Más de 300 palmeros bajaron de la montaña cargados de esperanzas
Al son de los tambores y con disfraces de burriquitas y diablos, la cultura popular se fundió con la religión para enviar un mensaje de amor y fraternidad
Tumbadoras, charrascas, pailas, bombos, campanas, redoblantes y trombones retumbaron ayer al mediodía en la entrada de Sabas Nieves, en las faldas del Parque Nacional Waraira Repano, para dar la bienvenida al grupo de más de 300 palmeros de Chacao que bajaron de la montaña, sobre sus hombros, las ramas que serán repartidas en Semana Santa.
La parranda de tambores abría el camino a centenares de niños y hombres que formaban una extensa fila de hojas amarillas y verdes que se batían al ritmo de los tambores del grupo Al Son del Viento.
Los palmeros estuvieron en el cerro durante tres días de recogimiento, reflexión y oración. Continúan con la tradición iniciada en 1776 por el padre José Antonio Mohedano, sacerdote que les pidió a los feligreses que trajeran la palma real que bendeciría el Domingo de Ramos, y que acabó con una peste registrada en ese entonces. Con su petición, Mohedano perpetuaba la llegada de Jesús a Jerusalén.
Hoy, esta costumbre es eternizada por Cheo León, de 73 años de edad; Arturo García, de 65 años; Juan Blanco, de 62 años, y Luis Reyes de 57 años de edad. También por Ricardo Andrés Bustamante, de apenas 3 años. Su mamá, Evelyn Galindo, cuenta que el niño nació un Domingo de Ramos y que antes de cumplir el primer año de vida ya subía a la montaña para recibir a su papá, Eddy Bustamente, que es palmero.
“Esto no es una carga ni una raya. Estamos orgullosos de nuestra fe y queremos decirle al mundo que amamos lo que hacemos porque continuamos con el compromiso y la promesa del padre Mohedano”, dijo Jean Paul Blanco, de 31 años de edad.
Ayer los motivos variaban, pero la fe era solo una. El palmero Francisco Leal dijo que oró por la salud de su amigo Carlos Ochoa, que padece cáncer de garganta. El concejal Alfredo Jimeno recordó a Leopoldo López y vestía una franela blanca con las imágenes del líder de Voluntad Popular y de Carlos Vecchio, en la que se leía: “Hoy nos faltan dos palmeros”.
También estaba el palmero mayor, Ramón Delgado, quien luego de 71 años de hacer el recorrido aseguró que se enorgullecía al ver que la población comprende que no es “un poco de monte”, sino un símbolo de la paz: “Porque la única forma de que Venezuela supere sus diferencias es a través de esto”, y tocó la palma mientras encabezaba la procesión.
Los 30 bailarines de Las Burras, Pollinos de El Pedregal y sus Burriquitas amigas precedían a los músicos. Se desplazaban a uno y otro lado de la calle moviendo sus inmensas y coloridas faldas, mientras saludaban a los vecinos a su paso.
Una cuadra más allá, en el cruce con la avenida San Felipe, el grupo de los Santos Inocentes de Caucagua también esperaba a los palmeros. Contrastaban la serenidad de los palmeros mayores y sus cruces con la algarabía del grupo, disfrazado de diablos negros con flores y cachos sobre sus cabezas.
No hay velas para alumbrar al Nazareno
Los feligreses tendrán que pagar por una túnica morada para adultos 2.500 bolívares, lo que representa un alza de 331% en un año
El miércoles pasado, a tres días del Domingo de Ramos, cuando comienza la conmemoración de la Semana Santa, en los alrededores de la iglesia Santa Teresa en Caracas no había algarabía y los mercaderes estaban ausentes del templo. “Este año es diferente. Apenas estamos cuatro vendedores. En otros tiempos había que madrugar para agarrar puesto, la plaza se abarrotaba”, contó Daisy Araque, vendedora de velas y objetos religiosos desde hace ocho años.
Aseguró que no había mercancía que vender. “Las velas y los velones están muy difíciles de conseguir porque no hay parafina para producirlos”, indicó. Los proveedores le dijeron que no hay dólares para importarla.
Araque añadió que en años anteriores compraba entre 5 y 8 cajas de velas moradas con 80 unidades cada una. Sin embargo, en esta ocasión tiene apenas media caja para vender en toda la temporada. De 320 bolívares que costaba la caja subió a 960, lo que equivale a un aumento de 200%.
