-- 18.50, Francisco a la juventud cubana: “Sean capaces de crear la amistad social”
El Papa se reunió con los jóvenes del Centro Cultural Padre Félix Varela de La Habana
Por Redacción
Madrid, 21 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
Madrid, 21 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
El papa Francisco mantuvo este domingo por la tarde un encuentro con la juventud cubana en el Centro Cultural Padre Félix Varela. Ante miles de jóvenes de La Habana, el Santo Padre pidió a los presentes que “sean capaces de crear la amistad social” y eviten los “conventillos de las ideologías o las religiones”.
Además, el Pontífice les invitó a que trabajen juntos, aunque piensen de forma diferente, en la “cultura del encuentro”. “A ustedes, jóvenes cubanos, aunque piensen diferente, aunque tengan puntos de vista diferentes quiero que vayan acompañados, juntos, buscando la esperanza, el futuro y la nobleza de la patria”, instó el Papa en una alocución improvisada.
Francisco exhortó a los chicos y chicas congregados a las puertas del Centro Cultural Padre Félix Varela a tener los “corazones abiertos y las mentes abiertas” y hablar con el que piensa distinto buscando lo que existe en común.
“¿Por qué tiramos la piedra sobre aquello que nos separa, aquello sobre lo que somos, aquello sobre lo que somos distintos? ¿Por qué no nos damos la mano sobre lo que tenemos en común?”, preguntó el Santo Padre en su mensaje que fue interrumpido en varias ocasiones por los jóvenes con aplausos y expresiones de entusiasmo.
Les encomendó que trabajen para crear “amistad social” porque la enemistad destruye la familia, destruye un país y puede destruir el mundo.
El Pontífice animó a la juventud de la Isla a soñar, porque un joven que no es capaz de hacerlo “está clausurado y cerrado en sí mismo”. “Soñá que el mundo con vos puede ser distinto, soñá que si vos ponés lo mejor de vos vas a ayudar a que ese mundo sea distinto”, exhortó a los presentes.
También recordó que los jóvenes “son la esperanza de un pueblo” y advirtió sobre el grave problema de desempleo juvenil que existe en Europa.
“Un pueblo que no se preocupa por dar trabajo a los jóvenes no tiene futuro”, denunció el Papa, al tiempo que lamentó que la juventud entre a formar parte de esa “cultura del descarte” que genera el “imperio del dios dinero”.
Así, alertó que al joven que no tiene trabajo lo que le quedan son “las adicciones, el suicidio, o irse por ahí buscando un ejército de destrucción para crear guerras”. “Esta cultura del descarte nos está haciendo mal a todos, nos quita la esperanza”, reiteró.
“Me despido deseándoles lo mejor, voy a rezar por ustedes y les pido que recen por mí y si alguno de ustedes no es creyente, y no puede rezar porque no es creyente, que al menos me desee cosas buenas”, dijo Francisco.
Con su saludo a los jóvenes, entre los que había creyentes y no creyentes, el Santo Padre concluyó la intensa agenda que ha desarrollado este domingo en La Habana, donde ofició una misa multitudinaria en la Plaza de la Revolución, visitó a Fidel Castro, se reunió con su hermano, el presidente Raúl y participó en la Catedral en el rezo de vísperas junto a sacerdotes, religiosas, religiosos y seminaristas.
Además, el Pontífice les invitó a que trabajen juntos, aunque piensen de forma diferente, en la “cultura del encuentro”. “A ustedes, jóvenes cubanos, aunque piensen diferente, aunque tengan puntos de vista diferentes quiero que vayan acompañados, juntos, buscando la esperanza, el futuro y la nobleza de la patria”, instó el Papa en una alocución improvisada.
Francisco exhortó a los chicos y chicas congregados a las puertas del Centro Cultural Padre Félix Varela a tener los “corazones abiertos y las mentes abiertas” y hablar con el que piensa distinto buscando lo que existe en común.
