocrático, la
estructura activa de gobierno descansa en manos de individuos psicópatas, y la
psicopatía de base juega un papel protagónico. Especialmente durante la fase de
disimulación. No obstante, los individuos con rasgos patológicos obvios deben
ser quitados de ciertas áreas de actividad: a saber, puestos políticos de
exposición internacional en donde dichas personas podrían delatar los
contenidos patológicos del fenómeno. […]
Necesidades semejantes se aplican también a otros
casos. El director constructor de una nueva fábrica por lo genera es alguien
apenas conectado con el sistema patocrático pero cuyas capacidades son
esenciales. Una vez que la planta es operacional, los patócratas se encargan de
continuar con la administración, lo que a menudo conduce a la ruina técnica. De
un modo similar, el ejército necesita gente dotada de perspicacia y de
aptitudes esenciales, especialmente en el área de las armas modernas. …
En tal situación, mucha gente se ve forzada a
adaptarse, aceptando el sistema de gobierno como un status quo pero también
criticándolo. Cumplen con su deber en medio de dudas y conflictos de
consciencia, buscando siempre una salida más razonable, sobre la cual se
discute dentro de círculos de confianza. …
La siguiente pregunta se sugiere entonces a sí
misma: ¿qué pasa si la red de trabajo del entendimiento entre psicópatas
alcanza el poder en cargos de gobierno con exposición internacional? Esto puede
ocurrir, especialmente durante las últimas fases del fenómeno. Incitada por su
carácter, dicha gente sólo está sedienta de eso, si bien representaría un
conflicto con sus propios intereses de vida… No entienden que eso podría
resultar en una catástrofe. Los gérmenes no
son conscientes de que serán quemados vivos o bien enterrados bajo tierra junto
con el cuerpo humano al cual están causando la muerte.
Si individuos privados de capacidades suficientes
para sentir y entender a la mayoría de la gente y quienes tienen también
deficiencias en lo que se refiere a la imaginación técnica y a las habilidades
prácticas – facultades indispensables para gobernar asuntos económicos y
políticos – asumen los tantos cargos gerenciales de un gobierno, esto debe
entonces resultar en una crisis excepcionalmente grave en todas las áreas,
tanto dentro del país en cuestión como en lo que concierne a las relaciones
internacionales. Por dentro, es posible que la situación se torne insoportable
hasta para aquellos ciudadanos que eran capaces de construirse un “modo de
vida” relativamente cómodo pensando sólo en ellos mismos. Por fuera, otras
sociedades comienzan a sentir la calidad patológica del fenómeno de una manera
bastante diferente. Una situación así no puede durar por mucho tiempo. Uno debe
estar entonces preparado para cambios aún más rápidos, y comportarse también
con gran cautela.
La patocracia es una enfermedad de grandes
movimientos sociales seguidos por sociedades, naciones e imperios enteros.
Durante el transcurso de la historia de la humanidad, ha afectado a movimientos
sociales, políticos y religiosos, así como a las ideologías que los
acompañaban… y que los convirtieron en caricaturas de ellos mismos… Esto
ocurrió como resultado de la participación de agentes patológicos en un proceso
patodinámicamente diferente. Eso explica porqué todas las patocracias del mundo
son, o han sido, tan similares en sus propiedades básicas. …
Identificando a estos fenómenos a lo largo de la
historia y calificándolos adecuadamente según su verdadera naturaleza y
contenidos – y no según la ideología en cuestión, lo sucumbió al proceso de
caricaturización – es un trabajo para historiadores. […]
Las acciones de [la patocracia] afectan por
completo a la sociedad, comenzando por los líderes e infiltrándose en cada
pueblo, negocio e institución. La estructura patológica social cubre poco a
poco al país entero creando una “nueva clase” dentro de la nación. Esta clase
privilegiada se siente permanentemente amenazada por los “otros”, es decir, por
la mayoría compuesta por gente normal. Los psicópatas tampoco alimentan
ilusiones acerca de su destino personal en el caso de que llegase a haber un
retorno al sistema del hombre normal.
Una persona normal que se ve privada de privilegio
o de un cargo elevado se las arregla realizando algún tipo de trabajo que le
permita ganarse la vida; pero los patócratas nunca poseyeron ningún talento
práctico, y el lapso de tiempo de su mandato ha eliminado todo tipo de
posibilidades residuales de adaptarse a las exigencias del trabajo normal. Si
la ley del hombre normal fuera restablecida, ellos y sus semejantes estarían sujetos
a juicio, incluyendo el sometimiento a una interpretación moralizante de sus
deformaciones psicológicas; estarían amenazados por la pérdida de su libertad y
vida, y no solamente la de un cargo o privilegio. Ya que son incapaces de tal
sacrificio, la supervivencia de un sistema mejor para ellos se convierte en una
idea moral. Se debe luchar contra tal amenaza sirviéndose del ingenio
psicológico y político y de la falta de escrúpulos para con esa otra gente de
“calidad inferior.”
Por lo general, esta nueva clase está en posición
de purgar a sus líderes si su comportamiento estuviera poniendo en peligro la
existencia de tal sistema. … La patocracia sobrevive gracias al sentimiento de
estar siendo amenazada por la sociedad de gente normal, así como por otros
países en donde persisten diversas formas del sistema del hombre normal. Para
los gobernantes, entonces, el permanecer o no en la cima es el problema clásico
de “ser o no ser”.
Podemos entonces formular una pregunta más
cautelosa: ¿puede tal sistema renunciar alguna vez a la expansión territorial y
política exterior y conformarse con sus posesiones actuales?
¿Qué ocurriría si resultara una situación que
confiriera la paz interior, el orden correspondiente y una prosperidad relativa
dentro de la nación?
