Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 28 de septiembre de 2015

El Santo Padre se ha comprometido “a seguir el camino de la verdad, dondequiera que nos pueda llevar” y ha asegurado que “el clero y los obispos tendrán que rendir cuentas de sus acciones cuando abusen o no protejan a los menores”. Así lo indicó durante su encuentro con cinco víctimas de abusos sexuales cuando eran menores y que tuvo lugar este domingo por la mañana. Ese mismo día 27 llegó a la cárcel Curran-Fromhold, la más grande de Filadelfia. Es penoso constatar sistemas penitenciarios que no buscan curar las llagas, sanar las heridas, generar nuevas oportunidades. Es doloroso constatar cuando se cree que solo algunos tienen necesidad de ser lavados, purificados no asumiendo que su cansancio, su dolor y sus heridas, son también el cansancio y el dolor, las heridas, de una sociedad. Con estas palabras se dirigió el Santo Padre en su visita durante la cual se reunió con un centenar de presos.

Marie Collins (2ª D), miembro de la Comisión y víctima de pederastia de un religioso, observa al cardenal Sean Patrick O'Malley (D), durante la rueda del Papa Francisco
El Papa asegura que los culpables rendirán cuentas en los casos de pederastia
Francisco ha recibido a un grupo de personas que sufrieron abusos y lamenta las veces en las que denunciaron abusos pero no fueron escuchados o creídos
Por Rocío Lancho García
Ciudad del Vaticano, 27 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
El Santo Padre se ha comprometido “a seguir el camino de la verdad, dondequiera que nos pueda llevar” y ha asegurado que “el clero y los obispos tendrán que rendir cuentas de sus acciones cuando abusen o no protejan a los menores”. Así lo indicó durante su encuentro con cinco víctimas de abusos sexuales cuando eran menores y que tuvo lugar este domingo por la mañana.
El texto del encuentro fue dado a conocer por la Oficina de Prensa de la Santa Sede y se ha realizado sido fuera del programa oficial de su visita a Filadelfia.
“Las palabras no pueden expresar plenamente mi dolor por el abuso que han sufrido”, afirmó. Francisco les agradeció la oportunidad de conocerles y se reconoció “bendecido por su presencia”. Gracias por venir aquí hoy.
Del mismo modo, se manifestó “profundamente dolido porque su inocencia fue violada por aquellos en quien confiaban”. Ustedes --dijo-- son preciosos hijos de Dios, que siempre deberían esperar nuestra protección, nuestra atención y nuestro amor.
Asimismo, recordó que en algunos casos “la confianza fue traicionada por miembros de su propia familia, en otros casos por miembros de la Iglesia, sacerdotes que tienen una responsabilidad sagrada para el cuidado de las almas”. En todas las circunstancias, aseguró Francisco que “la traición fue una terrible violación de la dignidad humana”.
Para los que fueron abusados por un miembro del clero, el Papa dedicó unas palabras en especial: “lamento profundamente las veces en que ustedes o sus familias denunciaron abusos pero no fueron escuchados o creídos”. Sepan --aseguró-- que el Santo Padre les escucha y les cree. Igualmente, lamentó profundamente “que algunos obispos no cumplieran con su responsabilidad de proteger a los menores”. E indicó que resulta muy inquietante saber “que en algunos casos incluso los obispos eran ellos mismos los abusadores”.
Por otro lado, el Pontífice recordó que “estamos reunidos aquí en Filadelfia para celebrar el don de Dios de la vida familiar”. Y añadió que “dentro de nuestra familia de fe y de nuestras familias humanas, los pecados y crímenes de abuso sexual de menores ya no deben mantenerse en secreto y con vergüenza”.
Haciendo referencia al Año Jubilar de la Misericordia, el Santo Padre aseguró a los presentes que su presencia aquí hoy, tan generosamente ofrecida a pesar de la ira y el dolor que han experimentado, “revela el corazón misericordioso de Cristo”. Y reconoció que “sus historias de supervivencia, cada una única y convincente, son señales potentes de la esperanza que nos llega por la promesa de que el Señor estará con nosotros siempre”.
El Papa también se mostró agradecido con los familiares y amigos que estaban acompañando a las víctimas en el encuentro por “su apoyo compasivo” y aseguró su oración “para que muchas personas de la Iglesia respondan a la llamada de acompañar a los que han sufrido abusos”.