“¿Por qué tiramos la piedra sobre aquello que nos separa, aquello sobre lo que somos, aquello sobre lo que somos distintos? ¿Por qué no nos damos la mano sobre lo que tenemos en común?”, preguntó el Santo Padre en su mensaje que fue interrumpido en varias ocasiones por los jóvenes con aplausos y expresiones de entusiasmo.
Les encomendó que trabajen para crear “amistad social” porque la enemistad destruye la familia, destruye un país y puede destruir el mundo.
El Pontífice animó a la juventud de la Isla a soñar, porque un joven que no es capaz de hacerlo “está clausurado y cerrado en sí mismo”. “Soñá que el mundo con vos puede ser distinto, soñá que si vos ponés lo mejor de vos vas a ayudar a que ese mundo sea distinto”, exhortó a los presentes.
También recordó que los jóvenes “son la esperanza de un pueblo” y advirtió sobre el grave problema de desempleo juvenil que existe en Europa.
“Un pueblo que no se preocupa por dar trabajo a los jóvenes no tiene futuro”, denunció el Papa, al tiempo que lamentó que la juventud entre a formar parte de esa “cultura del descarte” que genera el “imperio del dios dinero”.
Así, alertó que al joven que no tiene trabajo lo que le quedan son “las adicciones, el suicidio, o irse por ahí buscando un ejército de destrucción para crear guerras”. “Esta cultura del descarte nos está haciendo mal a todos, nos quita la esperanza”, reiteró.
“Me despido deseándoles lo mejor, voy a rezar por ustedes y les pido que recen por mí y si alguno de ustedes no es creyente, y no puede rezar porque no es creyente, que al menos me desee cosas buenas”, dijo Francisco.
Con su saludo a los jóvenes, entre los que había creyentes y no creyentes, el Santo Padre concluyó la intensa agenda que ha desarrollado este domingo en La Habana, donde ofició una misa multitudinaria en la Plaza de la Revolución, visitó a Fidel Castro, se reunió con su hermano, el presidente Raúl y participó en la Catedral en el rezo de vísperas junto a sacerdotes, religiosas, religiosos y seminaristas.
-- 17.30 El Papa: “Pobreza y misericordia: ahí está Jesús”
La Habana, Catedral de la Inmaculada Concepción y San Cristóbal: En el encuentro con sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas, el Papa deja de lado el discurso escrito e improvisa reflexionando sobre la pobreza y la misericordia
Por Redacción
Ciudad del Vaticano, 21 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
--16.00, Raúl Castro recibe al Papa en el Palacio de la Revolución de La Habana
Ciudad del Vaticano, 21 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
Hay una frase de San Ambrosio que conmueve mucho al Santo Padre, ‘donde hay misericordia está el Espíritu de Jesús, donde hay rigidez están solamente sus ministros’. Él mismo lo ha contado en su homilía en la oración de las vísperas en la Catedral de la Inmaculada Concepción y San Cristóbal en La Habana, con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas. Y esta idea ha sido la conclusión de su discurso, en el que reflexionó sobre pobreza y misericordia.
Al llegar a la Catedral, y tras saludar y bendecir a los fieles reunidos en la plaza, el Santo Padre ha sido acogido por el rector, quien le acompañó a la Capilla del Santísimo.
En primer lugar intervino el cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, a continuación una religiosa ha dado su testimonio y finalmente se ha rezado vísperas y el Papa ha pronunciado unas palabras. Sor Yaileny Ponce Torres, hija de la caridad, ha hablado de su servicio en el Hogar de impedidos físicos y mentales “La Edad de Oro”. La religiosa ha indicado que el gesto de corazón que cada día quieren vivir en el trato con los pacientes y personal de servicio es “descalzarnos ante el misterio de Dios latente en la vida de aquellos, que a los ojos de muchos son invisibles, no cuentan, son valorados como carga inútil o despreciados por ser diferentes”.
Mientras, el cardenal Ortega quiso mencionar algo muy propio de la Iglesia de este país, “la Iglesia que vive en Cuba es una Iglesia pobre, y el abnegado testimonio de pobreza de nuestros sacerdotes diocesanos o religiosos, de los diáconos y las personas consagradas, es admirable”. Quizás, ha asegurado, sea precisamente la pobreza la que contribuye de modo singular a la solidaridad y fraternidad entre todos.
