Monseñor Henry Padilla suma 13 años como párroco de Nuestra Señora de La Candelaria, en Libertador. A propósito de la Semana Santa, pide a la feligresía católica apostar por la concordia, el encuentro y hacer énfasis en las relaciones humanas para rescatar valores que permitan construir un país en el cual se privilegien los derechos a la vida, a la paz y bienestar.

"Llevar la cruz con dignidad no significa ser sometidos"

"La fe no es solamente para rezar, es también para llevar adelante cada una de las responsabilidades."

"Todo lo que comporta el sacrificio, el trabajo y llevar adelante una responsabilidad forma parte la propia santificación". GUSTAVO BANDRES

JULIO MATERANO , HENRY PADILLA , PÁRROCO DE LA CANDELARIA |  EL UNIVERSAL

domingo 29 de marzo de 2015  12:00 AM

Monseñor Henry Padilla suma 13 años como párroco de Nuestra Señora de La Candelaria, en Libertador. A propósito de la Semana Santa, pide a la feligresía católica apostar por la concordia, el encuentro y hacer énfasis en las relaciones humanas para rescatar valores que permitan construir un país en el cual se privilegien los derechos a la vida, a la paz y bienestar. 

-¿Qué significa hablar de Semana Santa?

-Es hablar de los misterios centrales de la fe del cristiano y esos misterios están centrados propiamente en la persona de Jesucristo, quien nació, padeció y entregó su vida para rescatarnos del pecado. La Semana Santa comienza con el domingo de Ramos en el cual el pueblo de Israel daba la bienvenida a Jesús al final de su vida por la cual vino a rescatarnos, a través de su pasión, muerte y resurrección. Normalmente se asume como un tiempo de tristeza, pero la Semana Santa es el punto álgido de la fe del cristiano: Jesús se entrega y lo hace por nosotros. 

-¿Y por qué el uso de palmas?

-La última entrada a Jerusalén, Jesús la hace triunfante porque va a culminar su obra, que es recatar el género humano para llevarlo al encuentro de Dios, de ahí el signo de gozo de éstas.

-¿Cuando se incluyen signos como la palma y el agua en los rituales litúrgicos la gente acude masivamente. Pareciera que éstos tuvieran un carácter terapéutico...

-Hay mucho tradicionalismo y mentalidad de amuleto porque nos quedamos con la parte supersticiosa. De hecho, la gente dice que la palma sirva para quemar los momentos más duros. El Sábado Santo, por ejemplo, se bendice el agua y el viernes hay una tradición supersticiosa con la mata de sábila, a la cual le ponen agua y una cinta roja y las familias ponen sahumerio en las casas. La mata de sábila es la infección de la fe, el cáncer del alma. A nosotros nos gusta mucho tocar las imágenes, porque si tú no tocas la imagen estás incompleto. Somos muy tangibles.

-¿Qué rescatar de la entrada de Jesús a Jerusalén?

-La alegría de que a través de su cruz, de su entrega, de su pasión es como nosotros vamos a obtener nuestra nueva vida. Pero eso pasa por la cruz de sacrificio, entrega y renuncia.

-¿Hoy día cómo llevan los cristianos esa cruz ?

-Hay cruces que se llevan con rabia, hay otra que se llevan un poco más consciente. La que se lleva con rabia no es una cruz redentora. La cruz que se lleva con resolución en la vida, a partir de la fe, es la que nos ayuda a saber que nuestra lucha se convertirá en alegría. A nosotros debe entusiasmarnos el hecho de la cruz en nuestras vidas, de hecho, fuimos bautizados y nos hicieron una cruz que significa dolor y sufrimiento.

-¿La escasez, la violencia y la inseguridad son también otras aristas de esa cruz?

-Eso forma parte de nuestra vida, de nuestra cotidianidad, es decir, es mi existencia; y la existencia que yo tengo, como lo ha reflejado el Santo Padre, es la historia que estoy escribiendo. Todo lo que comporta el sacrificio, el trabajo y llevar adelante una responsabilidad forma parte la propia santificación. Estamos llenos de muchos problemas, en medio de tantas muertes e inseguridad. 

-¿Cómo llevar una vida con dignidad cuando se priva a la población de lo básico? 

-Llevar la cruz con dignidad no significa ser sometidos, resignados, andar cabizbajos; hay cosas que nosotros intelectualmente entendemos, y hay otras por las que tenemos que luchar. Debemos luchar por la verdad, justicia, igualdad y sinceridad.

-Hay mucho descontento en la calle, ¿cree que ello podría afectar la participación de la feligresía en la S.S.?

-Todo lo contrario, cuando nosotros estamos mal ¿qué es lo que buscamos? A Dios. Nos gusta manipular. Entonces, cuando me siento mal es que busco a Dios, cuando me siento bien me olvido. La fidelidad es fundamental en la vida de la fe. Y la fidelidad significa que yo pongo todo cuanto tengo para llevar una vida sacramental.

-Hay quienes dicen tener fe, pero es una fe vacía, que no genera compromiso... 

-La fe no es etérea, no es un suspiro, como una nube. No es un ventarrón que me llegó, tiene que ser una actitud personal. La fe no es solamente para rezar, para ir a la iglesia, es también para ejercer y llevar adelante cada una de las responsabilidades. Si estoy en un cargo, debo ser honesto, puntual y justo. Debemos ser una excepción en el medio que habitamos.

-¿En ese sentido, cuál es el llamado a la feligresía?

-Es a encontrarnos con nosotros mismos, tal cual somos, con nuestras luces, sombras, virtudes, defectos, las cosas buenas que hemos hecho, pero también los pecados, la sinceridad con mi historia y con lo que aspiro.