Los viajes del 2014
Hay que viajar en el 2014. Que Venezuela viaje también, que volvamos a ser cosmopolitas...
GUSTAVO LINARES BENZO | EL UNIVERSAL
sábado 28 de diciembre de 2013
Prestos a hacer planes para el 2014, viajar es siempre una de las metas. Entre el dólar y los pasajes, la tarea es épica y requerirá de una anticipación y logística como si fuéramos a viajar en las carabelas. Intentemos en este último artículo del año pensar en los viajes que Venezuela quisiera hacer en este nuevo año.
Venezuela debe salir por el mundo entero. Requisito esencial, hablar inglés. No se han podido encontrar estadísticas sobre el porcentaje de venezolanos que hablan otro idioma, pero si nos guiamos por la vida cotidiana no debemos estar en los primeros lugares, ni siquiera entre nuestros pares latinoamericanos. Y otro idioma es el inglés, lingua franca de estos tiempos, sin que puedan alegarse ridiculeces anglófobas.
El primer viaje de Venezuela debe ser intensificar el aprendizaje de otros idiomas. Esta área es el mejor ejemplo de la educación inútil en que tantos venezolanos pierden esfuerzo y dinero. Pues preparar este viaje corresponde a alcaldes y gobernadores. "Estudia en Miranda: inglés para todos". "Maracay, ciudad bilingüe", serían excelente publicidad del gobierno. Hablar inglés es poder leer los documentos del tercer pleno del Partido Comunista Chino, o los discursos de Mandela, o el plan de gobierno de la coalición socialcristiana - socialdemócrata que gobernará Alemania y Europa en los próximos años. Es seguir en Twitter a Obama o a Putin.
El comunismo aísla. Las razones son muchas, sobre todo impedir las comparaciones con lugares más libres, con los cuales contrastar la máxima felicidad en que todos los días nos dicen que vivimos. Todo lo que sea viajar, salva. Como país, viajar es también atraer visitas. Siguiendo con la educación, característica fundamental de las universidades de las últimas décadas es la globalización. De hecho, Internet es un invento militar y académico, los profesores estaban en red mucho antes que el resto de la humanidad. La globalización universitaria ha producido que las más importantes casas de estudio funden sedes fuera de sus países. China es un ejemplo fundamental.
Así que otro viaje del 2014 tiene que ser de las universidades. Traer aquí a las mejores del mundo, ir nosotros a ellas. Una de las bendiciones del petróleo ha sido la formación de una clase académica estudiada en las mejores universidades del mundo. Muchos profesores de esa élite están en universidades venezolanas, muchos otros en el extranjero. Es hora de que nuestros estudiantes de la UCV o de ULA vuelvan a recibir clase de premios Nobel, como sucedía en los sesenta y setenta. Si se paga por Juan Gabriel, a lo mejor también se consigue dinero para traer a Amartya Sen.
Y dinero para becas en el extranjero. Uno de los grandes legados del comandante eterno fue acostumbrarnos a hacer las cosas sin el gobierno, sin y hasta en contra del Estado: con Chávez y el chavismo los que no se le sometían sólo podían esperar represión y asedio, nunca solidaridad. Así que un buen sector de la sociedad venezolana se ha autonomizado a niveles nunca vistos en el pasado. En ese sector están también los gobernantes de oposición y es imprescindible que las universidades y los centros educativos libres se propongan metas más allá de la supervivencia, que ha sido heroica hay que reconocer. Abrirse al mundo es una tarea sobre todo cultural.
La propia América Latina presenta destinos maravillosos para Venezuela. Brasil ha reducido su tasa de homicidios a la mitad mientras nosotros la hemos triplicado. Sería muy beneficioso para Catia que el alcalde Rodríguez trajera a Río a pasear por la avenida Sucre, por ejemplo. Este asunto de las estadísticas nos recuerda otro viaje imprescindible para Venezuela, el viaje de las comparaciones con los mejores. Asombrosamente en el último reporte del PNUD sobre la violencia en América Latina las cifras oficiales de Venezuela no aparecen, o no quisieron aparecer, a pesar de que el gobierno tiene años llenándose la boca con nuestras mejoras en el Índice de Desarrollo Humano.
Tampoco nuestros muchachos presentan los test internacionales sobre destrezas educativas, ni nuestras universidades son muy dadas a ranquearse. Al final, no sabemos exactamente dónde estamos, algo así como si Miss Venezuela no fuera al Miss Universo, casi único ejemplo que nos viene a la mente de nuestros éxitos internacionales, junto con el héroe de los Xgames.