Que la puerta de la misericordia --pidió el Santo Padre-- se abra por completo en nuestras diócesis, nuestras parroquias, nuestros hogares y nuestros corazones, para recibir a los que fueron abusados y buscar el camino del perdón confiando en el Señor. “Les prometemos apoyarles en su proceso de sanación y en estar siempre vigilantes para proteger a los menores de hoy y de mañana”, aseguró.
Y como a los discípulos de Emaús, el Papa humildemente pidió a los presentes y a todos los sobrevivientes de abusos “que se queden con nosotros, con la Iglesia, y que juntos como peregrinos en el camino de fe, podamos encontrar nuestro camino hacia el Padre”.
El Papa se reúne con víctimas de abusos "¡Dios llora!"
Fuera del programa en su visita a Filadelfia, Francisco ha recibido a tres mujeres y dos hombres que de niños fueron víctimas de la pederastia. Promete: "Todos los responsables rendirán cuenta" 
Por Redacción
Ciudad del Vaticano, 27 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
El santo padre Francisco se ha reunido con algunas víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de clero, de un familiar o educadores. El encuentro ha tenido lugar esta mañana, en el seminario San Carlo Borromeo, donde el Papa se aloja durante su estancia en Filadelfia. Se trataba de 5 personas adultas --3 mujeres y 2 hombres-- que sufrieron los abusos cuando eran menores de edad.
El Santo Padre cuando llegó a la capilla donde le aguardaban los obispos que participan en el Encuentro Mundial de las Familias, indicó "Llevo grabado en mi corazón las historias, los sufrimiento y el dolor de los menores que fueron abusados sexualmente por sacerdotes. Continúa abrumándome la vergüenza de que las personas que tenían a su cargo el tierno cuidado de esos pequeños, les violaran y haberles causado graves daños. Lo lamento profundamente, ¡Dios llora!".
"Los crímenes y pecados de los abusos sexuales a los menores --prosiguió el Papa-- no pueden ser mantenidos  en secreto por más tiempo". Por ello, añadió, "me comprometo a la celosa vigilancia de la Iglesia para proteger a los menores y prometo que todos los responsables rendirán cuenta." 
Y quiso elogiar el valor de estas personas: "Ustedes, ellos, los supervivientes de abusos se han convertido en verdaderos heraldos de esperanza y ministros de misericordia. Humildemente les debemos a cada uno de ellos y sus familias nuestro gratitud por su inmenso valor para hacer brillar la luz de Cristo sobre el mal del abuso sexual de menores".
Al concluir este fuera de programa, precisó: "Y esto lo digo porque acabo de reunirme con un grupo de personas abusadas de niños que son ayudadas y acompañadas aquí en Filadelfia con el especial cariño de su arzobispo monseñor Chaput. Y nos pareció que teníamos que comunicarles esto".
La Oficina de Prensa de la Santa Sede, por su parte indicó que cada uno de ellos ha acudido al encuentro acompañado por un familiar o un ser querido. Aunque el encuentro no estaba previsto en el programa, desde hace varios días se hablaba de esta posibilidad. La noticia ha sido confirmada esta mañana por la Oficina de prensa de la Santa Sede.
El Santo Padre ha escuchados los testimonios de los presentes y les ha dirigido algunas palabras en común y después les ha saludado individualmente. Además, ha rezado con ellos. Francisco ha manifestado “su participación en su sufrimiento, su dolor y vergüenza en particular en el caso de las heridas creados en ellos por parte de miembros del clero y colaboradores eclesiales”, indica el comunicado.
Asimismo, ha renovado su compromiso y el de la Iglesia para que “todas las víctimas sean escuchadas y tratadas con justicia”, “los culpables sean castigados” y “los crímenes de abusos sean combatidos con una prevención eficaz en la Iglesia y en la sociedad”. Finalmente, el Pontífice ha dado las gracias a las víctimas por su contribución esencial para restablecer la verdad e iniciar un camino de sanación.
El encuentro, que ha durado media hora, ha terminado con la bendición del Papa.
El grupo recibido por el Papa, estaba acompañado por el cardenal Seán Patrick O’Malley, arzobispo de Boston y presidente de la Comisión pontificia instituida por el Santo Padre para la tutela de los menores, por el arzobispo de Filadelfia, monseñor Charles Chaput y por el obispo Fitzgerald, responsable de la oficina de la diócesis de Filadelfia para la protección de menores.