La mayoría abrumadora de la población del país
–dado que es normal- haría un uso hábil de las posibilidades emergentes,
sacando provecho de sus aptitudes superiores para luchar por una libertad de
acción en constante aumento. Gracias a que constituyen un número más alto,
habría una tasa de nacimiento mayor de su tipo, y su poder aumentaría. Esta
mayoría se reuniría con algunos hijos de la clase privilegiada quienes no
habrían heredado los genes psicopáticos. El dominio de la patocracia se
debilitaría sin parar, llevando finalmente a una situación en la cual la
sociedad de gente normal recobraría el poder. Para los psicópatas esta es una
visión conocida y de pesadilla.
Por lo tanto, la destrucción biológica,
psicológica, moral y económica de esta mayoría de gente normal es una necesidad
“biológica” de los patócratas. Muchos medios sirven para este fin, comenzando
por los campos de concentración e incluyendo la guerra contra un enemigo
obstinado y bien armado que devastará y debilitará el poder humano que se le
arroje, a saber el mismo poder que pone en peligro al gobierno de los
patócratas. Una vez muertos con toda seguridad, los soldados serán decretados
inmediatamente después héroes dignos de ser venerados, algo útil para levantar
una nueva generación fiel a la patocracia.
Cualquier guerra librada por una nación patocrática
tiene dos frentes, el interno y el externo. El interno es más importante para
los líderes y la elite gobernante, y la amenaza interna es el factor decisivo
cuando se trata de desatar una guerra. Cuando uno considera el comenzar de una
guerra contra un país patocrático, debe entonces tomar primeramente en
consideración el hecho de que uno puede ser utilizado como verdugo de la gente
común cuyo poder creyente representa un peligro incipiente para la patocracia.
Después de todo, los patócratas le dan muy poca importancia a la sangre y al
sufrimiento de la gente que consideran como no demasiado conespecífica. […]
La patocracia tiene otras razones internas para
perseguir el expansionismo a través de todos los medios posibles. Mientras
tanto exista ese “otro” mundo gobernado por los sistemas del hombre normal,
admite hacia él y dentro suyo como miembros a los esfuerzos de la mayoría no
patológica, creando de tal modo una cierta dirección. La mayoría no patológica
de la población del país nunca dejará de soñar con la restitución del sistema
del hombre normal de cualquier forma en que ésta sea posible. La mayoría nunca
dejará de mirar a otros países, esperando el momento oportuno; se debe entonces
distraer su atención y poder lejos de su propósito, y las masas deben ser
educadas y canalizadas en dirección de los esfuerzos imperialistas. Se deben
perseguir tales propósitos de manera tenaz para que todos sepan por qué se está
luchando y en nombre de quién se debe soportar una disciplina severa y la
pobreza. Este último factor limita eficazmente la posibilidad de actividades
“subversivas” por parte de la sociedad de gente normal.
La ideología debe proveer por supuesto una
justificación correspondiente para este derecho alegado de conquistar el mundo,
y por lo tanto debe ser elaborada de la manera adecuada. El expansionismo
deriva de la naturaleza misma de la patocracia, y no de una ideología, pero
este hecho debe ser disfrazado de una ideología. […]
Por otro lado, existen países con gobiernos de
hombres normales dentro de los cuales la mayoría abrumadora de las sociedades
se estremece al pensar que se les podría imponer un sistema similar. Por ello,
los gobiernos de tales naciones hacen todo lo que pueden dentro del marco de
sus posibilidades y de su entendimiento acerca del fenómeno, con el propósito
de contener su expansión. Los ciudadanos de dichos países suspirarían aliviados
si algún levantamiento pudiese remplazar a este sistema malévolo e incomprensible
por un método gubernamental más humano, más fácil de comprender y con el cual
una coexistencia pacífica sería posible.
Tales países asumen entonces diversos medios de
acción para este propósito, y su calidad depende de la posibilidad de
comprender aquella otra realidad. […]
Algunos factores económicos constituyen una parte
no despreciable de la motivación para esta tendencia expansionista. Dado que
las funciones gerenciales son asumidas por individuos con una inteligencia
mediocre y con rasgos de un carácter patológico, la patocracia de torna incapaz
de administrarlo absolutamente todo de una manera adecuada. […] Se puede
explotar la prosperidad reunida de las naciones conquistadas durante un cierto
tiempo, forzar a los ciudadanos a trabajar aún más duro por una remuneración
mísera. Por el momento, nunca se piensa en el hecho de que un sistema
patocrático dentro de un país conquistado causará eventualmente condiciones
improductivas similares; después de todo, al auto-conocimiento correspondiente
en ésta área no es resistente al psicópata. […]
Como ha sido ocurrido durante siglos, el poder
militar es, por supuesto, el medio más importante para alcanzar esos fines. A
lo largo de los siglos, en todo momento en que la historia registró la
aparición del fenómeno descrito aquí, también se volvieron aparentes las
medidas específicas de influencia – algo del orden de la inteligencia
específica al servicio de la intriga internacional facilitando la conquista.
Esta cualidad deriva de las características de la personalidad que inspiran el
fenómeno total; debería constituir datos para que historiadores identifiquen
este tipo de fenómeno a través de la historia.
Los psicópatas existen en todo el mundo; hasta una
patocracia remota evoca una respuesta que resuena en ellos, funcionando en su
sentimiento subyacente de que “allí hay un lugar para gente como nosotros.”
