El misterioso destino de Chávez
Maduro asegura que murió en Venezuela...FALSO!!! Después de esta despedida los venezolanos
no supimos más de la muerte del Presidente...
EWALD SCHARFENBERG Caracas 20 DIC 2013
"Lo más importante es que, en nuestros pueblos, lo que logramos avanzar con la influencia de él en estos pocos años no retrocederá", dijo Raúl Castro, en sus primeras declaraciones tras la muerte de Chavez que, según aseveró, "se fue invicto, invencible y victorioso"
El Nacional 7 DE MARZO 2013 - 06:48 PM
Cuba dio hoy su último adiós al fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, con un masivo y solemne homenaje a quien fue su principal aliado en el siglo XXI y cuya pérdida supone un importante golpe para un país muy dependiente del respaldo y el petróleo del país suramericano.
Miles de cubanos desfilaron en todas las capitales del país ante la imagen de Chávez, en una jornada de duelo y tributo que abrió en la ciudad oriental de Santiago de Cuba el presidente de la isla, Raúl Castro.
Vestido de militar, el general Castro depositó una rosa blanca bajo el retrato del líder bolivariano, en un sencillo y contenido gesto.
"Lo más importante es que, en nuestros pueblos, lo que logramos avanzar con la influencia de él en estos pocos años no retrocederá", dijo Raúl Castro, en sus primeras declaraciones tras la muerte de Chavez que, según aseveró, "se fue invicto, invencible y victorioso".
El presidente de Cuba ha viajado ya a Caracas para asistir mañana al funeral de Estado por Hugo Chávez.
En La Habana, la ceremonia de homenaje al presidente venezolano tuvo como escenario el Memorial José Martí, ubicado en la emblemática Plaza de la Revolución.
Allí los primeros en rendir tributo a Chávez fueron las principales autoridades del Gobierno y el Partido Comunista de Cuba, entre ellas el primer vicepresidente del país, Miguel Díaz-Canel.
A lo largo de la jornada, una ordenada multitud fue pasando en fila por el memorial en un ambiente de sobriedad y solemnidad, que solo rompieron estudiantes y trabajadores venezolanos residentes en Cuba al lanzar gritos de "Viva el comandante Chávez", "Chávez vive" o "La lucha sigue".
Portando banderas venezolanas y carteles, estudiantes venezolanos de medicina y deportes y trabajadores de la petrolera PDVSA entonaron en la Plaza de la Revolución de La Habana el himno de Venezuela, entre otras canciones.
También homenajearon al presidente venezolano representantes del cuerpo diplomático acreditado en Cuba así como los negociadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en los diálogos de paz con el Gobierno de Juan Manuel Santos.
"Iván Márquez", número dos de la guerrilla, destacó en declaraciones a periodistas el papel de Chávez en el inicio de "una senda" para la solución política y dialogada del conflicto armado en el país suramericano y definió al presidente venezolano como un "líder continental".
Otra de las caras conocidas que acudieron a la ceremonia en La Habana fue Fidel Castro Díaz-Balart, el hijo mayor de Fidel Castro, quien resaltó ante los medios que el legado de "solidaridad y valor" que deja el "revolucionario moderno" que fue Chávez.
Con este homenaje de alto nivel, que la isla suele emplear para rendir tributo a dirigentes históricos de su revolución, Cuba se despide así de un aliado clave en su historia reciente, cuya pérdida abre incertidumbres en un país muy dependiente de Venezuela.
En los últimos catorce años, la venezuela chavista ha sido el principal socio económico de la isla hasta el punto de que el volumen de intercambio comercial con Venezuela (que se elevó a más de 6.000 millones de dólares en 2010) representa el 40 por ciento del total registrado en Cuba.
Con Chávez, la isla ha recibido diariamente 100.000 barriles de petróleo venezolano que Cuba paga en parte con servicios médicos, deportivos y sociales que unos 45.000 cubanos prestan en el país suramericano.
Esa alianza entre Cuba y Venezuela ha ido mucho más allá de lo económico por la estrecha relación entre Chávez y los hermanos Castro, especialmente con el expresidente Fidel, el mentor político del líder bolivariano que lo guió en su sueño de unir a América Latina frente al imperialismo y el capitalismo.
La amistad de Chávez con el jefe de la revolución cubana ha quedado patente también durante las enfermedades que padecieron ambos: cuando en 2006 Fidel Castro enfermó y delegó el poder en su hermano Raúl, fue el mandatario venezolano quien le "acompañó como un hijo", en palabras del Gobierno cubano.