El Papa: La familia es el lugar de la alianza de la Iglesia con la creación de Dios
9,40 - Filadelfia: en el seminario San Carlos Borromeo pide no criminalizar a los jóvenes sino ayudarlos al empeño del matrimonio
Por Sergio Mora
Roma, 27 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
El Santo Padre entró en la capilla de seminario Saint Charles Borrome, este domingo 27, para encontrar a los obispos que son huéspedes del Encuentro Mundial de las Familias. El arzobispo de Filadelfia, Charles Joseph Chaput, le recibió con unas palabras.
El Pontífice, saliéndose del discurso programado, indicó que acababa de reunirse “con un grupo de niños que fueron abusados que son acompañados aquí en Filadelfia”, y que se siente "abrumando por la vergüenza" de que personas de la Iglesia hayan podido cometer esos crímenes. Y prometió que "todos los responsables rendirán cuenta”.
Concluida este fuera de programa, en sus palabras a los obispos, el Papa se centró en la familia “el lugar fundamental de la alianza de la Iglesia con la creación de Dios”.
“Hasta hace poco --recordó el Papa-- vivíamos en un contexto social donde la afinidad entre la institución civil y el sacramento cristiano era fuerte y compartida, coincidían sustancialmente y se sostenían mutuamente. Ya no es así”.
Y para ello dio dos imágenes propias de nuestras sociedades: “los conocidos almacenes, pequeños negocios de nuestros barrios y, por otro, los grandes supermercados o shopping”.
En un almacén uno podía encontrar “todas las cosas necesarias para la vida personal y familiar” si bien reconoció “que pobremente expuesto, con pocos productos" entretanto, “había un vínculo personal entre el dueño del negocio y los vecinos compradores. Se vendía fiado, es decir, había confianza, conocimiento, vecindad”.
En cambio en los shopping center, hay grandes superficies con un gran número de opciones pero “no se vende fiado, ya no se puede fiar de los demás”.
“El mundo parece que se ha convertido en un gran shopping, donde la cultura ha adquirido una dinámica competitiva. Ya no hay un vínculo personal, una relación de vecindad” porque “lo importante hoy lo determina el consumo” dijo.
Se trata de “un consumo que no genera vínculos, un consumo que va más allá de las relaciones humana”, en el que “el prójimo deja de ser importante”. Y con situaciones como perseguir los like, o followers en las redes sociales.
Quiso dejar claro que no podemos “condenar a nuestros jóvenes por haber crecido en esta sociedad”, ni pensar que 'Todo pasado fue mejor' o que “el mundo es un desastre y, si esto sigue así, no sabemos a dónde vamos a parar”. E ironizó que esas frases “me suenan como un tango argentino”.
“No, no creo --aseveró el Pontífice-- que este sea el camino. Nosotros, pastores tras las huellas del Pastor, estamos invitados a buscar, acompañar, levantar, curar las heridas de nuestro tiempo”.
Por ello indicó, “es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares”. Y quiso precisar que “nos equivocaríamos si pensáramos que esta 'cultura' del mundo actual sólo tiene aversión al matrimonio y a la familia, en términos de puro y simple egoísmo”.
Reconoció que hay muchos que retrasan el matrimonio en espera de unas condiciones de bienestar ideales, mientras otros no se deciden porque están muy cómodos así. La tentación, aseguró, es “no fundar una familia”.
E instó a los pastores y obispos a “aunar fuerzas y relanzar el entusiasmo para que se formen familias que, de acuerdo con su vocación, correspondan más plenamente a la bendición de Dios”.
“El pastor ha de mostrar que el 'Evangelio de la familia' es verdaderamente 'buena noticia'" e invitó a ayudar a los jóvenes a madurar hacia el empeño del matrimonio.
Y citó dos ejemplos evangélicos que parecían imposibles: el de “una mujer samaritana con cinco 'no maridos' que será capaz de dar testimonio”, y el del joven rico respecto al publicano “que se desvivirá por los pobres en los que hasta ese momento no había pensado nunca”.
“Que Dios nos conceda el don de esta nueva projimidad entre la familia y la Iglesia” dijo. Y concluyó recordando que "la familia es nuestra aliada, nuestra ventana al mundo, la evidencia de una bendición irrevocable de Dios destinada a todos los hijos de esta historia difícil y hermosa de la creación, que Dios nos ha pedido servir".
Al concluir su encuentro, el Papa entregó una imagen de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, que le regalaron los obispos de Cuba, para una comunidad cubana en Estados Unidos.
