Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 20 de marzo de 2015

El mea culpa de Gloria Cuenca: Era una resentida existencial

El Carabobeño 15 marzo 2015

El mea culpa de Gloria Cuenca: Era una resentida existencial

Gloria Cuenca. (Foto Archivo/El Carabobeño)
Dhameliz Díaz || ddiaz@el-carabobeno.com
“Soy marxista, leninista, pensamiento Mao Tse-tung”, se identificaba, con vehemencia antes de pronunciar su nombre: “soy Gloria Cuenca”. Allá y entonces, Escuela de Periodismo de la Universidad Central de Venezuela, 1978. Tan apasionada que ocupaba todo el salón de clases sin mover su voluminosa humanidad. Era contexto. Frontal, monolítica, desnudaba su línea de pensamiento sin medias tintas antes de comenzar a dictar la cátedra de Ética y Legislación de Medios o la de Teoría de la Comunicación. No perseguía por diferir, tampoco acallaba, envolvía, despertaba curiosidad, provocaba la discusión, la mirada crítica, podía ser refugio, confidente, no obligatoriamente camarada. Periodista de la UCV [1965]. Comunicóloga [1986], militante del Partido Comunista de Venezuela y de la ultraizquierda maoísta durante los años 60 y 70. Ahora pregona estar transitando “el verdadero humanismo”.
Estudiar en los cuartos de las residencias estudiantiles devenidos en aulas era adentrarse en territorio rojo, despertar a la condición de “pequeña burguesa”, a veces estigma. Conocer las secuelas de la lucha armada, historias y protagonistas. De regreso de la guerrilla, Ángela Zago, profesora de Periodismo I, agotaba la edición de su libro “Aquí no ha pasado nada”.
¿Quién mató a Gloria Cuenca? Verbalizada, la pregunta que se hizo un periodista y profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela tiempo atrás [ensartados.com.ve], la interrogante se zafa del nudo en la garganta, batalla con la subjetividad execrada de los textos de periodismo. Su comprensión, envalentona para completarla. ¿Te asesinó la Sociedad Interamericana de Prensa? ¿CNN en Español? ¿La Cadena Caracol?... esas maquinarias aniquiladoras, los medios masivos de comunicación privada.
-No aspiro a que cambien, sino que reflexionen. Estoy consciente de la polémica, antes de escribir el libro enfrenté muchas dudas. No me importan. Si contribuye para ampliar conciencias y que algunos revolucionarios que cuestionan los planteamientos marxistas, leninistas y demás apellidos se den cuenta, me siento conforme.
Las canas, liberadas totalmente del tinte desde que el cáncer de mama -ya vencido- la sometió a la tortura de la radioterapia y la quimioterapia, no la envejecen, ni su voz se ha debilitado. Sus 74 años a cuestas desaparecen, ya no es la abuela sonriente y apacible de la foto con sus 6 nietos. Aflora su revolución interior, se apresta para el combate.
-Tomé conciencia de lo absurdo de la utopía cerrada que me había confinado como venezolana, docente, periodista amante de la libertad de expresión y ciudadana de la democracia. Me sentí avergonzada.
De fondo el concierto Salsa en Salzburgo, sintonizado en el canal Films & Arts, lunes 3 de la tarde.
I. 1979. Partió de regreso
Primer viaje a China, confrontación decisiva. “Me marcó descubrir las mentiras, las cosas no eran como creía. Mientras recorría la casa de Mao, convertida en museo, fui identificando su vida personal, me había documentado muy bien consultando libros de sus dos primeros biógrafos. Casado 4 veces, viudo a los 15 años, su infancia de maltratos paternos, huellas dejadas en las cadenas que finalizaban en un pozo ubicado en el patio de la casa. Al final, tomándonos el té en unas tazas de porcelana china espectaculares que me provocaba traerme, se me ocurrió preguntar la razón por la cual solo había fotografías de dos de las cuatro esposas. ¡Más vale que no! Los anfitriones chinos se iban a volver locos, entre ellos hablaban en mandarín, se contradecían. En ese momento me doy cuenta, no lo sabía, del culto a la personalidad de Mao, que ahora lo entiendo como esa necesidad de transformar al líder en un dios, así lo están pretendiendo hacer con Chávez y el Cuartel de la Montaña o Museo Militar. Me fajé a discutir precisando fuentes, solo atinaron a responder que eran mentiras de Occidente. No fue diferente cuando señalé las cadenas y quise precisar el lugar donde lo castigaban. ¡Muchacha!
Si eres un personaje público, ¿por qué has de tener esos misterios? Revisa la historia de todos los líderes de izquierda, incluyendo a Fidel Castro, esconden su vida personal porque quieren presentarse como grandes héroes, incólumes”.