El Santo Padre, ha reconocido que tanto el cardenal como la religiosa han hablado “como profetas” y por eso ha decido dejar de lado el discurso que llevaba preparado e improvisar.
A propósito de la pobreza, el Papa ha señalado que el espíritu mundano no la conoce, no la quiere, la esconde, no por pudor, sino por desprecio. Ha advertido que “el espíritu del mundo no ama el camino del Hijo de Dios, que se vació a sí mismo, se hizo pobre, se hizo nada, se humilló para ser uno de nosotros”.
Del mismo modo ha hablado del peligro de estar apegado a la “mundanidad”. Y ha añadido que “la riqueza pauperiza, pero pauperiza mal, nos quita lo mejor que tenemos, nos hace pobres. Pobres en la única riqueza que vale la pena, para poner la seguridad en lo otro”.
El Santo Padre ha recordado el espíritu de pobreza, el espíritu de despojo, el espíritu de dejarlo todo para seguir a Jesús y “este dejarlo todo no lo invento yo, varias veces aparece en Evangelio”.
Asimismo, ha asegurado que “nuestra Santa Madre Iglesia es pobre. Dios la quiere pobre como quiso pobre a nuestra Santa Madre María”. Por eso les ha invitado a amar la pobreza como a madre.
Haciendo referencia al testimonio previo de la religiosa, el Pontífice ha hablado de “los últimos”, los “más pequeños”. Que --ha afirmado-- aunque sean grandes unos terminan tratándolos como niños, porque se presentan como niños. Así, ha explicado que aunque haya servicios pastorales más gratificantes, cuando uno busca en la preferencia interior al más pequeño, al más abandonado, al más enfermo, al que nadie tiene en cuenta, al que nadie quiere, “cuando sirve al más pequeño, está sirviendo a Jesús de manera superlativa”.
Estos lugares son “donde la ternura y la misericordia del Padre se hace más patente, donde la ternura y la misericordia de Dios se hace caricia”, ha observado. Ha propósito ha reconocido "cuántas religiosas y religiosos queman y repito el verbo, queman, su vida acariciando material de descarte”.
Por todo ello, el Santo Padre ha dado las gracias a todos los consagrados que dedican sus vidas a los “más pequeños”.
También ha dedicado una reflexión a los sacerdotes. A ellos les ha pedido que no se cansen de perdonar. Les ha invitado a pensar cuando están en el confesionario que tienen “un tesoro en las manos que es la misericordia del Padre”.
--16.00, Raúl Castro recibe al Papa en el Palacio de la Revolución de La Habana
El presidente cubano y el Pontífice sostuvieron una conversación privada durante la visita de cortesía
Por Redacción
Madrid, 20 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
Madrid, 20 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
El presidente del Consejo de Estado y el Consejo de Ministros de la República de Cuba, Raúl Castro Ruz, recibió este domingo por la tarde en el Palacio de la Revolución de La Habana al papa Francisco, que está realizando su primera visita oficial a la Isla como parte de un viaje apostólico que le llevará también a Estados Unidos.
El encuentro se produjo en la misma jornada en la que el Pontífice ofició una misa multitudinaria en la Plaza de la Revolución y mantuvo un encuentro con el histórico líder Fidel Castro, de 89 años de edad y retirado del poder desde 2006.
El Santo Padre salió de la Nunciatura Apostólica de La Habana en dirección al Palacio de la Revolución, para realizar una visita de cortesía al mandatario cubano.
El gobernante recibió al Papa a la entrada del edificio y le acompañó en el ascensor hasta el primer piso, donde tuvo lugar la presentación de las dos delegaciones en el llamado salón “Sol de América”.
Tras la conversación privada entre Francisco y Raúl Castro, el Pontífice saludó a la familia del presidente y se procedió al tradicional intercambio de regalos.
