El desespero por ocultar el desastre económico del país, causado por las disparatadas políticas públicas de este régimen, llevaron al presidente Maduro, en enero, a hacer la más absurda de las promesas demagógicas que se haya escuchado en los anales de la historia universal de los mensajes presidenciales: “¡Dios proveerá!”.
Así exclamó, el primer mandatario, buscando un culpable en el más allá a quién achacarle la crisis; o sea, que si no se llenaban, en el primer trimestre de este año, como en efecto no se llenaron, los anaqueles; si no había comida, como sigue escaseando; ni medicinas, alcohol o gasas en los hospitales, ahora ni en el futuro, no será por las torpes políticas del gobierno; no, qué va, sino porque Dios en su “infinita maldad”... pues, ¡no proveyó!
Mire, presidente, eso de buscar en los predios celestiales lo que no se puede alcanzar en la tierra por los mortales no parece que constituya una afirmación muy revolucionaria que digamos. Por el contrario, es la más deleznable manera reaccionaria y antimarxista de concebir la política. Tenemos años preguntándonos ¿cuál es la ideología que informa el pensamiento del primer mandatario? Esta no es una pregunta baladí, pues el pensamiento político, por ejemplo, del señor que vende verduras en el mercado, aledaño a mi casa, no es para generar preocupaciones colectivas porque su pensamiento jamás aparecerá estampado, como orden inapelable, en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela. ¡Ah! pero saber lo que piensa Maduro, eso sí que es bien relevante. Veamos.
El señor Maduro puede empeñarse en no aplicar aquí las recetas del FMI, porque su pensamiento es presuntamente de izquierdas y contradictorio al del organismo multilateral y, como supuesto marxista, quiere que el Estado omnipotente prevalezca y ejerza todos los controles imaginables y así, en consecuencia, controlar la sociedad para someterla… pero, aquí viene el pero… si es marxista, el señor Maduro no puede buscar en medios celestiales remedios a problemas terrenales, por la sencilla razón de que los marxistas son ateos o no son marxistas. Su formación materialista dialéctica les impide tener consideraciones espirituales.
Veamos, si no, lo que opinaba el “chivúo” caballero alemán sobre la religión. Karl Marx sostenía, en su Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, lo siguiente: “La miseria religiosa es a la vez la expresión de la miseria real y la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón, así como el espíritu de una situación sin alma. Es el opio del pueblo”.
Presidente Maduro, deje de achacarle sus desaciertos a Dios o a la MUD y dedíquese a gobernar, que para eso le pagamos los venezolanos, y lo hacemos no para que nos insultes con demagogia tan palurda, como esa de querer obligarnos a pensar que “Dios proveerá”, porque así imprimas esa exclamación en Gaceta Oficial no te lo vamos a creer. Más bien, por el contrario, nos vas a hacer indignar tanto que vamos a impedir, en las próximas elecciones, se sigan sentando en la Asamblea Nacional individuos “marxistas” que aplauden frenéticamente a un orador que nos ofrece el vino y el pan enviado desde el más allá. Eso es simplemente… ¡opio para tu pueblo, Maduro! Rectifica, si no… que Dios te agarre “confesao”; en cambio, a nosotros… ¡también!
aecarrib@gmail.com | @EcarriB
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