Gente falta de espíritu crítico, frustrada y abusada también existe en todas
partes y se la puede alcanzar con una propaganda elaborada adecuadamente. El
futuro de una nación depende en gran parte de cuánta gente de ese tipo
contenga. Gracias a su conocimiento psicológico específico y a su convicción de
que la gente normal es naïve, una
patocracia es capaz de mejorar sus técnicas “anti-psicoterapéuticas, y egoísta
patológicamente como de costumbre, de insinuar su mundo deformado de conceptos
a los otros. […]
La ley provee un sostén insuficiente para
contrarrestar un fenómeno cuyo carácter está fuera de las posibilidades de la
imaginación de los legisladores. La patocracia sabe cómo aprovecharse de la
fragilidad de tal manera legalista de pensar. […]
Siempre que una nación experimenta una “crisis del
sistema” o una hiperactividad interna de procesos ponerogénicos, se convierte
en el objeto de una penetración patocrática cuyo propósito es el de servir de
botín a un país. Luego será fácil aprovecharse de su fragilidad interna y de
movimientos revolucionarios con el fin de imponer un gobierno sobre las bases
de un uso limitado de la fuerza. … Luego de una imposición forzosa de tal
sistema, el curso de la patologización de la vida se torna diferente; y tal
patocracia será menos estable, dependiendo del factor eterno de la fuerza
externa para su existencia misma…
La fuerza bruta debe primeramente reprimir a la
resistencia de una nación; se debe desechar a la gente con habilidades
militares o de liderazgo, y silenciar a cualquiera que apele a los valores
morales y a principios legales. Los nuevos principios nunca son anunciados
explícitamente. La gente debe aprender una nueva ley que no ha sido escrita,
vía una experiencia dolorosa. La influencia abrumadora de este mundo deformado
de conceptos finaliza la tarea, y el sentido común exige precaución y
resistencia.
Esto es seguido por un shock que parece tan trágico
como aterrador. Algunas personas de cada grupo social – ya sean gente pobre
abusada, oficiales aristócratas, hombres de letras, estudiantes, científicos,
curas, ateos o Dones nadie que nadie conoce – comienzan a cambiar de repente su
personalidad y su visión del mundo. Cristianos decentes y patriotas de tan sólo
ayer, exponen ahora la nueva ideología y se comportan despectivamente con
cualquiera que todavía adhiera a los viejos valores. Sólo más tarde se torna
evidente que este proceso ostensible parecido a una avalancha tiene sus límites
naturales. …
La patocracia impuesta por la fuerza llega en una
forma final – hasta podríamos llamarla madura. Gente que la observó de cerca
fue incapaz de distinguir las fases más tempranas de su desarrollo; cuando los
esquizoides y los caracterópatas estaban a cargo. …
En un sistema impuesto, el material psicopático ya
domina… […]
La primera conclusión que se sugirió a sí misma
poco después de la reunión con el “profesor” [tratada anteriormente] fue que el
desarrollo del fenómeno se ve limitado por la naturaleza en términos de la
participación de individuos susceptibles dentro de una sociedad dada. La
evaluación inicial de aproximadamente el 6% demostró ser realista. Los datos
estadísticos reunidos luego progresivamente no contradicen esta evaluación.
Este valor varía de un país al otro en una magnitud de aproximadamente un punto
de porcentaje más o menos. … La psicopatía de base juega un rol desproporcionado
comparado con las cifras si se satura la totalidad del fenómeno con sus propias
cualidades de pensamiento y experiencia. Otras psicopatías – asténica,
esquizoidal, anankástica, histérica, y demás – juegan definitivamente un
segundo rol, si bien en suma son mucho más numerosas. Los individuos
esquirtoides relativamente primitivos se convierten en compañeros de viaje,
incitados por su ansia de vida, pero sus actividades están limitadas por
consideraciones hacia su ventaja personal.
En naciones no semíticas, los esquizoides son de
alguna manera más numerosos que los psicópatas de base; si bien son altamente
activos durante las primeras fases de la génesis del fenómeno, revelan una
atracción hacia la patocracia así como hacia la distancia racional del pensamiento
eficaz. Por lo tanto, se ven divididos entre tal sistema y la sociedad de gente
normal.
Hay personas claramente
menos inclinadas en dirección a la patocracia. [Las tendencias de estas
personas] incluyen condiciones causadas por las actividades tóxicas de ciertas
substancias como el éter, el monóxido de carbono, y posiblemente algunas
endotoxinas.[¿Tales como la nicotina? ¿Quizás hayamos encontrado ahora la razón por
la cual la patocracia actual y la anterior – la Alemania nazi – son tan
fascistas en la legislación contra el tabaquismo?]
Individuos paranoidales esperan un apoyo sin
críticas dentro de tal sistema. Sin embargo, por lo general, los portadores de
diversos tipos de daños en el tejido cerebral se inclinan claramente hacia la
sociedad de gente normal, y, como resultado de sus problemas psicológicos,
sufren más bajo la patocracia que cualquier otra persona normal.
También se descubrió que los portadores de algunas
anomalías fisiológicas conocidas por los médicos y a veces por los psicólogos,
y las cuales son sobretodo de naturaleza hereditaria, manifiestan tendencias
divididas similares a las de los esquizoides. De un modo similar, gente cuya
naturaleza se ve desgraciadamente ensillada por una vida corta y una frecuencia
de muerte temprana relacionada con el cáncer, indica una atracción irracional
hacia este fenómeno. … La resistencia disminuida de un individuo a los efectos
de la patocracia y su atracción hacia ella parece ser una respuesta holística
del organismo de la persona, y no tan sólo de su composición psicológica.
Aproximadamente un 6% de la población constituye la
estructura activa de la patocracia, que transporta su propia conciencia
peculiar de sus propios objetivos. El doble de gente constituye un segundo
grupo: aquellos que han logrado deformar sus personalidades para cumplir con
las exigencias de esta nueva realidad. …
Este segundo grupo consiste en individuos que son,
en promedio, más débiles, más enfermizos y menos vitales. La frecuencia de las
enfermedades mentales conocidas en este grupo es de una tasa dos veces mayor a
la media nacional. Podemos asumir entonces que la génesis de su actitud sumisa
para con el régimen, su gran susceptibilidad a los efectos patológicos y su
oportunismo nervioso incluyen diversas anomalías relativamente impalpables.
El grupo del 6% constituye una nueva nobleza; el
grupo del 12% forma la nueva burguesía, cuya situación económica es la más
ventajosa. … Por lo tanto, sólo el 18% de la población de un país está a favor
del nuevo sistema de gobierno.
