Roger Santodomingo, presenta su más reciente libro
De Verde a Maduro, el sucesor de Hugo Chávez: “Era un buen segundo… no un líder”
- Roger Santodomingo escribió una intensa y extensa semblanza de Maduro. (Foto: Vasco Szinetar / )
Carlos Flores
Acucioso periodista venezolano de investigación, que ha dejado su -no pocas veces polémica- impronta en las redacciones de El Nacional, Exceso, Tal Cual, la BBC de Londres, CNN, Telemundo; además de ser uno de los pioneros de la información digital en portales como Noticierodigital.com y Codigovenezuela.com, Roger Santodomingo presentó “De Verde a Maduro, el sucesor de Hugo Chávez”, publicado por Random House Mondadori, bajo el sello Debate, que, según palabras del autor, es “un reportaje, un trabajo periodístico serio, con rigor, sobre un personaje que creo que los venezolanos deben conocer bien. La ignorancia solo crea sufrimiento. Tenemos que conocer a nuestros líderes; a los que nos gustan y a los que no. Es mi contribución como un periodista que no vive en Venezuela y se lo dediqué a mis hijos porque considero que son ellos los que heredarán la Venezuela que está gobernando Nicolás Maduro”.
Muchos lo ven, a Nicolás Maduro, como un paracaidista…
-Yo lo veo como un tipo con suerte que ha tenido una vida política radical que vio a Chávez como su salvador, el salvador de la patria. Nicolás Maduro es una persona que ambiciona el poder, pero cuyo objetivo en principio jamás fue convertirse en el líder máximo. Ahí llegó casi por accidente. Él estaba al lado de Chávez en momentos claves. Era su hombre de confianza. En un Gobierno tan centrado en el individuo, como era el de Hugo Chávez, no se permitía que algunos talentos tuviesen liderazgo propio. Florecían aquéllos que dependían absolutamente de él. Maduro es un excelente cuadro político; es disciplinado. Está entrenado para comprender las maniobras políticas. Y como negociador también. Aunque se forma como un político radical, en Cuba tiene una formación familiar y de su religiosidad, espiritualidad, de la que está muy cargado. Entonces, ¿cuál es mi conclusión sobre Maduro? Es un tipo radical de pensamiento, muy efusivo. Incluso puede ser más radical que el propio Hugo Chávez. Pero también hay un gran lado ligado a la moderación, al diálogo y la compasión.
¿Te parece más radical que Chávez?
-Sí, su formación es más radical que la de Chávez y también es su personalidad. Tiene inteligencia política y es hábil… pero no es un hombre de ideas, iniciativa; no tiene capacidad para la innovación. Era un buen segundo, un cuadro político… no un líder.
Y le han puesto los reflectores, todos los que existen, sobre él…
-Sí, y además de toda la atención está atrapado en un proceso de deslegitimación del cual no ha podido levantar cabeza; y esto viene por el hecho casi monárquico de su función; es decir, fue Chávez quien dijo: “Éste es mi heredero y quien ocupará el trono”, y los que no lo querían dentro del chavismo lo tomaron a regañadientes. La mayor parte del país nunca lo aceptó. A un mes de las elecciones tenía una ventaja extraordinaria y heredada. Todo el poder del Estado. Todo el dinero… Y apenas “gana” por 200 mil votos…, lo que sigue en duda para muchos. Entonces ahí tenemos claro el derroche de un capital político que se convirtió en peso muerto porque solo puede mostrar su aspecto radical. Su otra faceta, el Maduro arrogante que pudo acercarse a la oposición que estuvo en el grupo de Boston, queda eclipsado.
Pero el grupo de Boston no fue bien visto por nadie. Eso de que diputados opositores y oficialistas se fueran a echar broma en la casa de Ted Kennedy, a reunirse con lo más rancio de la política norteamericana, era más o menos una locura.
-Pero fue por la polarización que había en el país, pero fue iniciativa de la embajada norteamericana para tratar lidiar con problemas entre los gobiernos, estableciendo puentes de amistad entre Congreso Norteamericano y Asamblea Nacional. Eso les permitió conocer la importancia del diálogo cordial para romper algunas barreras, incluso violentas.
