Barbarie es femenino
La barbarie es femenina y singular. En Venezuela es además machista
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JOSÉ ANTONIO GÁMEZ E. | EL UNIVERSAL
jueves 9 de enero de 2014
Ya podrá decir lo que quiera el ignorante mandatario. Pero hay palabras que pertenecen al género femenino, y otras al masculino. Salvo mejor opinión (me refiero a una opinión autorizada) al hablar de barbarie, debemos decir "la barbarie". La barbarie es femenina y singular. En Venezuela es además machista.
Parece que en la actualidad la barbarie vuelve a encarnarse en representantes del género femenino. Cabe preguntarse si las actuales representantes de la mayor parte de los poderes públicos, son sujeto u objeto del actual estado de descomposición social que vivimos. Es obvio que dentro de la vida social nunca se es objeto o sujeto en "estado puro", pero sí se pueden encontrar algunos matices que nos hablen del grado de responsabilidad de los diferentes actores sociales. Esto es especialmente cierto si son personas que ocupan cargos de relevancia política y judicial.
Durante bastantes años se hicieron muchas predicciones, y se crearon grandes expectativas, sobre el papel que podía desempeñar la mujer en la vida laboral y profesional. En su gran mayoría, estás expectativas no sólo se han cumplido, sino que además se han superado con creces. Basta recordar el número de mujeres (proporcionalmente mayor al número de hombres) que desde hace muchos años asisten a las universidades para prepararse profesionalmente. Esa presencia además, ha llevado a un avance significativo en las leyes de carácter social, que protegen a la madre, y al niño en sus primeras etapas de vida.
Humanizar
Se podrían citar múltiples ejemplos de cómo la presencia de la mujer en los ambientes de trabajo, ha ayudado a humanizar y hacer más amable el ejercicio de muchas profesiones. Inclusive de aquellas que tradicionalmente se habían considerado como espacios eminentemente masculinos. Sin embargo, la actuación pública de muchas mujeres con alto grado de responsabilidad en la vida nacional, ha desdicho de esa humanización de lo profesional, de lo social y de lo político que progresivamente se venía alcanzando. En los últimos años, y muy especialmente en estos de régimen militarista y retrógrado, hemos presenciado la actuación verdaderamente inmisericorde de personas femeninas que ocupan altos cargos públicos y de administración de justicia.
De ninguna manera se podría mantener la tesis de que si los representantes de esos poderes públicos fueran varones, las cosas hubieran sido diferentes. Pero justamente por el contraste con la figura femenina, que siempre se ha tenido en nuestra sociedad, las mujeres del régimen se han mostrado especialmente sectarias, hasta llegar a un grado que sin duda podríamos calificar de fanático, irracional. Y es que paradójicamente las mujeres del proceso que se han erigido en los verdugos de la revolución, son sus más notables víctimas. Eso sí, por mandato masculino y machista.
No parece que en muchas jueces y funcionarias en ejercicio (afortunadamente minoría), exista algún grado de consideración humanitaria con tantos perseguidos políticos; ni siquiera con sus familias. Muchas de estas funcionarias terminan siendo objeto del resentimiento, y los intereses políticos y económicos, de los miembros de la nomenklatura oficial. Lo que llama poderosamente la atención es el grado de docilidad y hasta de iniciativa, que muchas de estas combatientes muestran a la hora de establecer las penas para aquellos que piensan diferente.
Simonovis
En el último episodio de la tragedia de la familia Simonovis es paradigmático ver cómo procede la "ortopraxis revolucionaria". La posibilidad de una medida humanitaria para el comisario gravemente enfermo, parece tener un costo político y de imagen muy alto para el régimen. De esta forma, el ilegítimo mandatario opta por una salida típicamente castrista o maoísta, lavarse las manos y hacer recaer sobre una funcionaria del régimen, y en ultimo término, sobre la cabeza del Poder Judicial, la decisión de esta medida humanitaria. El resultado de esta maniobra es fácil de predecir, si tenemos en cuenta la trayectoria reciente del Poder Judicial. Aunque deseamos profundamente estar equivocados.