Los papeles cambiaron años más tarde, cuando Fidel Castro permaneció atento y vigilante a la evolución del cáncer de Chávez, quien eligió Cuba para operarse y recibir la mayor parte de sus tratamientos entre 2011 y 2013, un periodo en que las idas y venidas del presidente venezolano a la isla fueron constantes.
La muerte de Chávez golpea a una Cuba inmersa en su plan económico para "actualizar" el socialismo y proyecta preocupación por cómo afectará a las relaciones de Venezuela y la isla.
Muchos temen que un escenario sin la generosa ayuda de Chávez provoque una vuelta a los duros años de la escasez, aunque no faltan quienes estiman que la isla está ahora mejor preparada que en los años 90, cuando cayó el bloque soviético, para afrontar un impacto similar.
"Lo más importante es que, en nuestros pueblos, lo que logramos avanzar con la influencia de él en estos pocos años no retrocederá", dijo Raúl Castro, en sus primeras declaraciones tras la muerte de Chavez que, según aseveró, "se fue invicto, invencible y victorioso"
Cuba dio hoy su último adiós al fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, con un masivo y solemne homenaje a quien fue su principal aliado en el siglo XXI y cuya pérdida supone un importante golpe para un país muy dependiente del respaldo y el petróleo del país suramericano.
Miles de cubanos desfilaron en todas las capitales del país ante la imagen de Chávez, en una jornada de duelo y tributo que abrió en la ciudad oriental de Santiago de Cuba el presidente de la isla, Raúl Castro.
Vestido de militar, el general Castro depositó una rosa blanca bajo el retrato del líder bolivariano, en un sencillo y contenido gesto.
"Lo más importante es que, en nuestros pueblos, lo que logramos avanzar con la influencia de él en estos pocos años no retrocederá", dijo Raúl Castro, en sus primeras declaraciones tras la muerte de Chavez que, según aseveró, "se fue invicto, invencible y victorioso".
El presidente de Cuba ha viajado ya a Caracas para asistir mañana al funeral de Estado por Hugo Chávez.
En La Habana, la ceremonia de homenaje al presidente venezolano tuvo como escenario el Memorial José Martí, ubicado en la emblemática Plaza de la Revolución.
Allí los primeros en rendir tributo a Chávez fueron las principales autoridades del Gobierno y el Partido Comunista de Cuba, entre ellas el primer vicepresidente del país, Miguel Díaz-Canel.
A lo largo de la jornada, una ordenada multitud fue pasando en fila por el memorial en un ambiente de sobriedad y solemnidad, que solo rompieron estudiantes y trabajadores venezolanos residentes en Cuba al lanzar gritos de "Viva el comandante Chávez", "Chávez vive" o "La lucha sigue".
Portando banderas venezolanas y carteles, estudiantes venezolanos de medicina y deportes y trabajadores de la petrolera PDVSA entonaron en la Plaza de la Revolución de La Habana el himno de Venezuela, entre otras canciones.
También homenajearon al presidente venezolano representantes del cuerpo diplomático acreditado en Cuba así como los negociadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en los diálogos de paz con el Gobierno de Juan Manuel Santos.
"Iván Márquez", número dos de la guerrilla, destacó en declaraciones a periodistas el papel de Chávez en el inicio de "una senda" para la solución política y dialogada del conflicto armado en el país suramericano y definió al presidente venezolano como un "líder continental".
Otra de las caras conocidas que acudieron a la ceremonia en La Habana fue Fidel Castro Díaz-Balart, el hijo mayor de Fidel Castro, quien resaltó ante los medios que el legado de "solidaridad y valor" que deja el "revolucionario moderno" que fue Chávez.
Con este homenaje de alto nivel, que la isla suele emplear para rendir tributo a dirigentes históricos de su revolución, Cuba se despide así de un aliado clave en su historia reciente, cuya pérdida abre incertidumbres en un país muy dependiente de Venezuela.
En los últimos catorce años, la venezuela chavista ha sido el principal socio económico de la isla hasta el punto de que el volumen de intercambio comercial con Venezuela (que se elevó a más de 6.000 millones de dólares en 2010) representa el 40 por ciento del total registrado en Cuba.
Con Chávez, la isla ha recibido diariamente 100.000 barriles de petróleo venezolano que Cuba paga en parte con servicios médicos, deportivos y sociales que unos 45.000 cubanos prestan en el país suramericano.