Por su parte, el secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolin --acompañado por el sustituto, el secretario para las Relaciones con los Estados y el nuncio apostólico en Cuba--, mantuvo un encuentro con el vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros, a su vez acompañado por dos colaboradores.
Al término de la reunión, el Santo Padre y el presidente se asomaron a la entrada principal del Palacio de la Revolución para saludar juntos.
Concluida la visita de cortesía, el papa Francisco se trasladó en automóvil a la Catedral de La Habana para la celebración de las Vísperas con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas.
El encuentro se produjo en la misma jornada en la que el Pontífice ofició una misa multitudinaria en la Plaza de la Revolución y mantuvo un encuentro con el histórico líder Fidel Castro, de 89 años de edad y retirado del poder desde 2006.
El Santo Padre salió de la Nunciatura Apostólica de La Habana en dirección al Palacio de la Revolución, para realizar una visita de cortesía al mandatario cubano.
El gobernante recibió al Papa a la entrada del edificio y le acompañó en el ascensor hasta el primer piso, donde tuvo lugar la presentación de las dos delegaciones en el llamado salón “Sol de América”.
Tras la conversación privada entre Francisco y Raúl Castro, el Pontífice saludó a la familia del presidente y se procedió al tradicional intercambio de regalos.
Por su parte, el secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolin --acompañado por el sustituto, el secretario para las Relaciones con los Estados y el nuncio apostólico en Cuba--, mantuvo un encuentro con el vicepresidente del Consejo de Estado y de Ministros, a su vez acompañado por dos colaboradores.
Al término de la reunión, el Santo Padre y el presidente se asomaron a la entrada principal del Palacio de la Revolución para saludar juntos.
Concluida la visita de cortesía, el papa Francisco se trasladó en automóvil a la Catedral de La Habana para la celebración de las Vísperas con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas.
El Papa visita a Fidel Castro en su casa transformada en clínica
El encuentro privado con el enfermo líder de 89 años ha durado unos 40 minutos. Francisco es el tercer Papa con el que se reúne Fidel
Por Rocío Lancho García
Ciudad del Vaticano, 20 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
Ciudad del Vaticano, 20 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
No estaba previsto en la agenda del viaje pero el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi ya había anunciado que era “muy probable” que sucediera. El Santo Padre Francisco ha visitado en la tarde de este domingo a Fidel Castro en su residencia de La Habana.
En una rueda de prensa, el director de la Oficina de Prensa del Vaticano ha confirmado el encuentro entre el Papa y el comandante. Han estado presentes la mujer, hijos y nietos del ex presidente cubano en lo que ha definido un encuentro “sencillo y familiar”.
La visita ha tenido lugar después de la santa misa de esta mañana en la Plaza de la Revolución y ha sido completamente privada, sin cámaras ni fotógrafos.
Durante unos 40 minutos han tenido ocasión de conversar. Castro, como ya hizo en 2012 con Benedicto XVI, ha hecho al papa Francisco varias preguntas sobre la defensa del medio ambiente y sobre la situación actual del mundo.
El Santo Padre ha regalado a Castro dos libros de Alessandro Pronzato, “Evangelios molestos” y “La boca se nos llenó de risas. Sentido del humor y fe”. Del mismo modo le ha entregado también una copia de la encíclica Laudato Si’ y de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium. Finalmente le ha regalado algunos CD’s con sermones de un jesuita, el padre Llorente, que fue profesor de Fidel.
Por su parte, el líder de la revolución cubana, ha regalado al Pontífice una copia del libro “Fidel y la religión” de fray Betto, con una “dedicatoria muy respetuosa y afectuosa”.
