Bravo! Monseñor Padrón. Sus declaraciones valientes y lúcidas, abren caminos de fe y esperanza en nuestro país
Lograr que el Gobierno escuche a quienes no piensan como él y que busque con ellos puntos de acuerdo para combatir los graves problemas que aquejan al país. Este ha sido uno de los empeños de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), la cual ve con satisfacción que en 2013 se reiniciaran los contactos entre ella y representantes del Ejecutivo, después se haya extendido a sectores empresariales y que haya culminado con alcaldes y gobernadores opositores.
No obstante, el presidente del organismo que agrupa a los prelados, monseñor Diego Padrón, advirtió que estos diálogos no pueden quedarse en unos encuentros donde dos partes que piensan distinto se sientan y hablan, sino que eso debe materializarse en algo.
Al finalizar la 101 asamblea ordinaria de la CEV, el también Arzobispo de Cumaná recibió a El Universal y afirmó que de los frutos que arrojen estos contactos “está la base para que podamos lograr la pacificación del país”.
-Hay sectores que dudan sobre la sinceridad de estos diálogos porque no es la primera vez que el Gobierno se sienta con distintos sectores que le hacen planteamientos, pero al final no hay ningún resultado. ¿No cree que hay riesgo de que esto ocurra otra vez?
-El diálogo no puede ser una estrategia para yo obtener algo, sino que debe ser un camino y debe tener un contenido, porque un diálogo que fuera momentáneo, como un operativo, no llevaría a nada.
El diálogo tiene que tener unas características, tiene que ser sincero, tiene que ser realista; es decir tiene que tocar aspectos que constituyen la realidad del país; debe ser permanente y sobre todo de contenido para que al final uno vea resultados. Si pasado cierto tiempo uno no ve resultados las partes se desaniman y no podemos estar siempre regresando al comienzo, empezando de cero. También sabemos que el diálogo es lento, pero en algún momento debe arrojar resultados y para ello debemos llevar un cronograma para saber a dónde vamos a llegar.
-Ustedes retomaron el diálogo hace un año y por ejemplo no les han devuelto el control de la Universidad Santa Rosa, algo que luce fácil. ¿Cómo se puede esperar que le regresen las competencias y recursos a la Alcaldía Metropolitana de Caracas, como lo exigió el alcalde Antonio Ledezma al presidente Nicolás Maduro?
-Por eso digo que el diálogo debe arrojar unos resultados de inmediato y otros a más largo plazo, pero tienen que verse los resultados. Hablando en concreto del diálogo con la Iglesia, si por ejemplo se utilizara como una estrategia, es decir acudo a esta institución cuando me veo en problemas, pero cuando me siento firme no escucho a nadie entonces lo que nos depara como país es un futuro fatal.
Nosotros estamos convencidos de que sentarnos a hablar era el primer paso que necesitaba y reclamaba el país. El país quiere que nos encontremos y la posibilidad real de que se dé un diálogo está, porque hay puntos de coincidencia.
-¿Usted cree que el Gobierno está claro en que el país quiere superar el actual clima de crispación? ¿Le ha dado esa impresión al conversar con los funcionarios?
-No estoy seguro de que el Gobierno esté plenamente consciente de que el diálogo se necesite, porque el Gobierno habla de diálogo. Habría qué ver qué entienden por diálogo.
-Por ejemplo en el Parlamento, el lugar donde debería darse un diálogo y una negociación permanente, porque es reflejo del pluralismo del país, hay todo lo contrario. Este año debería iniciarse el proceso para renovar a varios organismos del Estado, para lo cual son necesarios los votos tanto del chavismo como de la oposición. Sin embargo, hasta ahora no se ve que haya intención en el oficialismo de iniciar conversaciones para llegar a un acuerdo.
-Estoy convencido de que los venezolanos estamos en capacidad para llegar a acuerdos, pero cuál es el imagen que estamos dando: Que estamos impedidos culturalmente de llegar a puntos de coincidencia y nos hace parecer ante el mundo como una sociedad casi de caníbales, que tenemos que estar siempre enfrentados. Yo en las palabras de apertura dije que ojalá que la reelección de la directiva de la AN y el inicio de las sesiones no vaya a aparecer en los libros de texto como modelo de diálogo, porque allí ni el lenguaje ni la metodología fueron los correctos.
-¿Durante este año de acercamientos con representantes del Gobierno se ha sentido presionado a guardar silencio frente a determinadas situaciones para que no se molesten y evitar así que se cierre el proceso?