A continuación se dirigió en helicóptero para encontrar a los presos de la principal cárcel de Filadelfia.  


"Vine aquí como pastor pero sobre todo como hermano, a compartir la situación de ustedes y hacerla también mía", les dijo el Papa. Foto: Reuters / Jonathan Ernst
El Papa critica cuando los sistemas penitenciarios no generan nuevas oportunidades
11:00 - Filadelfia: el Santo Padre ha visitado una cárcel y ha recordado a los presos que Jesús ‘nos quiere ayudar a recomponer nuestro andar’

Por Rocío Lancho García
Ciudad del Vaticano, 27 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
Procedente del seminario San Carlos Borroméo, donde el santo padre Francisco se dirigió a los obispos que participan en el Encuentro Mundial de las Familias y tuvo una audiencia con cinco víctimas de abusos por parte de personas de la Iglesia, llegó a la cárcel Curran-Fromhold, la más grande de Filadelfia.
Es penoso constatar sistemas penitenciarios que no buscan curar las llagas, sanar las heridas, generar nuevas oportunidades. Es doloroso constatar cuando se cree que solo algunos tienen necesidad de ser lavados, purificados no asumiendo que su cansancio, su dolor y sus heridas, son también el cansancio y el dolor, las heridas, de una sociedad. Con estas palabras se dirigió el Santo Padre en su visita durante la cual se reunió con un centenar de presos.
El Papa aseguró que “el Señor nos lo muestra claro por medio de un gesto: lavar los pies para volver a la mesa. Una mesa en la que Él quiere que nadie quede fuera. Una mesa que ha sido tendida para todos y a la que todos somos invitados”.
Asimismo, Francisco indicó que Jesús “viene a nuestro encuentro para calzarnos de nuevo con la dignidad de los hijos de Dios. Nos quiere ayudar a recomponer nuestro andar, reemprender nuestro caminar, recuperar nuestra esperanza, restituirnos la fe y la confianza”. Quiere --añadió-- que volvamos a los caminos, a la vida, sintiendo que tenemos una misión; que este tiempo de reclusión no ha sido nunca un sinónimo de expulsión.
El Santo Padre reconoció que los presentes viven un momento doloroso “no solo para ustedes, sino para sus familias y para toda la sociedad”. Y advirtió que una sociedad, una familia que no sabe sufrir los dolores de sus hijos, es una sociedad que “está condenada a quedar presa de sí misma, presa de todo lo que la hace sufrir”. Así, reconoció estar allí como pastor y como hermano para compartir su situación y hacerla también suya. “He venido a que podamos rezar juntos y presentarle a nuestro Dios lo que nos duele, también lo que nos anima y recibir de Él la fuerza de la Resurrección”, indicó.
Del mismo modo, aseguró que “por la fe sabemos que Jesús nos busca, quiere sanar nuestras heridas, curar nuestros pies de las llagas de un andar cargado de soledad, limpiarnos del polvo que se fue impregnando por los caminos que cada uno tuvo que transitar”.
No nos pregunta --añadió-- por dónde estuvimos andando, no nos interroga qué estuvimos haciendo. Es más, Jesús nos dice: “si no te lavo los pies, no podré darte la vida que el Padre siempre soñó, la vida para la cual te creó”. Por otro lado, el Pontífice indicó que “todos tenemos necesidad de ser purificados, de ser lavados. Todos somos buscados por este Maestro que nos quiere ayudar a reemprender el camino”.
El Papa aseguró a los presentes que este momento en su vida solo puede tener una finalidad: “tender la mano para volver al camino, tender la mano que ayude a la reinserción social”. Una reinserción --añadió-- de la que todos formamos parte, a la que todos estamos invitados a estimular, acompañar y generar.  
Por ello, el Santo Padre invitó a los presentes a tener esta actitud entre ellos, con todas las personas que de alguna manera forman parte de este instituto penitenciario. “Sean forjadores de oportunidades, sean forjadores de camino, de nuevos senderos”, exhortó Francisco.
“Todos tenemos algo de lo que ser limpiados, purificados. Que esa conciencia nos despierte a la solidaridad, a apoyarnos y buscar lo mejor para los demás”, pidió el Santo Padre al concluir su discurso. 
Al concluir saludó con visible afecto a muchos de los presos allí presentes y recibió algunos regalos por parte de los reclusos.

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