La gran mayoría de la población forma la sociedad
de gente normal, creando una red de comunicaciones informales. Nos conviene
preguntarnos porqué esta gente rechaza las ventajas que proporciona la
conformidad, y prefiere conscientemente el rol opositor: la pobreza, el acoso y
la restricción de las libertades humanas. ¿Qué ideales los motivan? ¿Se trata
simplemente de una especie de romanticismo?
Le sería difícil aceptar tal compromiso a una
persona con un sustrato instintivo humano normal, con una buena inteligencia
básica y con todas las capacidades para tener un pensamiento crítico;
devastaría a su personalidad y engendraría una neurosis. Al mismo tiempo, tal
sistema lo distingue fácilmente y lo separa de los de su propia clase sin
importar sus dudas esporádicas. Ningún método de propaganda puede cambiar la
naturaleza de este fenómeno macro-social o la naturaleza del ser humano. Siguen
siendo extraños los unos a los otros para siempre.
Luego de que una estructura patocrática ha sido
formada, la población se ve de hecho dividida de acuerdo con líneas de
pensamiento completamente diferentes de lo que alguien que se crió fuera del
ámbito de este fenómeno puede llegar a imaginar, y de una manera cuyas
condiciones actuales también son imposibles de entender. … La patocracia
corrompe al organismo social completo, desperdiciando sus habilidades y su
fuerza. … Los patócratas típicos asumen todas las funciones gerenciales en una
estructura completamente destruida dentro de una nación. Tal estado debe
existir a corto plazo, ya que no lo puede vivificar ninguna ideología. Llega un
momento en el que las grandes masas de gente desean vivir como seres humanos y
el sistema ya no puede resistir más.
La patocracia se asemeja menos a un sistema
socioeconómico que a una estructura social y a un sistema político. Es un
proceso de enfermedad macro social que afecta a naciones enteras y que sigue el
curso de sus propiedades patodinámicas características. … Mientras continuemos
utilizando métodos de comprensión de este fenómeno patológico que intentan
servirse de doctrinas políticas para definirlo, (incluso aunque estas doctrinas
le sean heterogéneas) no seremos capaces de identificar las causas ni las
propiedades de esta enfermedad. Una ideología preparada correspondientemente
podrá ocultar las cualidades esenciales de la mente de científicos, políticos y
de la gente común.
La Gente Normal Bajo el
Dominio Patocrático
Tal como fue alegado anteriormente, en una
patocracia bien desarrollada esta anomalía distinguida como psicopatía de base
inspira al fenómeno en general… El mundo patocrático – el mundo de egoísmo y
terror patológicos - es tan difícil de entender para las personas que se
criaron fuera del alcance de este fenómeno que por lo general manifiestan una
inocencia infantil, aunque hayan estudiado la psicopatología y que sean
psicólogos de profesión.
Si una persona con un sustrato instintivo normal y
una inteligencia básica ya ha escuchado hablar y leído acerca de tal sistema de
dominio de la autocracia despiadada “basada en una ideología fanática,” siente
que ya se ha hecho una opinión sobre el tema. Sin embargo, la
confrontación directa con el fenómeno hace que se sienta indefenso
intelectualmente. Todas sus ideas
imaginativas previas resultan ser virtualmente inútiles; no explican casi nada.
Esto provoca una sensación molesta de que él/ella y la sociedad en la que fue
educado eran bastante inocentes…
Una de las diferencias
observadas entre la persona normalmente resistente y alguien que ha sufrido una
transpersonificación, es que la primera está mejor capacitada para sobrevivir
en este vacío cognitivo desintegrante, mientras que la segunda llena ese vacío
con material de propaganda patológica y sin los controles suficientes.
Cuando la mente humana entra en contacto con esta
nueva realidad tan diferente de cualquier experiencia con que se haya topado
una persona criada en una sociedad dominada por gente normal, libera síntomas
de un shock psicofisiológico en el cerebro humano con un tonus mayor de
inhibición de la corteza cerebral y con una represión de los sentimientos, que
luego a veces pueden brotar descontroladamente. La mente humana funciona más
despacio y con menos vivacidad, dado que los mecanismos asociativos se han
vuelto ineficaces. Sobre todo cuando una persona está en contacto directo con
representantes directos del nuevo gobierno, que usan su experiencia específica
para poder traumatizar las mentes de los “otros” con sus propias
personalidades, su mente sucumbe a un estado de catatonia a corto plazo. Las
técnicas humillantes y arrogantes de esos representantes, sus
paramoralizaciones brutales, entorpecen los
procesos de pensamiento y las capacidades de autodefensa de la persona normal, y los métodos
de experiencia divergentes que esto sujetos utilizan se fijan en su mente. …
Sólo luego de que hayan pasado estos estados
psicológicos increíblemente desagradables, gracias a un descanso en compañía
benévola, es posible reflejar – siempre es un proceso difícil y doloroso – o
volverse consciente de que su propia mente y sentidos normales han sido
engañados por algo que no encaja en la imaginación humana normal.
El hombre y la sociedad se encuentran en el
comienzo de un largo camino de experiencias desconocidas las cuales, luego de
muchos intentos y errores, finalmente conducen a un cierto conocimiento
hermético acerca de cuáles son las cualidades del fenómeno y de cómo construir
mejor una resistencia psicológica para ello. En especial durante la fase de
disimulación, esto hace que sea posible adaptarse a la vida en este mundo
diferente y concertar entonces unas condiciones de vida más tolerables. Por
ende, debemos observar fenómenos, conocimiento, inmunización y adaptación
psicológicos como lo que no podrían haber sido predichos antes y que no pueden
ser comprendidos en el mundo que permanece bajo el dominio de los sistemas de
gente normal. Sin embargo, una persona normal nunca se puede adaptar
completamente a un sistema patológico; es fácil ser pesimistas acerca del
resultado final que esto trae.