Francisco es el tercer Papa con el que se reúne Fidel Castro. Tuvo ocasión de reunirse 5 veces con Juan Pablo II y una vez con Benedicto XVI.El Papa pide a los periodistas del vuelo papal ser puentes de paz
Durante el viaje de Roma a Cuba, el Santo Padre saludó a la prensa que le acompaña en el avión y agradeció la labor de los periodistas que en estos días cubren el viaje
Por Redacción
Ciudad del Vaticano, 20 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
Ciudad del Vaticano, 20 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
El santo padre Francisco ha agradecido a los periodistas que le acompañan en el avión su trabajo, por hacer puentes: “pequeños puentes, pequeños, pero un pequeño puente y otro, y otro, y otro, hacen el gran puente de la paz”. Así lo explicó en el vuelo que le llevaba este sábado rumbo a Cuba. Como es habitual, tras el despegue, el Papa se acercó a saludar a los periodistas que viajan con él, en este caso un total de 76.
Tal y como recordó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, para este vuelo hubo 140 solicitudes de periodistas, pero por cuestiones de espacio no se pudieron aceptar todas.
Por su parte, el Santo Padre recordó que este será el viaje más largo de su pontificado, por tanto “¡habrá trabajo!" Asimismo, dio las gracias a los presentes por “el trabajo que se hace y que se va a hacer”.
Además, el Pontífice indicó que “hoy el mundo está sediento de paz”. “Hay guerras, los inmigrantes huyen, esta oleada migratoria que viene de las guerras, para huir de la muerte, para buscar la vida…”, observó. A propósito, el Papa aseguró haberse emocionado al saludar a una de las dos familias de refugiados sirios que han sido acogidos en el Vaticano. “¡Se veía en el rostro el dolor por esto!”, exclamó.
No quiso dejar pasar la ocasión de saludar y agradecer a todos los colegas que en estos días, durante el viaje del Papa a Cuba y Estados Unidos, “estarán trabajando en las oficinas o desde sus casas”.
--10:15, El Papa en el ángelus - 'No podemos permitir otro fracaso de la paz en Colombia'
La Habana: El Santo Padre pide que la sangre vertida por miles de inocentes, unida a la del Señor en la Cruz, sostenga los diálogos de paz que se realizan en Cuba
Por Redacción
Roma, 20 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
Roma, 20 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
El santo padre Francisco después de celebrar la misa en la plaza central de La Habana, rezó la oración del ángelus. Poco antes agradeció al cardenal Jaime Ortega y Alamino, arzobispo de esta ciudad, sus amables palabras, así como “a los obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos”. Y también “al señor presidente y a todas las autoridades presentes”.
Pidió a la Virgen “que nos enseñe a estar junto a la cruz del hermano que sufre. Que aprendamos a ver a Jesús en cada hombre postrado en el camino de la vida; en cada hermano que tiene hambre o sed, que está desnudo o en la cárcel o enfermo”.
A continuación el Santo Padre hizo un fuerte llamado, en favor de la paz en Colombia y de los diálogos que se están realizando en La Habana desde hace varios meses, para que se den pasos adelante.
“En este momento -dijo- me siento en el deber de dirigir mi pensamiento a la querida tierra de Colombia, consciente de la importancia crucial del momento presente, en el que, con esfuerzo renovado y movidos por la esperanza, sus hijos están buscando construir una sociedad en paz”.
“Que la sangre vertida por miles de inocentes durante tantas décadas de conflicto armado, unida a aquella del Señor Jesucristo en la Cruz, sostenga todos los esfuerzos que se están haciendo, incluso en esta bella Isla, para una definitiva reconciliación” dijo.
“Y así --prosiguió Francisco-- la larga noche de dolor y de violencia, con la voluntad de todos los colombianos, se pueda transformar en un día sin ocaso de concordia, justicia, fraternidad y amor en el respeto de la institucionalidad y del derecho nacional e internacional, para que la paz sea duradera”.
“Por favor --exhortó el Papa-- no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación.
A continuación el texto completo del papa Francisco con motivo de la oración del ángelus
«Agradezco al Cardenal Jaime Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, sus amables palabras, así como a mis hermanos Obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos. Saludo también al Señor Presidente y a todas las autoridades presentes.
Hemos oído en el evangelio cómo los discípulos tenían miedo de preguntar a Jesús cuando les habla de su pasión y muerte. Les asustaba y no podían comprender la idea de ver a Jesús sufriendo en la Cruz. También nosotros tenemos la tentación de huir de las cruces propias y de las cruces de los demás, de alejarnos del que sufre.
