Sofía Ímber fue celebrada por artistas e intelectuales
Los ponentes destacaron su papel como periodista y promotora cultural, en el marco de una exposición que le dedica la institución
Una imagen vale más que mil palabras. A la hora de narrar la vida de la periodista y promotora cultural Sofía Ímber, la frase cobra aún más sentido. Ponerse a la par de la muestra de fotografías, condecoraciones, dibujos, pinturas y caricaturas que se exhibe actualmente en el Centro Creativo Brief Kohn del Club Hebraica fue el reto de Guillermo Barrios, Federica Palomero, Alberto Asprino, Roldán Esteva-Grillet y Patricia Guzmán, quienes participaron en un conversatorio sobre la fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, incluido dentro de la programación que le dedica esta institución.
La actividad reunió a artistas, críticos e intelectuales en torno a Ímber el miércoles pasado. Barrios fue el moderador. “Ella fue una figura clave en la conformación de una civilidad moderna en la segunda mitad del siglo XX, una mujer polifacética que trascendía los límites entre las disciplinas para ver el mundo en forma plural y participativa”, dijo el decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela.
Más que un foro, fue un homenaje epistolar. El artista, museógrafo e investigador Alberto Asprino leyó una carta que le escribió a Ímber el 16 diciembre de 1987, para desearle Feliz Navidad. Sin embargo, el escrito nunca llegó a manos de la entonces conductora del programa televisivo Buenos Días. La carta pasó años traspapelada entre las pertenencias del curador. En el homenaje la leyó por primera vez a su destinataria, que estuvo presente junto con su hija, la galerista Adriana Meneses. “Quería celebrar y agradecerle. He crecido con su ejemplo y estar cerca de ello ha sido mi mejor guía, y todos los años me lleno de su museo para seguir superándome profesionalmente”, dice el texto.
Guzmán también le dedicó una carta a Ímber. La comunicadora social y profesora de la Universidad Católica Andrés Bello lo definió como un acto de agradecimiento, pues considera que le debe su formación como periodista. “Ese contacto me permitió entender el que intuyo podría llamar ‘el credo ético personal’ que practicaba Sofía Imber, entendiendo esencialmente que asumía el periodismo como una pasión, que se traducía para ella en convencimiento y compromiso formal con la excelencia, con parámetros de calidad. Y el respeto por el oficio se expresaba en una práctica que evidenciara una sólida preparación, ‘capacidad de escucha’, equilibrado sentido crítico, y una escritura correcta y de alta factura”.
Palomero, directora del Museo Sefardí, destacó la labor de Ímber frente al Museo de Arte Contemporáneo. “Gracias a ella el museo creció y pasó de 600 a 20.000 metros cuadrados”.
Este aspecto también fue exaltado por Esteva-Grillet. “Sofía logró hacer crecer un museo bajo la tierra, que con sus cinco pisos es hoy uno de los más grandes de América Latina, gracias a una gran habilidad de negociación. No sólo supo captar gente a favor de su proyecto, también supo adquirir obras de arte que persiguió y logró a muy buenos precios en el mercado mundial y sobre todo formar personal”.
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