Esa alianza entre Cuba y Venezuela ha ido mucho más allá de lo económico por la estrecha relación entre Chávez y los hermanos Castro, especialmente con el expresidente Fidel, el mentor político del líder bolivariano que lo guió en su sueño de unir a América Latina frente al imperialismo y el capitalismo.
La amistad de Chávez con el jefe de la revolución cubana ha quedado patente también durante las enfermedades que padecieron ambos: cuando en 2006 Fidel Castro enfermó y delegó el poder en su hermano Raúl, fue el mandatario venezolano quien le "acompañó como un hijo", en palabras del Gobierno cubano.
Los papeles cambiaron años más tarde, cuando Fidel Castro permaneció atento y vigilante a la evolución del cáncer de Chávez, quien eligió Cuba para operarse y recibir la mayor parte de sus tratamientos entre 2011 y 2013, un periodo en que las idas y venidas del presidente venezolano a la isla fueron constantes.
La muerte de Chávez golpea a una Cuba inmersa en su plan económico para "actualizar" el socialismo y proyecta preocupación por cómo afectará a las relaciones de Venezuela y la isla.
Muchos temen que un escenario sin la generosa ayuda de Chávez provoque una vuelta a los duros años de la escasez, aunque no faltan quienes estiman que la isla está ahora mejor preparada que en los años 90, cuando cayó el bloque soviético, para afrontar un impacto similar.
Vestido de militar, el general Castro depositó una rosa blanca bajo el retrato del líder bolivariano, en un sencillo y contenido gesto.
"Lo más importante es que, en nuestros pueblos, lo que logramos avanzar con la influencia de él en estos pocos años no retrocederá", dijo Raúl Castro, en sus primeras declaraciones tras la muerte de Chavez que, según aseveró, "se fue invicto, invencible y victorioso".
El presidente de Cuba ha viajado ya a Caracas para asistir mañana al funeral de Estado por Hugo Chávez.
En La Habana, la ceremonia de homenaje al presidente venezolano tuvo como escenario el Memorial José Martí, ubicado en la emblemática Plaza de la Revolución.
Allí los primeros en rendir tributo a Chávez fueron las principales autoridades del Gobierno y el Partido Comunista de Cuba, entre ellas el primer vicepresidente del país, Miguel Díaz-Canel.
A lo largo de la jornada, una ordenada multitud fue pasando en fila por el memorial en un ambiente de sobriedad y solemnidad, que solo rompieron estudiantes y trabajadores venezolanos residentes en Cuba al lanzar gritos de "Viva el comandante Chávez", "Chávez vive" o "La lucha sigue".
Portando banderas venezolanas y carteles, estudiantes venezolanos de medicina y deportes y trabajadores de la petrolera PDVSA entonaron en la Plaza de la Revolución de La Habana el himno de Venezuela, entre otras canciones.
También homenajearon al presidente venezolano representantes del cuerpo diplomático acreditado en Cuba así como los negociadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en los diálogos de paz con el Gobierno de Juan Manuel Santos.
"Iván Márquez", número dos de la guerrilla, destacó en declaraciones a periodistas el papel de Chávez en el inicio de "una senda" para la solución política y dialogada del conflicto armado en el país suramericano y definió al presidente venezolano como un "líder continental".
Otra de las caras conocidas que acudieron a la ceremonia en La Habana fue Fidel Castro Díaz-Balart, el hijo mayor de Fidel Castro, quien resaltó ante los medios que el legado de "solidaridad y valor" que deja el "revolucionario moderno" que fue Chávez.
Con este homenaje de alto nivel, que la isla suele emplear para rendir tributo a dirigentes históricos de su revolución, Cuba se despide así de un aliado clave en su historia reciente, cuya pérdida abre incertidumbres en un país muy dependiente de Venezuela.
En los últimos catorce años, la venezuela chavista ha sido el principal socio económico de la isla hasta el punto de que el volumen de intercambio comercial con Venezuela (que se elevó a más de 6.000 millones de dólares en 2010) representa el 40 por ciento del total registrado en Cuba.
Con Chávez, la isla ha recibido diariamente 100.000 barriles de petróleo venezolano que Cuba paga en parte con servicios médicos, deportivos y sociales que unos 45.000 cubanos prestan en el país suramericano.