Al concluir la santa Misa, en la que Jesús se nos ha entregado de nuevo con su cuerpo y su sangre, dirijamos ahora nuestros ojos a la Virgen, Nuestra Madre. Y le pedimos que nos enseñe a estar junto a la cruz del hermano que sufre. Que aprendamos a ver a Jesús en cada hombre postrado en el camino de la vida; en cada hermano que tiene hambre o sed, que está desnudo o en la cárcel o enfermo. Junto a la Madre, en la Cruz, podemos comprender quién es verdaderamente «el más importante», y qué significa estar junto al Señor y participar de su gloria.
Aprendamos de María a tener el corazón despierto y atento a las necesidades de los demás. Como nos enseñó en las Bodas de Caná, seamos solícitos en los pequeños de detalles de la vida, y no cejemos en la oración los unos por los otros, para que a nadie falte el vino del amor nuevo, de la alegría que Jesús nos trae.
En este momento me siento en el deber de dirigir mi pensamiento a la querida tierra de Colombia, «consciente de la importancia crucial del momento presente, en el que, con esfuerzo renovado y movidos por la esperanza, sus hijos están buscando construir una sociedad en paz». Que la sangre vertida por miles de inocentes durante tantas décadas de conflicto armado, unida a aquella del Señor Jesucristo en la Cruz, sostenga todos los esfuerzos que se están haciendo, incluso en esta bella Isla, para una definitiva reconciliación.
Y así la larga noche de dolor y de violencia, con la voluntad de todos los colombianos, se pueda transformar en un día sin ocaso de concordia, justicia, fraternidad y amor en el respeto de la institucionalidad y del derecho nacional e internacional, para que la paz sea duradera. Por favor, no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación.
Les pido ahora que se unan conmigo en la plegaria a María, para poner todas nuestras preocupaciones y aspiraciones cerca del Corazón de Cristo. Y de modo especial, le pedimos por los que han perdido la esperanza, y no encuentran motivos para seguir luchando; por los que sufren la injusticia, el abandono y la soledad; pedimos por los ancianos, los enfermos, los niños y los jóvenes, por todas las familias en dificultad, para que María les enjugue sus lágrimas, les consuele con su amor de Madre, les devuelva la esperanza y la alegría. Madre santa, te encomiendo a estos hijos tuyos de Cuba: ¡No los abandones nunca!. Y por favor no se olviden de rezar por mi».
Pidió a la Virgen “que nos enseñe a estar junto a la cruz del hermano que sufre. Que aprendamos a ver a Jesús en cada hombre postrado en el camino de la vida; en cada hermano que tiene hambre o sed, que está desnudo o en la cárcel o enfermo”.
A continuación el Santo Padre hizo un fuerte llamado, en favor de la paz en Colombia y de los diálogos que se están realizando en La Habana desde hace varios meses, para que se den pasos adelante.
“En este momento -dijo- me siento en el deber de dirigir mi pensamiento a la querida tierra de Colombia, consciente de la importancia crucial del momento presente, en el que, con esfuerzo renovado y movidos por la esperanza, sus hijos están buscando construir una sociedad en paz”.
“Que la sangre vertida por miles de inocentes durante tantas décadas de conflicto armado, unida a aquella del Señor Jesucristo en la Cruz, sostenga todos los esfuerzos que se están haciendo, incluso en esta bella Isla, para una definitiva reconciliación” dijo.
“Y así --prosiguió Francisco-- la larga noche de dolor y de violencia, con la voluntad de todos los colombianos, se pueda transformar en un día sin ocaso de concordia, justicia, fraternidad y amor en el respeto de la institucionalidad y del derecho nacional e internacional, para que la paz sea duradera”.
“Por favor --exhortó el Papa-- no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación.
A continuación el texto completo del papa Francisco con motivo de la oración del ángelus
«Agradezco al Cardenal Jaime Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, sus amables palabras, así como a mis hermanos Obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos. Saludo también al Señor Presidente y a todas las autoridades presentes.