Tales experiencias son intercambiadas durante las
discusiones nocturnas entre círculos de amigos, creando de ese modo una especie
de conglomeración cognitiva en la mente de la gente, la cual es inicialmente
incoherente y que contiene deficiencias basadas en hechos. […] La ideología
oficialmente abogada por la patocracia continúa reteniendo sus poderes
subjetivos por siempre decrecientes hasta aquél tiempo en el que la razón
humana logra localizarla como algo subordinado, que no describe la esencia del
fenómeno. […]
Bajo tales condiciones, tanto los instintos como
las sensaciones y la inteligencia básica resultante ocupan roles
instrumentales, estimulando al hombre para que haga selecciones que son, en su
mayor parte, subconscientes.
Bajo las condiciones creadas por reglas
patocráticas impuestas… nuestro
sustrato instintivo humano natural es un factor instrumental para la unión con
la oposición. De un modo similar, las motivaciones ambientales, económicas e
ideológicas que influenciaron la formación de la personalidad de un individuo,
incluyendo aquellas actitudes políticas que fueron asumidas antes… desaparecen
dentro del enfoque y disminuyen a lo largo de los años del gobierno
patocrático. Las decisiones y los modos de selección sobre la conducta a
seguir, cuyo origen se encuentra en a la sociedad de gente normal, son
finalmente decididas por factores a menudo heredados por
medios biológicos, y por lo tanto no son el producto de la opción de
la persona, y constituyen principalmente procesos subconscientes.
La inteligencia general del hombre, y en especial
su nivel intelectual, ocupa un rol limitado en este proceso de selección de un
camino de acción, así como se lo expresa por correlaciones estadísticamente
significantes pero bajas (-0,16). Cuando más
elevado sea el nivel de talento de una persona, más difícil le es reconciliarse
con esta realidad diferente y encontrar un modo de vida dentro de ella.
Al mismo tiempo, personas dotadas y talentosas sí
se unen a la patocracia, y se pueden escuchar palabras duras de desprecio al
sistema por parte de gente simple, sin educación.
Sólo aquellas personas que poseen un grado de
inteligencia más elevado- lo que, como ya ha sido mencionado, no acompaña a las
psicopatías- son incapaces de encontrarle el sentido a la vida dentro de tal
sistema. A veces son capaces de aprovecharse de su
mentalidad superior para encontrar maneras excepcionales de ser útiles a los
demás.
El perder a los mejores talentos representa una
posible catástrofe para cualquier sistema social.
Dado que ha sido comprobado que esos factores
sujetos a las leyes de la genética son decisivos, la sociedad de divide entre
los adherentes al nuevo gobierno, la nueva clase media ya mencionada, y la
mayoría en oposición, por medio de criterios desconocidos previamente.
Puesto que las propiedades que causan esta nueva
división aparecen en proporciones más o menos iguales dentro de cualquier grupo
o nivel social, esta nueva división corta justo por el medio de estas capaz
tradicionales de la sociedad. Si tratamos a la estratificación precedente como
una línea horizontal, cuya formación fue decididamente influenciada por el
factor del talento, podríamos referirnos a la otra como una división vertical.
El factor más instrumental en la última es la buena inteligencia básica, la
cual, como ya sabemos, se distribuye ampliamente en todos los grupos sociales.
Hasta aquella gente que fue el objeto de la
injusticia social en el sistema anterior, y a quien se le otorgó luego otro
sistema que supuestamente la protegía, comienza lentamente a criticar a éste
último. […]
Uno de los primeros descubrimientos de la sociedad
de gente normal es que supera en inteligencia y habilidades prácticas a los
nuevos líderes, sin importar qué tan genios parezcan ser [vía la hipnotización].
Los nudos que encierran a la razón se van deshaciendo poco a poco, y la
fascinación por el conocimiento secreto y el plan de acción del nuevo liderazgo
comienza a disminuir, seguidos por una familiarización con el conocimiento
sobre la nueva realidad.
El mundo de gente normal siempre es superior al
otro siempre que se necesita una actividad constructiva, ya sea la
reconstrucción de un país devastado, el área de la tecnología, la organización
de la vida económica o el trabajo científico y médico. […]
Como ya hemos señalado, toda anomalía psicológica
es en realidad un tipo de deficiencia. Las psicopatías se basan mayormente en
deficiencias en el sustrato instintivo; sin embargo, la influencia que éstas
ejercen sobre el desarrollo mental también conduce a deficiencias en la
inteligencia en general, como ya se ha discutido.
Esta deficiencia no es
compensada por la creación del conocimiento especial psicológico que observamos
entre algunos psicópatas.
Tal conocimiento pierde su
poder hipnotizante cuando la gente normal aprende a entender también estos
fenómenos. Por lo tanto, el psicopatólogo no se sorprendió por
el hecho de que el mundo de gente normal domine en lo que concierne a las
habilidades y al talento. Para esa sociedad, sin embargo, esto representó un
descubrimiento que engendraba esperanza y relajación psicológica.
Dado que nuestra
inteligencia es superior a la suya, podemos reconocerlos y entender cómo
piensan y actúan. Esto es lo que una persona aprende por iniciativa propia de
tal sistema, forzado por las necesidades de todos los días. Lo aprende
trabajando en su oficina o fábrica, ya sea que necesite tratar con las
autoridades, o cuando es detenido – algo que sólo unos pocos logran evitar. El
autor y muchos otros aprendieron mucho sobre la psicología de este fenómeno
macro social durante su escolarización obligatoria adoctrinante. Los
organizadores y profesores no pueden haber previsto tal resultado. Entonces, el
conocimiento práctico acerca de esta nueva realidad crece, gracias a lo cual la
sociedad gana una iniciativa de acción que le permite la reorganizar en forma
gradual los vínculos sociales, lo que con el tiempo da frutos. …
El Capitalismo y la Psicopatía
Los miembros de la Escuela del Futuro Cuántico
(Quantum Future School) se han comprometido en estudiar la psicopatía y la
pseudo-psicopatía durante muchos años. Esto seguramente ha preparado a la
mayoría de nosotros para que seamos capaces de encontrar al hombre escondido
detrás de la cortina, en este caso, al hombre escondido detrás de la “máscara
de la cordura”. Estos estudios condujeron a la pregunta: por qué parece que el
comportamiento psicopático está tan extendido en los Estados Unidos. (Esto no
significa que no exista en todos los demás sitios- ése es un hecho).