Barreras que luego retornaron más duras, graníticas…
-Sí, pero debido a otro proceso político. No solo el paro petrolero, sino el boicot a las elecciones parlamentarias. En mi percepción, Nicolás Maduro cambió. Jamás pensé que ocuparía la presidencia. Lo que veo es que le ha costado muchísimo ocupar ese gran camisón. Pero también es un individuo complejo, al que hay que comprender para no subestimar, porque la subestimación es una forma de ignorancia que juega con la inteligencia de la otra persona, quien no podrá reaccionar de una forma racional. No es un tonto. Es muy hábil. Lo que pasa es que no es un Heinrich Himmler… no es su caso. Es un civil que excepcionalmente logró escalar en una estructura militarizada, que es el chavismo y eso se debe a su habilidad para controlar emocionalmente algunas cosas, pero más que todo a su aprendizaje junto a Chávez. Fue el canciller que duró más tiempo en ese cargo. Acompañó a Chávez en sus viajes y su pareja, Cilia Flores, fue la abogada de Hugo.
¿Cómo nace este libro, cuál fue tu idea inicial?
-Tiene que ver con mi regreso a Venezuela en 2005. Trabajaba con la BBC de Londres y también fue una comisión que me hizo Juan Carlos Zapata para Descifrado, de entrevistar a los principales líderes del chavismo. Para mí, fue una oportunidad de oro; pude conocer a muchos de ellos, entre otros a Nicolás Maduro, quien me pareció excepcional porque no tenía ese aspecto como de servil empresario de contrato que busca el “negocio”, sino que me pareció un político cercano a Chávez que tenía un lenguaje muy particular; muy amistoso y religioso. De todos, era el único que utilizaba términos religiosos, más que todo al referirse a encuentros y anécdotas con Chávez. Y, pues, esa cosa tan exótica de seguir a Sai Baba. En ese momento, él (Maduro) estaba llegando de la India y eso lo había marcado mucho. Todo eso es parte del pasticho que tiene en la cabeza y que trata de ganar argumentos para su discurso político, que es también religioso.
¿Te pareció que era supersticioso?
-No creo que solo sea supersticioso. Un comunista hoy en día solo puede ser supersticioso. Pero él sabe que la construcción de un liderazgo político con una base religiosa puede crear una amalgama que llevaría a la maximización de recursos para crear un régimen casi sin límites. Y eso fue lo que aprendió alrededor de Chávez, quien era también un líder religioso que manejaba la razón y la fe, más que la razón para tocar la conciencia ciudadana. Eso fue construyendo esa figura mítica en Chávez, a quien él no pretendía suceder en el cargo, sino convertirse en su sacerdote principal.
¿Tuviste un solo encuentro con Maduro?
-No, todo esto que te he dicho es basado en nuestro encuentro inicial. Luego lo entrevisté nuevamente y conversé con Cilia Flores, con sus hermanos, amigos; gente del partido, de su pasado. Posteriormente, cuando Chávez le levanta la mano retomo el tema; nuevas entrevistas, investigaciones para completar el retrato. Porque, debo aclarar, mi intención nunca fue la de escribir una biografía sino un reportaje, un retrato.
¿Dirías que es una suerte de party crasher o, en este caso, un power crasher: el tipo que se colea y termina siendo el centro de atención?
-Sí, él entró becado a Cuba, luego al Metro, al sindicato; visita a Chávez y se convierte en personal de confianza… y fue ascendiendo con paciencia y se metió con mucha suerte.
Muchos lo ven, a Nicolás Maduro, como un paracaidista…
-Yo lo veo como un tipo con suerte que ha tenido una vida política radical que vio a Chávez como su salvador, el salvador de la patria. Nicolás Maduro es una persona que ambiciona el poder, pero cuyo objetivo en principio jamás fue convertirse en el líder máximo. Ahí llegó casi por accidente. Él estaba al lado de Chávez en momentos claves. Era su hombre de confianza. En un Gobierno tan centrado en el individuo, como era el de Hugo Chávez, no se permitía que algunos talentos tuviesen liderazgo propio. Florecían aquéllos que dependían absolutamente de él. Maduro es un excelente cuadro político; es disciplinado. Está entrenado para comprender las maniobras políticas. Y como negociador también. Aunque se forma como un político radical, en Cuba tiene una formación familiar y de su religiosidad, espiritualidad, de la que está muy cargado. Entonces, ¿cuál es mi conclusión sobre Maduro? Es un tipo radical de pensamiento, muy efusivo. Incluso puede ser más radical que el propio Hugo Chávez. Pero también hay un gran lado ligado a la moderación, al diálogo y la compasión.