Hemos oído en el evangelio cómo los discípulos tenían miedo de preguntar a Jesús cuando les habla de su pasión y muerte. Les asustaba y no podían comprender la idea de ver a Jesús sufriendo en la Cruz. También nosotros tenemos la tentación de huir de las cruces propias y de las cruces de los demás, de alejarnos del que sufre.
Al concluir la santa Misa, en la que Jesús se nos ha entregado de nuevo con su cuerpo y su sangre, dirijamos ahora nuestros ojos a la Virgen, Nuestra Madre. Y le pedimos que nos enseñe a estar junto a la cruz del hermano que sufre. Que aprendamos a ver a Jesús en cada hombre postrado en el camino de la vida; en cada hermano que tiene hambre o sed, que está desnudo o en la cárcel o enfermo. Junto a la Madre, en la Cruz, podemos comprender quién es verdaderamente «el más importante», y qué significa estar junto al Señor y participar de su gloria.
Aprendamos de María a tener el corazón despierto y atento a las necesidades de los demás. Como nos enseñó en las Bodas de Caná, seamos solícitos en los pequeños de detalles de la vida, y no cejemos en la oración los unos por los otros, para que a nadie falte el vino del amor nuevo, de la alegría que Jesús nos trae.
En este momento me siento en el deber de dirigir mi pensamiento a la querida tierra de Colombia, «consciente de la importancia crucial del momento presente, en el que, con esfuerzo renovado y movidos por la esperanza, sus hijos están buscando construir una sociedad en paz». Que la sangre vertida por miles de inocentes durante tantas décadas de conflicto armado, unida a aquella del Señor Jesucristo en la Cruz, sostenga todos los esfuerzos que se están haciendo, incluso en esta bella Isla, para una definitiva reconciliación.
Y así la larga noche de dolor y de violencia, con la voluntad de todos los colombianos, se pueda transformar en un día sin ocaso de concordia, justicia, fraternidad y amor en el respeto de la institucionalidad y del derecho nacional e internacional, para que la paz sea duradera. Por favor, no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación.
Les pido ahora que se unan conmigo en la plegaria a María, para poner todas nuestras preocupaciones y aspiraciones cerca del Corazón de Cristo. Y de modo especial, le pedimos por los que han perdido la esperanza, y no encuentran motivos para seguir luchando; por los que sufren la injusticia, el abandono y la soledad; pedimos por los ancianos, los enfermos, los niños y los jóvenes, por todas las familias en dificultad, para que María les enjugue sus lágrimas, les consuele con su amor de Madre, les devuelva la esperanza y la alegría. Madre santa, te encomiendo a estos hijos tuyos de Cuba: ¡No los abandones nunca!. Y por favor no se olviden de rezar por mi».
-- 9:00, Francisco en la misa: “El servicio nunca es ideológico”
La Habana, Plaza de la Revolución: En la eucaristía el Papa invita a servir a las personas, evitando el servicio que sirve a los 'míos' en nombre de los 'nuestros'. Servir, sí, 'la fragilidad de los hermanos'
Por Sergio Mora
Roma, 20 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
Roma, 20 de septiembre de 2015 (ZENIT.org)
El primer acto público del papa Francisco con el pueblo y la Iglesia de Cuba, ha sido este domingo por la mañana en la Plaza de la Revolución, José Martí, que puede contener hasta 600 mil personas.
A pesar de toda la retórica castrista, el Santo Padre supo moverse con cordialidad y dio su primer mensaje cuando llegó ayer sábado al aeropuerto de La Habana, reiterando la importancia de 'que Cuba se abra al mundo'. Y citando a Martí indicó que la cultura del encuentro tiene que 'superar las dinastías y grupos'.
La misa presidida por el Papa ha sido celebrada en un altar extremamente sobrio, durante la cual la música del imponente coro tuvo su protagonismo, con pasos muy solemnes y también otros más alegres de ritmo latinoamericano.