Linda Mealey del
Departamento de Psicología de la Universidad de St. Benedict, en Minnesota,
propuso recientemente ciertas ideas en su artículo: La Sociobiología de la
Sociopatía: un Modelo de Evolución Integrado. 40 (The Sociobiology of
Sociopathy: An Integrated Evolutionary Model.40). Estas ideas hacen hincapié en
el aumento de la psicopatía en la cultura estadounidense sugiriendo que en una
sociedad competitiva – capitalista por definición - la psicopatía se adapta
fácilmente y es propensa a crecer. Ella escribe:
“He argumentado hasta aquí que algunos
individuos parecen tener un genotipo que los predispone a [la psicopatía].
[La psicopatía describe] diferencias individuales
dependientes de la frecuencia y basadas en la genética, en lo que se refiere al
empleo de estrategias de vida. [Los psicópatas] aparecen siempre en toda
cultura, sin importar cuales sean las condiciones socio-culturales. […]
La competición incrementa el uso de estrategias
antisociales y maquiavélicas y puede contrarrestar al comportamiento
pro-social…
Algunas culturas fomentan la competitividad más que
otras y estas diferencias en los valores sociales varían tanto temporal como
interculturalmente. […] A través de las dos dimensiones, altos niveles de
competitividad están asociados con una tasa elevada de crimen y de
Maquiavelismo.
La alta densidad de
población, una forma indirecta de competición, también está asociada con una
conducta pro-social reducida y con el aumento de una conducta anti-social.”
[Mealey op. cit.]
La conclusión es que la forma de vida
capitalista asociada con la “democracia” en los Estados Unidos, ha optimizado
la supervivencia de psicópatas con la consecuencia de que es una “estrategia de
vida” que se adapta y que es extremadamente exitosa en la sociedad
estadounidense, y por lo tanto se ha incrementado en la sociedad a nivel
genético así como también actuando como un atrayente para individuos
psicopáticos en otros países desde hace ya un buen tiempo. El hecho es que, los
Estados Unidos están probablemente inundados de psicópatas y esquirtoides, tal
como lo menciona Lobaczewski. Más aún, como consecuencia de una sociedad que se
adapta a la psicopatía, muchos individuos que NO son psicópatas por genética se
han adaptado de un modo similar, convirtiéndose así en psicópatas “efectivos”,
o “caracterópatas” en las formas que Lobaczewski describió.
Mealey: “Por supuesto, ya que no son
disminuidos a nivel intelectual, estos individuos [los psicópatas] progresarán
normalmente en términos de desarrollo cognitivo y adquirirán una teoría de la
mente. Sus teorías, sin embargo, serán pura y exclusivamente formuladas en
términos instrumentales [¿qué puede APORTARME el afirmar ésto o aquello?], sin
tener ningún acceso a la comprensión empática en la que se basa la mayoría de
nosotros durante la mayor parte del tiempo.
Es posible que se conviertan en excelentes
vaticinadores del comportamiento de los demás, sin ningún tipo de bloqueo
gracias a “la intrusividad” de la emoción, actuando únicamente, como lo hacen
los jugadores profesionales, según leyes nomotéticas y datos actuariales, más
que basados en presentimientos y sentimientos.
Al determinar cómo “actuar” en los encuentros
sociales de la vida cotidiana, usarán una estrategia de costo y beneficio puro
basada en resultados personales inmediatos, sin ningún tipo de “consideración”
de las reacciones emocionales de los otros con quienes están tratando.
Al no sentir ningún amor verdadero que los
comprometa a cooperar, sin ninguna ansiedad para prevenir el miedo a la
‘deserción’, sin culpa por inspirar resentimiento, son libres de actuar
continuamente por el beneficio a corto plazo.
Al mismo tiempo, dado que
cambios en la frecuencia de genes en la población no podrían mantener el ritmo
dados los parámetros tan cambiantes de las interacciones sociales, eso
resultaría en una proporción fluctuante adicional de sociopatía, porque, en una
sociedad de [psicopatía], las circunstancias que rodean hacen que una
estrategia de vida antisocial sea más rentable que una pro-social.” [Mealey,
op. cit.]
En otras palabras, en un mundo de
psicópatas, aquellas personas que no son psicópatas genéticos, son inducidas a
comportarse como psicópatas para sobrevivir. Cuando las reglas son ideadas para
hacer una sociedad “adaptable” a la psicopatía, eso convierte a todos en
sociópatas.
Lo que hace que un psicópata sea aterrador y
peligroso es que él o ella llevan puesta una “Máscara de Cordura” completamente
convincente. Esto hará que al principio la persona sea absolutamente persuasiva
y convincentemente saludable, según el psiquiatra Harvey Cleckley. Cleckley fue
el primero en descubrir los síntomas claves de esta deformación.
En general, el psicópata exitoso “computa” con
cuánto puede quedarse en una relación de costo y beneficio de las alternativas.
Dentro de los factores que considera como los más importantes se encuentran el
dinero, el poder y la gratificación de los deseos negativos. No son motivados
por tales refuerzos sociales como los elogios o los beneficios futuros, o el
bien estar de otros – incluyendo hasta aquellos por quienes uno podría sospechar
que se preocupan, tales como sus propias familias. Se han realizado estudios
que demuestran que el encerrar a un psicópata no tiene absolutamente ningún
efecto sobre ellos cuando se trata de modificar sus estrategias de vida. En
realidad, ha demostrado que los empeora. Efectivamente, cuando se los encierra,
los psicópatas aprenden simplemente a cómo ser mejores psicópatas.
