Muchas preguntas y pocas respuestas
JAIME EDUARDO MERRICK | EL UNIVERSAL
sábado 13 de julio de 2013
¿Son ideas mías, o como oposición nos sentimos desmovilizados? ¿Hacia dónde vamos ahora? ¿Por qué nos desmovilizamos si somos mayoría y este gobierno es ilegítimo? ¿Cuál es nuestra meta en términos políticos? ¿Las parlamentarias del 2015? ¿El revocatorio del 2016? ¿Las presidenciales del 2019? ¿Qué pasa que no capitalizamos el descontento que hay actualmente? ¿Qué somos como oposición?
Sobre la cuestión nacional
¿Y nuestro discurso sobre lo nacional? Mejor dicho ¿Qué proponemos? ¿Cómo lo solucionamos? ¿Qué sugerimos? Si hay tantas carencias, ¿Dónde están nuestras propuestas? ¿Dónde está ese discurso que nos aglomere al unísono? Inflación, corrupción, inseguridad, desabastecimiento, alto costo de la vida: Hay mucho material para organizar a la sociedad en torno a un discurso político esperanzador sobre la base de temas sensibles y cotidianos. Creo que hace falta, no que seamos oposición, sino que nos asumamos como proposición. ¿Cómo conciliar un discurso que ataque fuertemente la ilegitimidad que representa Nicolás Maduro, acompañado con la propuesta de solucionar carencias específicas de la ciudadanía? ¿Dónde queda la protesta pacífica, la calle, la lucha por reivindicaciones sociales? ¿Acaso no son herramientas válidas de lucha?
Sobre las elecciones municipales
En esta lucha que ahora libramos de cara al 8D, ¿dónde queda la exigibilidad de condiciones electorales? ¿Cuántas alcaldías pretendemos ganar realmente con este CNE? ¿Por qué la protesta pacífica y las elecciones municipales parecieran ser ideas opuestas, cuando perfectamente pudieran complementarse? ¿No crees que no exigir condiciones justas también pueda generar un efecto negativo en el electorado? ¿Y si hay fraude nuevamente?
Si las próximas elecciones están planteadas como un plebiscito en torno a tu figura, ¿qué sucedería si tu influencia sobre el resto de los candidatos no resulta ser la que esperabas? ¿Qué pasará si el liderazgo que representa tu persona no puede ser endosado tan fácilmente? Chávez trato de ser el portaaviones de Diosdado, y perdió, y también salió derrotado por Antonio Ledezma en la Alcaldía Metropolitana.
Sí, es cierto, todos somos responsables en esta lucha, pero indudablemente unos más que otros. No fuiste el único que dejó el pellejo el 14 de abril.
Son muchas preguntas y pocas respuestas.
Jaime.merrick@gmail.com
@jaimemerrick
Sobre la cuestión nacional
¿Y nuestro discurso sobre lo nacional? Mejor dicho ¿Qué proponemos? ¿Cómo lo solucionamos? ¿Qué sugerimos? Si hay tantas carencias, ¿Dónde están nuestras propuestas? ¿Dónde está ese discurso que nos aglomere al unísono? Inflación, corrupción, inseguridad, desabastecimiento, alto costo de la vida: Hay mucho material para organizar a la sociedad en torno a un discurso político esperanzador sobre la base de temas sensibles y cotidianos. Creo que hace falta, no que seamos oposición, sino que nos asumamos como proposición. ¿Cómo conciliar un discurso que ataque fuertemente la ilegitimidad que representa Nicolás Maduro, acompañado con la propuesta de solucionar carencias específicas de la ciudadanía? ¿Dónde queda la protesta pacífica, la calle, la lucha por reivindicaciones sociales? ¿Acaso no son herramientas válidas de lucha?
Sobre las elecciones municipales
En esta lucha que ahora libramos de cara al 8D, ¿dónde queda la exigibilidad de condiciones electorales? ¿Cuántas alcaldías pretendemos ganar realmente con este CNE? ¿Por qué la protesta pacífica y las elecciones municipales parecieran ser ideas opuestas, cuando perfectamente pudieran complementarse? ¿No crees que no exigir condiciones justas también pueda generar un efecto negativo en el electorado? ¿Y si hay fraude nuevamente?
Si las próximas elecciones están planteadas como un plebiscito en torno a tu figura, ¿qué sucedería si tu influencia sobre el resto de los candidatos no resulta ser la que esperabas? ¿Qué pasará si el liderazgo que representa tu persona no puede ser endosado tan fácilmente? Chávez trato de ser el portaaviones de Diosdado, y perdió, y también salió derrotado por Antonio Ledezma en la Alcaldía Metropolitana.
