Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

sábado, 20 de julio de 2013

Contra el "autosuicidio" que sufrimos como sociedad podemos voltear nuestra mirada y corazón a discernir nuestra humanidad como lo hizo Jesús

El "autosuicidio"

Sustituyó el bastón de mando por un micrófono y el despacho por un plató de TV, del cual no sale

MIGUEL SANMARTÍN |  EL UNIVERSAL
sábado 20 de julio de 2013  
El término se lo atribuyen a un político de la vieja guardia. Para ser concretos, a un dirigente de la denostada "cuarta". Realmente no importa quién lo acuñó. Tal vez sí es pertinente lo que el recordado personaje -peculiar, osado y rabiosamente popular- quiso significar con aquel "atinado" barbarismo. Como también cuenta e interesa quien lo hace suyo, mejor dicho, quien lo expropió y pone en práctica en estos tiempos de revolución chambona, ilegítima, anacrónica y desplomándose.

En efecto, el animador de fiestas patronales se "autoliquida" sin prisa pero sin pausa porque no es él quien ejerce la autoridad. No, no manda ni que zapatee en templete. No es el mandón que finge-quisiera ser. ¡No, camarita! No actúa como comandante ni tampoco como jefe. Está al volante pero no conduce. Son otros quienes deciden e imponen su "ley" en las calles. Mejor dicho, quienes aplican la violencia y se valen de la impunidad concedida para implantar la anarquía. Mientras, el pajarito solo perifonea.

Eso es así aunque alucine con la voz de ultratumba que le susurra al oído que todo lo tiene bajo control ¿del enemigo? Sustituyó el bastón de mando por un micrófono y el despacho por un plató de televisión, de la cual no sale. Y cuando se atreve a coger calle constata el huequero, los cerros de basura, las colas, el caos del transporte público, las fallas del metro, los apagones y la escasez de alimentos, medicinas y autopartes. De vez en cuando -emulando al galáctico inextinguible- pega brincos de una a otra cumbre, inútiles. Hasta participa en reuniones -como cucaracha en baile de gallina- de países productores de gas, algo de lo que no podremos alardear ni en el futuro inmediato. Como tampoco son satisfactorias las vistas que dispensa a proyectos productivos, obras de infraestructura o empresas expropiadas: lo que no está paralizado, acusa atraso. Lo que lograron culminar no da la talla y lo que expropiaron lo arruinaron (Agroisleña, por ejemplo). Es el Socialismo del Siglo XXI. Carece de dirección. 

Pero a lo que veníamos: El "autosuicidio" del régimen. Perece por su incapacidad para resolver los males que agobian al país. En efecto, en esta patria-patria-querida el que realmente manda es el hampa. Son los colectivos armados, los motorizados, los autobuseros, los gandoleros y los buhoneros. La narcoguerrilla, los pimpineros y los bachaqueros (contrabandistas). Y no se diga de los funcionarios deshonestos, extorsionadores. Ellos son los "propios". Los "bravos". Si no pregúntenles a los policías que salieron despavoridos al ser "entrompados" por la veintena de motomalandros que hace días trancaron el Distribuidor Metropolitano de la autopista Caracas-Guarenas. ¡Cuánta anarquía!

msanmartin@eluniversal.com


Discernir nuestra humanidad como lo hizo Jesús

Dispuso de su humanidad para servir y sanar , antes que para imponer y odiar

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RAFAEL LUCIANI |  EL UNIVERSAL
sábado 20 de julio de 2013  12:00 AM
Cómo entender lo que nos sucede a la luz de Dios cuando hay decisiones políticas y económicas que se toman a sabiendas de que producen más pobres, desempleados y enfermos? ¿Será que nos hemos acostumbrado a ver a las personas como meros objetos, sin comprender que detrás de cada rostro existe una historia de vida compleja y llevada adelante con gran dificultad? ¿Acaso no sabemos que las decisiones y acciones que realizamos tienen una dimensión ética y generan consecuencias que afectan el destino de muchos?

Tal vez hemos llegado a deshumanizarnos hasta el punto de no sorprendernos más ante las muchas formas de inhumanidad e impiedad que nos rodean, y terminamos siendo actores silentes, cómplices anónimos. El problema es grave porque si no nos dejamos afectar por los padecimientos de los otros, si rehusamos tomar posición ante ellos de algún modo, ponemos en riesgo nuestro propio desarrollo y crecimiento (Lc 18,18-23). Y sin darnos cuenta, podemos estar asumiendo una falsa ilusión de lo que significa vivir humanamente.

Para discernir lo humano no basta una lectura psicológica o sociológica de la realidad personal o social. Debemos ir más allá y preguntarnos si estamos siendoverdaderamente humanos, si orientamos nuestra vida hacia un proyecto de humanización integral. Hay que discernir las palabras que usamos, las acciones que realizamos y las decisiones que tomamos.

Jesús tuvo que discernir su época y decidió asumir un estilo profético. Dispuso de su humanidad para «servir» y «sanar», antes que para imponer y odiar; pero para ello tuvo que aprender a vivir con un espíritu fraterno y solidario que le costó «sudor y lágrimas» (Heb 5,7-8). Entendía que la reconciliación fraterna pasaba por la justicia y la verdad. Esto supuso ver más allá de las coyunturas y los sectarismos, para luchar por la justicia, por el bien común. Así, dedicó su vida a construir una calidad de vida tan buena como la divina. La llamó el «reinado de Dios».

Quien reconoce el drama de la realidad y lo hace suyo practicando la solidaridad fraterna, a pesar de la incomodidad que le pueda comportar, podrá comprender la fuerza de la compasión y ser impulsado a luchar en favor de una existencia justa, verdadera. Solo así el «reinado de Dios» será una realidad y podremos gozar de una calidad de vida como la de Dios, para la cual hemos sido creados a imagen y semejanza suya.

¿Sabemos discernir la realidad acogiendo lo que es verdaderamente humano y apartando lo que no lo es? ¿Acaso creemos que las decisiones que tomamos no tienen consecuencia? Que no nos pase como a las vírgenes necias que tras tocar a la puerta insistentemente, el Señor les respondió: «no os conozco» (Mt 25,12-13) porque «tuve hambre.., sed.., era forastero.., estaba desnudo, enfermo y en la cárcel... cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo» (Mt 25,42).

Doctor en Teología

rluciani@ucab.edu.ve / @rafluciani

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