Esa alianza entre Cuba y Venezuela ha ido mucho más allá de lo económico por la estrecha relación entre Chávez y los hermanos Castro, especialmente con el expresidente Fidel, el mentor político del líder bolivariano que lo guió en su sueño de unir a América Latina frente al imperialismo y el capitalismo.
La amistad de Chávez con el jefe de la revolución cubana ha quedado patente también durante las enfermedades que padecieron ambos: cuando en 2006 Fidel Castro enfermó y delegó el poder en su hermano Raúl, fue el mandatario venezolano quien le "acompañó como un hijo", en palabras del Gobierno cubano.
Los papeles cambiaron años más tarde, cuando Fidel Castro permaneció atento y vigilante a la evolución del cáncer de Chávez, quien eligió Cuba para operarse y recibir la mayor parte de sus tratamientos entre 2011 y 2013, un periodo en que las idas y venidas del presidente venezolano a la isla fueron constantes.
La muerte de Chávez golpea a una Cuba inmersa en su plan económico para "actualizar" el socialismo y proyecta preocupación por cómo afectará a las relaciones de Venezuela y la isla.
Muchos temen que un escenario sin la generosa ayuda de Chávez provoque una vuelta a los duros años de la escasez, aunque no faltan quienes estiman que la isla está ahora mejor preparada que en los años 90, cuando cayó el bloque soviético, para afrontar un impacto similar.
El fin de una ilusión
ROBERTO GIUSTI | EL UNIVERSAL
martes 1 de diciembre de 2015 12:00 AM
El mundo patas arriba ha sido una constante en la realidad venezolana a partir de fines del siglo pasado y hasta nuestros días. Fiel reflejo de esa incongruencia generalizada lo constituye el control de los medios de comunicación, propiciado por un gobierno que ha pretendido inmiscuirse en todo, desde la economía hasta los más íntimos repliegues de la vida privada. Fue así como desde su llegada al poder el caudillo enfrentó a unos medios que, en su mayor parte y luego de una breve luna de miel, comenzaron a adversarlo al detectar los primeros brotes de una ambición desmedida. Y lo hizo con éxito si consideramos que venció en consecutivos eventos electorales que convocó, entre otros fines, para ir destruyendo el orden establecido.
Fue cruenta la confrontación entre los medios establecidos y un hombre que al principio contaba con una débil estructura comunicacional. Pero poco a poco y cada vez con menos escrúpulos apeló a todo tipo de recursos, entre ellos el cierre, para frenarlos, neutralizarlos o acallarlos e impedir que reseñaran, como lo estaban haciendo, el proceso de concentración de poder con todas sus consecuencias: impunidad, corrupción, despojo de la propiedad privada, conformación de fuerzas armadas irregulares, violencia desatada en todas sus modalidades y un trastorno total que puso en tela de juicio valores básico vigentes en toda sociedad democrática.
Paralelamente y con la imposición de su verbo disolvente y un talento innegable para conectarse con las masas, iba ganaba terreno y simultáneamente aplicaba, gracias a la renta petrolera, el más colosal aparato clientelar que haya existido en el continente. Aparato que expandía su influencia más allá de la fronteras, en audaz intento por exportar el "modelo bolivariano" a países de la región, algunos de cuyos mandatarios fueron electos con el patrocinio del gran dispensador, quien llegó bien lejos y extendió el manto irresistible de los petrodólares a los más disímiles rincones del planeta para elevarse a la supuesta condición de líder de líderes.
El montaje de todo ese sistema, cuya clave era la concentración y posesión indefinida del poder, con la aplicación más o menos chapucera de principios marxistas como la lucha de clases, se sostenía sobre la base del apoyo popular. Las grandes mayorías le daban luz verde al caudillo para hacer y deshacer y la sensación de invencibilidad que transmitía era más que suficiente para descorazonar al más recalcitrante de los opositores. Todo parecía indicar que el "proceso" se asentaba sobre un piso tan firme que pasarían muchos años antes de que este cediera.
Pero en un período relativamente corto y de manera casi súbita todo comenzó a derrumbarse. Con la desaparición del caudillo se demostró que el "proceso" había sido diseñado para un hombre en particular, con nombre y apellido muy precisos y que por lo tanto la carga de poder era intransferible, tal y como lo demostraron, rápidamente, los resultados de las elecciones presidenciales del 2013. Casi al mismo tiempo los precios del petróleo se vinieron abajo y con ellos se borró la ilusión de fortaleza y gobernabilidad que se había mantenido por sobre todos los desaguisados.
