Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 7 de septiembre de 2015

El país comenzó a sufrir de vértigo de la altura desde el momento en el que se entronizó el socialismo bolivariano. Su estrepitoso fracaso social y económico y las desventuras culturales, aparejadas a la descomposición y la ruina moral, nos han empujado a un abismo en el que cada día que pasa creemos haber tocado fondo, pero seguimos cayendo no como Alicia, que lo hizo en un país de maravilla con conejos ensombrerados, histéricas reinas de corazones y gatos que sonríen, sino hacia las profundidades del rencor social, los despojos de la economía, la ausencia de alimentos y medicinas, la inseguridad personal y jurídica, el despilfarro, la morgue, la corrupción, el narcotráfico y los desatinos y desafueros de la “inteligencia militar”

El abismo

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Se dice que el país de los muertos es un abismo en el que jamás se toca fondo porque está suspendido sobre las oscuras aguas de la eternidad. Se llega a él cuando termina el desapacible viaje nocturno por océanos inferiores y, a veces, por lagos subterráneos que solo conocen las almas de los muertos que navegan por sus profundidades.
El abismo fascina no solo por su profundidad sino por la atracción que provoca esa profundidad como si nos incitara a lanzarnos. Por eso, el vértigo de la altura es la sensación de miedo e inseguridad que llama el querer precipitarnos al vacío.
El país comenzó a sufrir de vértigo de la altura desde el momento en el que se entronizó el socialismo bolivariano. Su estrepitoso fracaso social y económico y las desventuras culturales, aparejadas a la descomposición y la ruina moral, nos han empujado a un abismo en el que cada día que pasa creemos haber tocado fondo, pero seguimos cayendo no como Alicia, que lo hizo en un país de maravilla con conejos ensombrerados, histéricas reinas de corazones y gatos que sonríen, sino hacia las profundidades del rencor social, los despojos de la economía, la ausencia de alimentos y medicinas, la inseguridad personal y jurídica, el despilfarro, la morgue, la corrupción, el narcotráfico y los desatinos y desafueros de la “inteligencia militar”. Es como si nos hundiéramos en la fosa marina de Las Marianas, en el Pacífico, cuya profundidad es de 10.915 metros o, peor aun, en nuestra fosa de Cariaco, que si bien cuenta apenas con 1.350 metros de profundidad es la mayor cuenca anóxica del mundo, es decir, que carece de oxígeno y abarca 160 kilómetros de largo por 71 kilómetros cuadrados de ancho. Hemos caído justamente en este abismo anóxico porque andamos buscando oxígeno en los conciertos, invitaciones a cenar, presentaciones de libros, conferencias y exposiciones imposibles de encontrar en la yerma rigidez de los cuarteles cada vez más  cercanos al nazismo.
Se asegura que los antiguos celtas situaban el abismo en el interior de las montañas; otros, en el fondo del mar. Para nosotros, ¡el abismo se abre en nuestro propio país! Llevamos quince años hundiéndonos en las profundidades del desacierto debido al empecinamiento de la dictadura militar de no aceptar que anda equivocada, que la visión política y socioeconómica bolivariana es una concepción derrotada e inaplicable. ¡Que Chávez es un fracaso, pero sigue apareciendo en televisión! ¡Una presencia nefasta! El responsable del descalabro: un país hundido en el abismo en el que caen las almas de los muertos, la fosa de Las Marianas o el pozo anóxico de Cariaco.
Vivimos sin alegría, castigados, reprimidos; nos desgastamos pastoreando supermercados; nos alimentamos mal; los líderes opositores se someten voluntaria y valientemente a temerarias huelgas de hambre; crece el miedo y el horror, hay denuncias de torturas a los presos políticos; aumentan cada semana las muertes violentas. Silenciados a la fuerza, hay asomos de escándalos en el Sistema de Orquestas.
Peleamos con Colombia, les caemos a pedradas a los brasileños.
¡Reaparece Guyana y una tardía y oportunista defensa de la patria deshonesta en vísperas de unas elecciones que el régimen sabe perdidas! ¡El Nacional, resiste! Los adolescentes caen en la calles con el cráneo reventado por las balas de la Guardia Nacional o por los disparos de algún colectivo armado por el propio gobierno y un embajador desalmado llamado 
Roy Chaderton hace humor de esas muertes. Con saña y cobardía se persigue y se le teme a una valiente mujer llamada María Corina Machado; a Leopoldo, al alcalde Ledezma y a dirigentes como Ceballos, Uzcátegui y Scarano. Los maestros y las familias se van del país y seguimos cayendo sin tocar fondo, sepultados en las profundidades del abismo, precipitándonos sin remedio como si fuésemos almas muertas en las oscuras y eternas aguas anóxicas de la fosa de Cariaco. Y todos nos preguntamos: ¿Hasta cuándo?