En su homilía, el papa Francisco al comentar el evangelio de este domingo recordó que “lejos de todo tipo de elitismo, el horizonte de Jesús no es para unos pocos privilegiados” o para altos “niveles de espiritualidad”, sino “una oferta para la vida cotidiana también aquí en 'nuestra Isla'; una oferta que siempre hace que el día a día tenga sabor a eternidad”.
Y advirtió de la “tentación del servicio que 'se' sirve”. Porque hay “una forma de ejercer el servicio que tiene como interés beneficiar a los 'míos', en nombre de lo 'nuestro'. Ese servicio siempre deja a los 'tuyos' por fuera, generando una dinámica de exclusión”.
Así, invitó a evitar “la mirada enjuiciadora" y a "creer en la mirada transformadora a la que nos invita Jesús”. “Por eso nunca --dijo el Papa-- el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que sirve a las personas”.
Consideró que el pueblo de Cuba “es un pueblo que tiene heridas, como todo pueblo, pero que sabe estar con los brazos abiertos, que marcha con esperanza, porque su vocación es de grandeza”.
Y les invitó a cuidar “esa vocación”, y especialmente les invitó "a que cuiden y sirvan, de modo especial, la fragilidad de sus hermanos. No los descuiden por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado”.
Y concluyó recordando que "quien no vive para servir, no sirve para vivir".
Entre las cosas inéditas, la televisión pública cubana, por primera vez en su historia ha llamado hoy a un sacerdote para comentar la misa y la visita del papa Francisco.
Ha trascendido también que el Santo Padre irá a visitar a Fidel Castro, muy enfermo y en su casa transformada prácticamente en una clínica.
Antes de la celebración eucarística, el Pontífice saludó a los líderes de otras confesiones religiosas de la Isla.
A pesar de toda la retórica castrista, el Santo Padre supo moverse con cordialidad y dio su primer mensaje cuando llegó ayer sábado al aeropuerto de La Habana, reiterando la importancia de 'que Cuba se abra al mundo'. Y citando a Martí indicó que la cultura del encuentro tiene que 'superar las dinastías y grupos'.
La misa presidida por el Papa ha sido celebrada en un altar extremamente sobrio, durante la cual la música del imponente coro tuvo su protagonismo, con pasos muy solemnes y también otros más alegres de ritmo latinoamericano.
En su homilía, el papa Francisco al comentar el evangelio de este domingo recordó que “lejos de todo tipo de elitismo, el horizonte de Jesús no es para unos pocos privilegiados” o para altos “niveles de espiritualidad”, sino “una oferta para la vida cotidiana también aquí en 'nuestra Isla'; una oferta que siempre hace que el día a día tenga sabor a eternidad”.
Y advirtió de la “tentación del servicio que 'se' sirve”. Porque hay “una forma de ejercer el servicio que tiene como interés beneficiar a los 'míos', en nombre de lo 'nuestro'. Ese servicio siempre deja a los 'tuyos' por fuera, generando una dinámica de exclusión”.
Así, invitó a evitar “la mirada enjuiciadora" y a "creer en la mirada transformadora a la que nos invita Jesús”. “Por eso nunca --dijo el Papa-- el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que sirve a las personas”.
Consideró que el pueblo de Cuba “es un pueblo que tiene heridas, como todo pueblo, pero que sabe estar con los brazos abiertos, que marcha con esperanza, porque su vocación es de grandeza”.
Y les invitó a cuidar “esa vocación”, y especialmente les invitó "a que cuiden y sirvan, de modo especial, la fragilidad de sus hermanos. No los descuiden por proyectos que puedan resultar seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado”.
Y concluyó recordando que "quien no vive para servir, no sirve para vivir".
Entre las cosas inéditas, la televisión pública cubana, por primera vez en su historia ha llamado hoy a un sacerdote para comentar la misa y la visita del papa Francisco.
Ha trascendido también que el Santo Padre irá a visitar a Fidel Castro, muy enfermo y en su casa transformada prácticamente en una clínica.
Antes de la celebración eucarística, el Pontífice saludó a los líderes de otras confesiones religiosas de la Isla.
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