Los primeros Juegos Olímpicos que acogerá Sudamérica, con la ciudad de Río de Janeiro como sede, están a 100 días de subir el telón, en un ambiente que dista mucho de la alegría y emoción que generan este tipo de eventos deportivos.
Y es que el gigante amazónico tendrá que sortear un serie de problemas para poder llegar a tono a la magna cita del deporte, que se disputará entre el 5 y 26 de agosto.
La crisis política y económica que protagoniza el país, que pudiera agudizarse con la posible destitución de su cargo de la presidenta Dilma Rousseff, tras enfrentar un "impeachment", sumada a la caída del PIB como consecuencia de los bajos precios del petróleo, son solo algunos de los factores que podrían empañar la justa olímpica.
Aún cuando el presidente del COI, Thomas Bach, está convencido que los Juegos serán un éxito total, atinó a confesar que "no serán unos Juegos de confort", dado que la crisis económica obligó a reducir los gastos de los preparativos.
A pesar de que la mayoría de los escenarios deportivos se encuentran en un 98 por ciento de avance, la muerte de dos personas la semana pasada tras derrumbarse parte de la pista de ciclismo olímpico, ha generado todo tipo de dudas sobre la calidad de la infraestructura, ya sea por reducción de gastos o por lo apresuradas que fueron las construcciones para recuperar el tiempo perdido.
Por si fuera poco, la amenaza de contagio del virus del zika a atletas y turistas, además de la contaminación de la Bahía Guanabara, también ha encendido las alarmas de cara a las competencias olímpicas.
La baja venta de las entradas para las competiciones demuestra poco entusiasmo entre la población, situación que puede reforzarse por la ausencia de míticos atletas brasileños en la justa como el nadador César Cielo y la velocista Ana Claudia Lemos.
Recorrido con esperanza
Pese al convulso y complicado panorama, la preparación para Río 2016 continúa en pie, bajo la mirada optimista del COI.
"Estos Juegos Olímpicos serán un mensaje de esperanza en tiempos difíciles", precisó hace pocos días Thomas Bach, poco antes del encendido de la llama olímpica en Grecia.
Precisamente la antorcha olímpica llegará a Brasil el próximo 3 de mayo, tras iniciar su andar en Atenas, cuna de los Juegos Olímpicos, y recorrer Grecia durante seis días.
Una de las paradas emblemáticas que se ha realizado hasta el momento en su trazado fue un campo de refugiados administrado por la ONU en Atenas, donde el expatriado sirio Ibrahim Al-Hussein portó el fuego olímpico.
"La llama llevará un mensaje que puede y va a unir a nuestro querido Brasil", aseguró el presidente del Comité organizador Río 2016, Carlos Nuzman.
Aún cuando el panorama es complicado, los organizadores de los Juegos Olímpicos mantienen intactas sus esperanzas de éxito.
Y es que el gigante amazónico tendrá que sortear un serie de problemas para poder llegar a tono a la magna cita del deporte, que se disputará entre el 5 y 26 de agosto.
La crisis política y económica que protagoniza el país, que pudiera agudizarse con la posible destitución de su cargo de la presidenta Dilma Rousseff, tras enfrentar un "impeachment", sumada a la caída del PIB como consecuencia de los bajos precios del petróleo, son solo algunos de los factores que podrían empañar la justa olímpica.
Aún cuando el presidente del COI, Thomas Bach, está convencido que los Juegos serán un éxito total, atinó a confesar que "no serán unos Juegos de confort", dado que la crisis económica obligó a reducir los gastos de los preparativos.
A pesar de que la mayoría de los escenarios deportivos se encuentran en un 98 por ciento de avance, la muerte de dos personas la semana pasada tras derrumbarse parte de la pista de ciclismo olímpico, ha generado todo tipo de dudas sobre la calidad de la infraestructura, ya sea por reducción de gastos o por lo apresuradas que fueron las construcciones para recuperar el tiempo perdido.
Por si fuera poco, la amenaza de contagio del virus del zika a atletas y turistas, además de la contaminación de la Bahía Guanabara, también ha encendido las alarmas de cara a las competencias olímpicas.
La baja venta de las entradas para las competiciones demuestra poco entusiasmo entre la población, situación que puede reforzarse por la ausencia de míticos atletas brasileños en la justa como el nadador César Cielo y la velocista Ana Claudia Lemos.
Recorrido con esperanza
Pese al convulso y complicado panorama, la preparación para Río 2016 continúa en pie, bajo la mirada optimista del COI.
"Estos Juegos Olímpicos serán un mensaje de esperanza en tiempos difíciles", precisó hace pocos días Thomas Bach, poco antes del encendido de la llama olímpica en Grecia.
Precisamente la antorcha olímpica llegará a Brasil el próximo 3 de mayo, tras iniciar su andar en Atenas, cuna de los Juegos Olímpicos, y recorrer Grecia durante seis días.
Una de las paradas emblemáticas que se ha realizado hasta el momento en su trazado fue un campo de refugiados administrado por la ONU en Atenas, donde el expatriado sirio Ibrahim Al-Hussein portó el fuego olímpico.
"La llama llevará un mensaje que puede y va a unir a nuestro querido Brasil", aseguró el presidente del Comité organizador Río 2016, Carlos Nuzman.
Aún cuando el panorama es complicado, los organizadores de los Juegos Olímpicos mantienen intactas sus esperanzas de éxito.
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