¿Te parece más radical que Chávez?
-Sí, su formación es más radical que la de Chávez y también es su personalidad. Tiene inteligencia política y es hábil… pero no es un hombre de ideas, iniciativa; no tiene capacidad para la innovación. Era un buen segundo, un cuadro político… no un líder.
Y le han puesto los reflectores, todos los que existen, sobre él…
-Sí, y además de toda la atención está atrapado en un proceso de deslegitimación del cual no ha podido levantar cabeza; y esto viene por el hecho casi monárquico de su función; es decir, fue Chávez quien dijo: “Éste es mi heredero y quien ocupará el trono”, y los que no lo querían dentro del chavismo lo tomaron a regañadientes. La mayor parte del país nunca lo aceptó. A un mes de las elecciones tenía una ventaja extraordinaria y heredada. Todo el poder del Estado. Todo el dinero… Y apenas “gana” por 200 mil votos…, lo que sigue en duda para muchos. Entonces ahí tenemos claro el derroche de un capital político que se convirtió en peso muerto porque solo puede mostrar su aspecto radical. Su otra faceta, el Maduro arrogante que pudo acercarse a la oposición que estuvo en el grupo de Boston, queda eclipsado.
Pero el grupo de Boston no fue bien visto por nadie. Eso de que diputados opositores y oficialistas se fueran a echar broma en la casa de Ted Kennedy, a reunirse con lo más rancio de la política norteamericana, era más o menos una locura.
-Pero fue por la polarización que había en el país, pero fue iniciativa de la embajada norteamericana para tratar lidiar con problemas entre los gobiernos, estableciendo puentes de amistad entre Congreso Norteamericano y Asamblea Nacional. Eso les permitió conocer la importancia del diálogo cordial para romper algunas barreras, incluso violentas.
Barreras que luego retornaron más duras, graníticas…
-Sí, pero debido a otro proceso político. No solo el paro petrolero, sino el boicot a las elecciones parlamentarias. En mi percepción, Nicolás Maduro cambió. Jamás pensé que ocuparía la presidencia. Lo que veo es que le ha costado muchísimo ocupar ese gran camisón. Pero también es un individuo complejo, al que hay que comprender para no subestimar, porque la subestimación es una forma de ignorancia que juega con la inteligencia de la otra persona, quien no podrá reaccionar de una forma racional. No es un tonto. Es muy hábil. Lo que pasa es que no es un Heinrich Himmler… no es su caso. Es un civil que excepcionalmente logró escalar en una estructura militarizada, que es el chavismo y eso se debe a su habilidad para controlar emocionalmente algunas cosas, pero más que todo a su aprendizaje junto a Chávez. Fue el canciller que duró más tiempo en ese cargo. Acompañó a Chávez en sus viajes y su pareja, Cilia Flores, fue la abogada de Hugo.
¿Cómo nace este libro, cuál fue tu idea inicial?
-Tiene que ver con mi regreso a Venezuela en 2005. Trabajaba con la BBC de Londres y también fue una comisión que me hizo Juan Carlos Zapata para Descifrado, de entrevistar a los principales líderes del chavismo. Para mí, fue una oportunidad de oro; pude conocer a muchos de ellos, entre otros a Nicolás Maduro, quien me pareció excepcional porque no tenía ese aspecto como de servil empresario de contrato que busca el “negocio”, sino que me pareció un político cercano a Chávez que tenía un lenguaje muy particular; muy amistoso y religioso. De todos, era el único que utilizaba términos religiosos, más que todo al referirse a encuentros y anécdotas con Chávez. Y, pues, esa cosa tan exótica de seguir a Sai Baba. En ese momento, él (Maduro) estaba llegando de la India y eso lo había marcado mucho. Todo eso es parte del pasticho que tiene en la cabeza y que trata de ganar argumentos para su discurso político, que es también religioso.
¿Te pareció que era supersticioso?
-No creo que solo sea supersticioso. Un comunista hoy en día solo puede ser supersticioso. Pero él sabe que la construcción de un liderazgo político con una base religiosa puede crear una amalgama que llevaría a la maximización de recursos para crear un régimen casi sin límites. Y eso fue lo que aprendió alrededor de Chávez, quien era también un líder religioso que manejaba la razón y la fe, más que la razón para tocar la conciencia ciudadana. Eso fue construyendo esa figura mítica en Chávez, a quien él no pretendía suceder en el cargo, sino convertirse en su sacerdote principal.