Segundo viaje, segundo golpe. Junto a su esposo Adolfo Herrera, entre los primeros venezolanos en subir al Tíbet. “Agradecidos y un poco apenados por el apoyo económico recibido durante el viaje, se nos ocurrió ofrecerles una charla sobre periodismo y comunicación. Adolfo habló sobre la valoración de la noticia, cuando yo empiezo les pregunté cómo valoran el periodismo y al periodista en China. Uno de ellos se levanta: ‘El periodismo es una acción de propaganda y los periodistas somos activistas de propaganda de la nueva ideología del marxismo, leninismo del pensamiento de Mao Tse-tung’. Casi me caigo al suelo. ¡Yo amo al periodismo, a la libertad de expresión! Eso me afectó terriblemente. ¿En qué me había metido yo? Durante el viaje de regreso reflexioné, no podía seguir como maoísta. Tenía que cortarme la lengua o dejar de ser periodista”.
II. Fe ciega, falso dios
“Mi aspiración es propiciar la reflexión. Me dan mucha lástima los periodistas que no tienen claro cómo pasan de combatientes por la libertad de expresión, críticos de la gestión de los gobiernos y vehículadores de los mensajes del pueblo hacia los que toman decisiones desde el poder, a propagandísticos de la nueva ideología bolivariana chavista.
“Lo más fuerte es que confunden principios, normas, con creencias transformadas en verdades absolutas, como es la práctica marxista. Y si te quieres salir, inmediatamente, te acusan de vendida, traidora de los principios, eso es muy duro. Comprendo que se sientan mal las personas con quienes he confluido, no es fácil admitir que se equivocan manteniéndose en la otra orilla”.
-”Tremendo lío en el que está metida”, enjuició en 2007 otro acérrimo detractor, activista político, quien a través de Aporrea “le echó en cara” su casa en Alto Prado, los “venebonos” que detenta y el confort de su vida burguesa, la hija del afamado abogado Humberto Cuenca, linaje rojo del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). Acusaciones y señalamientos.
-Me llama la atención cuando me insultan. Los identifico como los contradictorios lectores, no sé para que me leen si les angustia tanto [escribe semanalmente en Últimas Noticias y El Regional, del Zulia]. Es muy difícil dar la batalla de las ideas con la gente del chavismo, no les gusta. Cuando coincido en los pocos foros que participan, me les quedo mirando a los ojos y lo que encuentro es miedo, miedo a que mi prédica sea la verdad. Entonces recuerdo cómo era mi pasión, mi locura y no me puedo poner brava. Doloroso fue salirme del maoísmo y muy difícil del partido comunista. Fueron 13 años de fe ciega, lo aposté todo.
Ceguedad ideológica relacionada con resentimientos no resueltos en la historia personal, acusa ella. “Están obcecados, no quieren ver. Esta casa la pagamos a cuotas, las que permitía el sueldo de profesores universitarios... No guardo resentimiento, ni rabia. Me da pena ajena porque están equivocados, no se atreven a ver la verdad. Que me contesten la pregunta que le hago a mis alumnos de los talleres de locución: ¿en qué país ha triunfado el socialismo?, y sacaré un comunicado diciendo que estoy equivocada”.
III. Reconocer pecados
Rebeldía, desobediencia, soberbia ¿Cuál de estos pecados definió que una hija de profesionales de clase media prósperos se confesara comunista?
-Me costó comprenderlo, no era resentida social, ni venía de los sectores pobres, pero encontré una categoría que me identifica: resentida existencial, la inventé yo, claro. Me explicaba lo que no entendía, hacer un hombre nuevo para que todo cambiara, yo también, la única manera de alcanzar la felicidad. Fue algo casi idiota de mi parte. Comparto estas reflexiones, aunque una parte de mi familia no estaba de acuerdo, porque sé que hay muchos en este país que están como yo en aquellos momentos.
-¿Logró la expiación de sus pecados y se liberó de culpas al confesarse en el libro?
-Se me hizo necesario narrar cómo fue perdonarme a mí misma. Al jubilarme, me di cuenta de que sentía mucha rabia conmigo misma por haber sido comunista con ideas tan locas. Ya mi hija Maya a los seis años me ubicó, ella no quería ser atea ni comunista como yo. ¿Cómo es que una persona de paz como tú, está con la revolución que es violencia y guerra? Imagínate el impacto de la confrontación de pregunta. Regresé a la religión y volví a creer. Ya no tengo dudas de la existencia de Dios. No hay reencuentro más importante en mi vida, después de ser atea y comunista.
IV. Pedí perdón
Como acusan sus antiguos camaradas, ¿este regreso de la revolución se llevó sus años de investigación comunicacional, capacidad cognitiva, visión humanista de analizar la realidad y contextualizar los hechos históricos?
-Una parte de mi murió. Aquella Gloria Cuenca que creía en la utopía que era posible crear un hombre nuevo por la vía de la transformación revolucionaria. Mis hijos y Adolfo me ayudaron a comprender y aceptar que somos un proceso vital, en ese transcurrir experimentamos acontecimientos que nos transforman y debemos estar abiertos a los cambios. Estaba muy equivocada, esta gente siempre tiene la mirada hacia el pasado,
-¿Libre de culpas?
-Todas se me han quitado de encima.
¿Cumplió las penitencias?
-Por supuesto que sí.¡Ya no quiero más rollo! con ellos [nombró un diputado periodista,...] repiten que comulgaron con el comunismo y comenzaron el combate en las aulas de clases..