Sí, es cierto, todos somos responsables en esta lucha, pero indudablemente unos más que otros. No fuiste el único que dejó el pellejo el 14 de abril.
Son muchas preguntas y pocas respuestas.
Jaime.merrick@gmail.com
@jaimemerrick
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Venezuela necesita de una proposición
JAIME EDUARDO MERRICK | EL UNIVERSAL
sábado 20 de julio de 2013
El artículo anterior lo dediqué a expresar interrogantes sobre la situación actual del país, las cuales estaban dirigidas especialmente a la oposición venezolana. Entre otras cosas, me preguntaba hacia dónde nos dirigimos porque pareciera no haber un rumbo claro (y todavía me hago esa pregunta). Pero también sugería que no basta actuar como oposición, sino es hora de asumirnos como proposición.
Después de 14 años, Venezuela tiene muchas carencias, tales como vivienda, inseguridad, inflación (próxima a convertirse en estanflación al ritmo que vamos), corrupción, y ante esas circunstancias, no sólo es necesario que haya un liderazgo político con tacto social, sino que también hace falta que la ciudadanía se organice en torno a propuestas sobre los diversos ámbitos que aquejan a nuestro país.
La democracia no sólo se construye sobre la base de la protesta y del sufragio. La democracia también se ve fortalecida cuando en sus ciudadanos existe la disposición de abordar temas del acontecer cotidiano desde una postura propositiva, constructiva y respetuosa. Y cuando existe una ciudadanía en constante búsqueda del diálogo y la propuesta, la demagogia y el populismo simplemente no existen.
La actitud hacia la crítica constructiva lleva consigo el fomento del diálogo, la concertación y el reconocimiento de pluralidad de ideas, nada más útil en un país que pareciera estar dividido en dos grandes toletes. Discutir el país sosegadamente, pensarlo, repensarlo, sugerir soluciones, en definitiva, la crítica propositiva, son bálsamos frente a las heridas causadas por el resentimiento, la demagogia, la división y el populismo.
@jaimemerrick
jaimemerrick@blogspot.com
Jaime.merrick@gmail.com
Después de 14 años, Venezuela tiene muchas carencias, tales como vivienda, inseguridad, inflación (próxima a convertirse en estanflación al ritmo que vamos), corrupción, y ante esas circunstancias, no sólo es necesario que haya un liderazgo político con tacto social, sino que también hace falta que la ciudadanía se organice en torno a propuestas sobre los diversos ámbitos que aquejan a nuestro país.
La democracia no sólo se construye sobre la base de la protesta y del sufragio. La democracia también se ve fortalecida cuando en sus ciudadanos existe la disposición de abordar temas del acontecer cotidiano desde una postura propositiva, constructiva y respetuosa. Y cuando existe una ciudadanía en constante búsqueda del diálogo y la propuesta, la demagogia y el populismo simplemente no existen.
La actitud hacia la crítica constructiva lleva consigo el fomento del diálogo, la concertación y el reconocimiento de pluralidad de ideas, nada más útil en un país que pareciera estar dividido en dos grandes toletes. Discutir el país sosegadamente, pensarlo, repensarlo, sugerir soluciones, en definitiva, la crítica propositiva, son bálsamos frente a las heridas causadas por el resentimiento, la demagogia, la división y el populismo.
@jaimemerrick
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Jaime.merrick@gmail.com
Agentes de cambio o tontos útiles
JAIME EDUARDO MERRICK | EL UNIVERSAL
sábado 6 de julio de 2013 12:00 AM
La protesta pacífica y el uso de la no violencia siempre han sido instrumentos cuestionados en la lucha contra regímenes autoritarios. Su empleo depende, en mayor o menor medida, de su efectividad en determinadas circunstancias. Pero en ningún momento son instrumentos rechazados de plano.
En Venezuela sucede todo lo contrario. La articulación de la protesta y el empleo de la no violencia para alcanzar objetivos políticos, es sinónimo de agrio y visceral repudio, como si fueran acciones condenadas al fracaso; como si en el mundo no existieran experiencias positivas que demostraran lo contrario.
Venezuela acaba de transitar por unas elecciones presidenciales marcadas por la ilegitimidad, y ante esas circunstancias, se convocan para el 8 de diciembre a unas elecciones municipales sobre las mismas condiciones que permitieron que Nicolás Maduro llegara a Miraflores. Sin embargo, el debate no debe conducirnos a la disyuntiva de si asistir o no a las próximas elecciones municipales, porque la decisión es contundente y obvia: hay que votar, y lo haremos masivamente.
El planteamiento es sencillo: para el que el voto masivo del 8 de diciembre sea fiel expresión de la voluntad ciudadana, es necesario exigirle al CNE condiciones electorales justas. Y es a través de la protesta cívica y pacífica, la presión social, la organización ciudadana, las herramientas que nos permitirán asumir el 8 de diciembre con más optimismo.