¿Tuviste un solo encuentro con Maduro?
-No, todo esto que te he dicho es basado en nuestro encuentro inicial. Luego lo entrevisté nuevamente y conversé con Cilia Flores, con sus hermanos, amigos; gente del partido, de su pasado. Posteriormente, cuando Chávez le levanta la mano retomo el tema; nuevas entrevistas, investigaciones para completar el retrato. Porque, debo aclarar, mi intención nunca fue la de escribir una biografía sino un reportaje, un retrato.
¿Dirías que es una suerte de party crasher o, en este caso, un power crasher: el tipo que se colea y termina siendo el centro de atención?
-Sí, él entró becado a Cuba, luego al Metro, al sindicato; visita a Chávez y se convierte en personal de confianza… y fue ascendiendo con paciencia y se metió con mucha suerte.
El "legado" de Chávez que Maduro empeora
Al permanecer en la OEA, seguirán bajo observación, mientras el rechazo popular sigue creciendo
MARTA COLOMINA | EL UNIVERSAL
domingo 15 de septiembre de 2013
La indefensión sentida por los venezolanos ante la ausencia absoluta de un gobierno medianamente eficaz para atender los terribles problemas del país, como el apagón que dejó sin luz a 18 estados y paralizada a Caracas (sin electricidad, metro, agua ni seguridad) ha sido la gota que rebasó la muy larga paciencia de los venezolanos con el más incapaz y corrupto de todos los gobiernos. Frente a las cifras oficiales escalofriantes sobre inflación (la anualizada 45,4% y la de alimentos en 55%: hoy comer cuesta 65% más que hace un año); aumento de la escasez (20%); inseguridad (2013 concluirá con 25 mil muertes violentas); salud: hospitales sin insumos, ni equipos para el cáncer y otras enfermedades; males endémicos en aumento como la malaria (54.381 personas y dengue 3.267 en lo que va de 2013); el derrumbe de Pdvsa y el estallido del dólar paralelo casi ocho veces por encima del invisible $ regulado, Maduro corre dos veces a Cuba en una semana para recibir órdenes. Va acorralado por el "colapso total de Venezuela", no planificado por la Casa Blanca y la oposición venezolana como él dijera, sino por el saqueo al que ha sido sometido el país por una revolución delincuente que dilapidó ingresos superiores a un $ billón 600.000 mil millones en corrupción, financiamiento político interno y externo y compra de chatarra militar. Venezuela está hoy sin carreteras ni autopistas; sin hospitales (están acabando con las clínicas privadas también); sin escuelas; con su agricultura e industria en ruinas y con una deuda externa que supera los $200 mil millones, según cálculos de los expertos. Mientras Maduro anunciaba la creación del "Noticiero de la Verdad"que será retransmitido en cadena para denunciar los "saboteos" (no le bastan los más de 800 medios oficiales y amordazado con amenazas de confiscación a los audiovisuales privados), en 18 estados siguen los apagones por graves fallas de transmisión y en Caracas se incendiaron varios transformadores que dejaron sin luz a numerosas zonas de la ciudad. Recordemos que todas las instalaciones eléctricas están militarizadas.
Las redes sociales son estos días un hervidero de estadísticas provenientes del BCV y otros organismos públicos "dignas del libro Guinness" sobre el "legado" destructivo de Chávez y los apabullantes estropicios de Maduro. Con especial indignación los internautas reproducían noticias sobre los cientos de $ millones que Chávez regaló a Cuba, Nicaragua y Bolivia para subsidios eléctricos y carreteras. Cuando Chávez llegó en 1999 había 16 ministerios; en 2013 hay 36 (se incrementaron en 125% con varios añadidos por Maduro como cuota de los grupúsculos internos). Había 900 mil empleados públicos, ahora son 2.300.000 (aumentaron 155% con fines electorales). Chávez recibió la tasa de cambio en Bs. 573,86 por dólar y hoy el $ Cadivi está en Bs. 6.300 (devaluación del 997,83%). Y como los $ regulados pocos los "ven", el $ paralelo multiplicó casi por 8 al de Cadivi. La producción petrolera en 1999 era de 3 millones y medio de barriles diarios (bpd) y Pdvsa contaba con 40 mil empleados; hoy produce apenas 2 millones trescientos mil bpd (32,27% menos) y cuenta con una nómina de 120 mil (300% aumento). En 1999 cada trabajador petrolero producía 87.000 bpd, ahora sólo 19.641,67 (la productividad disminuyó 342%). Entonces exportábamos 3 millones de bpd. Ahora entre lo que se regala a Cuba y Petrocaribe y lo que se vende a precio de gallina flaca a China ($ ya gastados) la exportación pagada en efectivo es de unos 800 mil barriles. Ramírez ha destruido Pdvsa: sigue la pudrición de Pdval; en un año aumentó 92% la importación de gasolina y derivados de EEUU y acaba de perder la demanda deConoco Phillips ante el Ciadi que podría costarle a Pdvsa $10 mil millones.