Sin un caudillo de dotes persuasivas que hacía ver blanco lo que era negro y sin petróleo a cien dólares, afloró con toda crudeza la cruel realidad. Los 900 mil millones de dólares invertidos en sostener el "proceso" se habían malgastado, el nuevo orden nunca apareció y los números en rojo se propagaron en un descontento y rechazo popular fácilmente comprobable en el fracaso de un modelo económico que funcionaba a realazos y que ya no da para más. Ahora los herederos del desastre, huérfanos de respuestas efectivas ante la crisis, apelan al control comunicacional que aún detentan y a un aparato propagandístico utilizado con grosero ventajismo a ver si pueden voltear la tortilla creando la existencia de un país que solo existe en sus piezas publicitarias. Es, de nuevo, el mundo patas arriba. Ni vencen ni convencen y si al comienzo no dominaban los medios y ganaban las elecciones, ahora los dominan y están perdiendo. Con lo cual queda demostrado que la realidad es terca y más fuerte que cualquier cuña más o menos ingeniosa, más menos engañosa.
@rgiustia
Fue cruenta la confrontación entre los medios establecidos y un hombre que al principio contaba con una débil estructura comunicacional. Pero poco a poco y cada vez con menos escrúpulos apeló a todo tipo de recursos, entre ellos el cierre, para frenarlos, neutralizarlos o acallarlos e impedir que reseñaran, como lo estaban haciendo, el proceso de concentración de poder con todas sus consecuencias: impunidad, corrupción, despojo de la propiedad privada, conformación de fuerzas armadas irregulares, violencia desatada en todas sus modalidades y un trastorno total que puso en tela de juicio valores básico vigentes en toda sociedad democrática.
Paralelamente y con la imposición de su verbo disolvente y un talento innegable para conectarse con las masas, iba ganaba terreno y simultáneamente aplicaba, gracias a la renta petrolera, el más colosal aparato clientelar que haya existido en el continente. Aparato que expandía su influencia más allá de la fronteras, en audaz intento por exportar el "modelo bolivariano" a países de la región, algunos de cuyos mandatarios fueron electos con el patrocinio del gran dispensador, quien llegó bien lejos y extendió el manto irresistible de los petrodólares a los más disímiles rincones del planeta para elevarse a la supuesta condición de líder de líderes.
El montaje de todo ese sistema, cuya clave era la concentración y posesión indefinida del poder, con la aplicación más o menos chapucera de principios marxistas como la lucha de clases, se sostenía sobre la base del apoyo popular. Las grandes mayorías le daban luz verde al caudillo para hacer y deshacer y la sensación de invencibilidad que transmitía era más que suficiente para descorazonar al más recalcitrante de los opositores. Todo parecía indicar que el "proceso" se asentaba sobre un piso tan firme que pasarían muchos años antes de que este cediera.
Pero en un período relativamente corto y de manera casi súbita todo comenzó a derrumbarse. Con la desaparición del caudillo se demostró que el "proceso" había sido diseñado para un hombre en particular, con nombre y apellido muy precisos y que por lo tanto la carga de poder era intransferible, tal y como lo demostraron, rápidamente, los resultados de las elecciones presidenciales del 2013. Casi al mismo tiempo los precios del petróleo se vinieron abajo y con ellos se borró la ilusión de fortaleza y gobernabilidad que se había mantenido por sobre todos los desaguisados.
Sin un caudillo de dotes persuasivas que hacía ver blanco lo que era negro y sin petróleo a cien dólares, afloró con toda crudeza la cruel realidad. Los 900 mil millones de dólares invertidos en sostener el "proceso" se habían malgastado, el nuevo orden nunca apareció y los números en rojo se propagaron en un descontento y rechazo popular fácilmente comprobable en el fracaso de un modelo económico que funcionaba a realazos y que ya no da para más. Ahora los herederos del desastre, huérfanos de respuestas efectivas ante la crisis, apelan al control comunicacional que aún detentan y a un aparato propagandístico utilizado con grosero ventajismo a ver si pueden voltear la tortilla creando la existencia de un país que solo existe en sus piezas publicitarias. Es, de nuevo, el mundo patas arriba. Ni vencen ni convencen y si al comienzo no dominaban los medios y ganaban las elecciones, ahora los dominan y están perdiendo. Con lo cual queda demostrado que la realidad es terca y más fuerte que cualquier cuña más o menos ingeniosa, más menos engañosa.
@rgiustia
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