Hay que viajar en el 2014. Que Venezuela viaje también, que volvamos a ser cosmopolitas de verdad.
¡Feliz año!
Venezuela debe salir por el mundo entero. Requisito esencial, hablar inglés. No se han podido encontrar estadísticas sobre el porcentaje de venezolanos que hablan otro idioma, pero si nos guiamos por la vida cotidiana no debemos estar en los primeros lugares, ni siquiera entre nuestros pares latinoamericanos. Y otro idioma es el inglés, lingua franca de estos tiempos, sin que puedan alegarse ridiculeces anglófobas.
El primer viaje de Venezuela debe ser intensificar el aprendizaje de otros idiomas. Esta área es el mejor ejemplo de la educación inútil en que tantos venezolanos pierden esfuerzo y dinero. Pues preparar este viaje corresponde a alcaldes y gobernadores. "Estudia en Miranda: inglés para todos". "Maracay, ciudad bilingüe", serían excelente publicidad del gobierno. Hablar inglés es poder leer los documentos del tercer pleno del Partido Comunista Chino, o los discursos de Mandela, o el plan de gobierno de la coalición socialcristiana - socialdemócrata que gobernará Alemania y Europa en los próximos años. Es seguir en Twitter a Obama o a Putin.
El comunismo aísla. Las razones son muchas, sobre todo impedir las comparaciones con lugares más libres, con los cuales contrastar la máxima felicidad en que todos los días nos dicen que vivimos. Todo lo que sea viajar, salva. Como país, viajar es también atraer visitas. Siguiendo con la educación, característica fundamental de las universidades de las últimas décadas es la globalización. De hecho, Internet es un invento militar y académico, los profesores estaban en red mucho antes que el resto de la humanidad. La globalización universitaria ha producido que las más importantes casas de estudio funden sedes fuera de sus países. China es un ejemplo fundamental.
Así que otro viaje del 2014 tiene que ser de las universidades. Traer aquí a las mejores del mundo, ir nosotros a ellas. Una de las bendiciones del petróleo ha sido la formación de una clase académica estudiada en las mejores universidades del mundo. Muchos profesores de esa élite están en universidades venezolanas, muchos otros en el extranjero. Es hora de que nuestros estudiantes de la UCV o de ULA vuelvan a recibir clase de premios Nobel, como sucedía en los sesenta y setenta. Si se paga por Juan Gabriel, a lo mejor también se consigue dinero para traer a Amartya Sen.
Y dinero para becas en el extranjero. Uno de los grandes legados del comandante eterno fue acostumbrarnos a hacer las cosas sin el gobierno, sin y hasta en contra del Estado: con Chávez y el chavismo los que no se le sometían sólo podían esperar represión y asedio, nunca solidaridad. Así que un buen sector de la sociedad venezolana se ha autonomizado a niveles nunca vistos en el pasado. En ese sector están también los gobernantes de oposición y es imprescindible que las universidades y los centros educativos libres se propongan metas más allá de la supervivencia, que ha sido heroica hay que reconocer. Abrirse al mundo es una tarea sobre todo cultural.
La propia América Latina presenta destinos maravillosos para Venezuela. Brasil ha reducido su tasa de homicidios a la mitad mientras nosotros la hemos triplicado. Sería muy beneficioso para Catia que el alcalde Rodríguez trajera a Río a pasear por la avenida Sucre, por ejemplo. Este asunto de las estadísticas nos recuerda otro viaje imprescindible para Venezuela, el viaje de las comparaciones con los mejores. Asombrosamente en el último reporte del PNUD sobre la violencia en América Latina las cifras oficiales de Venezuela no aparecen, o no quisieron aparecer, a pesar de que el gobierno tiene años llenándose la boca con nuestras mejoras en el Índice de Desarrollo Humano.
Tampoco nuestros muchachos presentan los test internacionales sobre destrezas educativas, ni nuestras universidades son muy dadas a ranquearse. Al final, no sabemos exactamente dónde estamos, algo así como si Miss Venezuela no fuera al Miss Universo, casi único ejemplo que nos viene a la mente de nuestros éxitos internacionales, junto con el héroe de los Xgames.
Hay que viajar en el 2014. Que Venezuela viaje también, que volvamos a ser cosmopolitas de verdad.
¡Feliz año!
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