OTRA COMUNISTA LE CONTESTA A LA PROFESORA CUENCA

¡Alerta con los impostores!

  • Falacias de una docente que dice retornar de la revolución
    Son tantas las incongruencias que suelen publicarse que no valdría la pena perder tiempo en comentarlas. Sin embargo, la magnitud de los despropósitos adquiere a veces tal nivel que nos obliga a lanzar una voz de alerta para prevenir a lectores incautos.
    Es éste el caso de la entrevista efectuada a una “profesora y escritora” venezolana -publicada en un semanario de circulación nacional el 15/03/2015-, quien dice defender, como comunicadora social, el derecho a la información veraz, mientras ella misma recurre a falacias para cimentar sus posiciones.
    Las declaraciones de esta aspirante a “dar lecciones a los más jóvenes y al común de la gente” nos obligan a precisar algunos puntos. Lo haremos desde tres ángulos: 1) Carece de asidero lógico hablar de “retorno de un comunismo”, dado que en ninguna parte del mundo se ha llegado a tal etapa. 2) Nada más alejado de la realidad que atribuir la situación actual de Venezuela a la aplicación de un modelo marxista-leninista, aquí obviamente inexistente. 3)  Es una patraña la imparcialidad en la política informativa de gobierno alguno y el clima de libertades que la entrevistada añora “tener de nuevo”.
1. ¿De cuál revolución retorna Gloria Cuenca?
Dice Cuenca en la citada entrevista: “Yo sí puedo hablar de lo que es un comunismo, lo viví en China y precisamente vengo del regreso de la revolución”. Quien hace tales aseveraciones, proclamándose defensora de la veracidad informativa, no ha vivido nunca en China. Su esposo, el fallecido periodista Adolfo Herrera, fue durante varios años corresponsal en Venezuela de la Agencia de Noticias Xinhua, hasta el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países (1974). En aquella década, Adolfo Herrera y su familia fueron invitados a China y tuvieron el privilegio de visitar allí varios lugares, disfrutando durante algunas semanas de las atenciones y generosidad de los amigos chinos.
Aquel brevísimo recorrido y el contacto informativo con el país asiático, gracias a la labor periodística de su marido, llevan a la docente Cuenca a afirmar: “Estuve 20 años de mi vida participando como militante del partido comunista, en el maoísmo”.
-¿No se ruboriza usted, profesora Cuenca, ante sus alumnos y ante los amigos chinos, al difundir tales falsedades?  En Venezuela  no ha habido ningún partido comunista maoísta. Aquí el Partido Comunista desplegó una amplia campaña contra Mao Zedong y contra  el Partido Comunista de China (PCCH) durante el Gran Debate con la extinta Unión Soviética. A quienes nos nucleamos en torno a la otrora posición de principios de China se nos etiquetaba de “maoístas”. Se creó entonces la Asociación de Amistad Venezolano-China, presidida por Víctor Ochoa. Al margen de esa Asociación, militantes de distintas organizaciones de izquierda publicábamos material  sobre las políticas que considerábamos acertadas del PCCH. Jamás la firma de Gloria Cuenca calzó ninguna de esas publicaciones.
-¿En cuál vericueto clandestino actuó usted, profesora Cuenca, como militante de su imaginario  “partido comunista maoísta”?
Cuatro décadas después de su breve paseo por China, esta experimentada docente no vacila en afirmar que conoce el comunismo y en acusar de asesino al conductor de una revolución que transformó las bases de una sociedad – para entonces integrada por más de 600 millones de habitantes-  sumergida en las tinieblas feudales y oprimida por la ocupación extranjera. Los ojos de Cuenca no se detuvieron en las gigantescas transformaciones operadas en la sociedad china en menos de tres décadas. Le bastó conservar en su bagaje algunas herramientas que  más tarde le serían de utilidad.  