La tasa de homicidios ha crecido en 382%; el 97% de los delitos quedan impunes; el ingreso real de los estratos D y E refleja una caída del 14% y 13% según Datos. La regaladera externa supera los $ 60 mil millones. En Venezuela 70% de los jóvenes de la educación pública no se gradúan de bachiller. Cuatro millones de niños están fuera del sistema educativo. El país exportaba café, arroz y otros, hoy los importa mayoritariamente. En la administración pública ocupan cargo de alto nivel 2.200 militares y unos tres mil más en cargos medios y bajos.
La ONU, las ONG, federaciones de juristas y demócratas han criticado el retiro de Venezuela de la CIDH de la OEA, práctica de las dictaduras del mundo para perseguir y encarcelar impunemente a quienes se le oponen. Propósito vano porque, al permanecer en la OEA, Maduro y su banda seguirán bajo observación, mientras el rechazo popular crece como la lava de un volcán.
mcolomina@gmail.com
Las redes sociales son estos días un hervidero de estadísticas provenientes del BCV y otros organismos públicos "dignas del libro Guinness" sobre el "legado" destructivo de Chávez y los apabullantes estropicios de Maduro. Con especial indignación los internautas reproducían noticias sobre los cientos de $ millones que Chávez regaló a Cuba, Nicaragua y Bolivia para subsidios eléctricos y carreteras. Cuando Chávez llegó en 1999 había 16 ministerios; en 2013 hay 36 (se incrementaron en 125% con varios añadidos por Maduro como cuota de los grupúsculos internos). Había 900 mil empleados públicos, ahora son 2.300.000 (aumentaron 155% con fines electorales). Chávez recibió la tasa de cambio en Bs. 573,86 por dólar y hoy el $ Cadivi está en Bs. 6.300 (devaluación del 997,83%). Y como los $ regulados pocos los "ven", el $ paralelo multiplicó casi por 8 al de Cadivi. La producción petrolera en 1999 era de 3 millones y medio de barriles diarios (bpd) y Pdvsa contaba con 40 mil empleados; hoy produce apenas 2 millones trescientos mil bpd (32,27% menos) y cuenta con una nómina de 120 mil (300% aumento). En 1999 cada trabajador petrolero producía 87.000 bpd, ahora sólo 19.641,67 (la productividad disminuyó 342%). Entonces exportábamos 3 millones de bpd. Ahora entre lo que se regala a Cuba y Petrocaribe y lo que se vende a precio de gallina flaca a China ($ ya gastados) la exportación pagada en efectivo es de unos 800 mil barriles. Ramírez ha destruido Pdvsa: sigue la pudrición de Pdval; en un año aumentó 92% la importación de gasolina y derivados de EEUU y acaba de perder la demanda deConoco Phillips ante el Ciadi que podría costarle a Pdvsa $10 mil millones.
La tasa de homicidios ha crecido en 382%; el 97% de los delitos quedan impunes; el ingreso real de los estratos D y E refleja una caída del 14% y 13% según Datos. La regaladera externa supera los $ 60 mil millones. En Venezuela 70% de los jóvenes de la educación pública no se gradúan de bachiller. Cuatro millones de niños están fuera del sistema educativo. El país exportaba café, arroz y otros, hoy los importa mayoritariamente. En la administración pública ocupan cargo de alto nivel 2.200 militares y unos tres mil más en cargos medios y bajos.
La ONU, las ONG, federaciones de juristas y demócratas han criticado el retiro de Venezuela de la CIDH de la OEA, práctica de las dictaduras del mundo para perseguir y encarcelar impunemente a quienes se le oponen. Propósito vano porque, al permanecer en la OEA, Maduro y su banda seguirán bajo observación, mientras el rechazo popular crece como la lava de un volcán.
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