Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

sábado, 15 de noviembre de 2014

Eduardo Sánchez Rugeles nacido en 1977 en Caracas de una familia clase media, Sánchez Rugeles decidió en 2007 irse a Madrid. El motivo inicial fue estudiar una maestría, pero a seis años de distancia, ya con doble nacionalidad -pues su esposa es una venezolana descendiente de españoles- el regreso a su tierra se le antoja lejano.

Es oportuna la ocasión para manifestar mi agradecimiento al Dr. José Enrique González, mi médico psiquiatra, gracias al cual he leído todos los libros publicados por este autor, que me gusta muchísimo.

Eduardo Sánchez Rugeles: “Vivir de la literatura me genera zozobra”

El autor prepara una novela ambientada en Estados Unidos durante los años setenta | FOTO WILLIAM DUMONT
El autor prepara una novela ambientada en Estados Unidos durante los años setenta | FOTO WILLIAM DUMONT
Para su próxima obra prevé publicar con una editorial extranjera por los problemas que hay para el envío de las ganancias a España, donde vive 

La historia de Julián es la de un niño que se enferma y descubre que su malestar no es como los anteriores, que se curaban. Junto a dos amigos se jubila del colegio para buscar un libro que supuestamente tiene las instrucciones para volver de la muerte.
El trayecto transcurre por las calles de Colinas de Bello Monte, las mismas que Eduardo Sánchez Rugeles nacido en Caracas 1977 (Premio de la Crítica a la Novela del año 2012) recorría cuando se escapaba de clases por el tedio de tener que volver a ver materias cuando repitió noveno grado en La Concordia. Son los referentes autobiográficos –urbanos– del autor en su más reciente novela, Julián, un texto ilustrado por Gerald Espinoza.
No solo camina, sino interpreta lo que ve y presencia en su casa y colegio, lo que comentan sus padres y demás adultos. A través de él, describe momentos como la crisis bancaria, la corrupción y el malestar social de los noventa. Sin embargo, no es frontal, sus personajes no juzgan, solo digieren como testigos que juegan Nintendo y ven los Thundercats.
El autor fue profesor en el colegio San Ignacio, pero esa experiencia no sirvió de mucho para este libro. “Nunca trabajé con niños. Me daban terror. La construcción de Julián se basó en mi relación con el mundo durante mi niñez. Mi experiencia pedagógica está más presente enBlue Label”, comenta. Mañana a las 7:00 pm será la presentación en la librería Lugar Común. También estará en el Festival de la Lectura Chacao.
Otra constante en su obra es la familia disfuncional, que haría pensar que creció en una, pero no. “Es una paradoja. Mis padres tienen más de 30 años casados y enamorados. Un colega una vez me dijo que ese equilibro en casa me permite jugar con estos elementos retorcidos porque no me revuelve sentimientos”.
Le gustaría adentrarse con la novela histórica. Mientras decide aventurarse, en lo que ha publicado se manifiesta una intención de cronista, ávido de hacer reflexión sobre los noventa.
“Hay una venezolanidad fracturada que comenzó en febrero de 1989. Quiero hacer un registro sobre acontecimientos sin exponer una teoría ni juicios morales. Me interesa nombrarlos para que no queden en el olvido”, afirma.
Con la muerte. Hace silencio cuando se le pregunta si le teme a la muerte. “No lo sé”, contesta. Es un tema que lo obsesiona. La literatura, el cine y la música que le gusta tienen ese factor común, como Estamos todos bien, de Giuseppe Tornatore y “Tears in Heaven”, de Eric Clapton.
“Tengo una religiosidad muy laxa. Creo a conveniencia. Sin embargo, siempre está presente la interrogante, en especial cuando afronto un proyecto literario, para darle complejidad a la historia”, acota Sánchez Rugeles, que vive en España junto con su esposa, embarazada.
No le ha sido fácil vivir de la literatura, y menos aún cuando es complicado enviar desde Venezuela las ganancias por sus libros. “Quiero publicar mi próxima obra con una editorial extranjera. No resulta rentable trabajar en condiciones como la venezolana. Es triste cuando llega el dinero por derechos de autor. Vivir de la literatura me genera zozobra”.
Para mantenerse, dicta cursos en la página de academiadeescritores.com, entre otros que surgen eventualmente. “Tengo que estar pendiente de un nuevo proyecto siempre”, acota.
Para la futura novela, que considera su gran proyecto, tiene previsto ambientarla en Estados Unidos en los años setenta. También trabaja con el cineasta Alejandro Bellame en la adaptación al cine de Blue Label. El director está en la búsqueda de locaciones junto a la directora de fotografía Alexandra Henao.  

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