El psicópata está obsesionado con el control,
aunque dé la impresión de ser indefenso. Fingir que tiene una sensibilidad
emocional forma realmente parte de su función de control: cuanto más elevado
sea el nivel de creencia del psicópata que puede ser inducido en su víctima a
través de dramas, mayor es el “control” que el psicópata cree tener. Y de
hecho, esto es cierto. Sí tienen control cuando los demás creen en sus
mentiras. Tristemente, el grado de creencia, el grado de “sumisión” a este
control a través de representaciones falsas, produce por lo general tanta pena
que cuando la verdad se deja entrever, la víctima preferiría seguir en la
mentira a enfrentarse al hecho de que ha sido engañada. El psicópata cuenta con
ello. Forma parte de sus “cálculos actuariales”. Les da una sensación de poder.
El comportamiento pasado de una sociedad será
utilizado por el psicópata (o una red ponerológica de trabajo) para predecir el
comportamiento futuro de esa sociedad. Como un jugador individual, una sociedad
tendrá una cierta probabilidad de detectar el engaño y una memoria más o menos
exacta de quién lo ha engañado en el pasado. La sociedad tendrá también una
proclividad, desarrollada o no, a tomar represalias en contra del mentiroso y
estafador. Dado que el psicópata está utilizando una estrategia actuarial para
evaluar los costos y beneficios de diferentes conductas, (simplemente cuánto
puede sacar de eso), es esa misma conducta del pasado de la sociedad la que
entrará dentro de sus cálculos más que cualquier otra evaluación de riesgos
basada sólo en “miedos o ansiedades” de ser atrapado y castigado, que la gente
empática sentiría con anticipación al hacer algo ilegal.
Por lo tanto, afín de reducir la conducta
psicopática en la sociedad y el gobierno, una sociedad debe establecer y
reforzar una reputación de altas tasas de detección del engaño y de
identificación de mentirosos, y una voluntad de tomar represalias. Dicho en
otras palabras, debe establecer una estrategia exitosa de disuasión.
Dado que el psicópata es particularmente incapaz de
tomar decisiones basadas en las consecuencias futuras, y que sólo sabe
focalizar su atención en la gratificación inmediata – objetivos a corto plazo –
es imposible que se pueda tratar a tales individuos estableciendo una historia
de cómo tratar con una retaliación social repentina. Es decir, el hecho de
identificar y castigar a mentirosos y tramposos debe ser tanto inmediato como
perfectamente consistente, y por lo tanto predecible en su acontecimiento.
Y aquí llegamos al tema que concierne las
interacciones sociales del mundo real humano en grande escala: el reducir la
psicopatía en nuestros líderes depende de cuánto se logre expandir la memoria
colectiva de la sociedad acerca del comportamiento pasado de actores
individuales. Aquellos que no recuerden la historia están condenados a
repetirla.
Cualquier vistazo que se le eche a las noticias
revela que las mentiras y el engaño no son “encubiertos” completamente, como a
los apologistas estadounidenses les gustaría pensar.
Hasta los estadounidenses menos bien informados
tienen una cierta idea de que hubo algo dudoso de la investigación acerca del
asesinato de JFK. Hace pocos años, el hombre a cargo de la Comisión Warren,
Gerald Ford, también un antiguo Presidente, admitió haber “hecho trampa” en el
informe cuando admitió haber cambiado el lugar de una de las heridas de balas
en el informe final.
Luego hubo el caso de Watergate, seguido por la
cuestión Iran-Contra, sin mencionar a “Mónica-gate”. Esos parecen casi
inocentes comparados con las mentiras de la gente que ocupa el poder
actualmente. Las mentiras de la banda de Bush, desde las elecciones robadas
hasta los ataques del 11 de Septiembre, y a través de las infames armas de
destrucción masiva en Irak, han tomado el arte de mentir a niveles que
impresionarían al mismo Hitler. Y aquí es en donde chocamos con un punto
culminante, más familiar para todos los estadounidenses.
¿Qué consecuencias sufrieron los estafadores de la
sociedad?
Ninguna de la que se pueda hablar. En realidad, en
casi todos los casos, se los premió generosamente con aquellas cosas que son de
valor para el psicópata: dinero y bienes materiales. Cualquiera que piense que
fueron avergonzados expuestos al público, ¡vuelva a reflexionar!
Pero lo que es de un interés crucial aquí es el
hecho de que el pueblo estadounidense simplemente no ha respondido a las
revelaciones de mentiras en el gobierno con ningún escándalo que se podría
considerar como más que simbólico. En los tiempos que corren, ni siquiera hay
ya “escándalos simbólicos”.
¿No encuentra Usted eso extraño?
Pero ya hemos hecho notar la razón: el modo de vida
estadounidense ha optimizado la supervivencia de la psicopatía y en un mundo de
psicópatas, aquellos que no son psicópatas genéticos son inducidos a
comportarse como psicópatas simplemente para sobrevivir. Cuando las reglas son
planeadas para hacer una sociedad “adaptable” a la psicopatía, eso hace de
todos sociópatas. Como consecuencia, un gran número de estadounidenses son
sociópatas efectivos. (Aquí utilizamos “sociópata” como una designación para
aquellos individuos que no son psicópatas genéticos.)
Y entonces, tenemos a George Bush y al Cuarto Reich
calculando cuánto pueden obtener al observar la historia de las reacciones del
pueblo estadounidense a la estafa.
No hay ninguna porque el sistema se adapta a la
psicopatía. En otras palabras, los estadounidenses apoyan a Bush y a su agenda
porque la mayoría de ellos son efectivamente como él. Pero esto no es porque
todos hayan nacido de esa manera. Es porque requieren de la psicopatía para
sobrevivir en la Sociedad estadounidense competitiva y capitalista.
A medida que una sociedad se agranda y se torna más
competitiva, los individuos se vuelven más anónimos y más Maquiavélicos. La
estratificación y segmentación sociales conducen a sentimientos de
inferioridad, pesimismo y depresión dentro de los impedimentos, promoviendo el
uso de “estrategias de estafa” en la vida que luego hacen que el entorno sea
más adaptable a la psicopatía en general porque aquellos que estén sufriendo
responderán de manera positiva a cualquier señal de cambio, aunque no se den
cuenta de que los que proponen el cambio son aquellos que en realidad
empeorarán sus vidas.