La democracia no es el ejercicio religioso y dogmático del sufragio, como si éste fuese la única vía de alcanzar reivindicaciones sociales y políticas. La democracia también es organización social, protesta de calle, empoderamiento ciudadano. No podemos seguir siendo una oposición borrega que solo se moviliza en los momentos electorales; también nos corresponde defender este país, y hacer valer nuestras exigencias en la calle.
¿Qué sucede, me pregunto, cuando el voto se vuelve una herramienta inefectiva en la lucha por la democracia? Reitero, el planteamiento es sencillo: la efectividad de 8 de diciembre dependerá de la exigencia de condiciones electorales justas e imparciales. Si no contamos con la imparcialidad del CNE, ¿con cuáles herramientas cuenta el ciudadano?
Los días posteriores al 14 de abril, no solo significaron la consumación de un grosero y evidente fraude electoral, sino que también fue un período en el que lamentablemente fallecieron personas, botaron descaradamente a numerosos empleados públicos, estudiantes con la cara ensangrentada por el abuso militar, decenas de heridos. Y ahora, ¿a ellos se les dice que las verdaderas elecciones nacionales son el próximo 8 de diciembre? ¿Sin protesta? ¿Sin exigir condiciones justas? En estas circunstancias, realmente cuesta asumir las próximas elecciones como "nacionales".
Yo felicito a quienes hoy son candidatos a alcaldes y concejales para el 8 diciembre. Ojalá ellos encarnen el cambio definitivo que busca Venezuela. Pero ojalá que no se conviertan en los tontos útiles que el Gobierno necesita para legitimarse ante el país y el mundo.
Todo depende de lo que hagamos antes del 8D.
Jaime.merrick@gmail.com
@jaimemerrick
En Venezuela sucede todo lo contrario. La articulación de la protesta y el empleo de la no violencia para alcanzar objetivos políticos, es sinónimo de agrio y visceral repudio, como si fueran acciones condenadas al fracaso; como si en el mundo no existieran experiencias positivas que demostraran lo contrario.
Venezuela acaba de transitar por unas elecciones presidenciales marcadas por la ilegitimidad, y ante esas circunstancias, se convocan para el 8 de diciembre a unas elecciones municipales sobre las mismas condiciones que permitieron que Nicolás Maduro llegara a Miraflores. Sin embargo, el debate no debe conducirnos a la disyuntiva de si asistir o no a las próximas elecciones municipales, porque la decisión es contundente y obvia: hay que votar, y lo haremos masivamente.
El planteamiento es sencillo: para el que el voto masivo del 8 de diciembre sea fiel expresión de la voluntad ciudadana, es necesario exigirle al CNE condiciones electorales justas. Y es a través de la protesta cívica y pacífica, la presión social, la organización ciudadana, las herramientas que nos permitirán asumir el 8 de diciembre con más optimismo.
La democracia no es el ejercicio religioso y dogmático del sufragio, como si éste fuese la única vía de alcanzar reivindicaciones sociales y políticas. La democracia también es organización social, protesta de calle, empoderamiento ciudadano. No podemos seguir siendo una oposición borrega que solo se moviliza en los momentos electorales; también nos corresponde defender este país, y hacer valer nuestras exigencias en la calle.
¿Qué sucede, me pregunto, cuando el voto se vuelve una herramienta inefectiva en la lucha por la democracia? Reitero, el planteamiento es sencillo: la efectividad de 8 de diciembre dependerá de la exigencia de condiciones electorales justas e imparciales. Si no contamos con la imparcialidad del CNE, ¿con cuáles herramientas cuenta el ciudadano?
Los días posteriores al 14 de abril, no solo significaron la consumación de un grosero y evidente fraude electoral, sino que también fue un período en el que lamentablemente fallecieron personas, botaron descaradamente a numerosos empleados públicos, estudiantes con la cara ensangrentada por el abuso militar, decenas de heridos. Y ahora, ¿a ellos se les dice que las verdaderas elecciones nacionales son el próximo 8 de diciembre? ¿Sin protesta? ¿Sin exigir condiciones justas? En estas circunstancias, realmente cuesta asumir las próximas elecciones como "nacionales".
Yo felicito a quienes hoy son candidatos a alcaldes y concejales para el 8 diciembre. Ojalá ellos encarnen el cambio definitivo que busca Venezuela. Pero ojalá que no se conviertan en los tontos útiles que el Gobierno necesita para legitimarse ante el país y el mundo.
Todo depende de lo que hagamos antes del 8D.
Jaime.merrick@gmail.com
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