Preciso es señalar que durante cuatro años de nuestra permanencia en China, finalizada la Revolución Cultural pero aún intactos algunos lineamientos en la estructura social, pudimos presenciar el entusiasmo de los comuneros al hablar de sus luchas revolucionarias y de los cambios profundos que dieron un vuelco en sus vidas. Subsistía el problema habitacional y se mantenía la ruta hacia una sociedad igualitaria, imposible de alcanzar en pocas décadas. Las secuelas de algunos errores, como la deificación de Mao Zedong y la práctica de cargos vitalicios y designación de “sucesores” se hacía sentir en forma negativa en el criterio de las nuevas generaciones.  Al inicio de los años 80  era ya evidente en China el efecto del paradójico llamado del PCCH a la descolectivización y a competir por mayores ganancias. El desplazamiento de la lucha de clases hacia la reforma económica comenzaba su penosa marcha (1).
Estas consideraciones escapan a la reflexión de la docente Cuenca, en su afán de cavar la sepultura de cuanto a su juicio se aproxime al comunismo.
2. Es mera ficción la aplicación en Venezuela de un modelo marxista
Para Gloria Cuenca, “el caos económico que atraviesa la revolución chavista –según sus palabras-  es consecuencia del modelo marxista-leninista” que a su criterio se está aplicando en Venezuela.
Muy mal parada queda nuestra Universidad Central cuando una docente nutrida en sus aulas, donde lleva décadas transmitiendo “enseñanzas”,  no sólo admite como revolución lo que apenas ha sido  tentativa de un proceso de cambios, sino que atribuye a este proceso  características del marxismo-leninismo.
En lugar de un enfoque académico serio acerca de lo que es una revolución y de lo que implica una auténtica transformación económico-social, la declarante se va por las ramas y, dando por sentado que estamos en socialismo, abona sus posiciones ultraderechistas recalcando que “el socialismo no sirve para nada”.  
Lejos estaría de sus planteamientos, en el supuesto negado de que el escenario venezolano actual fuese una revolución afianzada en el marxismo, señalar que las tesis del estudioso alemán no pueden tomarse como una religión y que no todo lo expuesto por él y por Federico Engels en 1848 podría encontrar literal aplicación en el siglo XXI. Resultaría ingenuo pedir tal reflexión a quien en sus escritos se aproxima a las catacumbas y confiesa religiosas ataduras.
3. ¿Libertad de expresión en pasadas décadas?
Se queja Cuenca de que en Venezuela hoy se imponga una hegemonía comunicacional y clama por “tener de nuevo  libertad de informar”. Evoca su visita a China y dice haber quedado aterrada cuando supo que allí prevalecía la línea oficial, la línea del pueblo. ¿Se imaginaba acaso encontrar periódicos que reivindicaran la voz de los terratenientes y de los emperadores?
No se detuvo a observar los formidables cambios operados en China gracias a la fuerza colectiva desde 1949, cuando el PCCH tomó el poder. Le bastó una pregunta acerca de “cómo funcionaban los periódicos” para hacer desmoronar el débil andamiaje de todas sus “creencias”. Cerró con fuerte llave la “aterradora” respuesta para esgrimirla años después en Venezuela.
¿Ha olvidado Cuenca los allanamientos, secuestros de periodistas, confiscación de ediciones completas de periódicos de izquierda, en los años 70 y 80?  Es de los años 70 un remitido -de escasa circulación por la censura- titulado “¿De cuál libertad de expresión puede hablarse en Venezuela”, donde se denuncia el asalto a los talleres donde se imprimía el semanario QUÉ HACER y la incautación de originales y negativos. Centenares de firmas respaldaron esa denuncia. No figura allí la de Gloria Cuenca. Recordamos, sí, que fue Adolfo Herrera quien en su condición de diputado accedió a retirar las planchas de impresión del periódico de  los talleres situados en Puente Hierro, cercados por fuerzas policiales dispuestas a apresar a sus redactores. Está en nuestro poder ese remitido, si alguien quiere comprobar la libertad de informar que hoy añora Cuenca.
Debemos concluir señalando que sus argumentos, celosamente acumulados, aunque carentes de toda sustentación lógica,  la convierten en valiosa pieza en el tablero del anticomunismo internacional.
  1. Cfr. Irma Barreto – China: la lucha no ha cesado, EBUC, Caracas 1990.
  2. irbami@cantv.net

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