Se podría ver la conducta psicopática entre los
psicópatas no genéticos como un método funcional para obtener recursos
deseables, elevando el estatus individual en un grupo local, y hasta como un
medio para proveer un estímulo que gente social y financieramente exitosa
encuentre en desafíos físicos e intelectuales.
En los Estados Unidos, una gran cantidad de hogares
se ven afectados por el hecho de que tanto el trabajo como el divorcio le
quitan a uno o a ambos padres el derecho de interactuar con sus hijos durante
la mayor parte del día. Esta es una consecuencia de la economía Capitalista.
Cuando los padres se ausentan, y hasta cuando uno
está presente pero no en posesión del conocimiento o la información necesarios,
los niños son dejados a la merced de sus pares, una cultura formada por los
medios. Armados de joysticks y de controles remotos, los niños son guiados
desde el South Park y Jerry Springer hasta Mortal Kombat en el Nintendo. Niños
normales pasan a desinteresarse por la violencia. Niños más susceptibles – con
una herencia genética de psicopatía - son empujados hacia delante a un
precipicio mental peligroso. Mientras tanto, el gobierno decreta leyes de forma
regular, según las exigencias de padres y de comunidades psicológicas,
diseñadas para evitar imponer consecuencias al comportamiento violento de los
jóvenes.
En cuanto a la violencia en los medios, pocos
investigadores continúan intentando debatir que el derramamiento de sangre en
la televisión y en las películas tiene un efecto en los niños que lo miran.
Añadidos a esta mezcla, hoy tenemos a los video-juegos, estructurados alrededor
de modelos de caza y asesinato. Atraídos por los gráficos, los niños aprenden a
asociar chorros de “sangre” con la gratificación primaria de “ganar”.
Otra vez, la economía – el capitalismo disfrazado
de “democracia”- controla la realidad.
El hecho es que, el que opera allí es casi un
sistema mecánico basado en la naturaleza psicológica de seres humanos, a la
mayoría de los cuales le gusta vivir en una negación o que necesita vivir en la
negación para satisfacer a sus padres, sus pares, sus líderes religiosos y sus
líderes políticos. Todo lo que desean es un poco de relajo para disfrutar el
“Sueño Americano.” Después de todo, “si la ignorancia es la dicha, es una locura
ser sabio”. Esto es especialmente cierto cuando consideramos el instinto de
supervivencia del ego. Si la cultura oficial – creada por psicópatas – dice que
no hay ningún “hombre detrás de la cortina”, al trabajar a través de los
sistemas de creencias inculcados, hay pocas posibilidades de que la mayoría de
la gente sea capaz de ver la fuente de los fenómenos ponerológicos del mundo.
Considere toda la información que ya se ha dado hoy
en relación al 11 de Septiembre y el hecho de que a tantos estadounidenses les
parece casi imposible creer que sus oficiales de gobierno hayan podido
sacrificar voluntariamente las vidas de sus ciudadanos para continuar con sus
agendas personales. Más importante aún, considere el hecho de que su gobierno
sepa demasiado bien cómo piensa Usted. ¡En realidad, han CREADO sus procesos de
pensamiento!
El libro de Andrew M. Lobaczewski ya está
disponible en la Red
Pill Press, ahora en formato
impreso y como libro
electrónico.
28 de Noviembre del 2005
2 Nota : del
alemán Schutzstaffel, que
significa Cuerpo de Protección. Elite paramilitar dentro del Partido Nazi
Alemán.
5 KGB (en ruso: Комитет Государственной Безопасности, Komitet Gosudárstvennoi Bezopásnosti, traducido
como Comité para la Seguridad del Estado)
6 Del inglés spellbinder. Dícese de un
orador que deja a sus oyentes como hipnotizados, hechizados, atrapados.
Los dueños y editores de estas páginas
desean declarar que el material presentado aquí es producto de nuestra
investigación y experimentación en la Comunicación Superluminal. A veces nos
preguntamos si los Cassiopaeans son quiénes dicen ser, ya que no tomamos nada
como una verdad incuestionable. Tomamos todo con pinzas, aún cuando
consideramos que hay una buena posibilidad de que sea verdad. Analizamos
constantemente este material, además de una gran cantidad de otro material que
llega a nuestras manos desde numerosos campos de la ciencia y el misticismo.
Francamente, nosotros no sabemos CUÁL es la verdad- pero creemos que está
"Allí afuera" y, tal vez, si es posible, podamos encontrar alguna de
sus partes. Sí, diremos que nuestras vidas se han visto enriquecidas por este
contacto, pero también nos hemos sentido desconcertados y confundidos por
algunos elementos que todavía necesitan clarificación. Sí que hemos descubierto
muchas cosas, en la manera de "confirmación" y
"corroboración" de varios otros campos inclusive científicos e
históricos, pero hay también mucho material que, por su naturaleza, no se puede
verificar. Así, invitamos al lector a compartir nuestra búsqueda de la Verdad,
leyendo con una mente abierta pero escéptica.
Nosotros no alentamos las ideas
producto del "devotismo" ni de "Verdad Única," pero sí
alentamos la búsqueda del Conocimiento y de la Conciencia en todos campos de
trabajo como la mejor manera de ser capaces de discernir las mentiras de la
verdad. Lo único que podemos decirle al lector es esto: trabajamos muy
duramente, durante muchas horas al día, y lo hemos hecho así durante muchos
años, para descubrir la razón fundamental de nuestra existencia en la Tierra. Es
nuestra vocación, nuestra búsqueda, nuestro trabajo. Buscamos constantemente
validar y/o refinar lo que entendemos puede ser posible, probable o ambos.
Hacemos esto con la sincera esperanza de que toda la humanidad se beneficiará,
si no ahora, tal vez en algún punto de uno de nuestros futuros probables. .
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