Roy Chaderton y el “fascismo de closet” del Grupo Prisa

Antonio Sánchez García comenta las recientes declaraciones de Roy Chaderton acusando en la OEA al Grupo español Prisa de “fascismo de closet”.
Esta es la reseña de las declaraciones de Chaderton del pasado viernes:
El embajador de Venezuela ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), Roy Chaderton, lanzó ayer un duro ataque a numerosos medios de prensa de diferentes países y al ex presidente español José María Aznar.
Chaderton aseguró que “los monopolios o peones antidemocráticos ahora se llaman (Rupert) Murdoch, Fox (la cadena propiedad del magnate australiano), CNN, el Grupo de Diarios América, la Sociedad Interamericana de Prensa, Globovisión”.
En su discurso de presentación en el organismo con sede en Washington, agregó a su lista al “trashumante, desestabilizador (ex presidente del gobierno español) José María Aznar; la ruidosa Cope, increíble cadena radial amarillista controlada por la santa y bendita Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica española, fascismo abierto”, apuntó.
Además, aseguró que el Grupo Prisa, editor entre otros de El País de Madrid, realiza “fascismo de closet”, y mencionó también en su lista a El Universal, de México”. A todos ellos los nombró herederos del magnate estadounidense de la prensa William Randolph Hearst.
Este es el comentario de Antonio Sánchez García:
Sabe el embajador Chaderton de interioridades como las que se ocultan en un closet. Como que él ha sido un asiduo, ininterrumpido y existencial huésped, en varias de sus variantes posibles, de tal artilugio de camuflaje. Para los efectos de esta crónica nos basta con referirnos a su bolivarianismo revolucionario: un enmascaramiento absolutamente de closet. ¿Iba a imaginarse Arístides Calvani, patrón de la diplomacia copeyana, quien lo eligiera como uno de sus protegidos para lanzarlo al estrellato de las relaciones internacionales desde la acera de la democracia cristiana, que su recatado discípulo socialcristiano – protegido y promocionado luego por los partidos del antiguo régimen – terminaría denostando de la democracia, la iglesia, los partidos, las instituciones y los medios de comunicación liberales – los llama “fascistas de closet” – desde la tribuna de la Organización de Estados Americanos, como acaba de hacerlo en estos días y por estas calles?
Lo recuerdo entre bastidores de La Casona asistiendo con la delicadeza y parsimonia de un funcionario ejemplar de la IV República a los encuentros internacionales organizados por el presidente Carlos Andrés Pérez II. Hacía cuanto estaba a su alcance por ser tan invisible como el asesor de un mandarín chino. No faltarán quienes lo recuerden en faenas semejantes, con servil y solícita obsecuencia sirviendo a los anteriores presidentes adeco-copeyanos, desde los tiempos de Rafael Caldera I. Vale decir: desde los inicios de su carrera cancilleresca. No es Roy Chaderton un diplomático de última hora, hombre que haya brincado desde el aparcadero del Metro de Caracas al despacho de la Casa Amarilla. Y al que por la misma razón se le comprendan sus salidas de madre, sus ínfulas contestatarias y sus desplantes bolcheviques. Tampoco un teniente coronel golpista que se arrastre ante el caudillo para rastrojear en los comederos de las Naciones Unidas, como el ex seminarista Francisco Arias Cárdenas. Chaderton pasa, todavía hoy, por versallesco funcionario internacional, un embajador de tomo y lomo. Al que por más que lo intente, se le ve el bojote.
En pocas palabras: si Roy Chaderton es un militante revolucionario yo soy Neil Amstrong. De allí la pena ajena que causan sus desplantes de servilismo sin nombre, su postiza vulgaridad, sus vanos intentos por ser tan balurdo y grosero como el amo al que sirve. Él, precisamente una verdadera dama en el trato y una gran señora en el recato decimonónico con que protege su vida privada. ¡Qué vueltas que da la vida! Tan sorprendentes y desaforadas son sus declaraciones contra El País de Madrid y el Grupo Prisa, aquel junto a Le Monte y The New York Times uno de los más prestigiosos periódicos liberales del planeta, y éste el emporio editorial más poderoso y afamado de Hispanoamérica, que provoca pensar en un súbito ataque de delirium tremens. Su amo le soba el loma al Rey de España; él le hace la segunda vociferando contra los medios españoles.
Seamos francos: cuando el teniente coronel ordena denunciar “la dictadura mediática”, prefiero a Izarrita. Refulge en sus ojos el odio visceral contra la democracia y el deseo de ver incendiadas las sedes de El Nacional y RCTV. A Chaderton, en cambio, no le creo ni lo que reza. Si es que mantiene ese hábito de infancia. Capaz que lo haga. La hipocresía da para todo.
CHADERTON, EL EMBAJADOR DEL CLOSET
Antonio Sánchez García

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