Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 4 de junio de 2013

El atentado contra el entonces Presidente de Venezuela: Rómulo Betancourt, el 24 de junio de 1960

El Carabobeño 02 junio 2013

Manuel Felipe Sierra || El día del atentado

Se cuenta que era un viejo conflicto que como se decía en la época tenía que ver con las faldas. Rómulo Betancourt en 1929 esperaba en la isla dominicana La Blanquilla para incorporarse a la famosa invasión de El Falke, dirigida por Román Delgado Chalbaud y que culminó con su muerte en Cumaná. A la sazón, Rafael Leonidas Trujillo, un ambicioso militar que recibía el apoyo directo y generoso de los Estados Unidos, estaba a punto de apoderarse del poder para instaurar una dictadura que llegó a prolongarse por treinta años.
Pero el hecho cierto es que desde entonces Rómulo Betancourt, saliendo de la clandestinidad y con los años Presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno, a raíz del golpe de Estado del 18 de octubre de 1945 que derrocó a Isaías Medina Angarita, y Trujillo (ya convertido en dictador y en una referencia dictatorial emblemática en la región del Caribe) habrían de protagonizar un enfrentamiento inédito. Durante la gestión de Betancourt (1945-1948) Santo Domingo se convirtió en un centro operativo y militar contra el gobierno venezolano. Allí se planificaron ataques de toda naturaleza, incluso el proyecto de una invasión aérea que habría de ser dirigida nada menos que por el general Eleazar López Contreras. Pedro Estrada, quien con el tiempo se convertiría no sólo en el jefe de la Seguridad Nacional sino en el policía venezolano más famoso, cumplía tareas de inteligencia a favor de Trujillo, para dar el traste con la llamada Junta Revolucionaria de Gobierno.
En esos días (1947) se organizó la llamada “Operación Cayo Confites” que partiendo de un islote cercano a Camagüey, en Cuba, habría de invadir la capital dominicana contando con un poderoso apoyo militar y logístico financiado por el presidente cubano Grau San Martín, el mandatario guatemalteco Juan José Arévalo y la ayuda de Rómulo Betancourt. Se trataba de una operación a gran escala en la cual mayoritariamente participaban exiliados y combatientes anti-trujillistas y también revolucionarios cubanos, entre ellos un joven de 21 años llamado Fidel Castro Ruz. Una porción de venezolanos se incorporaron a la tarea subversiva, entre los cuales se encontraban dos de los tres famosos directores de orquestas de la Venezuela de esa época nacidos en Dominicana: Billo Frómeta y Rafael Minaya.
La disputa hubo de complicarse con la victoria de Betancourt en 1958, que planteó sin la menor duda que la existencia de la tiranía del entonces conocido “Chapita” Trujillo era un obstáculo insalvable para la democratización del continente. Ese planteamiento fue acompañado por el nuevo líder cubano Fidel Castro, quien desde joven coincidía en que la dictadura dominicana significaba un obstáculo insalvable para cualquier proyecto político y más aún como el que él propiciaba de naturaleza revolucionaria.
En los primeros años de Betancourt, acosado por conspiraciones de izquierda y derecha, iba a encontrar su principal factor de estímulo precisamente en Rafael Leonidas Trujillo. El dictador insular financió sublevaciones, apoyó a los más radicales adversarios que más que del betancourtismo eran de la democracia, hasta que el 24 de junio de 1960 a las 9:00 am Trujillo anunció desde “La Voz Dominicana” que “el presidente de Venezuela Rómulo Betancourt acaba de ser ajusticiado en la avenida Los Próceres de Caracas”. Se consumaba de esta manera, sin los resultados previstos, un frustrado magnicidio contra el gobernante.
Era el comienzo de una guerra a muerte que culminó cuando el 30 de mayo de 1961, a las 9:00 pm en la avenida George Washington de Santo Domingo, Trujillo fue asesinado por un grupo subversivo que procuraba abrirle espacio a nuevos tiempos a una isla castigada por el despotismo. Edgardo Mondolfi Gudat, historiador, académico, reconocido por su obra en la investigación histórica, acaba de dar a conocer el libro “El día del atentado (El frustrado magnicidio contra Rómulo Betancourt)”. Un texto que más que ser recomendado por su innegable valor literario merece ser leído porque recuenta con propiedad y solvencia un episodio de la historia contemporánea venezolana que no debería permanecer en el olvido.

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