Otros vendedores informales y formales coincidieron con Araque en que la falta de materia prima para producir velas generó la caída de la producción y en consecuencia la escasa oferta de cirios. “No hay velas ni para alumbrar al santo”, aseveró la vendedora.
Artesanos del interior del país acostumbraban a aglomerarse frente a la basílica para vender sus réplicas del Nazareno y las exhibían en diferentes tamaños. Servían también de proveedores para los vendedores de la ciudad, recordó Araque. Este año le dijeron que no viajarían a Caracas porque los materiales estaban tan costosos que las piezas tendrían que venderse muy caras y pocas personas las comprarían.
Gregorio Nepomuceno, encargado de la tienda Azabache que está ubicada frente al templo, afirmó que los precios de las imágenes religiosas se dispararon. La estatuilla del Nazareno tipo barroco italiano en tamaño mediano pasó de 225 bolívares a 7.500 bolívares, lo que representa un alza de 3.233%.
Un sacrifico más
Leída Leal, que lleva 15 años vendiendo objetos religiosos y la túnica en diferentes tallas, refirió que el año pasado el problema fue la falta de inventario de tela morada para las batas alusivas al Nazareno. Advierte que para este año lo que prevalece es la escasez de velas, rosarios, escapularios, pulseras, collares y otros productos que buscan los fieles en está temporada.
Los devotos del Nazareno tendrán que pagar por una bata morada para adultos 2.500 bolívares: un repunte de 331% con respecto a 2014 cuando costaba 580 bolívares. La de bebé y niños tenían un precio de entre 200 y 350 bolívares, ahora superan los 600 bolívares.
Leal indicó que el rollo de tela de 60 metros subió de 3.600 bolívares a 17.000 bolívares. El año pasado en esta fecha había vendido 70 batas de 130 que confeccionó. Sin embargo, en esta temporada no le han comprado la primera.
Una consumidora que observaba precios comentó: “Yo tengo que pagar una promesa que le hice al Nazareno. Destinar más de 2.000 a una bata que no volveré a usar será parte del sacrificio”.
Los comerciantes señalaron que los distribuidores ya no venden al por mayor. “Por el escaso inventario con el que cuentan ahora te venden por media docena”, expresó Mariano Pineda.
“Pedía 10 docenas de estampitas y las vendía todas. Esta vez tengo que venir con mis hijos para poder comprar más de 6”, dijo.
La estampita de 10 bolívares subió a 25. Los rosarios tipo pulsera aumentaron de 60 a 200 bolívares, un alza de 233%, pero los largos tipo collar se incrementaron 150%, de 80 bolívares a 200 bolívares. Los que prefieren ser más discretos y guindarse un escapulario tendrán que pagar el triple. El precio varió de 20 a 60 bolívares.
Rituales
La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazareno. Por ello, es un período de intensas actividades litúrgicas.
El comerciante Mariano Pineda señaló que muchos creyentes realizan cada Semana Santa diferentes rituales. Uno de los más populares es preparar un sahumerio con mirra, estoraque e incienso. Contó que al unir las tres esencias en un sachetero, quemarlas y distribuirlas por toda la casa se recibe la bendición de Dios.
“El kilo de mirra y estoraque para preparar el sahumerio y recibir la bendición de Dios en casa, pasó de 500 a 1.700 bolívares en un año”. Sin embargo, se puede adquirir en pequeñas bolsas a 30 bolívares o el combo de los tres por 20 bolívares cada una.
También se pueden comprar las varitas de incienso detalladas o en la caja de 20 unidades cuyo precio aumentó de 85 a 320 bolívares.
Francisca Martínez aseguró que todos los años lleva a cabo la limpieza de su casa y este no será la excepción a pesar de los altos precios.
Se duplicó el precio de las flores
El precio de las flores se duplicó de 30 a 60 bolívares la unidad entre la temporada de 2014 y la de 2015. El valor de cada flor es el mismo para las rosas, ave del paraíso, girasol o margarita pintada.
Javier Campos, que tiene un puesto cerca de la basílica Santa Teresa desde hace 15 años, indicó que los distribuidores suben los precios constantemente y la variedad es menor. “Los gladiolos desaparecieron”, dijo.
Expresó que una de las flores más solicitadas es la orquídea morada que ofrecen los feligreses al Nazareno. Desconoce su precio porque aún no le han llegado.
Campos manifestó que las ventas han estado flojas pero tiene fe en El Nazareno, en que van a mejorar a partir del Domingo de Ramos con la asistencia de religiosos a la iglesia.
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