Doña Bárbara
No debe ser casualidad que nuestro Rómulo Gallegos escogiera como personaje representativo de la barbarie nacional a una mujer: Doña Bárbara. Y que de alguna forma, esa mujer hiciera ver con su actuación, lo más oscuro del resentimiento y la venganza que puede contener nuestra cultura criolla; mostrando además, que en lo profundo de su intencionalidad no existe más que una sumisión irracional y pasional por el macho vernáculo. A decir de la gran Teresa de la Parra al referirse a las princesas indias que presenciaron la conquista del continente: "Sumisión y fidelidad unilateral, eterna ley del más fuerte, presagiaba ya aunque de forma muy ruda cierta crónica enfermedad de la cual adolece aún en todas partes nuestra gentil sociedad".
jgamez@alumni.unav.es
@vidavibra
Parece que en la actualidad la barbarie vuelve a encarnarse en representantes del género femenino. Cabe preguntarse si las actuales representantes de la mayor parte de los poderes públicos, son sujeto u objeto del actual estado de descomposición social que vivimos. Es obvio que dentro de la vida social nunca se es objeto o sujeto en "estado puro", pero sí se pueden encontrar algunos matices que nos hablen del grado de responsabilidad de los diferentes actores sociales. Esto es especialmente cierto si son personas que ocupan cargos de relevancia política y judicial.
Durante bastantes años se hicieron muchas predicciones, y se crearon grandes expectativas, sobre el papel que podía desempeñar la mujer en la vida laboral y profesional. En su gran mayoría, estás expectativas no sólo se han cumplido, sino que además se han superado con creces. Basta recordar el número de mujeres (proporcionalmente mayor al número de hombres) que desde hace muchos años asisten a las universidades para prepararse profesionalmente. Esa presencia además, ha llevado a un avance significativo en las leyes de carácter social, que protegen a la madre, y al niño en sus primeras etapas de vida.
Humanizar
Se podrían citar múltiples ejemplos de cómo la presencia de la mujer en los ambientes de trabajo, ha ayudado a humanizar y hacer más amable el ejercicio de muchas profesiones. Inclusive de aquellas que tradicionalmente se habían considerado como espacios eminentemente masculinos. Sin embargo, la actuación pública de muchas mujeres con alto grado de responsabilidad en la vida nacional, ha desdicho de esa humanización de lo profesional, de lo social y de lo político que progresivamente se venía alcanzando. En los últimos años, y muy especialmente en estos de régimen militarista y retrógrado, hemos presenciado la actuación verdaderamente inmisericorde de personas femeninas que ocupan altos cargos públicos y de administración de justicia.
De ninguna manera se podría mantener la tesis de que si los representantes de esos poderes públicos fueran varones, las cosas hubieran sido diferentes. Pero justamente por el contraste con la figura femenina, que siempre se ha tenido en nuestra sociedad, las mujeres del régimen se han mostrado especialmente sectarias, hasta llegar a un grado que sin duda podríamos calificar de fanático, irracional. Y es que paradójicamente las mujeres del proceso que se han erigido en los verdugos de la revolución, son sus más notables víctimas. Eso sí, por mandato masculino y machista.
No parece que en muchas jueces y funcionarias en ejercicio (afortunadamente minoría), exista algún grado de consideración humanitaria con tantos perseguidos políticos; ni siquiera con sus familias. Muchas de estas funcionarias terminan siendo objeto del resentimiento, y los intereses políticos y económicos, de los miembros de la nomenklatura oficial. Lo que llama poderosamente la atención es el grado de docilidad y hasta de iniciativa, que muchas de estas combatientes muestran a la hora de establecer las penas para aquellos que piensan diferente.
Simonovis
En el último episodio de la tragedia de la familia Simonovis es paradigmático ver cómo procede la "ortopraxis revolucionaria". La posibilidad de una medida humanitaria para el comisario gravemente enfermo, parece tener un costo político y de imagen muy alto para el régimen. De esta forma, el ilegítimo mandatario opta por una salida típicamente castrista o maoísta, lavarse las manos y hacer recaer sobre una funcionaria del régimen, y en ultimo término, sobre la cabeza del Poder Judicial, la decisión de esta medida humanitaria. El resultado de esta maniobra es fácil de predecir, si tenemos en cuenta la trayectoria reciente del Poder Judicial. Aunque deseamos profundamente estar equivocados.
Doña Bárbara
No debe ser casualidad que nuestro Rómulo Gallegos escogiera como personaje representativo de la barbarie nacional a una mujer: Doña Bárbara. Y que de alguna forma, esa mujer hiciera ver con su actuación, lo más oscuro del resentimiento y la venganza que puede contener nuestra cultura criolla; mostrando además, que en lo profundo de su intencionalidad no existe más que una sumisión irracional y pasional por el macho vernáculo. A decir de la gran Teresa de la Parra al referirse a las princesas indias que presenciaron la conquista del continente: "Sumisión y fidelidad unilateral, eterna ley del más fuerte, presagiaba ya aunque de forma muy ruda cierta crónica enfermedad de la cual adolece aún en todas partes nuestra gentil sociedad".
jgamez@alumni.unav.es
@vidavibra
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