-No, nunca. Solo tengo una anécdota: Cuando iba a venir el vicepresidente Elías Jaua (en enero de 2013) yo había dado unas declaraciones donde dije que la salud del presidente Hugo Chávez era un secreto muy guardado y él me llamó y me dijo que con eso estaba poniendo en riesgo la visita. Yo le respondí: Ese no es problema mío, es problema de ustedes si vienen o no. Honestamente nunca he sentido presión y si la hubiera no la aceptaría. No nos doblegamos. Yo prefiero una libertad riesgosa a una paz o un diálogo sumiso.
-Estos días el país ha estado conmocionado por el asesinato de la exmiss Venezuela, Mónica Spear; y su exesposo. ¿Estas y otras miles de víctimas no habrían podido evitarse si se hubieran tomado medidas para luchar contra el inseguridad?
-Lo que acaba de suceder es la punta del iceberg. El problema es muy profundo y tiene muchas causas. Este caso por qué ocurrió, porque se les reventó un caucho porque cayeron en un hueco. ¿Por qué ese hueco no estaba tapado? Mientras las autopistas estén en mal estado más personas pueden ser víctimas de hechos similares o de accidentes de tránsito, pero capaz no salen en la prensa.
-La reacción nacional e internacional obligó al Gobierno a referirse al tema de la inseguridad, aunque ha vuelto con el mismo guión de que es un problema que nos atañe a todos.
-No se puede decir que todos somos igualmente responsables de la inseguridad. Eso no es verdad, el principal responsable es el Gobierno. Los ciudadanos podemos y tenemos que colaborar y en ese sentido la Iglesia ha ayudado a bajar la delincuencia. Nosotros desde nuestras parroquias hacemos una exhortación permanente a que la gente respete a los mandamientos de Dios, a que no robe, a que no mate, a que respete a sus prójimos y tenemos muchas obras sociales.
A nosotros, por ejemplo, se nos pide que formemos en valores, bueno nosotros tenemos la materia de educación para la fe, pero ahora resulta que algunos directores de colegios no permiten a nuestros profesores dictarla porque supuestamente el Gobierno la suprimió, lo cual es falso. Pero como aquí hay más cacique que indio, la confusión reina. Hay que superar esas contradicciones.
-¿Ese intento del Gobierno de distribuir la responsabilidad no es una manera de evadir la suya?
-Las víctimas somos los ciudadanos comunes y no puede ser que seamos también los responsables de la inseguridad. Ahora es el Gobierno es quien debe ofrecer seguridad a los ciudadanos. Nosotros le enviamos al Ministro del Interior un dossier sobre el apoyo que podemos darle al Plan Patria Segura, pero no hemos recibido respuesta.
-Hay quien sostiene que el fallecido presidente Hugo Chávez no le prestó atención al tema, porque el país nunca lo culpó a él de la situación. ¿Qué cree usted?
-Creo que el lineamiento político se sobrepuso a las necesidades del pueblo. Primero estuvo el elemento político y por eso expresiones como que la inseguridad es una percepción mediática, como si los medios fueran los culpables de lo que ocurre en las calles y no que ellos reflejan lo que pasa, pero llegó un momento que el problema creció tanto que ya no pudieron negarlo más.
Pero quiero reiterar que es peligroso que se pretenda insistir con eso de que todos somos responsables de la inseguridad, porque con esa distribución de la responsabilidad el Gobierno se la resta hasta tal punto que ni él ni nadie la tiene. ¿Además si todos somos responsables de la inseguridad entonces también somos todos responsables de los 20 planes de seguridad que han fracasado? No lo acepto. No acepto que el Gobierno evada su responsabilidad y se la achaque a otros.
-¿Por qué debemos creer que ahora sí van a atacar la raíz del problema y no pasará como con otros casos, donde pasada la indignación las promesas se incumplen?
-Yo espero que con este caso no pase lo mismo que con otros y que sirva de punto de inflexión porque ha golpeado duramente al Gobierno. Los ciudadanos no podemos olvidar este caso y debemos protestar pacíficamente para que la situación cambie.
Monseñor Padrón también se refirió a los actos conmemorativos por los 150 años del natalicio del doctor José Gregorio Hernández y aseguró que la Iglesia hará todo lo posible difundir la obra del venerable de Inostú y por hallar el milagro que le falta para conseguir elevarlo ante los altares.
“José Gregorio es un punto de encuentro porque no hay venezolano que no valore, aprecie, respeto o devoción a él, por ello creo que el doctor Hernández nos puede unir a todos los venezolanos”, afirmó, al tiempo aseguró que en el Vaticano hay toda la disposición por conseguir que el proceso de beatificación del médico andino concluya.
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